Hijo ... del Empalador por M Camus ScarlettVerseus

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Miro su reflejo en el filo de la luz que entraba por los vidrios rotos. la helada ceso de caer pero aun asi el frio era predominante

En el reflejo del mirar parisino estaba la figura helénica que aun reposaba en la fría madera. Giro para mirar la puerta y cerca de ella algunos mechones de cabello blanco se movían con la brisa. Decidió no prestarle mayor atención.

Suspiro. Y relajo sus músculos antes de levantar al griego; una vez de pie miro su entorno hasta localizar el mullido jergón donde no hace mucho habían descubierto abandonado

Recostó a milo y le quito las prendas que cubrían su torso y pecho; Detallo las heridas y analizo con sus manos la herida más grande en el lado izquierdo de su torso. Su atención se desconcentro por el brillo de un colgante en pecho ajeno. Que brillaba por el reflejo de la luz.

La madera grito a su espalda y justo después de voltear.

El brillo de la melenera blanquecina ya no estaba

- se ha ido. –un parpadeo y el quedo murmullo de halito; fueron los únicos movimientos del parisino.

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- Creo que teníamos que haber esperado un poco más – estar en silencio pleno no era de su completo agrado y más cuando el galo no parecía estar interesado en cambiarlo.

- Era el momento perfecto para salir de ahí, la nieve ya ha dejado de caer y el frio ya no es tan fuerte – fue su único comentario mientras guiaba las riendas del caballo

El color piel de un semental se lucia entre los caminos rulares de las pequeñas “montañas” que podían circular; a paso lento pero seguro era el constante galopeo del animal cuya melena casi blanca se ondeaba con los suaves suspiros del aire

Camus sostenía suavemente las cuerdas del caballo mientras milo aun sumergido en su mundo no apartaba su mano del mango de la espada. Inconscientemente esperando ser atacado y no es que desease pero más vale es estar preparado

Para romper el profundo silencio que se había formado en el ambiente la voz parisina nuevamente se dejó escuchar por los oídos helénico.

- llevaba tiempo que no veía un arma como esa – milo lo miro interrogante. Sin entender a qué se refería

- quizás – miro su alrededor aun vigilante mientras el brillo del sol parecía apagarse – deberías contarme más.

Camus miro su cara y no pudo evitar reírse. Milo lo miro feo

- ¿de que te ríes? – fue su interrogación sintiéndose como un completo ignorante y quizás sí lo era pero eso era algo que jamás admitiría

- nada, nada – por mucho que lo intento no puedo contener la risa

- ¡¡¡DIME!!! –asomando en su frente y en su ceño fruncido estaban las venas salientes

- es que pareces un niño – siguió riendo – eres un ignorante.

- pues claro que yo soy… espera que – ante eso Camus siguió riendo

- vez te lo dije – una suave sonrisa se asomó en su fas mientras de reojo mira al griego

- Basta y cállate – ladeo su rostro dispuesto a no ya mirar más las formas de `burla´ del francés.

O.O.O.O.

Nuestros imperios fueron construidos después de los años de destrucción del hombre, aquellos que antes vivían del gozo y lujos de sus máquinas modernas y que se alejaban de la vida divina más y más.

Sobrellevados por su codicia y el deseo de dominarse mutuamente todo en cuanto creían y el cómo vivían pereció en las múltiples guerras que se antepusieron en sus vidas. Acabando con ellos… y todo, solo pocos, muy pocos sobrevivieron con el deseo de repoblar el mundo pero estaba vez hubo condiciones una regla suprema que se anteponía ante todo y que nadie podría desafiar: la modernidad ya no existirá. Jamás. Viviremos de la mano de la naturaleza con sus medicinas y sus herramientas

- podremos crecer siempre y cuando no se creen armas mortales y las herramientas de vida no se acerquen a estos términos.

O.O.O.O.O

su mirada profunda estaba puesto en la piel nívea, el `cuento´ del antiguo mundo se lo sabía obvio que si – si – soltó su cinismo con una sonrisa

– pero el imperio turco no se obedecen así mismo con-ti-más las leyes de otro – expreso aun con la burla en su fas

- lo sé – tajo enseriando al griego – por eso nuestro deber es matar a aquellos que en sus venas llevan esa sangre maldita

Sus palabras no asustaron a milo, Vlad había sido un hombre de temer y si llevaba su sangre en sus venas pero no era como él.

No.

– y si fuera uno de los vuestros, lo mataríais también – tenso más sus músculos a pesar de ser el orador de esa oración

- si – eso ya sucedió – suspiro – por eso es importante que te desasieras de esa pistola que llevabas, pero como supe que seguramente medirías que no. Lo hice yo

no ocultó su sorpresa en su fas pero el franco tenía razón sin más preámbulos y de un brinco se desprendió del cuerpo del parisino y el caballo

El caballo gimoteo y movió constantemente sus pesuñas quizás como un regaño al griego por hacerse alejado de el

- son normas milo – su mirada frio sentención la decisión bajándose también del animal

El sol desapareció y el aire se empezó a tornar más pesado y frente a sus ojos reconoció ese aire tan lúgubre que desprendían esos árboles cuyo lugar recibía el nombramiento de Vida de los muertos.

- otra vez no – quedamente sus palabras se las llevo en viento mientras los dolores en su parte baja se volvían fuertes

Camus lo miro de reojo luchando por controlar un caballo impetuoso y el destello del colgante tenue fue captado por el francés

- otra vez – abrió sus ojos –brillo – hablo bajo muy bajo; un susurro que solo le pertenecía a el

Sus pisadas remozaban en el sepulcral silencio, la brisa canto sus tonadas al mover las hojas de los árboles y la luz del sol ya no invadía ningún espacio a su alcance

Si era algo que tenían en común era que a ninguno le agradaba la sensación y escalofríos de esa naturaleza

– de aquí en adelante iremos a pies el suelo es muy engañoso como para andar en caballo – le dijo Camus a milo mirando Asia su lado derecho donde el fornido dueño de la alborotada melena azul se encontraba

Gruño – aj como te odio Camus si no fuera por ti estaría cómodamente durmiendo en mi colchón – volvió a gruñir mientras afianzaba el agarre que tenía ejercido sobre su mochila

Observo al griego pero no le dio importancia y volvió su enfoque Asia el frente. Su vision fue obstruida por la mano surda del griego la cual estaba extendida como una invitación solo para el

La mirada de desconcierto se enfocó en él, y milo supo que necesitaba más que un gesto para convencerle se acercó más al otro – pase todo esto para buscarte a ti – hizo una pausa mirándolo con sus profundos ojos como el mismo mar en la noche – no te voy a perder – susurro extendiendo una vez más su mano

El galo entendió y coloco su diestra sobre la surda del otro cuales dedos al sentir su tacto se cerraron automáticamente

- vamos

- si

Y lo entendió sus manos juntan serian un lazo que se afianzaría en las dificultades por venir.

Sus afianzadas manos estarían unidas porque lo requerían en esta ocasión.

O podría ser que sin desearlo existirá otro lazo especial.