40-¿Cava si o cava no?
La toalla resbaló hasta tocar el suelo mientras el esbelto cuerpo del castaño se aproximaba a la cama de azul acolchado, las paredes aguamarina hacían juego con la cama mientras la perlada alfombra iluminaba la habitación con su palidez. Seto tomó primero sus boxers negros y mientras se los ponía estudió el mapa mental que su imaginación le proveía. El traje gris perla como siempre le quedaba a la perfección mientras se anudaba la corbata cobalto pudo verlo en el espejo de cuerpo entero que tenía en su habitación.
El auto de su propiedad había sido preparado por su chofer y lo esperaba en la puerta a la hora acordada. Cuando llegó a la mansión Pegasus su cara no dejaba ver el aburrimiento y preocupación que ocupaban la cabeza de Seto.
Claude lo recibió después de la sirvienta que le abrió y con cortesía a leguas falsa lo llevó a la habitación donde padre e hija lo esperaban. Kaiba se sentó a un lado de la joven mientras el mayordomo y las doncellas servían la ensalada de mariscos de entrada y el pato a la naranja como plato principal, luego de esto se excusó y salió del comedor buscando estar solo. Y es que la alegre sonrisa retorcida de su futuro suegro mezclado con la altivez y mal humor de Desire fueron demasiado para su poca paciencia ya de por si disminuida por los revoltosos recuerdos de días antes con ese tipo Nobushiro. Ya ambos días lo había molestado recordarlo en ocasiones pero ver a Desire le había hecho más vividos esos recuerdos.
Y es que Seto silenciosamente había estado tratando de ubicar al melado llamándolo tanto a su trabajo como al celular. Sin muchas ganas se dirigió al baño pero al salir de este no se sintió con ganas de volver a la comida inmediatamente por lo que decidió encender un cigarrillo. Para tal fin se dirigió a una de las habitaciones de la mansión. Pasó un rato con su cigarrillo mirando la luna y tratando de pensar con calma en lo que le estaba pasando a su vida. Sin duda no le gustaba estar a merced de ese tipo pero un juicio por espionaje, aun sin pruebas, seria el fin para su empresa. En Japón dichos rumores acababan con la confianza del mercado rápidamente a lo mismo que acababa con la oportunidad de tener prestamos del sector financiero legal.
Mordió el cigarrillo con el ceño fruncido y luego lo tiró a sus pies para pisarlo con fuerza, imaginando en el suelo la cara del bastardo que pretendía su empresa. Después que las cosas se calmaran y el maldito bajara la guardia le tocaría atacar de alguna manera. Pensaría en ello y elaboraría un plan en consecuencia.
Estaba saliendo para volver a la cena cuando por el rabillo del ojo observó movimiento, aunque no era una persona curiosa si era precavida por naturaleza y eso hizo que volviera con cuidado su mirada hacia el lado donde había visto el movimiento para percibir como una puerta se cerraba. Era Claude estaba seguro. Aunque no quería admitirlo estaba intrigado por ese tipo que parecía mucho mas que un eficiente mayordomo a sus ojos por lo que siguiendo sus instintos abrió la puerta que había sido cerrada para ver ante él una escalera antigua incrustada en un pasaje. La mansión de Pegasus era antigua y era obvio que debía tener tales pasajes y, pensándolo por un momento primero, decidió seguir los pasos del sirviente ya que era seguro que en el futuro la información de un pasaje casi secreto podía servirle.
Cuando llegó al final de la escalera pudo ver otra puerta igual a la anterior y decidió traspasarla para darse cuenta que estaba en un lugar que no conocía de la mansión, después de recorrer por un minuto el lugar escucho que abrían otra puerta y por instinto se ocultó.
¿Por qué me oculto? Pensó mientras miraba por la raja de la puerta detrás de la cual se escondía. De seguro el otro había ido a la cava por una de esas botellas de las que siempre hablaba Pegasus.