Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No hay herida que un doctor espartano no pueda curar por Discord Di Vongola Arcobaleno

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Me siento obligada a subir rápido este capítulo por como esta el anterior :P KHR es de Akira Amano!

Era una mañana cualquiera en una pequeña ciudad en Japón, con su extraño nombre de Namimori que era realmente poco conocido estaba un pequeño niño castaño de ojos chocolate jugando en un pequeño jardín trasero con un auto de juguete rojo que se transformaba en un robot.

-¡Tsuna! – llamó Nana, asomando su cabeza por la puerta de la casa. – Tu padre vendrá hoy con tu abuelito con un invitado especial.

-¡El abuelito va a venir! – exclamó alegre el niño. - ¡Si!

Pasaron los minutos y algunas horas para cuando se dignaron por fin a tocar la puerta tres figuras masculinas a quienes Nana dejo entrar con mucho gusto. Primero entró un hombre que llevaba un bastón y parecía algo viejo para que luego entrara un hombre moreno pero rubio y un hombre pelinegro.

El pequeño Tsuna salió corriendo hacía los dos invitados para abrazarse a la pierna del mayor de todos.

-¡Abuelito!

-¡Oh! ¡Qué encantadora sorpresa! – afirmó el anciano, agachándose para levantar al pequeño castaño. - ¡Tsuna!

-¡Sí! – exclamó risueño el menor para notar la presencia de un desconocido en la casa, logrando que toda su emoción se esfumara y comenzara a temblar, llamando la atención del Nono.

-Tsunayoshi. – habló con voz comprensiva. - ¿Qué ocurre?

El menor solo atinó a esconderse del pelinegro tras el pecho del anciano, este se volteó para ver que en la dirección que se ocultaba su nieto era de donde estaba su amigo.

-Oh, Tsunayoshi. – dijo Nono, dándose la vuelta. – No tiene porqué temer. Victor es un amigo.

-¿V-Vino? – preguntó un aún tembloroso Tsuna.

-No, amiguito. – dijo sonriente el pelinegro. – “Vic-tor”

-¿“Vi-to”…?

-Bueno, al menos eso suena mejor. – dijo el de ojos azules a los demás adultos para crear una llama amarilla sobre su dedo índice y en lugar de espantar al menor de 5 años este simplemente comenzó a reír alegre.

Pasaron los días y “Vito” y Tsuna cada día se llevaban mejor, lo cual puso bastante celoso a Iemitsu quien descargó sus penas con bastante alcohol en el regazo de Nana mientras esta le sonreía de aquella manera tan dulce que tanto la caracterizaba.

Fue una noche solitaria donde algo marcó al pequeño Tsuna. No podía dormir puesto que había tenido una pesadilla y no quería estar con su madre y con aquel sujeto rubio al que le obligaba a decirle “papá”. Tampoco quería molestar a su abuelito por lo que fue a buscar a Vito pero Vito no estaba en su habitación por lo que, decidido, el pequeño infante buscó por toda la casa al pelinegro hasta que lo encontró por fin lo encontró. Había abierto la puerta que daba al patio trasero y vio como Vito admiraba el estrellado cielo nocturno desde el techo de la casa.

-¡Vito! – llamó el menor.

-Oh, Tsuna. – dijo el mayor, sorprendido de ver al pequeño castaño ahí.

-¡Te andaba buscando! – dijo este ara luego estornudar.

-Te vas a resfriar si sigues aquí afuera, Tsuna. – le dijo el mayor, bajando del techo de un saltó, cayendo como gato.

-¡Wow! – exclamó bastante impresionado el menor para comenzar a aplaudirle al pelinegro. - ¡Bravo!

-Gracias, pequeño escapista. – agradeció el mayor para tomar en brazos al castaño. – Pero es hora de ir a la cama.

-¡No! ¡No quiero! – gritó el pequeño, abrazándose con fuerza del pecho del mayor. – Quiero estar contigo.

-Tsuna… - dijo el pelinegro al notar como el pequeño en sus brazos temblaba.

-Y-yo tuve una p-p-pesadilla… - soltó entre tartamudeos y lagrimales. – Ho-ho-hoy unos niños m-me molestaron m-mucho, me empujaron y me decían cosas feas… soñé que mientras ellos me gritaban u-una gran planta negra me atrapaba y me tenía encerrado para s-siempre…

-Valla… – dijo el mayor mientras acunada al tembloroso niño. Había sido una pesadilla sorprendentemente fuerte para su corta edad. – Bueno… tú no estás solo. Tienes a tu mamá, a tu abuelito, a tu papá y a mí.

-¡Pero en la escuela estoy solo!

-Mmm… ya sé. ¿Qué tal si te doy un amiguito que siempre te acompañe?

-¿U-un amiguito?

-Si. Un amiguito.

-¿Qué me siga a todos lados?

-Si.

-¿Incluso a dormir?

-Si.

-¿Y a la escuela?

-También.

-¿Y al baño?

-Si quieres.

-¡Sí!

-Okey. – Le dijo mientras lo bajaba. – pero cierra los ojos.

-¡Okey! – exclamó contentó el castaño cerrando los ojos con bastante fuerza.

-Bien…

El pelinegro miró apresurado para todos lados hasta que lo vio, cerca de ahí estaba el pequeño cadáver de un camaleón bebé. ¿Qué que hacia allí? Ni idea pero eso no se lo preguntó ni a su cabeza, solo tomó el pequeño cuerpo del camaleón en su palma y, utilizando una flama amarilla que salió de su índice la volvió a la vida.

-¿Vito?

-¡Ah! ¡Si! ¡Ya voy!

Con la pequeña criatura reencarnada en manos la puso frente al niñito.

-Ya puedes abrir los ojos.

Y como le dijo, el menor abrió los ojos de par en par para apreciar al pequeño camaleón verde que le miraba curioso.

-¿Quién es?

-Eso depende de ti.

-Mmm… se llamará… ¡León! ¡Porque es un camaleón con corazón de león!

-Buena decisión, Tsuna. – admitió alegre el mayor, dejando que el pequeño animal se posara entre los alborotados cabellos castaños.

Y así ambos personajes se fueron a dormir ara levantarse aquel sábado y descubrir (por parte de Tsuna) que Victor, Iemitsu y Nono se irían ese mismo día por “asuntos de adultos”.

-No quiero que te vayas. – decía Tsuna, abrazándose al pelinegro bajo la celosa mirada del rubio que era olímpicamente ignorada.

-Lo sé, pequeño. – le dijo mientras le acariciaba los cabellos. – Pero tengo que irme.

-¡No! – exclamó comenzando a llorar el pequeño. - ¡Si te vas no vas a volver!

-¿Por qué dices eso, pequeñín?

-Lo siento en la barriga.

-¿Qué?

-Mi barriga me dice que esta será la última vez que te veré.

Victor, preocupado volteó a ver al Nono que tenía una mueca de sorpresa y angustia al igual que el padre rubio. Vito se agachó para estar a la misma altura que el más pequeño.

-Mira, pequeño… - le dijo, no sabiendo como comenzar puesto que quería decirle todo lo que sentía. – Es cierto. Probablemente no vuelva como tú dices, pero mientras tengas a León conmigo, una parte de mí siempre estará contigo.

-Te quiero, papá-Vito. – sollozó el castaño para arrojarse a abrazar al pelinegro.

-¿¡QUÉ!? – exclamó su verdadero padre.

-Yo también te quiero, Tsunayoshi.

Y ese fue el último día que pudo ver Victor.

-¡Aw! – grité levantándome de golpe de mi cama.

Jadeé con fuerza, desde que había traído a aquel hombre pelinegro no había dejado de pensar en él…

FlashBack

Estaba atrás viendo como mis amigos eran derrotados uno por uno hasta que noqueó a los 6, eso me hizo enojar, ver a mis amigos tirados en el suelo, lastimados, adoloridos… ni siquiera me di cuenta cuando mi puño se alzó con poder para noquear de un solo puñetazo al mayor. Lo miré en el suelo, realmente no había podido verlo con detenimiento por lo que saqué una pequeña lamparita de mi bolsillo y la puse para observar su rostro. Mis ojos no pudieron evitar abrirse como platos. Aquel rostro… no podía ser…

¿Acaso era él?

-Vito…

Pasé en una especie de trance para acercar mi mano a aquel pálido rostro definido, acaricie su frente y sus mejillas, iba a pasar a su cabello cuando noté algo raro, una patillas graciosamente rizadas que poseía “la víctima”.

-Tsuna… - llamó un adolorido Gokudera.

-No es nada. – solté, tomando una bolsa para colocarla sobre la cabeza del pelinegro, sin amarrarla. – Solo vámonos de aquí.

Fin de Flashback

No podía dejar de pensar en aquel doctor y en su increíble parecido con Victor.

Miré a León quien se había convertido en un reloj, era bastante temprano aún. No creía que nadie estuviera despierto a aquellas horas.

Su intuición le dijo que se equivocaba.

Alguien faltaba.

Se levantó una vez que León se posó sobre sus alborotados cabellos.

Gokudera…

No.

Yamamoto…

Tampoco.

Hibari…

Ni pensarlo.

Lambo…

Bueno, al menos su intuición funcionaba para encargarse de los traviesos de sus guardianes.

Se puso una capa y se subió la capucha por si acaso, salió de su habitación y del refugio hasta donde se encontraban el pasto y el aire libre donde normalmente jugaba Lambo con algún guardaespaldas e I-pin y Fuuta.

Caminó y caminó, rodeando el lugar hasta que empezó a oír voces, se acercó con cautela lo mayor posible.

-…Y entonces Lambo-sama se comió todas las manzanas del lugar por lo que luego le dieron todos los caramelos del pueblo por salvar el día…

La irreconocible voz de Lambo…

-Eso es mentira. – dijo una voz mucho más grave que la del niño vaca. – Seguramente al ver tantas manzanas saldrías corriendo por caramelo a buscar algo dulce y como frutas no te hace un héroe.

…Y un desconocido…

-¡Lambo-san no miente!

Tsuna se acercó aún a paso cauteloso para ver por fin como el pequeño Bovino hablaba con alguien de los que trabajaba en Vongola puesto que hablaba contra el vidrio pegado al suelo que funciona como un espejo.

-Lambo… - llamó.

-¿Eh? – preguntó el niño de ojos verdes. - ¡Ah! ¡Tsuna-nii!

-Lambo, ¿Qué haces aquí? – le preguntó el encapuchado.

-¡Gya! ¡Lambo-san vino a hablar con el Espejo parlante!

-¿Espejo parlante?

Tsuna volteó a ver la ventana que reflejaba con detenimiento.

Nada. Su intuición nunca antes había estado tan tranquila frente a un desconocido.

Al menos sabía que era una persona de confianza. Aunque se preguntara quien era, sabía que siempre podría confiar ciegamente en su súper intuición.

-Bien, Lambo, es hora de irnos. – avisó.

-¡Lambo-san no se quiere ir!

-Si vienes te daré unos dulces de una.

-¡Si! – exclamó alegre el menor mientras corría hacía el encapuchado quien le agarró en brazos. - ¡Lambo-sama tendrá muchos dulces!

-Si. Si. – afirmó Tsuna mientras se daba la vuelta, dándole la espalda a la ventana. – Muchos dulces para Lambo.

Pero con lo inquieto que es el Bovino aún por la mañana sin haber desayunado se lanzó sobre el hombro del castaño, logrando bajarle la capucha.

-¡ADIOS, ESPEJO PARLANTE! – despidió alegre el pequeño de ojos verdes.

Tsuna no podía dejar de sentir que esa persona era de extremada confianza por lo que se volteó y le sonrió a la ventana.

-Adios, Sr. Espejo Parlante. – despidió igualmente con una hermosa sonrisa. – Gracias por cuidar de mi hermanito.

-A-Adios…

Y así, Tsuna volvió a voltearse para subirse la capucha y encaminarse de vuelta a interiores con el pequeño niño vestido de vaca entre sus manos.

Y Reborn….

Él creyó por unos momentos que en aquellos largos meses había muerto he ido al cielo para poder ver a tan hermoso ángel de cabellos castaños y ojos chocolate.

Aun así, tuvo que salir de su ensoñación cuando llegaron la 6:00 a.m. para salir de su habitación, sin embargo, no pudo quitarse a ese ángel sin alas de la cabeza ni por un segundo.

-¿Reborn?

El mencionado volteó para ver el preocupado rostro de su buena amiga pelimorada quien con el pasar de los días se habían vuelto bastante cercanos.

-¿Sí, Chrome?

-Te notamos algo…

-Pensativo. – terminó el doctor chino.

-Estoy bien. – aseguró el pelinegro.

-…Reborn…

-¿Reborn kora?

Los tres voltearon para ver como un hombre rubio de ojos azules sonreía tras de ellos con una banda verde en la cabeza que tenía el número “01”.

-¿Colonello?

-El mismo. – confirmó el rubio acercándose al trio. – En carne y hueso kora.

-¿Qué haces aquí?

-Yo que sé kora. – admitió este, posicionándose entre ambos pelinegros. – Solo sé que al acabar una operación y salir del hospital alguien me noqueo para levantarme en una especie de celda kora.

-*Muy similar a lo que me ocurrió…* - pensó distraídamente el de patillas rizadas.

-Reborn kora. – llamó

-¿Qué?

-Todos han estado bastante reocupados por ti. – informó el rubio. – El pequeño Enma, Skull, las enfermeras… sobretodo Luce…

-Ah, está bien. – dijo para dejar con los ojos abiertos como platos al rubio. – Si me disculpan, quisiera ir a desayunar…

Así, el pelinegro se alejó de su nuevo grupo, dejando a Fon y Chrome con un loco.

-¡No puede ser! – exclamó después de 1 minuto el rubio. - ¡KORAAAAAAAA!

-¿Q-qué ocurre, Colonello-san?

-¿¡Acaso no lo notaron kora!? – cuestionó el ojiazul, bastante alarmado.

-¿Qué?

-¿Ni siquiera tú, Fon? – preguntó bastante emocionado el rubio. - ¡Debiste al menos haberlo sospechado kora!

-¿Qué cosa, Colonello? – pregunto cansado el de trenza.

-¡Es Reborn kora!

-¿Qué ocurre con Reborn?

-¡Reborn está enamorado kora!

Continuara…. <3

Notas finales:

Perdoname Kira DX Quería ponerlo como me dijiste pero hice las cuentas y Tsuna es demasiado joven para nisiquiera notar la diferencia entre el amor y un unicornio  gigante volador rosado que cague helado DX Además, también es bueno así, no? Es más difícil enamorarse de alguien que te recuerda a tu familia que a un viejo amor, no? Si es así MUAJAJAJAJAJA! Aww... haré sufrir a Tsuna D:

Espero sus comentarios! Por favor!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).