Capítulo 20
Y que arda Troya…
Estaba siendo el mejor día de su vida, claro hasta que apareció la enfermera para decirle que su madre y un abogado estaban ahí… ¡Maravilloso! Por supuesto que no lo dejarían disfrutar el saber que había recuperado a su pareja, solo asintió para que los dejarán, era la primera vez que se presentaban con un abogado en forma, no estaba seguro de si eso era bueno o malo, al parecer por fin comenzaban a entender lo del proceso pero no lo tranquilizaba que llevaran a un abogado por un acuerdo en el que todo estaba bastante claro.
Su madre entró en la habitación y ni siquiera se molestó en saludarlo simplemente le extendió un folder, lo abrió y lo leyó rápidamente, era un acuerdo “corregido” o más bien totalmente reescrito, frunció un poco el ceño, en ese nuevo papel no accedían ni a la mitad de lo que se había solicitado en el acuerdo inicial, por supuesto que no iba a firmar eso… Se suponía que ellos no tenían nada que replicar.
-¿Qué es esto…?- susurro muy apenas cerrando el dichoso folder y agitándolo un poco –No era el trato madre…- apretó los labios ligeramente
-Es la última oferta de mi cliente- el que había respondido había sido el abogado ese
-No estoy hablando con usted…- cortó de mal humor, supuso que ese hombre no estaba al tanto de la situación al completo –Madre, nosotros tenemos un trato… Tú y mi padre lo saben…- no podía ser en serio que tuvieran el descaro de hacer eso –Hablaré con mi abogado sobre esto…- lanzó el folder a la mesita de noche, tendría que hacer que el abogado fuera para discutir cual era el siguiente paso, supuso que tendrían que presentar otro acuerdo pero prefería hablarlo con él
-Mi cliente no está dispuesto a más negociaciones- que alguien callará al imbécil ese, ya le dolía la cabeza de estarlo escuchando
-Creo que debería hablar con su cliente…- susurro mirando al hombre que acompañaba a su madre –Estoy bastante seguro que van a aceptar mi siguiente propuesta…- cerró los ojos –Estoy cansado ¿Pueden salir?- esta vez no se iba a dejar convencer fácilmente…
Los escuchó salir y tomo su teléfono para llamar a su representante legal, ahora más que nunca sentía la necesidad de independizarse de ellos de una vez por todas, prometió verlo al día siguiente en el hospital a la hora de las visitas, agradeció y colgó, suspiró, su idea original había sido asegurar el acuerdo y esperar a estar fuera del hospital para iniciar la emancipación como tal, pero ahora lo mejor era firmar un poder para el abogado y que de ese modo no fuera necesario que fuera al tribunal, argumentaría lo de su salud y esperaba que el juez no pusiera trabas.
Le urgía concretar eso lo más rápido posible, le había entrado una especie de temor irracional con la presencia del abogado ese, solo faltaba que quisieran tratar de impedirlo, aún tenía la carta de hablar con servicios sociales, se mordió el labio inferior con fuerza, una parte de él estaba seguro de que no había nada que pudieran hacer ya pero por otro lado el dinero de su padre lo aterraba, el dinero lo puede casi todo.
Su hombro ya estaba bien, lo único que lo mantenía en cama eran la dichosa pierna y las costillas que aún no soldaban del todo, solo dos semanas más… Fue la única manera que encontró de distraerse, pensar en lo que le faltaba de su recuperación, solo así pudo distraerse lo suficiente como para no pasarse el día atormentado con la visita de su madre, con todo lo que estaba sucediendo incluso se había olvidado del buen humor de un par de horas atrás
Cuando por fin llegó el día siguiente y el momento de ver a su abogado ya se sentía un poco mejor, o al menor lo suficientemente calmado para poder hablar adecuadamente con su defensor, tenía que admitir que la repentina calma era gracias al mensaje que el pelirrojo le había mandado más temprano ese día, un mensaje corto simplemente le preguntaba cuando podía pasar a verlo de nuevo, eso lo había ayudado a enfriar la cabeza un poco.
-Buenas tardes joven Nathaniel…- susurro su abogado defensor –Me comento que le habían traído una nueva oferta
-Eso no es una oferta…- solo pensar en eso le arruinaba la calma en parte pero no dejaría que lo jodiera totalmente –Es una estupidez…- le tendió el acuerdo con cuidado para que lo viera por sí mismo, lo tomó de sus manos y se puso a leerlo, lo vio alzar ambas cejas en más de una ocasión mientras leía, el primer acuerdo establecía que ellos pagarían el hospital, el proceso, la primera mensualidad de un departamento y una pensión mensual, esperaba que quisieran disminuir la pensión que pedía o dividir los gastos… Pero no lo que le habían entregado, habían dejado la pensión en básicamente nada, se negaban a pagar el hospital y el departamento, solo accedían a pagar el proceso al completo, estaba realmente frustrado, sentía que no lo estaban tomando en serio, que estaban tomando a la ligera su amenaza de hablar sobre el maltrato.
-Vaya…- miro fijamente a su abogado cuando habló de nuevo –No puedo creerlo… Tus padres son increíbles…- por el tono de voz deducía que no lo decía en el mejor sentido –Cederemos un poco en la pensión, pero sería todo… Lo demás es ridículo, ¿leíste las condiciones que te imponen?- cabeceó suavemente –Haré el nuevo acuerdo…- lo vio guardar el folder en el portafolio que llevaba
-Por cierto…- susurro antes de que se fuera, tenía que decírselo antes de arrepentirse –Quisiera que en cuanto tenga el acuerdo inicie el proceso… supongo que si firmó un poder será suficiente ¿no es así?
-Entiendo… Haré que un notario preparé el papeleo adecuado…- suspiró con cierto alivio –Si todo sale adecuadamente podríamos obtener la sentencia en una semana y media o dos a más tardar… Por supuesto si sus padres no presentan más sorpresas…- asintió de nuevo muy ligeramente, rogaba que tuvieran un poco de vergüenza
Se despidió del licenciado sin decir nada más, ahora si podía calmarse un poco, tomó su celular y se puso a responder el mensaje del pelirrojo diciéndole que lo mejor era que fuese el fin de semana, esperaba que para entonces ya hubieran resuelto todo y pudiera librarse de las molestas visitas de sus padres y de paso evitarse la dramática escena que su madre sin duda armaría y con el corto temperamento de Castiel lo mejor era evitar que se vieran.
Casi en seguida recibió una respuesta del otro, un simple “de acuerdo, ahí estaré…” Estaba acostumbrado a la simpleza de los mensajes ajenos así que no se molestó en responder nada más, no era necesario, se deslizó en la cama hasta quedar recostado, bostezó un poco, estaba agotado mentalmente, ahora que el abogado se iba a encargar de todo él podía concentrarse en recuperarse y en el pelirrojo.
Por qué por supuesto que no se iba a quedar de brazos cruzados esperando a que Debrah hiciera alguna de sus sucias jugadas para arrastrar a Castiel, ella era peligrosa, conocía bien al pelirrojo pero él estaba seguro de que podía ser más inteligente que ella, hallaría la forma de hacerle frente a lo que fuera que ella tuviera planeado de antemano, no se creía mucho el cuento de que lo iba a dejar elegir, seguramente ella ya tenía algo en mente para que el pelirrojo aceptará… Pero él iba a dar guerra… Y que arda Troya… Esta vez no se iba a dejar.