El grupo de Allen por fin llego a Arabia. Esta en las puertas del gran palacio. Pero el regordete no deja de sentirse incomodo por la mirada impactada de Arturo, quien también está ahí con un grupo de caballeros. Allen esta sorprendido por verlo ahí, pero no está con cara "impaktada" por parte de Arturo.
- ¡A..Allen..! ¿¡Que haces aquí en Arabia?!
- Oh, así que el es la persona que le robó el corazón al rey.. -Merlín intrigado por saber que hace ahí.
- Oh, Arturo. Este es el palacio..
Pero no pudo terminar de hablar. El crujir de las grandes puertas hacen un gran estruendoso sonido. Y ahí esta, con una sonrisa delicada pero para el tan cínica. El sultán de Arabia, Nasri Jara. El regordete trata de no mirarlo con odio, pero es imposible. Al lado del sultán, el consejero Burhan, y una pequeña escolta.
- Rey Arturo. -Saluda con modales al rey de Gran Bretaña. Camina haría la devolución Arnoldo, y se dan un apretón de manos.- Arnoldo, muchas gracias por traerlo a salvo. Burhan les dará lo necesario para el viaje de regreso. Siganlo porfavor. -Toma de la mano a Allen, y caminan hasta frente Arturo.- Rey Arturo, aprovechó la oportunidad para presentarle a la futura Sultana de Arabia. Allen Jara.
- ¡...! -La mirada desconcertada de Arturo. Entonces lo recuerda, Allen le dijo que iba al reino de su futuro esposo. Fuerza una carismática sonrisa.- Es un honor. Usted es muy afortunado, tiene un prometido desbordante de hermosura.
- Ya lo se. Bueno, Allen, la escolta te llevará hasta tu recámara. Gran Bretaña y Arabia tienen que atender una importante junta.
- Si. -Contestó obediente el Omega.
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Una gran mesa rectangular. De cada extremo, sentados los líderes. Merlín parado al lado del rey de Gran Bretaña. Los sirvientes les sirven sidra. El sultán toma la primer palabra.
- Estoy al tanto de la situación de Lemuria entre Gran Bretaña. Doy gracias a Dios por que los Lemurienses que se acaban de ir, no actuarán por impulsos.
- Diferencias que no pueden ser arregladas por el orgullo del pueblo.
- Lo se, Lemuria es un reino muy orgulloso, irónico teniendo a un Omega como rey. Pero Ernestine.. No es para nada bueno verlo enojado. -Se baja un poco las túnicas, dejando al descubierto una gran y fatal cicatriz en el hombro.- Las consecuencias son graves.
- Se perfectamente de la fuerza de Lemuria, y de mi reino, es por eso que no deseo una guerra. Tardaría años en terminar.
- En efecto. -Le da un sorbo a la copa.- El problema es que usted es conocido como "El salvador" entre las razas no humanas. Teniendo alianzas con reinos místicos, incluso acogiéndolos en Gran Bretaña... -No pudo terminar de hablar.
- Sultán. ¿Para usted cual es la mejor forma de encontrar la paz? -Fue interrumpido por Arturo.
- El mundo está sucio. Impuro. Se mueve gracias al ciclo del rencor y el odio. Usted quiere hallar paz corrigiendo los errores de nuestros antepasados, pero muchos no están de acuerdo, por que no fuimos criados para perdonar. Lo que yo busco, para poder hacer una utopía, es purificar. Un reset. Iniciar todo de nuevo.
- Es lamentable que no compartamos la misma idea de paz.
- Así es. Pero le doy la oportunidad de terminar la alianza con los místicos, erradicarlos. Y entonces se ganara la confianza de la gran alianza, y podrá unirse su reino. Un acuerdo de paz.
- Sin el mayor respeto.. -Arturo frunce el ceño, con una mirada cargada de ira.- METASE SU GRAN ALIANZA POR EL CULO.
- Je. -Merlín sonríe de lado.
- Entonces que así sea. -Arturo se ve tan tétrico al igual que Nasri.- Esto es la guerra.
Merlín chasquea los dedos, y un tornado de rosas lo rodea a el, Arturo, y las tropas. Las rosas desaparecen, al igual que las pequeñas tropas con su rey.
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Allen sentado en la orilla de su antiguo cuarto. Esta limpio y ordenado. Ni una pizca de polvo. Se recuesta en el colchón. Debería extrañar la vida llena de lujos.. Pero no lo hace. Siente un gran vacío. Leto y Wiskas sabrá Ala donde está. Y Bonny, en Lemuria con su padre. Y ahora.. El tendrá que pasar el resto de su vida con un hombre que desprecia y odia hasta el alma. Escucha el crujir de la puerta. Y se levanta. Es Hassan. Allen al igual que el fruncen el ceño, pero el azabache se sorprende al notar la gran barriga que tiene.
- Soy el primer concubino. -Confesó Hassan. Cierra la puerta, entra, y se recarga en uno de los pilares de la cama.- Vas a tomar el lugar que yo tanto anhelo..
- Te lo doy si quieres. Después de todo un asesino se lleva bien con otro asesino.... ¡¡....!! -Allen fue interrumpido por gran bofetada por parte de Hassan. El sonido estruendoso se escuchó por toda la recámara.
- ¡No te vuelvas a dirigir a Nasri de esa manera! ¡El lo único que ha hecho es ver por nosotros, el reino.. ! -Lágrimas acumuladas, que se desbordan poco a poco.- ¡Tu no sabes nada de él, no tienes idea de lo que pasó, de lo que sufrió al igual que nosotros! -Se refiere a los hermanos mayores.- ¡Eres un maldito egoísta, siempre viviendo en tu mundo color de rosa!
Allen desconcertado. Siente una gran punzada en el corazón al ver llorar de tal manera a Hassan.
- Tu.. No.. -La voz cortada.- Tienes idea de nada, Allen...
Dicho esto, se fue. Dejando atónito al menor. ¿Porque todos hablan de Nasri como si fuese un salvador ¿Porque Hassan se vio tan destrozado en cada palabra? No lo entiende... ¿Que carajos le están escondiendo?
Se para de la cama, y sale de la recámara. Camina por los pasillos, y llega hasta la vieja bóveda, si algo desea buscar, debe ir al lugar más viejo del Palacio donde de seguro guardaron las cosas de sus padres. Fue difícil llegar pero lo hizo. Prende una vela, y comienza a caminar por los pasillos. Todo está lleno de polvo y telarañas. Siente un poco de miedo. Se topa con recuadro tapado con sábanas. Al quitarlas, se encuentra con la vieja y polveada pintura de una hermosa mujer de cabellos dorados. Ojos celestes, de piel blanca como la leche. De facciones tan finas y delicadas. Con un porte tan elegante y sonrisa encantadora.
- ¿Quien es..? -Se pregunta así mismo.
- Mi madre. -Al voltear, se encuentra con la mirada de Nasri- La madre de Hassan, Sahira, Alia, y lo era de Gadiel y Rayhan.
- ¿Que..? Eso no, nuestra madre es Shahid..
- No, sólo tú madre.
- ¡Eso no..!
- ... La sirvienta espera a fuera. Te llevará a tu recámara para que te des un baño y preparen.
- ¡No! ¡Ustedes me esconde...!
- Allen, la sirvienta espera.
- ¡Nasri!
- ¡QUE VAYAS A -Nasri perdió la paciencia. Se ve tan enfadado. Irritado.- TU RECAMARA HE DICHO!
- ¡..! -Allen instintivamente baja la cabeza, volteándola un poco, mostrando el cuello.- S..Si..
Allen se retira de la bóveda, y se va con la sirvienta. Nasri mira fijamente el cuadro.
Nasri camina hacia un estante. Toma la cajita de roble. Cree que lo mejor es entregársela a Allen, contiene objetos de Shahid que puede atesorar el menor. Pero... No puede evitar sentir ira de sólo recordar ese nombre.
Llega a la recámara de Allen, y con la sirvienta le manda la cajita, el regordete apenas terminó de secarse el cuerpo (la sirvienta insistió en bañarlo y secarlo pero el no quiso) y toma la cajita en manos.
- Bocetos.. -Su madre amaba dibujar. Bocetos de paisajes, cuartos del castillo. Incluso bocetos de animales pero la mayoría, son de un extraño ojo con una cruz en medio, y un gato negro. Jura por Ala que es idéntico a Wiskas. El gato, y el ojo de los bocetos, es el de Wiskas. ¿Porque su madre lo dibujaba?
- ¡Tu! -Le dirige la palabra a la sirvienta.- ¿Que sabes de Shahid Jara? -No recibe respuesta.- ¡Contesta!
- Lo siento, no puedo responder a eso. -Nota cicatrices en el cuello de la sirvienta.
- Te lo hizo Nasri ¿No es así?
- No. -La sirvienta frunce el ceño. Tiene una mirada cargada de odio.- Fue Shahid Jara.
La mirada desconcertada del menor. La sirvienta vuelve al semblante serio. Va y le entrega una túnica de tela transparente. Y un collar pegado al cuello y colorido. Con una pequeña cadena, al final de la cadena, un diamante incrustado en forma de coma al revés.
- Deberían de decapitarlo al igual que su madre. -Dijo la sirvienta, y se retiró.
Apenas se retiró la sirvienta. El se vistió con rapidez y enojo. ¿Que carajos saben todos y el no? La túnica es como si fuese un chaleco grande pero con las mangas un poco hamponas. Su cuerpo desnudo se puede ver perfectamente. Se toca las lonjas, se siente ridículo.
- Príncipe. -Entra una escolta de soldados.- El sultán espera en la recámara real.
- S..Si..
Camina por los pasillos. Siente vergüenza, después de un rato por fin llegan hasta la recarga real. Por su mente pasaron los recuerdos de cuando era pequeño, y se colaba en la noche para dormir con sus padres. Cuando abren la puerta de dos hojas, ve que la decoración de la recámara cambio. Menos dos sillones y una mesita. Es la misma donde sus padres se sentaban a platicar. Y en uno de los sillones, esta sentado Nasri, con las piernas cruzadas.
- Adelante.
Allen pasa, la puerta es cerrada por los soldados. Decide tomar asiento en el sillón vacío.
- La boda sera en dos semanas. -Avisa Nasri.- Y desde ahora, vas a dormir en este mismo cuarto.
- Compartir cama con un asesino...
- Son las doce de la noche. -Nasri se para del sillón y camina hacia Allen. Lo mira desde arriba. Lo toma del mentón, levantando la mirada del regordete.- Mañana entras en celo. Apenas el reloj marque la una, vas a estar implorando que este asesino te entierre el pene hasta el fondo.
- ¡Tsk! -Allen frunce el ceño.- ¡Que te jodan!
- No, yo te voy a joder a ti.
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