-No puedo creerlo. Ryo, lo siento mucho, en verdad. Me hubiera gustado haber pasado más tiempo con ustedes.
Yugi hacía múltiples reverencias, era el colmo. Las primeras vacaciones en las que hace amigos y los olvida por completo.
Ryo hizo un ademán con la mano restándole importancia – No tienes de que disculparte Yugi. Vendrás el siguiente año ¿cierto?
No lo había contemplado pero ahora que le hacían mención de ello, no parecía tan mala idea regresar, después de todo le agradaba el ambiente campestre y la interacción con su abuelito.
-Muy seguramente si, Ryo. Espero tengan un buen viaje de regreso.
-Igual tú, Yugi. ¡Oh! Debo irme. Nos vemos.
Al perder de vista a su amigo, regreso la mirada a buscar a su tutor pero ya no se encontraba por ahí ¿En qué momento se fue?
Sin prisas se levantó y camino unos minutos por los alrededores, era una tarde cálida y agradable, era un hecho, extrañaría aquella calma que le hacía sentir en paz.
Una vez en casa de su abuelo notó un aura nostálgica.
-Abuelo ¿Yami ha vuelto?
Por detrás del muro que dividía la sala común y el comedor, Yami salió a su encuentro.
-¿Se te ofrece algo?
-No, no es nada.
-¿En serio? Vale.
Aparentemente a Yami no le afectaba en lo mínimo el suceso de la tarde.
-Por cierto, Yugi. Felicidades.
¿Felicidades? No entendía el contexto
-¿Qué hice?
Yami llevaba dos tazas humeantes con té e iba directo al comedor. Dejo ambos recipientes sobre la mesa e incitó a su compañero a hacerle compañía.
-No es para menos, lograste tener buen dominio de tu “concentración” si es que se le puede llamar así. Además, ya descubrimos tu habilidad, creo que también la notaste.
Yugi asintió.
-Es buena, no de las mejores pero realmente no la necesitas ¿Verdad?
-Bueno, realmente no tengo que usarla. Creo.
-No la usaras – dio un sorbo a su taza – no es cortés buscar algo a la fuerza.
Guardaron silencio por unos momentos.
-Creo que tienes razón. Aun así, hay algo que no me queda del todo claro.
-¿A qué te refieres?
-¿Por qué sólo pude vislumbrar la sombre de una persona en tus ojos y no sus características?
Yami lo meditó por unos instantes, si su habilidad era la de ver los “pensamientos” entonces dicha habilidad o estaba en desarrollo o había algo más.
-No tengo idea, Yugi. Posiblemente te falta práctica, no está del todo desarrollada, quizá sea eso.
Yugi se levantó y fue a paso decidido a su contrario y le tomó del rostro para mirarle directo a esos penetrantes ojos.
-¿Yugi?
¡Ah! Esas bellas amatistas. ¡No! Si su pupilo veía sus verdaderos sentimientos lo rechazaría. Los cerro suavemente.
-¿Puedes abrirlos? Por favor, Yami.
Sin abrirlos rio infantilmente - ¿Qué es lo que quieres saber? ¿Eh?
-Sólo quería volver a intentar lo de la tarde – dijo algo decepcionado, en verdad quería volver a probar su habilidad.
Sólo entonces Yami los abrió, sonrió pícaramente.
-Concedido.
Aprovechando la proximidad del pequeño, llevó una mano a su mejilla y con la otra le rodeó la cintura para atraerlo a sí mismo. Era un mero contacto labial casto, sin movimiento, con mesura, con mucha intención de parte del mayor.
Por fin estaba tomando aquel beso deseado, algo en Yugi despertó aquel interés; no sólo en sus labios, generalmente todo lo que era el pequeño. Quería conocer más allá de lo que expresaban sus acciones, sus palabras; conocer sus verdaderos sentimientos, aquellos que eran ciegamente atados a alguien que sabía perfectamente no correspondía y no lo haría.
¿Pero cómo decirle? No tenía el corazón para decírselo, él tendría que descubrirlo tarde o temprano y odiaba esa idea. Le recordaba a su él de aquel entonces, igual a Yugi; lleno de ilusiones, esperanzas e inocencia, la única diferencia era que Yugi no se daría por vencido. No dejaría reprimir sus sentimientos como hizo él que ni siquiera lo intento. Reprimió aquellas sensaciones, los sentimientos, esos que ahora le mostraba al menor. ¿Qué tenía él que no le dejaba volver a cometer el mismo error? Ya no había vuelta atrás. ¿O sí?
Por su parte, Yugi no supo en que momento sus labios se vieron apresados por los de Yami, estaba pasmado, ahora eran sus ojos los que no podía cerrar por la impresión. Instintivamente sus manos descendieron casi al instante del contacto hasta los hombros de quien le estaba dando su primer e inocente beso; no lograba procesar lo que estaba ocurriendo, miles de pensamientos asaltaron su cabecita dejándola ajetreada y fuera de sí.
Fueron unos cuantos segundos en que sus alientos permanecieron unidos hasta que Yugi por fin reaccionó y delicadamente volvió a la distancia inicial. Sus mejillas estaban levemente teñidas ¿Qué era eso? No fue algo que le haya desagradado.
-¿Contento?
Entonces entendió todo. Fue un mal entendido, cosa que lo hizo respirar de alivio. Soltó una inocente risa.
-No me refería a eso, Yami. Sólo quería practicar contigo mi habilidad.
Yami también respiró aliviado de que lo hubiera tomado de esa manera. Rio para aliviar un poco la tensión.
-Debiste mencionarlo desde el inicio, Yugi.
Era gracioso en parte, Yami se despreocupo de haber mostrado sus verdaderos y nuevos sentimientos. Quizá y si el tiempo quería, podría lograr algo más que una amistad con su compañero.
CONTINUARA...