-Me gustaría que dejases de husmear entre mis cosas, Raven.
-No husmeo, simplemente hago un inventario. Te irás mañana y no has hecho la maleta. Hay cosas que necesitas comprar.
-¿Comprar? Tengo ropa necesaria, querida. Mis documentos están en orden y llevo mis tarjetas de crédito. No creo que me falte nada.
-No puedo creer que digas eso Charles. Necesitas ropa nueva. Es más, ahora mismo nos vamos de compras. Iré por mi bolso.
La chica fue corriendo a su habitación, dejando a su hermano con la palabra en la boca.
Domingo, uno que debió haber sido tranquilo, pero no, la rubia no pensaba dejar en paz a su hermano.
Ella se notaba más entusiasta por el viaje quel mismo Charles.
Se le hacía extraño el cambio de humor de la rubia, pero por esta vez, decidió no indagar.
Se encontraba en su habitación, observaba el remolino que había pasado por su armario gracias a su hermana. Ladeó la cabeza en gesto de cansancio, no le quedaba más que esperar que la rubia regresara con sus cosas y salir con ella. No podía negarse ante la terquedad de la joven.
Caminó hasta llegar al pie de la cama, las sábanas estaban algo desordenadas. Tomó asiento sumiendo el colchón y dejó salir un suspiro de sus labios rojizos.
Un malestar se situó en su estómago. No estaba con certeza seguro de que algo malo o bueno fuese a suceder con el viaje pero si sabía que algo ocurriría.
No era la primera vez que se dejaba llevar por las intuiciones, a veces fallaban pero comúnmente eran acertadas.
Debió estar tan sumido en los pensamientos que apenas y se dio cuenta de la presencia de la joven que regresaba a la habitación ya con sus cosas en mano para salir de compras.
-¿Vamos, Charles? - la mujer preguntaba con la seguridad de que la respuesta sería positiva, a lo que tuvo razón. El castaño se levantó y le dedicó una sonrisa, yéndose ambos a comprar la indumentaria que según Raven él necesitaba.
Por otro lado, Logan se encontraba sentado sobre aquel sofá desgastado, no se molestaba siquiera en colocarse una camisa encima. Traía puesto únicamente unos jeans de mezclilla con aquel cinturón grueso de hebilla rectangular plateada.
Su cabeza daba vueltas a la idea de que su amante se iría al dia siguiente. Dudaba entre llamarlo por teléfono o ir directamente a despedirse. No era alguien muy apegado al romance, además de que sabía que no sería una separación tan extensa, el joven regresaría y todo continuaría como hasta ahora.
Se levantó del sofá y estiró sus brazos y espalda dejando escuchar el crujir de sus huesos. Sonrió de lado con una idea en la mente.
*********
La concentración le fallaba. Ya tenía varios días sin consentir el sueño de forma adecuada. Por más que leía aquellos documentos frente a él, no lograba asimilar nada de la información.
Se rindió, sabía que era inútil tras haber intentado lo mismo durante varias horas. Frunció el ceño cerrando los ojos y se llevó las manos a la cabeza en un intento de relajarse.
No lo ponía para nada feliz el saber la razón de su falta de sueño. Erik pensó que después de la primera pesadilla todo seguiría normal, que ya había superado aquellos hechos de su niñez. Lo peor del caso es que sentía una angustia grande, aquella que sólo calmaba al estar junto a cierta persona que llevaba años sin ver.
-Él no está aquí. - susurró apenas moviendo los labios. Ladeó la cabeza, pensando que era una tontería sumergirse en recuerdos.
Inhaló hondo y nuevamente intentó concentrarse en aquellos papeles frente a él.
-Maldito Shaw.
*********
Las ondas doradas se movían de aquí hacia allá con velocidad por los pasillos del centro comercial. Estaba aún más entusiasmada que si comprara para ella.
Su hermano iba a paso lento y aburrido siguiéndola, cumpliendo su capricho de probarse las cosas que ella consideraba buenas para el viaje.
-Querida, te recuerdo que no me estoy yendo de por vida. No necesito tantas cosas.
Una cantidad considerable de bolsas eran cargadas por Charles, quien ya sentía como sus brazos se entumecían.
-Siempre es bueno tener que elegir. Después de las compras seleccionaremos la ropa que te llevaras. Lo demás se quedará en tu armario.
-¿Es en verdad necesario Raven? Ya me estoy cansando y no quiero mañana estar agotado.
-De acuerdo, ya sólo visitamos una tienda más y regresamos a arreglar tus valijas.
Charles dejó escapar el aire de sus pulmones con pesadez. Siguió a la joven nuevamente. Al parecer la última tienda que visitarían sería una joyería. La joven insistió tanto en que comprase un reloj nuevo por lo que se detuvo a mirar cada uno con detalle.
No sentía ningún tipo de afecto por el suyo por lo que comprar otro no fue problema.
Con las compras hechas, empezaron a retomar camino a su hogar. El camino no fue silencioso, dejaron que la música que sonaba en una estación de radio inundara sus oídos. La joven miraba el camino sin un interés en particular, quedando más bien sumida en sus pensamientos. Prácticamente faltaban horas para que su hermano se fuese, y entonces ella comenzaría con su idea de invitar a unos chicos y claro, algunas amigas a su hogar para pasar los días que se quedaría sin su querido hermano.
Charles por su parte sólo tenía una cosa en la mente y era aquel cuerpo corpulento que tantas veces le había sacado suspiros. ¿Lo vería para despedirlo en el aeropuerto? ¿Le mandaría un mensaje de texto deseándole suerte? Era consciente de que su amante no era alguien afectuoso, al menos no tanto como había estado acostumbrado con sus otras parejas, quizá por que habían sido mujeres, pero de algún modo esa frialdad le encantaba.
Al poco tiempo llegaron a la residencia, las bolsas y cajas eran bastantes por lo que la chica tuvo que darle una mano para que no se fuese de lado al momento de caminar.
Caminaba por el recibidor dejando de lado esas bolsas para no cargarlas todas de una sola vez hacia su habitación, cuando de pronto una vibración en su bolsillo le llamó la atención. Sacó el móvil y tan sólo con visualizar aquel nombre, una sonrisa se asomó por su rostro.
La joven que iba entrando, pasó junto a él sin pasar desapercibida la sonrisa que iluminaba el rostro del castaño. Éste rapidamente subió a su habitación cual adolescente enamorado, encerrándose en ella. Ignoró las compras y se sentó a la orilla de la cama mientras contestaba.
-¿Ocupado?
-Uff...por poco no logro que Raven me dejara salir del centro comercial.- su voz se escuchaba ansiosa.
-Ya veo, el niño necesita ropa nueva.- ese tono burlesco que no llegaba a ofender si no a contagiar era otra de las cosas que le gustaban a Charles.
-Estoy seguro de que te encantaría ver a éste niño con su nueva ropa interior. Es una lástima que no podrás juzgarla antes de que me vaya mañana.
-¿Quién dijo que no podré hacerlo? – Esa interrogante causó la curvatura de la ceja del joven que no terminaba de comprender si era juego o las palabras llevaban a intenciones reales.
-¿A qué te refieres? ¿Acaso vendrás?
Un silencio se dejó escuchar al otro lado de la línea, el joven empezaba a preguntarse si el mayor continuaba al teléfono. Escuchó una leve risilla, la cual lo dejó con la piel crispada.
-Charles, asómate por la ventana de la biblioteca. – esas palabras causaron una aceleración a su ritmo cardiaco. Intentaba no curvar sus labios mientras salía de su habitación en dirección a aquel lugar atiborrado de libros. Entró con prisa pero al empezar a acercarse a la ventana, fue bajando el ritmo de su caminar. ¿Estaría el mayor jugándole una broma? No quería pensar eso por lo que despejó su mente ladeando un poco la cabeza con suavidad. Se acercó aún con el móvil pegado a la oreja, escuchaba el respirar del otro. Cuando estuvo cerca del marco de la ventana, su cabeza se acercó con lentitud sin saber que buscar exactamente. Pero no fue necesario buscar. Ahí estaba, Logan sobre el césped del patio del frente de ese gran lugar, se veía tan masculino como siempre con esos jeans desgastados, esa camisa blanca y la chaqueta de cuero color negra.
Al parecer Logan miró a Charles también, ya que le dedicó una pequeña pero visible sonrisa que movió hasta la ultima célula del cuerpo del castaño. ¿Cómo había pasado la seguridad de la casa? Tal vez le preguntaría eso luego, por el momento le hizo un ademán con la mano haciéndole entender que fuera a la puerta principal para abrirle. Ambos finalizaron la llamada telefónica.
Charles ahora si que caminaba acelerado, pero antes de pasar a abrirle a su amante, buscó a su hermana. Normalmente no le molestaba la presencia de la joven ahí aún si estaba culminando sus deseos carnales, pero esta vez quería más privacidad. Las paredes eran suficientemente gruesas como para que los ruidos de su habitación no lleguen a ella, sin embargo la sola presencia de su hermana en algún punto de la casa lo ponía nervioso de a ratos y solía no satisfacer por completo lo que su cuerpo le pedía. Era glorioso para él cuando la rubia no se encontraba en el hogar, podía pasar ronda tras ronda sin preocuparse de que alguien pueda tocar a su puerta, pueden pasearse desnudos por cualquier punto y no necesitan esperar a llegar a la habitación para caer ante sus deseos. Como amaba ese tipo de libertad, por ello, justo ahora le diría a la jovencita que saliese. ¿A dónde? No le importaba, mientras estuviera unas cuantas horas fuera.
La joven se encontraba encerrada en la comodidad de su habitación, se sorprendió al ver como su hermano entró y la tomó para arrastrarla fuera.
-¿Qué sucede Charles?- la chica hacía esfuerzo por soltar su muñeca del agarre de su hermano quien prácticamente la arrastraba por el pasillo y después por los escalones.
-Raven, lamento pedirte esto pero quiero que salgas por unas horas.
-¿Perdón?- la chica dio un tirón fuerte, al fin liberando su muñeca. Se la sobaba mientras observaba al joven. Estaban a la mitad de los escalones. -¿Quieres que salga? Te recuerdo que hace unos instantes que regresamos de hacer las compras.
-Lo sé, no digo que vayas de compras.
-Entonces ¿A dónde pretendes que vaya? - La chica se cruzó de brazos esperando una respuesta que tardaba en llegar.
El castaño fruncía el ceño pensando, pero no se le ocurría un lugar donde su hermana quisiera estar.
-Quiero...- las palabras no salían de sus labios, causando que la joven empezara a desesperarse.
-Dime, Charles. ¿Porqué quieres que salga? Si me das una buena razón por la cual deba salir entonces lo haré.
El joven bufó, no quería perder el tiempo en buscar excusas absurdas, después de todo Logan ya se encontraba esperándolo en la puerta de entrada.
-No voy a decirte exactamente mis razones, sólo quiero algo de privacidad por unas cuantas horas.
La chica arqueó una ceja y frunció los labios. No respondió, pasó por un lado de su hermano terminando de bajar las escaleras y rápidamente se dirigió a la puerta de la entrada mientras el joven la seguía.
La rubia abrió sin dudar la puerta, fuera se encontraba Logan que había estado esperando al castaño.
La joven volteó a ver a su hermano.
-¿Ésta es la razón?- con su mano derecha señalaba al mayor que no comprendía bien de que hablaba.
Charles únicamente giró un poco su cabeza y dio un leve asentimiento.
-De acuerdo. Me iré sólo tres horas. Sólo deja que vaya por mi cartera.
La joven no esperó respuesta de ninguno de los presentes y fue a su habitación para tomar lo que creía necesario. Cuando bajó se despidió de su hermano y pasó de largo a Logan, después de todo era su profesor de historia y le parecía incómodo hablarle fuera de clases aunque estuviera al tanto de la relación que tiene con su hermano.
Ambos hombres compartieron una mirada. Charles sonrió con algo de pena y se hizo a un lado dándole a entender que podía entrar.
-¿Tres horas serán suficientes?- preguntó con coquetería el castaño al cerrar la puerta, no obtuvo una respuesta, sólo sintió como los brazos de su amante lo rodeaban por la espalda mientras posaba los labios en su nuca.
-Habrá que empezar ya. - ese susurro al oído hizo vibrar el cuerpo del de mirada azulina que atinó a morderse los labios en desespero por comenzar con ese acto lujurioso.
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-¡Mírate! Y según tú no querías estar cansado hoy. - la joven estaba parada frente a su hermano que no paraba de pestañear.
Se encontraban ya esperando el vuelo que el castaño arribaría. Éste lucía algo ojeroso, al parecer la joven no regresó después de tres horas el día anterior. Prefirió dejar a su hermano lo que restaba del día y el joven lo aprovechó para dejarse poseer por el mayor.
-No creo que luzca tan mal. Además, podré dormir un poco en el avión, por algo el boleto es en primera clase, de esa forma puedo estar más a gusto.
-Como digas. - la chica tomó asiento junto a él. Observaban en silencio a toda esa gente que daba vueltas por el lugar. - Charles.
-¿Si? - hablaba sin abrir los ojos, aunque la chica no se daba cuenta de eso por que el joven traía puesto unas gafas oscuras.
-La próxima vez que hagas un viaje ¿Puedo ir?
El joven abrió los ojos y se giró para mirar a la rubia, su tez se mostraba seria. Probablemente el quedarse sola en casa la deprimía un poco.
-Claro que puedes. Aunque no iremos por trabajo. Nosotros debemos tomarnos unas vacaciones.
Ambos sonrieron. Al poco rato el vuelo del joven fue anunciado, por lo que le dio un cálido abrazo a su hermana y se dispuso a irse para abordar.
La primera clase lucía bastante bien, los asientos le parecían cómodos, tal vez no eran tan cómodos pero el cansancio que traía consigo le hacía pensar eso. Se dormiría, eso era seguro y al despertar probablemente ya estaría llegando a su destino.