Año 2014 d.C.
Estaba en el receso junto con sus amigos, su alta figura se perfilaba por encima de todos los demás que caminaban por el pasillo del instituto.
¿Sabes que oí? Hoy llegará un transferido—le dijo su amigo al alto y moreno.
¡Oh, no!—dijo el que estaba recargado en el ventanal con cara de hastío antes de sorber de su lata de refresco--¡Odio a los que transfieren a esta altura del año! O son idiotas o bobos—
¡Que cruel eres Touya!—dijo su amigo riendo.
No es crueldad es la verdad Misifu—dijo Kinomoto separándose del ventanal de golpe mientras lo miraba. De pronto sintió un golpe y vio como desde atrás suyo una catarata de libros caía. Se dio cuenta de inmediato que había derribado a la persona que traía dichos libros y volteando pidió disculpas mientras también se agachaba para empezar a recoger los libros. Entonces su mirada se encontró con un pálido rostro coronado de cabello gris y con dos gemas castañas. Algo pesado pareció aparecer en su pecho de pronto que hizo que le doliera. Había logrado levantar un libro y el otro muchacho, de lentes, lo agarró también rozando su mano y logrando que un estremecimiento eléctrico recorriera el cuerpo del pelinegro que se lo quedó mirando.
¡No! ¡Fue mi culpa!—le dijo el ojos marrones mientras se levantaba con el puñado de libros en la mano—Perdón—fue lo único que agregó antes de hacer una reverencia y marcharse.
¡Qué chico tan mono!—dijo una de las amigas de Touya Kinomoto sonriendo mientras veía al chico alejarse.
¿Dónde se escondía ese bombón?—dijo una de las chicas que pasaba cerca mirando la espalda del espigado peligris mientras este se adentraba en la institución.
Más tarde Touya algo disgustado consigo mismo miraba por la ventana sin poder concentrarse en nada mientras esperaba que el profe de historia llegara al salón. Su voz diciendo “buenas tardes chicos” apenas resonó en su conciencia. Luego fue seguido por un “Voy a presentarles a un nuevo estudiante” que apenas hizo mella en sus oídos mientras traqueteaba con su lapicera en su escritorio. “El es Yukito Tsukishiro” añadió para sus oídos casi sordos.
¡Oye!—le chistó Misifu--¿No es ese el chico del pasillo?—preguntó y entonces el pelinegro volteó con ganas.
Allí junto al profesor estaba esa persona mirando a todos con gentileza y una sonrisa cordial. Eran tan diferentes el uno al otro parecía pero una extraña sensación se apoderaba de él cuando lo veía.
Mas tarde en el tercer receso los amigos de Toya y él hablaban en el mismo pasillo y Misifu le preguntó--¿No te parece algo escuálido el nuevo?—
Para mí esta bien—dijo fingiendo poco interés el joven pelinegro.
¿Pero si dijiste que debía ser idiota o bobo?—preguntó sorprendido el de pelo naranja. Luego puso cara de susto y después una sonrisa boba mientras miraba tras Touya y dijo--¡Hola!—
El pelinegro volteó presintiendo de quien se trataba y se encontró con la cara del peligris que había oído semejante cosa—Yo…--trató de explicar pero el otro solo lo miró amablemente.
¡Iré a comer!—dijo antes de seguir su camino.