Francis – Francia
El vino, su suave color. Como decirle blanco a algo que se tiñe de un color tenue amarillo, amarillo como sus cabellos, el perfil de aquella copa suave como su piel. Es acaso que yo, hombre tan libre de amores, hombre lleno de esperanzas, terminar enamorado de aquella silueta, llenas de risas, de sentimientos difusos, incluso para él. De ese verde intenso, como las bellas esmeraldas.
Mi piel estaba pegada a la madera del piso, lisa y fría. El olor del ébano se me hacia tortuoso, mientras una botella de vino, creo que eran más, regadas en el piso. Mi casa parecía el terreno de una guerra y fui interrumpido de mi soledad, por unos ojos violetas que querían molestarme esta noche.
- El hombre más desdichado de Francia –
- Malditos seas el dia que deje que te quedaras en mi casa, déjame torturarme yo solo, déjame caer en mi miseria-
En dos segundos quería fulminar con la mirada al que se hacía comparar conmigo, maldito francés de cuarta. Pero el se reía mientras fumaba un cigarrillo, llevaba veinte cajas, tampoco es que no se reflejara lo preocupado que estaba, las evidencias eran claras. Por lo que aprendí de ellos, esos que se llaman sombras, lo que pase con la luz, afecta las sombras.
- Tendré culpa yo de tu miseria, tú fuiste el que no supo montar al ingles de mierda. Si Oliver se pareciera mas a Arthur, en la personalidad obviamente, me lo hubiera montado hace mucho tiempo-
- Es acaso que montar es suficiente para ti?, ampliar la zona no es suficiente, yo quiero que el sea mio,pero que él me corresponda-
- Amigo mío, ¿no te parece tarde? –
- No hablo de eso, solo que, no puedo forzar a alguien para que me ame-
- Si, si, si, lo que tu digas- el me respondía de manera irónica.
Sin más volvió a dejarme en mi miseria y yo volví a pronunciar palabras mentales, de la prosa de la más triste historia. Oigan lo estoy contando yo, tengo derecho a deprimirme. Sin más recordé un poco el dia de ayer, note cosas que no había alcanzado a percibir antes, algo que me dejo perplejo. No solo la situación romántica que tenia Gilbert con kiku, sino también, de personas que resultaron estar también enamorados de Arthur, irónico ¿no?
Pensar ser el único, que esta encaprichado con Arthur y resulta que soy uno de tantos. Eso sí, los odio a todos pero por alguna razón, no puedo odiar a Antonio, me es imposible, es mi mejor amigo, como odiarlo, no puedo , le tendré rabia por un tiempo, pero odiarlo jamás, a pesar de que ,HAYA PROFANADO SU CUERPO.
¿Qué hare? , ¿Qué se supone que haga?, no solo eso, he de acotar, Iván, Yao, incluso Alfred y quede perplejo por la actitud de todos. El único que parece que no logra darse cuenta de aquellos sentimientos, era Arthur, bueno tampoco he de decir que del lado de nosotros estemos sufriendo, que queda para romano, para Bélgica, es mejor que nadie los sentimientos que le guardan a Antonio. Irónico ¿no? Que yo soy el país del amor y nadie te ama, ya es muy tarde para mi, todos los que me gustan estaban ocupado, mientras alzaba la mano y mezclaba la copa de vino. Me levante por fin de manera tediosa, no quería, pero tenía que salir a tomar aire fresco, tome y me puse la chaqueta y decidí recorrer mi amada parís para poder relajarme, aunque sabía que sería difícil.
Mientras pasaba por las callejuelas de parís para relajarme, note la cabellera larga y negra de china, entre los mercadillos parisinos, oliendo especias de distintos tipos, no pude evitar acercarme para molestarlo. Con un claro interés malévolo, me pare justo detrás de él y él seguía mirando las zanahorias que estaban en el puesto, que a mi parecer para él le parecían bonitas. Así que decidí hacer que se percatara de mi presencia, soplando en su oído izquierdo.
- Fuuu~- el grito de china se escucharía hasta en su país, en latino América y en Plutón. No es para exageras lo que causo en la gente.
- Malditos seas aru ¿acaso no entiendes lo que significa el espacio personal aru?-
- Espacio personal, que espacio personal, tu estas en mi tierra, tu estas dentro de mí- lo dije de manera un poco, lasciva.
Yao estaba un poco sonrojado y se tomaba su oreja con ambas manos.
- Estas demente aru? Yo no estoy dentro de ti aru, solo estoy comprando vegetales aru-
- Hon hon hon hon, mis vegetales-
- Vegetales a fin de cuenta aru-
- Si, de mí tierra-obviamente para el chino esta discusión no iba a terminar nunca.
- ¿Qué demonios quieres aru?-
- Molestagte aru-
- No me imites aru! Es insultante aru-
- No te imito agu-
- Maldito aru-
Las expresiones del chino me parecían tiernas a pesar de que fuera una burla inocente, pero estaba claro, Yao era sensible a este tipo de cosas. Después de una burla larga y certera y claro me golpeo en la cabeza, decidí comprarle un café para pedir su perdón. Fuimos a uno de estos café que tanto adoro en parís, Yao parecía intranquilo con mi presencia pero de igual modo acepto el café y no es que seamos los mejores amigos, pero si hemos entablado conversaciones que con otros países que conozco.
- No me estarás seduciendo aru? Recuerdo cuando me querías obligar a ser parte de ti aru, -
- ay pero eso fue cuando la guerra del opio, fuuuu, hace mucho tiempo-
- No tanto aru, yo lo siento como si hubiera sido ayer aru-
- Siempre he querido preguntarte algo china-
- Mmm-
- ¿Ahhh y esa muletilla de donde sale? No me molesta para nada ¿eh? Pero en serio, es el misterio mas grande,después de que Iván es peligroso, si es tan tierno-
- Tú crees que Iván es tierno aru?-
- Un poco, de hecho, creo que una vez le ofrecí formar parte de mi-
- Francia aru, ¿a quién no le has ofrecido ser parte de ti aru?-
- Mmmmm, a Escocia, creo-
- Y de paso ni estas seguro aru-
- Bueno no me culpes, soy muy guapo para que la humanidad no conozca mi belleza, agu-
- Te vas a seguir burlando de mi verdad? No te pienso responder sobre mi mote aru, lo tengo desde siempre aru-
- Me acabas de responder ¿Sabes? Lo tienes desde siempre-
- Maldita seas aru, eres un imbécil aru, mejor me voy aru-
- Te ves lindo cuando te enojas-
- No soy lindo aru! Soy mayor que tu aru-
- No parece agu-
- Deja imitarme aru-
- No puedo evitarlo agu, molestarte es un arte…agu-
- Te he dicho que dejes de imitarme aru-
- ¿Por qué? , es muy divertido-
- Es molesto aru-
- Aru-
- Ahhh, deja mi muletilla en paz aru-
- no puedo evitarlo, sabes china, creo que pronto, muy pronto ,tu vida cambiara-
- ¿por qué lo dices aru? Déjame de mirarme así aru, das miedo aru-
- honhonhonhonhon- lo mire de maneras alegre y algo picara.
Me acerque a su mentón lentamente y eso hizo que se pusiera aun mas rojo, mi mano se acerco al filo de la piel de su cara, acariciándolo lentamente y sintiendo ese tercio pelo, que increíblemente era la piel de china. Sabía perfectamente que su aspecto era adorable, era pequeño y ese cabello como la pluma de un cuervo, tan largo y sedoso. Tome su cabello de la cola, mientras sentía su suavidad, lo acerque a mis labios, Yao se puso a temblar, ese olor a jazmín, tan típico de él. Me proclame a mí mismo, más que a los demás, aunque sé que me están escuchando. Creo que no seria malo, atacar a un dragón. Lo que Francia se adentrara a tierras chinas.
- creo que…Yao, ¿te gustaría ser mío-
- que aru?-
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Antonio
No se podía creer lo caliente que estaba el lugar a pesar de que estábamos en casa de uno de los amigos de mi esposo, si, mi esposo. Estaba tan feliz de que su nombre ahora se compartiera con el mío, a pesar que reñimos bastante seguido, su sonrisa es un destello y lo siento aun más hermoso cada dia, lo he notado como, como si su cara brillara, es mucho más tierno y dócil últimamente, han pasado algunos meses, dos de hecho. Lo noto más sexy, como si su trasero fuera más voluptuoso, pero lo más interesante de todo esto, es lo sensible que esta, lo toco y el pareciera que se le erizara la piel con solo el roce de mis dedos, eso me excita pero también me preocupa.
Quería que el sintiera el calor de mi cuerpo todo los días, pero él no le molesta y pesar que a él le molestaría de vez en cuando. Total, tomando en cuenta que a pesar de que me haya enamorado de él, no significa que el esté totalmente convencido de esta relación. Si, el lo propuso y yo propuse ir a lo más serio, qué no fuera una mentira y decir lo intentare no significa que es un si totalmente, es un tal ves y los tal vez solo funcionan cuando las madres te dan permiso, no en el amor, me pregunto si me amara.
- Cariño la ducha esta libre, que calentito estaba todo-mientras se secaba el cabello del agua tibia, acababa de salir de la ducha, con una bata de color verde. se adaptaba perfectamente a él. Soy un cursi.
- Voy a quedarme aquí en la cama calentito, que tal si te caliento-
- eres un pervertido cachondo.-
- si, lo sé, pero eres el culpable, me hiciste un adicto a ti ,hazte responsable de tus fechorías, ladrón de corazones-
- ¿así que el ladrón de corazones, te robo tu precioso y lindo cuerpo?- mientras se acercaba, también quitándose la bata de baño, mostrando su cuerpo, se tongoneaba hasta a la cama.
Que diosa del Olimpo y no soy griego ¿eh? Discúlpame Grecia por robarme algo tuyo, pero lo ameritaba.
- amor mío, tú me llamas pervertido, pero aquí el que se contonea eres tú. ven pa ca mi arma, que te como todo-sin más, el se sentó encima de mí, Mientras se meneaba, sosteniéndose con sus brazos en mi pecho.
- ¿Así que me vas a comer todo? Tenemos un pervertido en la casa, ¿acaso me harás siempre lo mismo? Esto no es sexo, esto es corrupción – le sonreí mientras tomaba su cintura. Su pene se despertó, se sentía que pulsaba de solo verlo, acerque su rostro al mío y mordí sus labios. pase mis manos por su cuello, y él se echaba para atrás y rozaba su pelvis contra la mía, hacia que rozaran nuestros miembros. Si, esto sí que era corrupto. fue bajando sus manos, por mi pecho delineando cada centímetro, con esas suaves palmas, tome su espalda con mis manos, palpando cada centímetro de su columna, bajando delicadamente, hasta su trasero. ¿han sentido lo suave que es un malvaviscos? si, así son esas hermosas nalgas. Delineaba las mordidas de la noche anterior, creo que me pase un poco ayer, pero eso no me detuvo.
Abrí y presione sus nalgas, haciendo que el gimiera, bajo su mirada hacia la mía y le sonreí. El paso su lengua por mis labios, afirmando que mis gestos eran los adecuados para el momento. El era un libro abierto para mí. Me entretuve con su lóbulo, mientras mordía su oreja, esto lo hacía gemir, cada jadeo de su boca me excitaba mas, mientras acariciaba su voluptuoso trasero, que dichoso soy. Mientras él seguía meneando su pelvis contra mi pene. Me hacia gruñir, bajo a mi cuello con sus labios tan suaves y fue mordiendo fuertemente, no para romper, sino para calentarme. Lo voltee rápidamente, presionándolo contra la cama, que se nos hacia chica en ese momento. Tome sus manos y se la bese, mirándolo fijo a sus ojos, eso lo hizo sonrojarse más, amo cuando es inocente, un alma pura, pero es una bestia en la cama. Clavo sus uñas en mi espalda, mientras se enrollaba y le exclame.
- Oye así no me voy a mover tan cómodo- quito una de sus manos de mi espalda y presionó mi pene con su suave palma. Mientras sacaba su lengua y empezó a masturbarme, ¿Qué clase de embrujo uso en mí? El que diga que los ingleses, son sosos en la cama, están completamente equivocados. Este es el dios de la lujuria, ningún ángel es un dios.
Lo bese, mientras empecé a masturbarlo con mi mano izquierda, estábamos decididos a hacernos sentir bien ¿Qué tiene de malo, amar tan apasionadamente? Nada ¿verdad? Enciérrenme en una mazmorra si quieren, pero nunca me quiten esta sensación. Sus jadeos en mi oído, el sudor, el olor de su cabello, la cara que hacia al venirse, como al separar sus piernas se asustaba, a pesar de que no fuera la primera vez. Cuantas veces lo hemos hecho, no lo sé y sé que no las contare nunca. La expresión de dolor y excitación que hace en el momento en que estoy por entrar en ese glorioso lugar de su intimidad, lo profundo que llego hasta llegar a ese lugar, ese lugar de gloria. Mientras rasguñaba mi espalda con fuerza, iba a repetir heridas que había dejado antes con sus pequeñas garras, como un pequeño gatito en celo.
Tome su pierna poniéndolo de medio lado y dejando la otra por entre las mía, el se asusto.
- ¿Que vas hacer?- le sonreí, mientras lamia mis colmillos.
- Divertirme – podía ver su expresión de lujuria. emoción que nos dejaba a ambos, no importa cuántas veces lo hagamos, no importa que fuera la primera vez, sin escatimar en detalles, no importa cuántas veces lo monte, cabalguemos hacia el mundo del éxtasis, siento su piel como la primera vez que lo toque y es decir mucho, dicen que las cosas cambian cuando te casas y eso nunca pasara.
Empecé a empujarlo aun más fuerte, el gritaba mi nombre, ohh por dios.
- Sigue diciendo mi nombre…profana el nombre de Jesús y de toda la iglesia si lo deseas-la iglesia católica, me prohibiría ir de nuevo a su sede, el papa me odiaría eternamente por lo que diré, pero me lo pasare por lo huevos, los cuales están rozando contra su trasero suave.
Sentí que me estaba presionando, enseguida se volteo, dándose contra mi pierna y tomando mi cuello y jalando mi cabello, grito entre jadeos.
- hamm,hamm,hamm, no me vendré sin verte maldición-el que diga que este hombre no puede excitar, es un maldito ciego.- no…espera…¿Qué fue eso?...esta mas grande, maldito!-mordía sus labios, mientras rozaba mis dedos en su pelo y le sonreí. Me reí entre dientes y seguí empujando, el volvía a gritar de nuevo, con palabras que me hacían sentir como todo un semental. Gastaría todo mi arsenal con él, susurre mientras sentía que me presionaba aun más
- Vas a aprender muchas cosas, muy buenas conmigo- sentí la presión, se contrajo, doblándose. los espasmos estaban llegando, sentí lo caliente de su semen en mi pecho, se vino. Nos recostamos en la camayo me vine al segundo en que empezó a presionar. Sudábamos, grite, dios, maldita seas dios. Siento por maldecirte, pero esto fue grandioso. se acostó en mi pecho, empezó hacer círculos a su alrededor con su mano, mientras me susurro unas palabras, que me dejaron en chock.
- Cariño, ¿sabes que te quiero verdad? Te quería preguntar algo, ¿te gustan los niños?-yo abrí los ojos y sonreí
- Si, si me gustan los niños ¿Por qué?-mientras lo rodeaba con mis brazos.
- Y te gustaría unos hijos algún dia?- tratando de entender lo que me estaba por decir, sería una proeza, pero el siempre seria directo, me dijo claramente lo que sucedería a continuación.
- ¿Sabias que nosotros somos fértiles?- se cayó por unos momentos. miró al techo, se veía pensativo, creo que estaba analizando algo. ¿como explicarme lo que me haría el hombre más feliz del mundo?
- Sabes, yo seré hombre y sabia de las consecuencias de esto, pero creo que…en nuestra casa, pronto unos piecitos irán corriendo por todo el lugar- alzo la mano, como si tratara de tocar el techo- Nos despertaremos a las cinco de la mañana cada vez que llore, nos despertaremos cada vez pensando que estará manchado, tendrá hambre, tendrá cólicos, nos haremos un lio, ¿Qué te parece?- contestar no sería fácil, pero decidí contestar con una pregunta.
- ¿Seré padre? ¿Estas en cinta?-el sonrió y se acostó encima de mí, enrollando las sabanas en él y puso su oreja en mi pecho.
- Qué bien suena tu corazón, pronto pondrás tu oreja en mi estomago y podrás escucharlo, ¿no te parece divertido?- acaricie su pelo, mientras lo enredaba entre mis dedos.
- Sí, creo que será divertido, quiero que sea una niña-
- Lo siento cariño, pero creo que va hacer un niño…