Joey miraba como esos dos idiotas ensayaban la escena en que Romeo mata a Teobaldo.
¡Ja! Yo lo haría mejor hasta dormido—dijo molesto.
Eso no lo puedo discutir—dijo el castaño para su asombro—Realmente no puedo creer que alguien asista a una obra para ver a un tipo como tú disfrazado de mujer. Aunque pensándolo bien… Todos tus amigos se desternillarán de la risa al verte. Y además… ¿No dijiste que tenías una novia? Imagino que ella se morirá de la risa al ver a un bruto como tú tratando de ponerse tacones altos—se mofó Kaiba.
Joseph lo miró fijo con los puños crispados a los lados de las piernas—Ya veremos quien se reirá de quien—dijo furibundo mientras recordaba su filmada promesa.
Era el dia antes a la presentación y como siempre el ensayo general debía llevarse a cabo. Es decir con vestuario, iluminación y utilería como se haría en la misma obra. Joseph era asistido por dos mozuelos, Teobaldo y Mercuccio. Mercuccio le estaba terminando de poner la falda plisada a Julieta y luego con una rodilla en tierra la miró de arriba abajo para luego decirle a Duke Teobaldo--¿Sabes que le falta no?—
Si, esta Julieta está mas plana que una tabla de surf. Nadie va a creerse que es una mujer—dijo el descarado y Joseph se puso como un tomate mientras peleaba internamente por mantener su orgullo.
Deja ver, creo que había unas naranjas en la cafetería—dijo el castaño levantándose para ir a por ellas.
¿Naranjas? Deberían ser melones—dijo el ojos verdes.
¡Oye!—gritó Joey siendo ignorado.
Al menos unos pomelos—añadió el pelinegro.
¡Oye, basta de…--intentó el ojos mieles callarlo.
¿Acaso no piensas cumplir con tu promesa cariño?—dijo de pronto Devlin acercándose y tocándole la barbilla como si fuera una muchacha con esa sonrisa característica tanto de Kaiba y Devlin que parecía decir “Yo siempre me sé las cosas mejor que tú”—Con esto podrás superar a la doncella promedio. ¿Acaso no quieres dejar a Kaiba con la boca abierta?—
Wheeler se calló.
Un rato después llegó Mercuccio con globos—Esto es lo mejor que conseguí. Tendremos que llenarlos y ponerlos—dijo.
Tengo una idea para que parezcan naturales—dijo alegre el pelinegro y Joey vio algo en su mirada que lo asustó un poco.
¿Y? ¿Cómo se sienten?—preguntó con picardía el pelinegro mirando la figura de la rubia que ahora ostentaba una larga cabellera rubia.
Ambas voluptuosas montañitas estaban en el foco de los tres en la habitación y Devlin permanecía sonriente.
De pronto una cachetada le llegó.
¡Oye!—exclamó entre sorprendido y enfadado.
¡Deja de mirar así pervertido!—le dijo el melado.
Como si tu no estuvieras mirando—contestó el otro.
¡Eso es diferente!—dijo Joey.
¿A ver? ¿Por qué?—preguntó el ojiverde.
Porque… porque… ¡Es mi cuerpo!—gritó estresada la primera dama.
¡Que pobre excusa!—dijo el pelinegro mirándola con hartazgo.
¡Ya abandonen esta ezena! Es prezizo que vayamoz al ezenario—dijo Mercuccio.
¡Deja de hablar así que así no sonaban los españoles antiguos! ¿Cómo vas a creer que en tamaña idiotez?—preguntó el ojiverde.
¡Entonces no me imites!—dijo algo colérico el castaño.
Devlin lo miró sin entender hasta que entendió. (Idiotez terminaba con z en verdad pero parecía que intentaba emularlo con semejante lenguaje)
“¡Serás idiota!” pensó el pelinegro.
Romeo y Julieta no eran españoles, eran italianos—aclaró Joseph ganándose una mirada del pelinegro--¿Qué?—
No hubiera pensado que tú de todos lo sabrías—dijo el sorprendido Duke.
¿Tú también piensas que soy un idiota?—preguntó la enfadada Julieta.
No es eso. Es que has faltado tanto que no es raro que pensemos que no te interesa saber esas cosas pero…--dijo el pelinegro.
¡Pues para que te enteres yo si me he estudiado las cosas referentes a la obra! ¡No soy un completo idiota!—dijo con furia innecesaria la Capuleto antes de salir de ahí revoleando la larga pollera.
Devlin se la quedó mirando. Al parecer había cosas de Joey que no sospechaba.