Entró a su casa y observó con atención el lío a su alrededor. Cualquiera hubiera pensado en su lugar que entraron a su hogar y habían revuelto para robarle.
Pero los ladrones intentan la mayoría de las veces escapar al ser descubiertos. No gritan un “¡Hola!” como si nada y se quedan leyendo su manga preferido.
Naruto Uzumaki se encontraba en medio de la habitación repatingado en la única cama toda revuelta y sin tender con las piernas cruzadas y la espalda acomodada en una almohada mientras su cabeza se apoyaba en la pared, junto a él había un cartón de leche tirado en el suelo y una bolsa de papitas en su regazo.
¿Qué es este desastre, Naruto?—dijo con un ronquido algo peligroso el Sasuke original a su nuevo compañero de vivienda.
¿Desastre?—preguntó el aludido como si fuera una novedad y miró a su alrededor.
¡Limpia esto ahora mismo o aprenderás la definición de “sin techo”!—dijo el pelinegro conteniendo su ira.
¡Ya voy! ¡Ya voy! ¡Datebayo!—dijo el ojos azules bajándose con pereza de la cama y de mala gana se puso a ordenar.
¡YA VEO QUIEN ES LA NOVIA AQUÍ! ¿LE COCINARAS ALGO RICO A TU AMORCITO LUEGO?—exclamó Kurama burlándose de Naruto. Este puso cara de pocos amigos y alguien llamó a la puerta.
Mientras el pelinegro se preguntaba quien podía ser el rubio ya había llegado a esta y la deslizaba para ver al que golpeaba.
¡Oye tu!—le dijo al otro sabiendo que la persona del otro lado se sorprendería mucho de encontrar a Naruto Uzumaki del otro lado de SU puerta.
Los ojos verdes miraron sin comprender la cara que le miraba--¿Naruto? ¿Qué haces aquí? ¡¿Estas molestando a Sasuke otra vez?!—gritó luego arremangándose muy enfadada, la pelirrosa.
¡Oye no, datebayo!—gritó esperando que parara, el rubio.
¡¿Entonces que haces en casa de mi Sasuke?!—preguntó ella furiosa mientras el otro levantaba sus manos en señal de “No me pegues”.
¡No estoy molestando!—gritó Naru.
¿Ah no?—preguntó Sakura dudándolo mucho.
¡Esta también es mi casa, datebayo!—gritó en su defensa el jinchuriki.
¿Tu…?—preguntó Sakura sorprendidísima.
¡Oye teme! Dile a Sakura que no te estoy molestando—dijo el rubio mirando para atrás.
¡Como si eso fuera posible!—le contestó el pelinegro furioso de que el otro se apoderara de su impecable lugar y lo convirtiera en asco, que abriera la puerta como si fuera su casa, que le dijera a todo mundo que vivieran juntos como si…
¡OYE! TU LINDA PRINCESITA UCHIHA ESTA HISTERICA. ¿SERÁ PORQUE NO LE DISTE CHACA CHACA POR LA MAÑANA?—preguntó el kyuubi muy bribón haciendo que Uzumaki se pusiera colorado.
¡Oye no!—dijo Naruto.
¿A quien le dices no?—dijeron ambos oyentes.
¡CREO QUE ALGUIEN ESTA EN PROBLEMAS!—canturreó el zorro.
¡Tú deja de meterte bola de pelos!—dijo el ojos azules y hubieran pedido explicación si no lo hubiera dicho en frente de Sakura Haruno quien no es famosa por pensar mucho cuando se siente insultada.
Lo siguiente que Sasuke Uchiha supo es que tenía otra ventana. Y lo siguiente que Naruto supo es que afuera hacía frío.
Mientras el ojos negros miraba por el oyo una mano se levantó desde un montón de tierra--¡Oye Sasuke!—dijo Naru.
“Sasuke no tienes porque levantarlo” iba a decir Sakura cuando el otro comenzó cansinamente a caminar en dirección a la mano enterrada y llegando a él jaló para levantarlo. Cuando el rubio estuvo levantado le sonrió bobamente al Uchiha y le dijo--¡Gracias bastardo!—
¡Idiota!—dijo el pelinegro mientras colocaba el brazo del otro sobre su hombro para llevarlo y miraba a un lado algo incómodo mientras sonreía.
Haruno al fin comprendió lo que no quería comprender. Lo que había visto en aquella posada. Su Sasuke quería a Naru tanto como Naru quería a Sasuke.
¡Me pegaste!—dijo el rubio sentado frente a ella en la mesa.
¡Tú tuviste la culpa, idiota! Tú…--dijo ella aun enojada con el de la cara con un cachete morado señalándolo.
¡Yo no…!—“te lo decía a ti” trataba de decir Naruto cuando inesperadamente un tazon de ramen se apareció ante él en la mesa.
A un lado miró y vio al pelinegro con los brazos cruzados, parado a su lado mientras el se sentaba tradicionalmente en una mesa baja, tenía la ceja alzada y una venita como si esperara que con eso se callara.
¡OYE! TU VIEJA SI TE CONOCE!—dijo el alegre Kyuubi.
¡Vete a…!—dijo el rubio mirando al pelinegro cuando el tic de Sasuke se hizo muy evidente--..recoger los honores! Esto debe estar delicioso. ¡Gracias Sasuke!—añadió antes de ponerse a comer con mirada un tanto incómoda. Sakura lo miraba enojada. Pero todo era fruto de la envidia. ¿Sasuke lo dejaba vivir ahí y encima le cocinaba? Este Naruto tenía la suerte de los mil demonios.
Mientras saboreaba la deliciosa sopa el ojos azules empezó a perderse en la exquisitez. ¡Sasuke si sabía cocinar! Era una sorpresa y una bendición el saber que sus días de gastarse su sueldo en el Ichiharu habían terminado.
¡MI MADRE SIEMPRE DECÍA! EL CAMINO AL CORAZON DE UN HOMBRE VA POR SU ESTÓMAGO—dijo el zorro.
¡Tu madre en vez de darte el pecho te daba la espalda!—le gritó el furioso jinchuriki mientras comía. De pronto se quedó helado. Ambos malditos se lo quedaron mirando pues dudaban de a quien había insultado.
En seguida la mano de Sasuke se extendió hacia él--¡Son cien monedas!—le dijo.
¡Pero eso es más de lo que cobra Ichiharu!—dijo el rubio sorprendido.
¡Pues ve a que te cocine Ichiharu! Son cien monedas—contestó molesto el ojinegro.
¡VIEJO! JAMÁS LA COMPARES CON OTRA. SUELEN PONERSE ASÍ. ESTA NOCHE DORMIRAS EN EL SILLÓN—dijo el bijuu.
¡Sasuke no tiene sillón!—gritó de pronto el enojado Naru con el bicho rojo.
Los otros dos se lo quedaron mirando.
Estooooooo—dijo el ojos azules muy incómodo.
La asombrada Sakura miró a los dos mientras Sasuke preguntaba--¿De que te habla ese zorro del demonio?—