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Mi Fantasía. por 691396

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Capítulo III

 

 

Un rodillazo en la entrepierna, podía escuchar el “Crack” imaginario de las nueces al romperse, sonrió.

-Ya lo había dicho –le agarró del cabello, quería que le mirara –no invadas mi espacio personal –sonrió aún más ante la expresión de dolor, que, para su malestar, duró poco tiempo.

- ¿Qué? Solo estaba inspeccionando si ya eres apto para soportarme –el rubio sonrió al decir esto, era más que obvio, que quería hacer algo más profundo que solo tocar.

-¡Aléjate de mí enfermo! Un golpe en el rostro del rubio acompañó la orden, un puño con tal fuerza que le tumbó, más para su desconcierto, no hubo lamentos, la risa envolvió el desolado salón.

-Parece que mi gatito tiene unas garras muy afiladas –sonrió mostrando la dentadura ensangrentada –me encantas así, disfrutaré domesticarte.

-Dije que te alejaras de mi –frunció aún más el ceño, su cuerpo se movió con rictus de pelea, no se paró a pensar en lo correcto, las patadas llovieron –No quiero que me toques, ni siquiera que me veas ¡Me das asco! –suspiró, cansado - ¡ahhg! –se agarró el cabello -hace mucho tiempo que no me sentía así de asqueado, pero te lo agradezco, gracias a ti pude liberar mi enojo –se burló con una sonrisa de lado, disfrutando el retorcer del cuerpo en el suelo, faltaba poco para el inicio de clases, volvió a suspirar –disfruta del suelo –escupió para irse.

-No tan rápido –el rubio le sostuvo del tobillo, aun tosiendo por las patadas en el estómago.

- ¿Qué? ¿Quieres más?

Una sonrisa se formó en los labios del rubio.

-El que tendrá más eres tú.

No tuvo tiempo de reaccionar, en un instante estaba en el suelo, con el zorro encima suyo, sosteniéndole los brazos a ambos lados, y metiendo su pierna en medio de las de él, ahora era el rubio quien se reía.

-Ya es momento de que te demuestre… -podía sentir la respiración pesada en su rostro –lo que es realmente el placer –No sabía si reírse, sentir miedo o curiosidad, lo dejó en intermedio.

-Me das asco –una voz sin sentimiento alguno -suéltame depravado- forcejeaba, era casi imposible zafarse de ese agarre, el rubio era muy fuerte.

Uzumaki mostraba una gran sonrisa mientras veía los intentos del Mendellier para zafarse, se saboreaba los labios.

- ¡Gracias por la comida!

Gritó a los cielos, comenzando a besar el cuello del azabache; aunque más que besar, lo estaba comiendo a mordiscos. El menor, al sentir ese tacto, comprendió, por fin, la situación en la que estaba, no era un juego y el asco que sentía se lo confirmaba con fuerza, haciendo aún más intentos por escapar, más eran inútiles, de un momento a otro, el rubio dejó de lamer el cuello para capturar los labios, los cuales no serían abiertos por su dueño, no para que ese degenerado introdujera su sucia lengua, pero el otro no se daría por vencido, movió la pierna, apretando el miembro del sometido y ocasionando que éste abriera la boca; Naruto disfrutó tanto sentir el interior de esa cavidad, se aferró a ella como queriendo arrancársela, más el joven no se quedaba quieto, le mordió hasta sentir la sangre inundar su boca y haciendo que se alejara adolorido, Sasuke le escupió en la cara. Tiñendo de rojo lo que parecía una piel perfecta.

-No quiero que nada tuyo me toque –de nuevo la risa psicótica se escuchó.

- ¡Que lastima! –se limpió el rostro -porque voy a meter en tu interior lo que más mío es.

Esto último sí que asustó al azabache, más en su mente una risa afloró ¿Era miedo? ¿Rabia? Su cuerpo temblaba ¿Impotencia? No, conocía lo que sentía, quiso reír, la dopamina inundó su cerebro, la frescura su cuerpo.

-Bueno –La voz del idiota se le hacía lejana –veamos cómo es tu hermoso juguetito –le vio lamerse el labio mientras movía más la pierna hacia adelante, causándole algunos gritos.

-Suéltame –se sorprendió de lo calmada que su orden salió.

-Ya, ya, tranquilízate –le hizo soportar aún más su peso –solo dolerá por unos momentos –ladeo la cabeza –o al menos eso me han dicho –sonrió, era extraño que tuviera una sonrisa tan inocente -.

Un mal movimiento fue todo lo que se necesitó, cuando Naruto, convencido de la rendición del otro, trató de inmovilizar los brazos de otra forma, Sasuke aprovechó, una patada en la parte más sensible le hizo libre, se burló de la lamentable criatura, tal vez una cicatriz más no le haría daño al presunto violador, una mano en el bolsillo, acarició el liso metal –no –negó, no lo haría otra vez, mejor, salió con calma, estaban en horario académico, no iba a levantar sospechas, más porque dentro de poco tendría clase y el rubio era su compañero, no tenía ganas de verle la cara, se iría a casa.

Vagó un rato, las calles estaban extrañamente solas, eso no le importaba ahora, estaba cansado, quería dormir.

Al llegar a casa, una sonrisa se formó, al menos allí estaría a salvo; o por lo menos, eso es lo que creía.

Estaba oscuro, como siempre, tiró la maleta en la entrada, se quitó los zapatos dejándolos en donde sea que cayesen y subió las escaleras del segundo piso, apenas llegó a la primera puerta, la pesadez del cuerpo se incrementó con el tiempo, se acostó en la cama que había allí, de todas maneras, ese cuarto no era de nadie, se quedó dormido apenas tocó la almohada.

Una sombra se vio entrar en ese cuarto, como un mal presagio el cuerpo dormido tembló, decidiéndose entre despertar o no, incorporándose al ver la silueta borrosa frente a él.

-Tranquilo –reconocía la voz, más su cuerpo no dejó la tensión, metió la mano al bolsillo, prevenido –solo vine a saludar -.

- ¿Cómo entraste?

-Padre me dio la llave.

-No tienes el derecho de entrar a esta casa sin autorización.

- ¿Por qué te portas así conmigo? - escuchó el tono bajo, suspiró, el otro ganaría un Oscar –sabes que te quiero mucho, además –se acercó –recuerda como nos divertíamos cuando eras pequeño -sonrió –me encantaba oír tus gritos, pidiendo que parara -.

- ¡LARGATE! –su cuerpo se crispó, le costaba respirar –No te soporto, no te quiero en mi casa -.

-Pero ¿Qué pasa? –la pregunta fue en extremo fingida -has cambiado mucho, antes eras más cariñoso –le sonrió –te gustaba que lo hiciera todos los días -.

-Me das asco –respiró profundo - ¿por qué recordarme eso ahora? –Le miró a los ojos, quería transmitirle todo el odio que sentía, apretó más fuerte el metal - ¿Por qué tienes que recordarme el abuso? -.

- ¿Abusar? No Sasuke, yo no abusaba de ti, te equivocas, yo disfrutaba de ti, que es muy distinto, me encantaba ver tu rostro lleno de dolor, oír tus suplicas –se burló.

-Dije –el corazón le latía rápido -que te largues de mi casa ¡estás enfermo!

-Me encantas hermanito-rio –pero eso no se va a poder –se sentó en el colchón -desde hoy viviré contigo -.

-Es mentira –la voz se le trabó -tiene que serlo, tú, tú no puedes vivir conmigo-.

-Es la verdad –los gestos se volvieron exagerados –convencí a padre de que era muy peligroso dejarte solo, que solo eras un niño –volvió a reírse –dijo que hiciera lo que quisiera, y te quiero a ti, no vas a escapar tan fácil de mi -.

-No puede ser, esto, esto no puede ser posible –se acurrucó en un rincón, escaparía, no, le mataría, si, la primera vez no funcionó, ahora tenía más experiencia –sonrió –el hijo de puta se pudriría en el infierno.

-Ésta casa es espaciosa, éste cuarto será el mío, tu entraste sin notar las cajas, te dormiste en mi territorio, como ofreciéndote en sacrificio o –sonrió –prefería pensar como un buen plato de bienvenida.

Observó al rededor, era verdad, se levantó, escabulléndose por un lado, su sed de sangre le reclamaba con dolor de cabeza, más él, siendo tan controlado, no atacaría hasta que se considerara defensa propia, no arruinaría su futuro por esa basura.

-Disculpa por entrar a tu habitación sin permiso –se aseguró de hablar tranquilo, ya saliendo, pero fue detenido por un abrazo desde atrás.

-No seas así ¿Por qué no mejor recuperamos el tiempo perdido? No he disfrutado de tu cuerpo en ocho años, no sabes cuánto te extraño, ninguna de mis amantes se parece a ti, ninguna tiene ese sabor, además de que ninguna tiene ese olor que me vuelve loco.

- Suéltame.

La seriedad de la orden helaría la sangre de cualquiera, pero Itachi no era cualquiera.

-Sabes que no lo haré, te deseo demasiado para hacerlo.

Sasuke sonrió.

-Acaso ¿Quieres ser apuñalado otra vez?

-Ya, ya, tranquilízate, está bien, te suelto –alzó las manos en son de paz –pero no te pongas así, estoy seguro que te gustara, solo dime cuando necesites de alguien –sonrió -tu hermano te ayudara –susurró de forma coqueta para dejarlo ir.

-Ten por seguro –susurró para sí, viendo al menor marcharse -que la próxima vez que te haga mío te haré gritar mi nombre, te haré suplicar por más –se rio -estaba seguro, pronto haría a su hermanito gritar de placer. 


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