¿Qué planeas hacer?—preguntó el rubio aún en pie de guerra mientras el joven Yugi llegaba junto a su hermano.
¿Acaso no es obvio? Este tipo me lo arrebató todo, es impensado que lo deje ir así como así—dijo el castaño sin darse cuenta que las palabras de él repercutían en el alma del otro.
“…me lo arrebató todo…”
Nada que añadir. Kaiba nunca lo vería con la suficiente importancia como para considerarlo un algo. Su mano bajó al igual que su respiración y después de tomar una inspiración fuerte comenzó a separarse de él.
¡Oye! ¿Qué haces?—preguntó el castaño reteniéndolo.
¿Qué te importa?—preguntó de pronto el dolido esclavo, lágrimas de rabia asomaban en sus ojos—Yo no tengo nada que ver contigo—añadió molesto.
¿De que hablas perro? ¿Cómo te atreves a decir…?—preguntó sorprendido el ojiazul.
¿Acabas de decir que ese tipo te lo arrebató todo, no? Entonces yo no tengo nada que ver conti…--dijo con rabia el ojos mieles antes de ser interrumpido por Atem.
¡Eres incluso más obtuso de lo que creí! ¡Jajajajaja!—rió el sacerdote y el rubio lo miró—¿Acaso crees que el dueño del alto y bajo Egipto, el hijo de Ra, pondría en peligro su magnífica vida por algo que no considera valioso? Al igual que tú ese idiota trata de aparentar pero por desgracia para él en mí eso nunca hizo efecto. Sabía que tu serías su desgracia. Se lo advertí al consejo… ¿Por qué si no piensas que él te hizo irte? Temía perder la corona si todos se daban cuenta de que un hombre y encima un esclavo, era su preferido. Además atentabas con el buen progreso del matrimonio que servía a Egipto. ¡En suma eras un estorbo!—los ojos de Joey se apagaron--¿Qué tan tonto puedes ser? Veo que mi primo no sabe elegir bien con quien se acuesta. El faraón tenía dos opciones para sacarte del camino antes que perder su reino, creo que escogió la mejor para ti—
Entonces Joseph entendió de que estaba hablando el ojivioleta y levantó su vista para mirar al que lo abrazaba con fuerza—Tú…--el otro desvió la vista molesto, indicio claro de que era como pensaba.
Pero tu hiciste que casi me mataran cuando escapé el…--dijo turbado el rubio.
¿Qué? ¿Esos guardias? No hubieran hecho tanto si cierta carta hubiera llegado—dijo feliz el villano.
¿Carta?—preguntó Joey.
Así que fuiste tú—dijo Seth furioso.
¿Y quien más? Aunque fue mejor así… el destino es dulce con quien confía en él—dijo casi alegre Yami mientras ponía una mano sobre el hombro de su hermano.
Estas demasiado tranquilo—dijo el faraón mirando los ojos violetas.
¿De que carta habla?—pidió explicaciones el melado al regidor de Egipto.
De la que él envió con un pájaro para que no te mataran… lamentablemente algo le ocurrió al pájaro mensajero—le explicó el sacerdote.
Tú la…--dijo el faraón.
Yo no—contestó el sacerdote de Amon-Ra y palmeó el hombro de su hermano—Mi hermanito es muy buen arquero. ¿Sabías?—preguntó con retorcida sonrisa Atem mientras Seth se preguntaba porque se veía tan poco preocupado, después de ver que su plan se iba al caño. ¿Acaso hacía tiempo para algo?—
¡Yugi! ¡Hermano!—entró Mokuba en ese momento y la sonrisa del malvado se ensanchó.
“Justo como pensé” se dijo con ojos victoriosos mientras el niño entraba a la cueva de los leones.