8 años más tarde.
Tebas. Capital de Egipto.
Una nueva república se ha abierto paso al otro lado del mar, de improviso atacó y venció a los otrora poderosos aliados egipcios, los griegos. Su nombre empezaba a ser reconocido en toda la tierra, provenía de una pequeña aldea que se convirtió en ciudad y luego fue la base de todo. Roma.
Los romanos se habían expandido y muchos lugares que antes contenían a otros reinos, otras culturas y religiones terminaron bajo su égida. Se hablaban de que eran excelentes soldados en combate y que también eran muy serios aunque no aburridos pues sus dioses paganos también permitían toda clase de licencias.
Su flota estaba haciendo estragos en el Egeo contra los últimos contrarrestantes griegos cuando una de sus legiones posó sus pies en Alejandría, el puerto principal de Egipto y optó por enviarle un mensaje al mismo Faraón. Uno de los tribunos, que comandaba la legión en esos momentos, pues cada legión tenía 6 tribunos que se turnaban para comandarla, envió una petición de encontrarse con el supremo regidor del Nilo, lo que le fue concedido.
Este hombre, un aristócrata romano de mas edad que el ojos azules se presentó ante él con regalos y palabras amistosas pero los ojos fríos del monarca no se dejaban encandilar.
Entonces pretende que deje a sus hombres apostarse en mi sagrado territorio—le dijo—No veo porqué hacerlo—
Disculpe Faraón pero he sabido de sus multiples intentos por detener a los cobardes tuareg que planean revelarse a sus deseos y que unidos a otra tribu de salvajes, los bereberes, hacen estragos en sus propiedades y mantienen en vilo a su gente—dijo el tribuno Cayo Silvio—Por otro lado los fenicios no dejan de atacar sus rutas de comercio y provisiones desde el antiguo imperio griego. Es una lástima que dependan de la flota griega para su suministro de mercancía de lujo y medicinas alternas. Ahora que esta se ve imposibilitada de darles lo que ustedes tanto buscan como las especies del lejano oriente. Con nuestra ayuda la ruta de comercio puede reabrirse y mantenerse segura—
Entiendo—dijo el faraón mirando al hombre con cierta afrenta en su interior. Era una advertencia velada. Solo ellos podían proporcionarles ahora una ruta segura. Egipto carecía de flota propia. Sus barcos solo eran aptos para el río pues siempre habían dedicado sus esfuerzos al interior. Los extranjeros les traían cosas para vender. Ellos no iban a por ellas.
Muy bien. Les otorgaré permiso de moverse por Alejandría pero por ningún lugar más. De nuestros asuntos internos nos ocuparemos nosotros—dijo el castaño.
Como desee. Pero sin ofender. He oído que aunque sus hombres son bravos guerreros no son una fuerza tan organizada como la nuestra. A veces el número no es lo que cuenta y si nos permite asistirlo en alguna manera probaremos nuestro valor como aliados del Faraón y su glorioso imperio. Nosotros hemos optado por cambiar nuestra definición de nosotros mismos y los miramos como un imperio hermano, con el que podemos auxiliarnos mutuamente en caso de necesidad—dijo Cayo Silvio.
Seth lo miró con desprecio. ¿Cómo podía asegurar que su pequeño intento de reino surgido de una mugrosa aldea en las montañas podía compararse con el sagrado imperio de Ra? Le daban ganas de mandarlo a azotar. Su respuesta fue un mohín de lado con la boca que el tribuno supo interpretar con astucia. No importaban las ganas del otro no lo haría porque de algún modo aunque no respetaba su procedencia había oído hablar de la fuerza del origen del otro y no podía permitirse meterse en otro problema sin solucionar los internos y además cabia la posibilidad de que si atacaba a los romanos estos ofuscados se aliaran con los rebeldes en su contra.
Otra petición brotó de sus labios—¡Hijo de Ra! Algunos de nuestros hombres tendrían problemas en pisar sus tierras porque hay entre ellos esclavos que dejaron estas tierras y a sus dueños. Tememos que al llegar aquí sean oprimidos de nuevo pues nos han servido bien y quisiéramos otorgarles como premio una vida sin preocupaciones de ese estilo bajo nuestro comando. Son hombres que arriesgan la vida por Roma y por ello Roma quiere beneficiarlos—
Los esclavos son propiedad de sus amos y es justo que ellos deseen que les sean devueltos o obtener algo a cambio—habló el soberano.
Eso es más que justo y Roma también lo piensa, por eso hemos traído estos tesoros que esperamos que el Faraón halle adecuado como pago—dijo el Tribuno y después de decirlo hizo ademán hacia sus hombres que dieron señal a otros afuera de la puerta y que entraron cargando tres grandes cofres, los posaron en el suelo ante el faraón y luego los abrieron. Traían finas piezas de oro, de plata y exquisitas y exóticas telas todas ellas provenientes del antiguo imperio griego.
Faraón aceptó el intercambio diciendo que era un precio razonable por los esclavos cualquiera fuera la cantidad que estos fuesen.
Después de las conversaciones comenzaría el agasajo. Cayo Silvio dijo entonces—He de enviar por mis centuriones que esperan con mis tropas su respuesta, hijo de Ra—le dijo y el Faraón asintió.
Estaban en la terraza por lo que ambos vieron al soldati correr por los centuriones, el tribuno había traído a tres con él para no crear mala fortuna a los ojos de los egipcios.
Después de unos minutos Seth los vio llegar y apearse de una cuadriga, osea un carro tirado por cuatro caballos, se veía como un vehículo imponente aunque no tanto para el faraón que siempre utilizaba uno de seis. El trío bajó al pie de los escalones del palacio del faraón y comenzó el largo ascenso mientras el tribuno y el faraón los esperaban y conversaban de nada en particular.
Seth los miraba fríamente mientras el tribuno le conversaba de la ascendencia de ambos.
Uno lo conozco desde hace tiempo desde mis campañas en el norte, uno de ellos es un conocido muy estimado de él por ser su amigo en la infancia, se nos unió hará seis años y es un hombre espectacular, tal como mi querido Mark Auslis,…—decía mientras los hombres se acercaban a la puerta sin cerrar por donde los esperaban ambos, las caras no eran visibles por los cascos que ostentaban con penachos en forma de cola de pavo real y porque miraban hacia los escalones mientras conversaban--…su nombre es Joseph Wheeler…--dijo un momento antes de que la cabeza del susodicho se elevara y ambos se volvieran a ver a los ojos tras ocho años--…el de la izquierda es uno de nuestros colaboradores más exóticos diría yo, se trata de Asula Kin Omoto quien llegó con nosotros junto a Joseph… ¿Faraón se siente bien?—preguntó el mayor ante la cara de estupefacción de Kaiba.
No se preocupe Tribuno Cayo Silvio. El faraón solo esta sorprendido de que nos volvamos a encontrar—le dijo el rubio sonriendo a Kaiba con su desfachatez habitual.