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Feliz cumpleaños DeathMask por alliaries

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Notas del capitulo:

Agradesco a todos aquelos que leen el fic, y tambien a quienes dejan su comentario.

 

Tu no eres el unico en recordarlo con cariño, su tumba conoce lagrimas que no son las tuyas. Pero para salvaguardar la imagen que tienes sobre el , no puedo decirte lo que deceas saber.

AiorosxDeathMask.

 

DeathMask había terminado su conversación con Aioria. Cansado ya de la misma pregunta, no pensaba decírselo. 

Ahora que la paz había regresado, y que el honor de Sagitario y Leo volvía a ser impecable. No quería decir nada que pudiera comprometer a Aioros.

Y le dolía, le dolía tanto. Deseaba estar de nuevo a su lado, escuchar su voz, ver esa hermosa sonrisa. Que le acariciara nuevamente los cabellos, que pellizcara su mejillas. Deseaba el trato puro que aquel hombre siempre le brindo.

No comprendía la decisión del griego en revivir con la edad que se suponía debía tener. Tal vez no quería alejarse de su rol de hermano mayor. Pero seguía siendo igual, su cabello castaño y sus profundos ojos verdes.

Aioros destilaba paz, amabilidad. Un resguardo para las peores catástrofes. Y por eso debía alejarse de el. Aunque el mismo Aioros se había distanciado, y eso poco lo sorprendía. El reconocía lo destructivo de su mirada.

En la lejanía se escuchaba el rastro de un " te amo", esa y muchas otras palabras que le gustaba escuchar. Aun pasado el tiempo, sobre sus labios reposaba el calor de un primer beso...y el miedo de no sentirlo nuevamente.

Porque nadie podía cautivarlo, nadie podía pedirle amor. El era incapaz de dar aquello. Porque su corazón se lo había entregado a Aioros.

Diez...diez años tenia cuando se lo entrego, juro amarlo con su inocencia ahora perdida.

Quizás por eso se sentía así, porque nunca imagino que Aioros se iría. La puerta se abrió, llenando de regocijo al cuarto custodio.

-Aioros...- no podía ser real, debía ser su mente. Como ayer y como siempre, jugando con su deseo de volver a verle.

-Te juzgue mal cangrejo-Aioros se acerco a Cáncer- creía que tenias el suficiente valor para ir de nuevo a mi templo.

-Es por eso que no fui-se removió incomodo, cuando noto que el mayor planeaba abrazarlo- mi valor...me a ayuda a superar lo que siento por ti, tu honor a sido restaurado. Y lo que menos necesitas ahora es que lo desquebrajen de  nuevo.

-Haz cambiado mucho-dicho esto poso su mano en la mejilla del italiano- antes me veías siempre a los ojos.

Cáncer levanto su mirada, no quería, no podía permitirse caer de nuevo en esa trampa-yo...- pero era inevitable, con solo su mirada Sagitario era capas de infundir su poder, siempre con carisma.

-Pero aun,  queda mucho de lo que recuerdo-lo abrazo, acariciándole los cabellos- recuerdo cuanto te gustaba esto-enredaba sus dedos en el cabello azulado- y también...esto- acerco su rostro al del menor, besándolo. Con la misma suavidad que lo hizo la primera vez.
-Aioros...no te hagas esto, tienes una nueva oportunidad. Para demostrar tu valía, no...la eches a perder con migo.

-Lo que haga por ti- beso la mejilla del moreno-jamas sera una perdida.

La noche brillaba, acompañando las sonrisas de aquellos guerreros. Que ahora reposaban en el lecho. El griego pasaba sus manos por el italiano, con una pasión que este jamas había conocido.

-¡ah!-exclamo-Aioros...-el mayor sonrió ante la voz exaltada del otro, continuo besando y acariciando a su italiano. Poco a poco lo desnudaba, y el verlo así le daba fuerzas para seguir, para convencerse de que aquel era un hombre,  que no seria como aquella vez...

Si el tiempo se detuviera para admirar la danza de las estrellas, el amor que se reflejaba en la alcoba. Quedaría inmortalizado...
-Aioros...te amo, no sabes cuanto te extrañe.
-Yo también te amo...te amo como no tienes idea.

Una vez que se encontraron totalmente desnudos, Aioros tomo las piernas del santo de Cáncer y las paso por su cadera. Se quedo inmóvil, como si todo el deseo que lo llevo hasta ahí se desvaneciera de repente.

DeathMask, al notar la incertidumbre en el mayor opto por entrelazar sus manos, tratando de llenar al griego de confianza. Para que comenzara con lo que tanto anhelaba. 

Fundirse en un solo cuerpo, que su corazón no fuera lo único que poseyera el castaño. El deseaba entregarle su alma y su entera devoción...

-¿ Aioros?- pregunto, al notar que el otro no tenia deseos de seguir. 

-Perdóname, creo...creo que no puedo dejar de verte como un niño- contesto.

El italiano sonrió, no le exigiría nada, entendía que para Aioros la resurrección había sido mas difícil que para cualquier otro.

No comentaron nada, solo se recostaron ahí, muy juntos y con mucho amor por demostrar.

Y Aioros no podría evitar soñar con, aquella vez...

-Aioros...- un pequeño italiano, se encontraba recostado, mientras el caballero de sagitario lo besaba.

-Dane... ¿Sabes cuanto te amo?- poso su mano cálida en el pecho del pequeño.

-Si...pero me gusta que me lo repitas.
El mayor sonrió, inclinándose para besar la mejilla de su pequeño amante. Aunque tan solo se llevaban  cuatro años el sentía una diferencia abismal, en especial porque su cuerpo comenzaba a estimularse de manera diferente ante esas caricias.

 Por eso trataba  que el menor, participara poco, se inclino de nuevo para besarle, pero Dane se movió, ocasionando que el beso cayera en el cuello. Aioros se sorprendió, por el sabor tan delicioso que encontró en esa tierra sin explorar. Lo beso una y otra vez, comenzando a acariciar el pecho del moreno, se mecía suavemente. Deleitándose en el goce de esa nueva sensación.

Estaba perdido, adormilado por los suaves sonidos que profería el otro. Besaba, acariciaba y se friccionaba, perdiéndose en una sinfonía nunca antes escuchada, el requiem que formaban los primeros gemidos de Cancer.

El pequeño se encontraba confuso. ¿ Que eran esos ruidos? , ¿ Por que a Aioros parecían gustarle tanto?,  la orquesta toco una nota final. Cuando Cancer grito de dolor.

-¡Auch!- se levanto, llevando su mano  cuello. Aioros lo había mordido.
Las pupilas del castaño temblaron. ¿ Que le había echo a ese pobre niño?- Dane...Dane, perdóname yo...yo no quise lastimarte- amargas lagrimas llenaban su rostro, había destruido el amor puro que los unió.
Las manos del pequeño tocaron el rostro de Sagitario- no llores, casi no me dolió- sonrio. Aioros lo abrazo.

Y ahí estaban, juntos de nuevo y su amor...su amor seguía siendo puro.

Notas finales:

Ese Aioros, no tiene remedio. 

Que tengan lindo día


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