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En compañia por War Black

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Notas del capitulo:

¿Que tal lectores? otra historia con la cual llenar el viernes.

  Gracias por leer y comentar, me ayudan mucho   Sin más que decir... ¡Disfruten!
 

-          ¿Qué dijiste?- Preguntó Abril un poco perdida, ¿Le había oído bien?

-          Ven, acá están las flores- Se alejó, ignorando la pregunta de  Abril

El vampiro solo la siguió, sabía que había escuchado mal, era imposible que un lobo dijera que un vampiro era lindo, mucho menos Soledad a ella. Por su parte el lobo estaba matándose internamente, ¿Cómo había dicho eso? ¿De qué parte de ella, salió  ese alago tan cariñoso? Solo le basto abrir la boca para que saliera, lo había dicho sin pensarlo, al igual que agarrarle la mano ¿¡Porque demonios le había agarrado la mano!? Todo sonaba tan irreal como común, le pareció normal caminar de la mano con ella, como si ya lo hubieran hecho antes, algo imposible porque apenas si compartían miradas.

[::::::::::]

Mientras los dos seres compartían un debate interno negando lo que había pasado, el sol comenzaba a dejar el cielo. Ya era tarde, todas las parejas habían vuelto, como pudieron, al lugar de encuentro, todas menos una que aun seguía buscando el objetivo.

-          Como que ya se demoraron mucho- Comentó Juan. Usaba un pañuelo en su cara para opacar el olor a frutos silvestres que tenía su piel. Él junto con su compañero habían caído, por enredarse con unas raíces,  en un montón de flores Rimert Silvert

-          Deben de estar bien- Una joven lobo apareció a su lado- Es Soledad de quién hablamos- Lo trató de calmar con su tierna sonrisa

-          Si, es Soledad, por eso me preocupo- La preocupación lo rodeaba así como el aroma a Rimert- ¿Y si cayó presa de alguna planta del sueño?

-          Ella no es tan tonta, es cierto que  se comporta como una idiota todo el tiempo, pero no quiere decir que sea una. Sabe el olor de esas flores, se alejara de ella antes de querer tocarlas- Le abrazó con cariño

-          Puede que tengas razón, Clara- La miró sonriendo apenas, una sonrisa oculta entre la tela

 

[::::::::::]

Un hermoso paisaje las esperaba metros adelante. Una pequeña laguna, rodeada de una cantidad de  pasto, verde claro y oscureciendo debido a la escasez de luz, rodeando toda la orilla de la laguna estaban una cantidad incontable de Rimert Verde. Abiertas de par en par, mostrando la hermosura de esa exótica flor.

Soledad, mientras caminaba en dirección a la laguna, iba colocándose nuevamente la remera. Sentía su cuerpo extraño, como si no tuviera el control, y solo caminara por una atracción al agua. Su mente, con cada paso, se iba poniendo en blanco, un blanco tan puro como la nieve. Un aroma llegó a su nariz, uno que no tenía nada que ver con la naturaleza que les rodeaba, uno que se destacaba del resto. Volteó apenas la mirada, observando de reojo a la joven que la acompañaba en ese camino.

Abril iba perdida en el paisaje que estaba a sus ojos. Nunca antes había visto tanta belleza, pocas veces salía del castillo, y cuando lo hacía era para ver algún pretendiente a un área vecina. Esta vez no era así, dentro de ese lugar no había nada de eso. Ni pretendientes ni algún comentario contra lobos que indicara algún ataque al castillo, solo ellos, sus típicas peleas sin sentido y esas extrañas pruebas que le daban, y tenían la obligación de hacer.

-          ¿Por qué será?- Preguntó para ella

-          ¿Qué cosa?- Soledad si le había escuchado claramente

-          Nada- Comentó restándole importancia

-          Dale- El lobo se paró, dejando que Abril pasara delante de ella- Dime que es lo que piensas-Insistió con voz tierna

¿Voz tierna? ¿En serio?

-          Bestia- Abril la miró sorprendida, asustada y extraña- ¿En serio estas bien?- Cuestionó haciendo un gesto que Soledad no le había visto, en el tiempo que pasaban juntas. Levantando la ceja

-          ¿Por qué preguntas?- Una sonrisa apareció en sus labios, una divertida y sincera

-          No lo sé, por preguntar- Cuestionó un tanto perdida

-          ¡Mira!- Gritó alegre, pasando a lado de ella- Las flores, atrajeron a los bichos de luz

Como había dicho Soledad, la laguna por encima, estaba cubierta por algunas pequeñas luces. Estas se reflejaban en el agua, alertando a los peces que saltaban de vez en cuando atrapando alguna, haciendo de eso su cena. La joven lobo se sentó en el borde, observando la peculiar escena, importándole poco, quedar impregnada por la baranda a pino, que desprendían las flores al ser tocadas. Miró al vampiro, que seguía parada, golpeando suave un lugar al lado suyo, le indicó que se sentara, que compartieran ese momento.

Abril le hizo caso, impresionada por la inmensidad de la belleza, que cada vez rompía todas las expectativas suyas. Se sentó a su lado, observando a los peces de distintos colores, saltar en busca de su comida.

-          Mi madre, me llevaba de chica- Comenzó Soledad, sin apartar la vista de la laguna- Cerca de donde vivo, hay un lago, uno en donde también caen los bichos con luz. Nos sentábamos comenzando la noche y mirábamos por horas, algo como esto- Sonrió levemente- Después los vampiros, se hicieron dueños de esa parte y no fue lo mismo. Íbamos, pero muy poco y solo cuando había luz solar, contando que en todo momento estábamos acompañadas de un lobo guardia

Abril no dijo nada. Esos vampiros que Soledad comentaba eran los “Cazadores” de su reino. Vampiros, solo con la mentalidad de salir a cazar alguna presa, todas las noches, para saciar la sed y hambre de todo el reino, sin importarle si era un lobo o no.

-          Nunca me imaginé que vería esto con un vampiro- Reía mientras hablaba- Que extraño es todo esto- Suspiró

-          Si que lo es- Por fin, se había dictado a hablar- Míranos, se supone que debemos de odiarnos, y estamos compartiendo un momento hermoso como es esto

-          Yo no te odio- Comentó mirándola

-          Seguro- Rodó los ojos- Así como yo no soy un vampiro- Rió con burla

-          En serio- La seriedad se hizo presente en su voz, para sorpresa de Abril- Yo no te odio- La miró fijamente- No lo hago- Le tomó las manos suavemente

Se quedaron ahí, mirándose fijamente. Una no quería apartarse y la otra no podía reaccionar por la impresión. Pero fue un aullido, el que hizo que Soledad reaccionara y soltara las manos del vampiro. La miró perdida ¿Por qué había hecho eso? La joven lobo se paró de un salto, escuchando con más atención ese llamado.

Abril le siguió, pero antes agarró cinco flores. Ella escuchaba el aullido, pero no lo entendía. Percibió como Soledad suspiró pesadamente, el aullido les decía que debían de volver, antes de que alguien fuera por ellas. Respondió con otro aullido, uno alto y potente, el cual hizo que Abril se tapara los oídos por tremendo ruido, soltando todas las flores.

-          Debemos de volver- Comentó con desgana

-          ¿En serio?- Su voz sonó, también con algo de fastidio, un sentimiento nuevo en ella.

Ninguna de las dos quería irse. En ese lugar, en ese momento, ambas tenían una relajación, y  tranquilidad. Estando ahí, sentían una calma inundar sus cuerpos, más Abril que no se sentía obligada a nada. Una comodidad al estar juntas,  que parecía normal el poder hablar sin tener que insultarse. Pero no lo era, y eso le asustaba al vampiro, en todo ese momento Soledad se había estado comportando de una forma extraña, no había dicho una sola broma en todo ese tiempo, solo se había dedicado a tratarla con amabilidad, una que casi rosaba el cariño, por no decir que ya rozaba el amor.

-          Debemos de ir pronto- Se volteó Soledad a verla- Les dije que estábamos cerca, por eso fue tan fuerte… Perdón si te dolieron los oídos- Se acercó un poco a ella, ayudándola en su tarea de recoger todas las flores.

-          No es nada- Se alejó con rapidez- Solo una pequeña molestia…. Más importante, ¿Cómo llegaremos rápido? Estamos muy lejos, nos costó tiempo llegar hasta acá, nos tomara más volver

El lobo sonrió, tenia una idea. Dio una vuelta completa, transformándose en un lobo completo. Su pelaje fue bañado por los rayos de la luna, que justo en esos momentos estaba en toda su forma, dándole un aire más hermoso, que esa vez en el bosque.  Soledad se arrodillo, dejando su espalda a una altura fácil, para que su acompañante pudiera subir.

-          Iremos más rápido- Comentó, haciendo apenas una sonrisa, mostrando perfectamente, sus letales colmillos- Sube- Le mandó, moviendo su cabeza

Abril seguía con las flores en la mano, impresionada por la propuesta de Soledad. Esa vez, que lo hicieron por primera vez, ella estaba lastimada y solo fue un mero empujón para que bajaran más rápido, pero ahora era distinto, podían tranquilamente caminar.

Soledad se estaba cansando de la pelea mental que tenia Abril. Se les estaba haciendo tarde, y si seguía trasformada, podría atacarla sin medir nada, y no quería eso, no quería lastimada… ¿La estaba protegiendo de ella misma?

-          Bien Colmillos- Susurró, caminando a la espalda del vampiro- Ya vámonos- Comentó, pasando su cabeza por entre las piernas, subiéndola de forma brusca.

-          ¿Qué haces?- Cuestionó sorprendida, agarrando con más fuerza las flores

-          Llevándote- Contestó con obviedad- Agárrate- Sonrió, comenzando a correr.

Abril, por poco se cae por la fuerza del arranque. Sujetó con fuerzas las flores contra su pecho, y se sujetó del pelo con la otra, tirándole de más, haciendo que Soledad gruñera del pequeño dolor que sintió. Asi como la primera vez, Abril sintió esa pequeña sensación de adrenalina, rondándole el cuerpo. La emoción subiéndole por la cabeza, ese cosquilleo que comenzaba en la columna y terminaba en el estómago, parecía que tenía un hormiguero llenó de hormigas en su cuerpo, las cuales solo despertaban, cuando pasaba algo igual de emocionante.

Entre medio de risas, Soledad se detuvo.

-          Ponte la venda- Le ordenó, estaban llegando al lugar del cual, el aire, no era nada limpio. Abril le hizo caso, viendo con preocupación, ella no tenía nada en el hocico, ¿Cómo haría?- Yo cruzare rápido, sin respirar, puedo aguantar la respiración- Sonrió, se le hacía tierno que aquella vampiro se preocupara por ella.

Así como dijo, no fueron muchos los pasos que recorrió el lobo, hasta llegar a la zona con más flores. Sintió como su “Caballo” aspiró con fuerza, cruzando a toda marcha. Exhaló con un sonoro suspiro, comenzando a toser con fuerza.

-          ¿Estas bien?- Preguntó la joven vampiro, mientras se sacaba la venda de la boca

-          Si… Solo… Un.. Poco… - Siguió tosiendo, hasta que estornudo, levantando en el movimiento a Abril, que volvió a caer, de forma limpia, en su lomo de vuelta- Nunca aspires esa combinación de olor- Movió la cabeza, queriendo deshacerse de ese aroma, sentía que lo tenía pegado en su nariz, y eso le molestaba- Aish… Es horrible- Comentó, haciendo que su jinete sonriera, emitiendo una suave risa.

-          ¿¡Donde mierda estabas!?- Preguntó Juan a la distancia, no se atrevía a entrar al bosque. Solo había sentido su olor, y eso le bastaba para saber que su amiga, se encontraba metida allí.

Soledad volvió a correr, agarrando carrera. Dio un gran salto, pasando por entre medio, de una copa de árbol, aterrizando en dos patas, sin ningún inconveniente.

-          Esta es la parada- Le comentó, arrodillándose, dejándole más fácil, el bajar a su jinete

-          Gracias- Agradeció el paseo, con respeto.

Posando sus pies en tierra. Aunque quisieran aparentarlo, todos estaban asombrados, era la primera vez que veían semejante cosa. Un vampiro siendo llevado en la espalda por un lobo, el únicos ser en ese mundo capas de acabarlo en cuestión de minutos.

-          Encontramos las flores- Soledad se dirigió Silvia, que estaba igual de asombrada, como todo el resto- Nos costó un poco, y tardamos más de la cuenta… ¡Pero lo logramos!- La emoción en el rostro del lobo, no era común

-          ¿Estas bien?- Le interrogó su mejor amigo, Juan la conocía como una hermana, sabía todo de ella, así como se daba cuenta que había algo mal en ella- No te ves bien

-          ¡Perfectamente!- Saltó, abrazándolo- Pase un día increible, de la mano de “Princesa Colmillos”- Sin dejar escapar su sonrisa, le tomó la mano a Abril, que se quedo de piedra ¿En serio era el mejor momento para hacerlo? Cuando estaban solas, era una cosa, pero ahora estaban frente a todos, los que estaban conscientes… ¿Espera? ¿Le parecía bien que lo hicieran estando solas?

Abril no sabía que decir, su mente estaba en blanco, más sus mejillas si reaccionaron, subiendo de color rápidamente. Cerró los ojos, esperando algún estallido furioso por parte de ambas especies, pero nada paso. Los demás estaban demasiados impresionados por lo que estaba ocurriendo

“¿Esa era el alfa? ¿O la habían cambiado, en el bosque?” “¿Por qué la princesa no dice nada? ¿Por qué se deja agarrar la mano como si nada?” Todas esas preguntas, rondaban en las cabezas de los espectadores, más ninguno dijo nada.

-          ¿Cómo les fue?- Soledad, no se inmutó por las caras de desconcierto de los demás

-          ¿Sobre que?- Juan, tampoco estaba en sus seis sentidos

-          Sobre las flores… ¿Estas ahí?- Le golpeó suave la frente, al menos en eso no había cambiado- ¿Mucho lobos dormidos?- Preguntó, mirando a su manada

-          Algo así- Comentó un poco perdido, en todo ese tiempo Soledad no le había soltado la mano y eso era extraño

-          ¡Genial!- Se soltó, cosa que agradeció Abril, por la hizo reaccionar

-          ¿Salvaje?- Susana, que estaba junto al grupo de adultos, la llamó. Notaba una cierta emoción en Soledad, algo que no era del todo común. Caminó hasta ella, observándole con detenimiento sus ojos, los cuales desprendían un brillo más fuerte del que debía tener- ¿Qué tocaste en el camino?- Le cuestionó, alejándose un poco

-          Una flor- Comentó con obviedad- Era un lugar con flores, es normal

-          ¿Pero cual?- Suerte que estaba acostumbrada a su carácter, sino ya le hubiera gritado o lo máximo, golpeado.

-          Una rosa, con blanco…. Creo- Intentaba recordar como lucia, pero toda su cabeza rondaba en una sola cosa, Abril. Pasando al lado de Susana, se tiró de llenó al cuerpo del  vampiro, dándole un efusivo abrazo de oso. El contacto con el cuerpo del calido del lobo, logró sacar en Abril, un sonrojo, que ningún vampiro había visto antes. Pero logro reaccionar, y comenzó a intentar empujar el cuerpo ajeno, lejos del de ella.

-          Eso es imposible- Silvia, miraba la escena con diversión, dentro de todo, hacían una linda pareja- No hay flores así

-          Si las hay- Abril, logró zafarse del abrazo. Por su parte Juan agarró del cuello, de la remera de Soledad tirándola hacía el- Yo encontré una entre un árbol, era una flor como las demás solo que sus pétalos eran rosados con algunas pintas de blanco el centro era  amarillo, su tallo era verde claro y  tan fino como una Rimert Verde. En si, la planta desprendía un brillo único…. Pero se opaco cuando Soledad la tomó- Recordó ese pequeño detalle, la flor estaba tan opaca como los ojos del lobo, cuando la vio

Todos se quedaron en silencio, Silvia conocía esa flor, pero se suponía que en ese bosque no debían de haber.

-          ¿¡Que le pasa a nuestra lider!?- Un lobo macho, gritó, dando el comienzo a una disputa

-          ¡Cállense!- Gritó enfadada Susana, consiguiendo lo que quería, todos se quedaron en silencio- Soledad tocó una “Rivert Love” estas plantas se las conoce, por su capacidad de controlar la mente. Cualquier ser que las toque, siente una imparable atracción por la primera especie que ve. Mayormente eran ocupadas por los grandes reyes vampiros, para conseguir que sus hijos se enamoraran de sus pretendientes, pero ya no se usan, se consideraban extintas… No se porque hay una en este bosque- Terminó susurrando- Ni como ella tocó una

-          Fue mi culpa- Abril, se sentía avergonzada

-          ¿¡Fuiste tu!?- Gritó una hembra enfurecida, caminando hacía ella, mostrando sus extremidades

-          No fue su culpa- Soledad se interpuso entre ambas, siendo de escudo para el vampiro. Su alegría se había esfumado, dejando la seriedad en cambio- ¿Crees que encuentres algo, para cambiarme?- Le interrogó a Susana.

-          Al parecer, aun no hace efecto completamente, ¿Verdad?- Silvia la miró

-          No- Contestó cortante- Es por parte, hay momentos en los cuales solo quiero be… - Se calló, separándose de ella- … Abrazarla- Finalizó- Y otros en los cuales, quiero golpearla por lo que me hizo

-          Si, es normal. Mañana el efecto será más fuerte, y solo querrás abrazarla todo el día- Susana se rascaba la cabeza, intentado dar con alguna solución- Por ahora solo vayan a sus cuartos, mañana pensaremos en algo- Era demasiado tarde para que todos estuvieran en pie.

Si era verdad que todavía no hacía efecto completamente, eso quería decir que en la noche podría ponerse peor, algo que no le agradaba a Soledad, inconscientemente podría hacer algo, de lo cual se odiaría cuando recuperara la conciencia. Por eso optó por no dormir en el mismo cuarto.

Todos se fueron a sus habitaciones, salvo los lobos, que se querían quedar para darles su apoyo  al alfa, pero no pudieron, ya que esta les mando a dormir. Cuando todos se fueron Soledad caminó hasta Susana.

-          Duermo contigo por ahora- Sentenció, sin importarle que la ardilla estuviera al lado de los demás adultos

-          ¿En serio?- Preguntó con un deje de molestia, Silvia- Podrías dormir en otra parte- Le molestaba que aquella loba, se metiera tanto con su amiga

-          Claro, dormiré acá en el patio- Le dirigió una mirada asesina- Pero si mañana se despierta, y resulta que termine violando a una estudiante… Será su culpa- Mostró sus colmillos, era verdad que tenía deseos de ir a “La cama” pero no sola, y como todavía estaba un poco consiente sabía que sería mala idea, compartir habitación con aquella vampiro

-          No importa realmente- Susana elevó sus hombros- Ven, vamos. De esta forma podre saber que te ocurre realmente- Comenzó a caminar, siendo seguida por Soledad

-          Estará bien- Tiago, abrazó por la cintura a Silvia- Esas plantas son originarias, del lugar donde vive Susana, ella encontrara la forma de curarla- La besó, siendo recibido y contestado de una forma muy vaga, Silvia estaba molesta por la cercanía que tenía Susana con aquella loba

Y como había dicho Susana, en la mañana Soledad tenía un incontrolable deseo de querer estar al lado de Abril, por eso la buscaba por toda la escuela. Ese día todos los estudiantes, tenían libre. Después del incidente con las plantas, era lo menos que podía hacer el director, mientras que los adultos, pensaban en una solución.

Abril no estaba completamente en la conversación. Su mente vagaba en los hechos que, ella, había producido. Lo que sería una planta aromática, resulto ser más letal de lo que pensaba, y ahora estaba avergonzada de su intento de venganza. Sus amigas sentían que estaba ida, pero lo último que imaginaban era que la causa, tenía orejas y cola.

-          Mira es Cristian- Roxana se emocionó al ver al joven vampiro, acercarse- Y viene para acá- Aplaudió cortito

-          Hola chicas- Saludó Cristian con su típica sonrisa “Conquistadora”- Venía a ver cómo estaba la princesa- Se reverenció ante Abril

-          Estoy bien, gracias por preocuparte- Hizo un gesto con la cabeza- Pero no es necesario

-          Claro que si es necesario princesa- Se acercó a Abril

-          En serio no lo es, es más creo que deber…

-          ¡Hey colmillos!- Escucharon a la distancia.

Voltearon a ver, a quien se había atrevido a “insultar” de tal forma a su líder. Solo que los demás no sabían, que eso no era un insulto, sino una forma cariñosa que había adoptado Soledad, para referirse a su amor.  El lobo llegó corriendo donde estaba Abril, consiguiendo que esta se parara para recibirla. Soledad acortó la distancia, y la abrazo cariñosamente

-          Bestia- Susurró. Soledad se separo de ella a los pocos segundos

-          Increíble- Comentó, suspirando- Te quería ver…  No sabía que estabas en el patio o adentro

-          Bueno, necesitaba aire…- No era como que estuviera completamente desorientada, pero tampoco estaba acostumbrada a esos momentos de “Amor”. Por eso trataba de comportase normal, algo que le costaba

-          ¡Cierto! El aire es lindo y necesario- Sacó una flor de su bolsillo- Te quería dar esto- Le extendió - Es una Comert futt

Abril la tomó por el tallo, observándola con detenimiento. La flor, era completamente azul, su centro tenía un peculiar rojizo, y en los pétalos, junto al azul, habían pequeñas líneas amarillas, que llegaban al centro y terminaban en la punta

-          Es muy linda- Comentó Abril, perdida en la hermosura de la flor- ¿Dónde estaba?

-          Pasando el lago, al cual fuimos.. Oculta entre algunos árboles- Recordó, como la encontró. Topándosela sin haberla buscado, realmente buscaba otra cosa.

-          Pero eso podría haber sido peligroso...- Se calló, al notarse preocupada por el lobo ¿Por qué le molestaba si le pasaba algo o no?

-          Dicen que si la colocas, cerca a tu oído te dice la verdad, sobre algo- Soledad le ignoró la ultima parte- No se si es verdad, pero podrías probar

-          ¿Por qué me la das?- Le interrogó desorientada- Es tuya, la encontraste. Deberías de averiguarlo por tu cuenta- Le extendió la flor

-          Me hizo acordar a ti- Soledad, se negó a recibirla- El azul de los pétalos, a tus hermosos ojos. El amarillo de las líneas, a tu cabello, que parecen rayos de sol, y el rojo del centro, a tus labios- Sonrió, sonrojándose ante lo dicho.

El vampiro estaba impactada, todo lo había dicho con un deje de vergüenza, algo que creía, jamás ver en un lobo. Pero también se sonrojo, sentía vergüenza, por todo lo que había dicho, pero a su vez se sentía feliz. Vio al lobo frente a ella, Soledad miraba el suelo apenada, no sabía si le había gustado la flor, tal vez no debió de llevarle esa, sino otra que hubiera por allí. Pero no sabía, que Abril si le había gustado, no solo eso, sino que le había impresionado la forma, en la que la asociaba a esa hermosura, que tenía como flor

-          Me gusta- Murmuró, mirando a Soledad. Se le hacía adorable la forma en la que estaba, juraba, que si estuviera trasformada, sus orejas estarían al ras de su cabeza y su cola entre sus piernas

-          ¿En serio?- Soledad, recuperó su alegría. Mostrándola en una amplia sonrisa- Había otra per….- Cayó, sentía en el aire un aroma conocido

-          ¡Soledad!- Escuchó un gritó a la distancia

-          ¡Mierda! Me encontró- Murmuró. Observó a una confundida Abril- Tengo que irme- Se acercó, besándole la mejilla- ¡Nos vemos luego!- Gritó a la lejanía, dejando petrificada al vampiro, que aun no caía en lo que pasaba

Juan llevaba un largo tiempo, persiguiéndola. Susana le había dejado en claro, que en ningún momento debía de acercarse a Abril y por eso estaba allí, siguiéndola como mascota que se escapo de la casa. Llegó a donde estaban los cuatro vampiros, tomando aire los observó.

-          ¿Por…Donde…Se… Fue?- Sus jadeos dificultaban el habla, pero no el entendimiento.

La princesa, aun con la flor en la mano, le señalo el lugar por donde se perdió. Fue cuando Juan se dio cuenta de algo, la flor que tenía ese vampiro, era la misma que tenía su amiga momentos antes.

-          Te la dio- Afirmó, suspirando- Con razón quería encontrarte…- Pensó, una idea se le vino a la mente- ¿Por qué no vienes conmigo?- Le interrogó

-          ¿Para que la quieres?- Agustina, se colocó al lado de su princesa. No era normal que un lobo buscara compañía en un vampiro. Juan la miro serio, sintiéndose idiota por esa idea

-          Dejalo, tienes razón… No la quiero- Se alejo molesto, era imposible que un chupa sangre se preocupara por algo más, que ellos mismos.

 

Notas finales:

¡Feliz finde!


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