Una jovencita de cabellos verdes azoto la puerta del departamento en el que vivía. Arrojo la maleta y se echo al sofá, estaba furica...¿Por que tenia que pasarle eso ? , no fue solo una...¡fueron tres veces! Y el culpable siempre resultaba ser el mismo niño.
La noche cayo, al mismo departamento ingreso un joven de cabellos castaños, al notar la mochila que aun seguía en el piso supo de inmediato que algo andaba mal.
-Lythos- llamo en voz alta, al poco rato la joven salio de su recamara.
-¿Paso algo?- Pregunto, el mayor.
-Si- respondió mientras se sentaba- un problema en la escuela.
-¿Peleaste con alguien?-Se sentó junto a su hermana.
-No... un problema con un niño.
-No te angusties, es solo una etapa los jóvenes son así.
-No fue con alguien de mi edad Aioria.
-¿Un chico mayor te causa problemas?
-No...es un niño pequeño.
-Entonces no le prestes atención.
-Lo haría, pero a causado problemas en mas de una ocasión.
-Ya veo, si te molesta de nuevo dímelo. Hablare con la rectora del colegio para solucionar esto.
-Esta bien.
Mientras tanto unas calles mas abajo.
-Lo arruine papá- un pequeño de cabellos azules picaba su comida.
-No te sientas triste Mei, inténtalo de nuevo. Ya veras como mejoran las cosas.
-Pero por mi culpa se rieron de ella, en vez de agradecerle la estoy humillando.
-Las cosas no siempre nos funcionas, pero no puedes darte por vencido. Cambia de estrategia.
-Esta bien, no tengo hambre...¿Puedo ir a dormir?
-Claro pequeño.
Mei era un niño de primer grado, hijo de Donatello Maccabelli. Por su carácter introvertido y lo extraño de su apellido era victima de abusos. Un día una joven llamada Lythos lo salvo, nunca antes alguien había tratado de ayudarlo, por eso estaba muy agradecido.
Pero cada vez que quería demostrarlo algo salia mal, y terminaba humillando a la de cabellos verdes. Pero se esforzaría por mostrarle su gratitud. Su padre le dijo que quizás un simple " Gracias " bastaría... pero él quería hacer algo grande.
Las buenas intenciones no siempre resultan bien :
-No puede permitir que esto suceda, hoy es mi hermana, mañana acosara a toda la escuela.
-Señor Aioria comprendo su inconformidad, tomaremos las medidas necesarias- el teléfono sonó, la rectora levanto la bocina, dijo un par de cosas, colgó y le hablo de nuevo a Aioria- Señor, el acudiente del niño ya esta aquí. ¿ Desea hablar con él?
-Por supuesto, ese sujeto esta criando muy mal a ese niño.
La directora mando a llamar a Mei y a su padre, y cuando Aioria. Vio entrar al de cabellos azules se sorprendió.
-Donatello...
No continuaron su charla en la escuela, se sentaron en una bancas cerca del parque. Mientra Lythos y Mei compraban helado. Aioria charlaba con Donathello.
-Tienes un lindo hijo Belli.
El moreno sonrió aquel apodo le traía tantos recuerdos.
-Gracias, Esa niña...¿ Que relación tienes con ella?
-Somos hermanos-contesto el castaño.
-Jamas me hablaste sobre ella.
-La conocí unos años después de que rompiéramos,¿ Estas casado?
-No, ¿ Y que hay de ti Aioria?
-No tengo nada serio...por el momento.
-Comprendo.
Aioria y Donatello, fueron pareja hace muchos años. No habían hablado desde su ruptura, por diversos factores. Uno porque Aioria aun resentía un poco que Donatello le terminara. Y el segundo fue por parte del Italiano, decidió terminar con él griego por su actitud indecisa.
-¿Estas casado?-pregunto el Griego, había escuchado como ese niño, llamaba "papá"a su ex-novio.
-Lo estuve, mi esposa murió.
-Lo lamento, tu hijo es simpático.
-Sí, es un buen niño, Tu...¿Comprendes que mi hijo no quiso incomodar a tu hermana?
-Si, ese pequeño da muchos rodeos, se parece a ti.
-puede ser-miro a su hijo, Aioria tenia razón.
Pasaron una tarde agradable en el parque, cuando el sol comenzaba a ocultarse decidieron regresar a sus respectivos hogares. Aioria y Lythos ingresaron a su departamento, una ves a dentro la simpatica jovencita comento:
-Parecías muy feliz por reencontrarte con tu amigo-Su comentario venia acompañado de un simpático movimiento de cejas.
-Y lo estoy, a pasado mucho desde la ultima ves que lo vi.
-¡Ay hermanito!, cuando comprenderás que mentir no es lo tuyo.
-¿Insinúas que no me alegro verlo?
-Insinuó que no querías dejarlo ir...no de nuevo.
-¿De nuevo?
-Esconder cosas tampoco es tu fuerte-comento mientras se dirija a su recamara, se tardo un rato, pero cuando regreso traía con sigo algunas cartas-Sabes siempre me pregunte que significa D.M.
El castaño abrió sus ojos con sorpresa, Lythos sostenía las cartas que Donatello le escribía cuando eran novios. Y también algunas que él mismo había escrito, pero que jamas se había atrevido a entregar.
-¿Me quieres decir que paso?
-¿Que crees que paso?, nada extraño, nos gustamos, comenzamos a salir y todo se termino, a la misma velocidad que comenzó...
-¿Aun te gusta?
-y que con eso, ¿Importa a caso?, el se fue, me dejo...¡Para casarse con una mujer! , es lógico que a él ya no le intereso.
-¿Que no le interesas?, Ahora comprendo porque esta carta esta sellada-Le arrogo el papel a su hermano, se marcho, ese momento era perfecto para que su hermano se enfrentara al pasado.
Aioria miro la carta, fue lo ultimo que Belli le entrego, y jamas la leyó, estaba enojado y lastimado...
Querido Aioria:
No sabes como lamento todo lo ocurrido, lamento mas no poder decirte esto en persona, pero tu me conoces mejor que nadie, si regresara a ti, si volviéramos a vernos, yo no querría dejarte.Me aferraría a ti como si de eso dependiera mi vida. Y así es no concibo una ida lejos de tus hermosos ojos, de tu cálido aroma, y lo acogedor de tu voz...
Debo marcharme, regresare a Italiana con mi madre, al parecer mi padre esta enterado de la situación. Y a echo un trato con una importante familia, para según él arreglar lo que esta mal con migo, pero no todo es tan malo; tengo una oportunidad, una oportunidad para demostrar que este sentimiento es real y reciproco. Si tu vienes hasta la entrada del aeropuerto, antes de que mi madre y yo ingresemos, me abrazas y me dices que no me marche, mi padre pondrá fin a este absurdo, y podre quedarme en Grecia...contigo.
Y aunque tu te reuses a acudir a mi llamado, yo esperare a que me llames, a que vengas a mi y me pidas quedarme a tu lado.Porque yo solo puedo amarte a ti mi querido Leon.
D,M.
Cuando termino de leer la carta se limpio el rostro, ahora entendía todo, Donatello no lo había abandonado, no había olvidado su amor, y él por orgullo jamas leyó la carta. Corrió hasta llegar a la modesta casita en la que minutos antes, había dejado a su amado y a ese pequeño, golpeo la puerta con desesperación, y cuando los cabellos azules acudieron a su llamado, se abalanzo sobre él, abrazándolo.
-No te marches-le susurro, el corazón del italiano comenzó a vibrar.
-Aioria...-Una vez que él abrazo concluyo, y que pudieron verse a los ojos, Donatello pudo ver lagrimas brotando de los ojos esmeraldas, le acaricio la mejilla limpiado con su dedo las delicadas gotas, para segundos después recibir un beso por parte del castaño.
Una gran tormenta se aproximaba, las aerolíneas tendrían que cancelar los vuelos, las ruedas de las maletas dejarían de rodar, y en mas de una entrada, un aneldo "No te marches" retumbaría en los pasillos.