Era la cuarta vez que veía a Sherlock sentado en las gradas. Y debía reconocer que le encantaba lucirse en el entrenamiento si es que Sherlock estaba ahí. No era como si Sherlock estuviera viéndolo específicamente a él pero le gustaba pensar que era así.
En el momento en el que habían terminado las prácticas, John se decidió. Muy bien, apestaba un poco pero no podía y quería, perder el tiempo yendo a las duchas, así que se roció un tanto de desodorante para aparentar. Se colocó la mochila y salió tras de Sherlock, que ahora terminaba de bajar las gradas.
Creyó haber visto que su querido amor platónico le miraba de reojo mientras se acercaba a las gradas, era estúpido, no podía estar observándolo a él. Ya estando casi cerca se planteó la pregunta; ¿Qué demonios diría? La vez anterior había sido sencillo dado a que tenía que entregarle su libro ¿Pero ahora?
¡Mierda! Debía pensar y rápido. Decir solamente hola parecía bien, si, eso haría y vería que más pasaba después de que dijera su saludo, a menos de que Sherlock no lo hubiese estado viendo a él entrenar y lo odiara. La última opción era ligeramente exagerada por lo tanto intentó no preocuparse.
Sherlock estaba ya caminando para salir del campo pero entonces el gran mega idiota conquistador de John Watson lo impidió tocando su espalda para que le prestara atención. El otro chico de inmediato fijó su vista en John.
"Hola." John sonrió nerviosamente pero con confianza. No debía ponerse aun más nervioso o lo arruinaría.
"John..." Sherlock habló con una mezcla de miedo e incomodidad.
"Veo que me recuerdas." John se alegró ante ese hecho. Quería invitarlo a salir aunque eran mínimas las probabilidades de que aceptara.
"Eh no, digo s-sí. Lo siento es que tengo que irme."
Vamos John tu hermoso "crush" se irá y tu parado como estatua, ¡No! No podía permitirlo. Tendría su cita y a Sherlock le encantaría.
"¡No! No te vayas." Le detuvo justo a tiempo. "Perdona si te incomode, no fue mi intención."
Algo dentro de Sherlock decía que no debía estar más tiempo con John, le estaba mintiendo y eso le hacía sentir mal. Pero, deseaba con muchas ansias hablar con John, de verdad, escuchar su voz y no por mensajes.
"No me incomodaste, es que soy idiota." John soltó una pequeña carcajada. Aquello contagió a Sherlock de comodidad, si así siempre era John. "¿Querías decirme algo?"
"Si, es que como casi nunca te veo pero ahora viniste a ver el entrenamiento, eh bueno." Era más difícil de lo que pensaba, hablar con la persona que te gusta nunca es fácil. "Creí que podríamos tener un rato para platicar ¡O si quieres ir a algún otro lado esta bien! lo que tú quieras."
Sherlock sabía en que se estaba metiendo, no debía hacerle eso a John pero tampoco podía dejarlo así nada más, ya bastantes fuerzas había recogido el chico para poder hablarle de nuevo después de lo del libro.
"Podemos platicar sentados en las gradas." Sugirió ya menos nervioso.
"Me parece bien." Donde sea pero quiero estar con él. Sherlock había aceptado, eso era un gran avance.
Ambos jóvenes subieron hasta la mitad de las gradas sin pronunciar palabra. Una vez que estuvieron los dos sentados John quiso romper el silencio.
"Así que... ¿Te gusta el rugby?" Esa era una excelente pregunta para iniciar.
Sin embargo ahora Sherlock se encontraba en un gran aprieto. No buscaba una buena respuesta que no fuera si, era más que obvio que no le gustaba el rugby y tampoco le diría directamente que iba a verlo a él.
"Bueno no, no me gusta." La respuesta de Sherlock había alegrado a John.
"Oh ¿Entonces por qué vienes?"
Sherlock tuvo que contestar lo más creíble que se le pudo haber ocurrido.
"Es un experimento."
John notó algo extraño en esa contestación, ya la había escuchado antes pero en este instante no recordaba en donde.
"¿Qué tipo de experimento?"
El otro chico observó el horizonte tratando de pensar algo que responder mientras observaba la puesta de sol.
"Es de Física." Dijo sin titubear intentando no mostrar signos de que fuera una mentira.
"Quiere decir que eres estudioso."
"Algo así."
El ambiente ya no estaba tan tenso e incluso la conversación era más fluida en ciertos aspectos. La primera vez que tienes una conversación con tu amor platónico nunca puede ser tan fácil.
Sherlock intento no pensar en nada más y dejó que la platica tomara el rumbo que quisiera. Así fue como sen encontró a si mismo platicando con John más de media hora, casi lo que duraba cuando chateaba con él. El sol comenzaba a meterse y la puesta se podía apreciar desde el lugar en donde ambos estaban sentados.
Luego de que la luz del sol se fuera y lo noche llegara, ambos decidieron que era momento de ir cada quién a su edificio y habitación. Aunque en el fondo ninguno de los dos quisiera en realidad.
"Ya tengo que irme. Nos vemos luego John." Sherlock estaba a punto de dirigirse a bajar las gradas pero John aun no terminaba.
"¡Espera! Antes de que te vayas." John tragó saliva. "No sé... tú... ¿Me darías tú número?"
Eso no era bueno, la mente de Sherlock automáticamente entro en Shock, claramente no podía darle su número de celular ¡Eso era imposible! Tendría que darle -de nuevo- una excusa a John.
"No puedo, no me sé mi número." Ahora sería mucho mucho más difícil decirle la verdad a John. "Te lo puedo dar luego."
"Ah, luego estaría bien. No hay problema."
Sherlock pudo notar que John se había desanimado, eso le hizo sentir tan mal, no le gustaba ver a John así. Carajo, le gustaba demasiado ese idiota.
"Vamos, bajemos las gradas." John avanzó unos cuantos pasos no muy lejos de el otro chico.
"No aun no." Y aunque había susurrado fue un poco audible para John.
Al momento en que John volteaba para mirar de nueva cuenta, Sherlock lo se acercó hasta el rostro del otro chico para plantarle un beso en los labios, no había sido tanto un beso, tan solo un pequeño roce y Sherlock se había despegado rápido pensando en lo que John diría. Admiró como John tragaba saliva nervioso, se habría de sentir bien que tu "crush" te besara antes de la primera cita.
"Ahora si podemos bajar las gradas." Sherlock decidió hablar y se fue todo recto para comenzar a bajar e irse a su habitación.
Ya habiendo bajado pudo escuchar un grito desde arriba que obviamente era de John.
"¡Te veré en el próximo entrenamiento!" John había gritado muy contento aun en las gradas.
Sherlock sonrió pues sabía que había hecho a John feliz y eso le complacía.