No paso ni media hora cuando el despertó, al parecer igual había tenido una pesadilla.
—Mugiwara-ya... —me miro un poco confundido
—¿Qué sucede Trafalgar?
—Nada... —se levantó, habíamos dormido en el suelo ya que como era una casa abandonada no había cama ni nada más que muebles empolvados —hay muchas cosas que hacer.
—Antes de eso, hay algo que debo decirte... —como suponía él estaba al tanto de la situación.
Estábamos dispuestos a salir de aquel lugar cuando escuchamos pisadas cerca... ¿la policía? Trafalgar fue quien salió a averiguar.
Hoy sería un día especial pues buscaríamos alguien en quien él pudiera renacer. …l decía tener una buena víctima así que iríamos por esa persona. Después de un rato regreso, solo habían sido dos estudiantes que iban directo al colegio, tenía ganas de matarlas, pero según él solo le quitaría el tiempo.
Tenía que ser cuidadoso pues ahora mi rostro estaba expuesto, aunque podía mezclarme con tanta gente sabía que corría el riesgo de que alguna me reconociera.
Conseguimos llegar a aquella casa, era grande y por el silencio que había suponíamos estaba deshabitada, Trafalgar entro y abrió la puerta dándome acceso a aquel lugar, buscamos por toda la casa hasta que dimos con el propietario. Un rubio de más o menos 20 años.
Todas las luces estaban apagadas las cortinas cerradas así que no podía ver. La habitación donde estaba este sujeto también estaba completamente oscura, era alumbrada únicamente por la portátil que estaba utilizando. Entre siendo cuidadoso seguido por Trafalgar, ya venía preparado para todo. Llegue a más o menos paso y medio detrás de él, busque algún objeto con que atacarlo y di con una botella de vidrio al parecer era de sake. La tome y golpee su nuca haciendo que este cayera inconsciente, lo tome y lo amarre dejándolo acostado en la cama.
Minutos más tarde el despertó. —¿Dónde estoy? —preguntaba mirando hacia todos lados
—Estás en tu propia casa —sonreí
—Tú... Tú... ¡Eres el asesino!
—Felicidades, acertaste —comencé a reír sádicamente
—¿Por qué yo? ¿qué me vas a hacer?
—Tranquilo, no te haré mucho daño, realmente te necesito en perfecto estado
—¿Para qué? —preguntaba aun asustado
—Haces muchas preguntas no tengo tiempo de responderlas, si no fuera porque te necesito ya te habría matado
—Mugiwara-ya apresúrate, vayámonos de aquí
—Lo que tú digas Trafalgar —tome aquel sujeto y lo cargue necesitaba bajar a la cocina ahí lo prepararía para poder salir de casa.
En otro lado de la ciudad viajaba una mujer de cabellos castaños, no estaba perdida aun así todos los días la veían en busca de algo ¿en busca de qué? Ni ella lo sabía, solo sabía que había un lugar en Japón al que debía llegar, al que debió haber llegado hace más de 50 años.
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Había conseguido dormirlo nuevamente, siendo cuidadoso, lo sacó de aquella casa, lo llevaría a aquel lugar donde era su actual escondite, sin que nadie lo viera pues como antes había dicho ser cuidadoso era su fuerte además de que Trafalgar se encontraba con él. Llegaron a su escondite y lo dejaron a un lado, aún dormía así que prepararían todo para comenzar el renacimiento del ojeroso.
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La policía tenía mejor vigilado todo, según ellos; pues el azabache había salido.
—Estoy seguro de que lo vi —decía recordando el día anterior
—¿A quién vio señor? —preguntó uno de sus subordinados
—Estoy seguro de que vi a Trafalgar Law —decía tratando de asimilar lo sucedido
—Disculpe mi ignorancia señor, pero... ¿Quién es Trafalgar... Law?
—Es verdad eres un novato. Era un asesino en serie de hace más de 50 años, estoy seguro de que en ese entonces lo mate...
—¿50 años? —pregunto sorprendido —Si está muerto... ¿por qué dice que lo vio?
—Tal vez mi vista me jugo una broma. El saber que mi propio nieto puede ser un asesino me tiene un poco consternado, iré a descansar mantenme informado
—Si —dijo saludando como marine
Se dirigió a su oficina, pidió que le llevaran algo de té y se recostó en su silla, aunque era ilógico estaba seguro de haberlo visto en aquel lugar. Debía buscarlo, pero esta ocasión lo haría solo ya que no estaba seguro si era su imaginación.
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Todo estaba completamente oscuro lo único que iluminaba la habitación eran unas cuantas velas que había colocado el azabache menor. El rubio se encontraba en medio de la habitación, estaba sentado en una silla amarrado, tenía la boca tapada y una calavera en las piernas.
Comenzó a moverse al ver aquélla calavera en sus piernas, quería quitársela.
El azabache menor termino de colocar algunos objetos que le servirían para llevar a cabo su malvado plan.
Hoy sería el día. Ambos estaban impacientes.
*Mugiwara*
Estaba emocionado pues hoy Trafalgar renacería, estaría conmigo, haríamos de las nuestras. Comencé haciendo un tipo ritual Trafalgar estaba sentado observándome, yo trataba de concentrarme y el rubio lloraba del miedo.
Realizaba un tipo de baile que según había leído servía para liberar almas, con el alma del rubio suelta Trafalgar tenía la oportunidad de llenar aquel vacío que se encontraría en el cuerpo del rubio.
*Basta, tengo miedo* pensaba el rubio, sus lágrimas eran cada vez más frecuentes, sentía una gran presión en el pecho, como si algo le obligara a desmayarse *que alguien detenga esto* Fue lo último que pudo pensar cuando, se desmayó, había estado observando bien los movimientos que hacia este sujeto también estaba seguro había podido ver a aquel ojeroso sonriendo de manera sádica mientras se acercaba a él y esperaba ansioso.
Finalmente el rubio se desmayó, el azabache menor lo había logrado, había podido liberar su alma, en pocas palabras había conseguido matarlo sin hacer nada más que aquel baile. El ojeroso no dudo ni un segundo, entro en el cuerpo de este para poder fusionarse con él, todo volvería a ser como antes, por fin podría vivir tanto como él quisiera y no solamente eso, ahora que el azabache menor le había ayudado a cumplir su objetivo no tenía intención de cubrirlo por más tiempo, el seria la carnada perfecta para que sus crímenes pasaran a desapercibido.
El cuerpo con el alma de Trafalgar comenzaron a fusionarse, ahora ya no solo se podía ver a aquel rubio si no que poseía características de el mismo, como las ojeras, esas patillas tan largas que cargaba, el color de sus ojos y su sonrisa, aquella sonrisa que volvía loco a ambos Luffy.
—Trafalgar… ¡lo conseguimos! -exclamaba feliz de verle ahora con vida
—Felicidades Mugiwara-ya —sonrió —hiciste un buen trabajo
Nadie podía imaginarse lo que se venía, menos lo que pasaba por la cabeza de ese sujeto quien alguna vez en su vida había sido un asesino en serio muy famoso. Con ese aspecto creía nadie lo reconocería pues habían pasado ya más de 50 años, su nombre volvería a sonar por toda la cuidad una vez terminado aquel trabajo que no había podido conseguir.
—¿Qué haremos primero Trafalgar? —pregunto emocionado, claro lo que él quería era quedarse con él y disfrutar de su renacimiento, pero conocía bien al ojeroso sabía que lo primero que quería hacer era asesinar a alguien con sus ahora propias manos
—Después de tanto tiempo… —se dijo a sí mismo —por fin tomare venganza —miro a su compañero y sonrió.
No podía creerlo, había permitido que aquel sujeto renaciera, no había hecho nada para impedirlo, tal vez, él quería conocerlo en persona, ahora todo mundo podría verlo, ahora todos le creerían, sabrían que no había sido su culpa aquellos asesinatos que estaban a su nombre.
Si tan solo sus padres estuvieran vivos, serían los primeros en saber que había ocurrido realmente, lamentablemente, su otro yo se había encargado de deshacerse de ellos.
Aunque a la vez le emocionaba poder estar junto a él, sabía que no debía permitir que esos dos estuvieran juntos, no se trataban de celos si no de miedo, ¿Qué podían ocasionar ellos dos juntos? Ambos eran malas personas y aunque no lo quería aceptar ese otro Luffy había nacido de su desesperación, de sus ganas de atraer más a su amigo.
*****
Por su parte, aquel comandante, hacia su propia investigación, reciénteme habían cometido tantos crímenes que ni él se imaginaba como podía haber pasado, si estaban resguardando cada lugar, cada centímetro de aquella ciudad.
—Señor —decía un subordinado de este mismo —Me informaron que el sujeto esta fuera de peligro, será cuestión de días para que pueda hablar con el
—Ya era hora, estaba preocupado, si algo le sucediera
—No se preocupe Señor, lo hemos estado vigilando día y noche
—Sigan así, no le quiten ni un ojo de encima
Comenzó a caminar tenía alguna información de Trafalgar Law y de su nieto Monkey D Luffy en su oficina, hasta cierto tiempo su nieto tenía un buen historial, ¿Cuándo había sido que este se había convertido en un criminal? Y no en uno cualquiera si no en el ahora más buscado, el causante de tanto terror y daño.
—Garp —le llamo un ser más superior a el —¿Cómo vas con tu investigación? Es tu propio nieto debes saber dónde se encuentra
—Sengoku-san… debe entender que hace tiempo él y yo no nos veíamos, cuando se mudó aquí apenas y lo vi, usted lo sabe más que nadie pues hemos estado trabajando juntos.
—Piensa, si fueras tu nieto ¡donde te meterías?
El ojeroso y el azabache menor se encontraban caminando directo a la otra cuidad, no habían tenido problema ya que por el camino que tomaban ni los mismos perros se atrevían a cruzar, ya que estaba lleno de leyendas, de mitos tan aterradores que no se atrevían si quiera a mirar.
Su objetivo era cambiar de lugar, así comenzarían nuevamente, hasta que el plan de Trafalgar estuviera terminado, se desharía del mismo comandante Garp, como él lo había hecho una vez en el pasado.
Llegando a su destino, analizaron el lugar antes que nada, debían decidir un buen lugar para vivir, un buen lugar donde quedarse, donde podrían regresar una vez terminado su trabajo diario.
Encontraron una casa, bastante amplia, en ella vivían 2 padres y 3 hijos, no habían tenido problema con los niños pues como todos los días sus papás salían al trabajo y regresaban hasta las 6 de la tarde, en la hora de la cena.
En esta ocasión la cena sería algo especial.
Había matado a 2 de los niños y los había puesto a freír, había usado su sangre como vino, estaba servida en dos copas de cristal bastante finas, el tercer niño, el más grande era quien se encargaba de limpiar aquel desastre ocasionado por esos dos maniáticos.
Mientras el menor de los asesinos freía a los niños, Trafalgar había estado en la sala, escribiendo en aquel libro que siempre llevaba consigo, aquel libro el cual llevaba como título “Venganza” era cuestión de días para que su plan estuviera completo.
Las 6 pm dieron, el único de los 3 niños que seguía vivo, estaba llorando mientras seguía limpiando.
Los dos padres coincidieron en la puerta, entraron, quitándose los zapatos pronunciaron un “Estamos en casa”, al mirar a su hijo el mayor limpiando se sorprendieron, pues no lo habían visto realizar labores de la casa en mucho tiempo.
—Cariño —sonrió la madre —me da gusto verte ayudarnos
—Llama a tus hermanos vamos a cenar —pronuncio aquel hombre
El niño solo continuo limpiando, las lágrimas no dejaban de salir de sus pequeños ojos, sus piernas estaban temblando y amenazaban con tirarlo al suelo, estaba en shock.
—Incluso preparaste la cena —destapo aquella sarten donde estaban algunas partes de sus dos queridos hermanos incluso probo aquella carne que lucía deliciosa
—Sachi, te dije que llamaras a tus hermanos —dijo ya molesto pues no había obedecido a la primera
—Te… —no paraba de llorar —te… —su voz temblaba demasiado —los… —lo que decía apenas parecían susurros, sus padres no podían entenderle
—¡Hawkins, Conis! ¡A cenar! —grito la madre cerca de las escaleras
El peli castaño no podía prenunciar palabras, solo se quedó parado esperando a que sus padres se detuvieran pues estaban saboreando a sus dos queridos hijos
—Bas… ta —continuaba insistiendo, aquellas palabras no podían llegar a ellos —de… ten… gan… se
—Sachi, si no vas a cenar a tu habitación, y dile a tus hermanos que bajen o no les tocara cenar
—Están… —señalo el plato de ambos padres —estas… co…
—No puedo entenderte nada, habla bien —le grito su madre
—Lo que él quiere decir… —interrumpió una voz en la sala, ambos se sobresaltaron y lo miraron —es que están comiéndose a sus dos queridos hijos —rio sádicamente mientras el azabache menor se acercaba a ellos con ambas cabezas de los menores
Los padres soltaron inmediatamente sus cubiertos, estaban en shock, dos de sus amados hijos estaban muertos.
—Mugiwara-ya —lo miro y sonrió
—Lo entiendo Trafalgar… verán mi querido compañero está molesto con ustedes, acaban de comer nuestra cena, ¿que se supone que cenaremos ahora? —se acercó al único niño sobreviviente y le arranco la cabeza —Piensen que es su culpa por hacernos enfadar
El padre tomo lo primero que encontró en la mesa, un sarten, y se acercó al menor con intención de golpearlo
—Yo no lo haría si fuera tu —la voz detrás de él lo detuvo, se giró para observar, el ojeroso estaba con su esposa, este ya tenía un cuchillo enterrado en su pecho —piensa lo que quieras, toda tu familia y tu morirán en nuestras manos —fue lo último que dijo cuándo, el menor termino golpeándolo en la cabeza de tal manera que le destrozo el cráneo.
—Es hora de comer Trafalgar.
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