36-El plan
Las bragas se deslizaron de a poco mientras el rubio pensaba que no se había puesto semejante cosa. El maldito pervertido se las debió colocar mientras dormía. ¡Maldito hijo de su madre! Exclamó mentalmente mientras estas llegaban a las rodillas. La navaja que antes le mostrara Claude descansaba ahora entre sus rodillas donde este la había clavado de punta en el colchón para sonreír al ver la expresión del otro.
¡Oye! ¡Para ya! ¡Ya sé que eres un pervertido! ¡No tienes que demostrarlo!—le gritó el melado esperando desviar la concentración del otro.
El mayordomo lo miró y contestó—Pero al parecer cuando el joven amo Kaiba te lo hacía no protestaba tanto, okama san—
¿Cómo me dijiste maldito imbécil?—preguntó indignado el rubio un momento antes de caer en la cuenta de algo--¿Y tú como sabes eso?—preguntó sospechando.
Ya no hay porque ocultarlo. Pegasus sama ha grabado todos sus encuentros con su futuro yerno—dijo el sirviente.
¿Todos?—preguntó Joey con pasmo. Eso significaría…
¡Así es! Usted y Kaiba sama en la azotea y anteriormente, usted y Kaiba sama en su apartamento—contestó simplemente Claude.
¡Ustedes pusieron cámaras en mi casa!—acusó el melado lleno de digno encono.
El otro sonrió de lado como si le divirtiera la idea de que su interlocutor fuera un idiota—¿Acaso pensó que el amo Pegasus lo liberó porque es una persona generosa? Lo sucedido en esta mansión tampoco pasó desapercibido a sus ojos—aclaró el pelinegro y entonces Wheeler se dio cuenta de la gran trampa. Entonces se puso a pensar. Era evidente que con tal material en sus manos el millonario obligaría al castaño a cederle algún poder gracias al chantaje nuevamente. Después de casado con Desire si se hacía parecer que hubiera ocurrido un adulterio las cosas se verían feas para el ojos azules, podría perder al menos la mitad de su empresa. Ante tal perspectiva lo más lógico era que cediera ante el chantaje de su entonces suegro y le diera algún poder que este haría efectivo. Luego el oportuno accidente se llevaría a cabo y su hija heredaría la empresa pero nadie sospecharía de él pues a los ojos de todos su yerno ya le habría otorgado el poder liberándolo así de un aparente motivo y desviando las sospechas si las hubiera.
Todo estaba tan bien planeado que el rubio tembló ante la perspectiva de estar ante tal malignidad dotada de medios e inteligencia para llevar a cabo tan crueles planes.
Veo que se encuentra ansioso, Josephine—dijo el de lentes atrayendo la atención del melado que lo miró sorprendido al salir de golpe de sus pensamientos. Este sonreía con esa malevolencia implícita tan característica de él y un momento después su mano se deslizó por la piel interna de uno de los muslos del atrapado reportero.
Sintió un estremecimiento cuando la mano llegó a esa parte donde ambas piernas se unen.
¡Deja eso!—le ordenó pero en la furia estaba mezclado tantito de pánico que satisfizo al ojos ámbar, este se movió acercando su cara a la del ojos mieles con una sonrisa gatuna.
¿Acaso no desea esto?—dijo antes de con su mano rozar pavorosamente el miembro viril y haciendo que el cuerpo del otro vibrara ante el contacto en tan delicada zona--¡Oh! No se preocupe, Josey san, la trataré delicadamente—dijo mientras se paraba y comenzaba a sacarse la chaqueta dejando visible su chaleco a rayas. Los ojos de Joseph se abrieron con estupor. ¿Estaba pensando hacer lo que creía? ¿De veras? Se preguntaba mientras el sirviente se despojaba de la prenda deslizándola por ambos brazos a la vez—Lo de antes solo fue una broma de mi parte, me comprometo a tratarle bien estos días, los haré tan plácidos y eternos que para cuando termine con usted apenas recordará que hacía aquí—
Lo dudo mucho—dijo el rubio con el ceño fruncido.
¡No debería dudar de mis habilidades!—dijo el otro hincándose sobre el en cuatro patas con la nariz casi rozando la de él—Eso me impele a demostrarle cuan bueno soy en eso—
¿Por qué no te dejas de juegos y me matas? ¡Al fin y al cabo es lo que tú y tu jefe quieren! ¿No es así?—preguntó Joseph rebelándose aunque pareciera lo contrario. En realidad le intrigaba el hecho de que no lo hubieran matado de una y aunque sabía que Pegasus no estaba enterado de su intrusión sin duda al saber de lo que había logrado escuchar sería lo que demandaría.
¡Pero eso no es nada divertido para mí!—dijo de pronto el de lentes haciendo un puchero y se sentó a horcajadas de las piernas de Joey con la espalda tocando la empuñadura de la navaja, luego toqueteó de nuevo bajo la falda y dijo después de ver la reacción del otro, mientras se quitaba los lentes—Quiero verlo retorcerse de placer y pedir más hasta que no le quede aliento. Luego cuando me haya aburrido y su condición física sea la indicada le tenía reservado un paseo en bote—
¿Paseo en bote?—preguntó intrigado y sorprendido Wheeler.
Pues me pareció indicado llevarle a navegar y tal vez se anime a darse un chapuzón—dijo feliz el pelinegro y entonces Joey entendió. Estaba seguro de que la idea era llevarlo a navegar en mala condición física y tirarlo por la borda era una forma fácil y poco arriesgada de deshacerse de él. Sin fuerzas para nadar se ahogaría. Parecería accidente o suicidio.