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Ancient Egipt por desire nemesis

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Notas del capitulo:

Yukito le fue dando instrucciones mientras los días pasaban y en las mañanas Joey servía a su faraón en su baño. Cuando los demás los dejaban solos se acercaba a la piscina y el castaño lo halaba al agua y ambos estaban juntos por al menos media hora hasta que el ojos azules debía retirarse a sus deberes.

 

Ese día el castaño no lo llamó a la piscina porque tenía asuntos de estado muy temprano. Joseph se sentía algo nervioso y triste de que el otro no le hubiera llamado. Sentía cierta congoja y nerviosismo y su maestro lo notó.

Yukito le fue dando instrucciones mientras los días pasaban y en las mañanas Joey servía a su faraón en su baño. Cuando los demás los dejaban solos se acercaba a la piscina y el castaño lo halaba al agua y ambos estaban juntos por al menos media hora hasta que el ojos azules debía retirarse a sus deberes.

 

Ese día el castaño no lo llamó a la piscina porque tenía asuntos de estado muy temprano. Joseph se sentía algo nervioso y triste de que el otro no le hubiera llamado. Sentía cierta congoja y nerviosismo y su maestro lo notó.

 

¿Acaso estás así por el Faraón?—preguntó con agudeza Yukito sacándolo de su ensimismamiento mientras ambos platicaban placenteramente en los jardines abovedados. Es decir. Tsukishiro se había percatado de que el otro no le prestaba atención cuando hablaba pero lejos de molestarse el sacerdote de la luna esperaba paciente lo que Joseph tenía para explicar.

 

El joven esclavo le había tomado cariño a su tutor porque no lo trataba como a un esclavo sino como a otra persona común a él por lo que ambos se sentaban a charlar por horas mientras el sacerdote le daba consejos de como comportarse y a veces hasta Joey los seguía. Un poco.

 

Se nota en tu mirada—dijo el peligris con una sonrisa cortes en su cara.

 

No es nada—dijo el rubio tratando de esquivar su mirada castaña.

 

Ultimamente te has vuelto muy unido al Faraón Kaiba. ¿No es asi?—preguntó Tsukishiro haciendo que el otro pegara un respingo. ¿Acaso él sabía…? Negó para si mismo sabiendo que el otro era incapaz de pensamientos o acciones impuras.

 

Esa noche iba a acostarse cuando unos sirvientes aparecieron en su puerta diciendo que el Faraón lo solicitaba. Lo llevaron por un camino que él no conocía hasta un lugar con una puerta sencilla pero en el contramarco se veían dos águilas doradas unidas por sus alas extendidas y sobre estas un medio disco, el símbolo de Ra, esos debían ser los aposentos privados del regidor del Nilo y señor de la casa de los faraones.

 

Wheeler se sintió nervioso ante la inmensa importancia de entrar a las habitaciones privadas de su majestad. De algún modo sabía que era un paso importante para él pues pocas personas eran admitidas en el mas privado de los lugares del faraón. Solo su servicio más privado penetraba por esa puerta.

 

Entonces entró mirando todo lo que lo rodeaba con ansiedad y admiración para de pronto encontrar una amarga visión unos pasos más alla de donde estaba.

 

Seth Kaiba estaba recostado en su gran cama con al menos tres de los miembros de su servicio que se reían, le acariciaban y le daban fruta en la boca mientras otras dos escanciaban vino en una copa.

 

¡Ven aquí esclavo!—lo llamó el faraón.

 

Joey se sentía humillado. Sabía que no tenía derecho a sentirse así. Que de ningún modo sería el primero o el último servidor de la casa Kaiba que pasara por su cama pero su orgullo no podía admitir que lo juntara así con los demás.

 

Seth frunció el ceño y le ordenó de nuevo--¡Ven!—entonces los ojos mieles le desafiaron como antes y sin decir palabra se volvió para traspasar la puerta. Unos guardias le cerraron el paso con sus lanzas bien prestas pero sin apuntarle, solo se pusieron en su camino.

 

¿Puedo obligarte sabes?—repitió la antigua amenaza Kaiba.

 

Joseph se medio volteó y contestó tensamente—Puedes hacer que me metan en esa cama, incluso pueden sostenerme mientras me fornicas pero jamás en la vida me meteré en esa orgía por voluntad propia—su voz destilaba veneno en cada sílaba y sus ojos estaban oscuros por la tristeza no admitida, sus manos cerradas en un puño eran evidencia de lo frustrado que estaba por no ser capaz de hacer lo que se le viniese en gana y soportar tal insulto.

 

Por ser de donde eres creí que eras una persona de mente abierta—dijo el joven castaño.

 

Y yo que eras una persona menos idiota—contestó el esclavo.

El faraón lo miró unos segundos con sus zafiros antes de decir--¡Déjenlo ir! Al cabo que no es necesario para la fiesta. Arruinaría el ambiente—luego de dicho esto los guardias se separaron de la puerta y el rubio dejó los aposentos con sus ojos anegados de lágrimas de frustración sin que nadie más pudiera verlas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Escuchó susurros y sonidos apagados mientras despertaba en su oscura habitación de piedra que solo tenía una alta ventana por la que se divisaba una estrella. Se restregó los ojos rojos de llorar hasta la inconsciencia toda su miseria.

 

La sencilla puerta de madera que guardaba su morada de servicio fue abierta de golpe y tardó unos segundos en comprender quien era la persona que había entrado. Alguien en el fondo del pasillo decía “pero es el faraón” con asombro.

 

El castaño se arrodilló al lado de la cama que consistía solo de un hato de paja rodeado de tela. La mano del ojos azules se posó bajo su mentón para levantar su cara y mirarlo a los ojos.

 

¿Acaso crees que por tenerte a ti no tendré a otros? No deberías portarte con tanta insolencia. Veo que las clases de mi querido Yukito no te han servido—dijo el faraón dejando su mentón para levantarse pues se había agachado--¿Crees que tienes derecho a rechazarme?—

 

Tal vez no lo tenga pero lo haré—contestó el desafiante rubio.

 

Seto miró sus melados ojos combativos y recordó otros como aquellos. Unos a los que no le había importado quien era él. Unos que lo miraron una vez como un igual.

 

Era cierto. Ese joven esclavo sin consciencia del peligro se portaba como ese gigantesco gato y es por eso tal vez que lo dejaba vivir, se dijo Kaiba mientras le devolvía la mirada.

 

Si crees que vas a hacer lo que quieras en mi palacio estás muy equivocado esclavo—dijo mientras se agachaba y tomaba su rostro de nuevo aunque no era necesario porque desde que sus ojos se encontraron el otro no apartaba su vista de la de él.

 

De pronto sus labios se unieron con la fogosidad del Sahara.

Notas finales:

Espero les guste el cap

a los de Tsubasa Reservoir Chronicle

Especialmente a Fleir

les dire que mas adelante se da el Touya x Yukito

que no desfallezcan pues la historia se parte dentro de poco

perdonen el hacerlos esperar

a los pupyshipperos

preguntarles si les gusta como estan manejando las cosas estos dos

un beso grande y mata ne

n.n


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