9-El faltante.
Entonces llegó el día de la gran obra y todo era movimiento.
Joseph aguantaba casi pacíficamente el ser ceñido en un corsé por las rudas manos de Devlin que parecía disfrutarlo al extremo.
¡Oye! ¿Falta mucho o qué?—preguntó con los dientes trabados el melado.
Mientras menos hables mejor—le dijo el pelinegro—A menos que quieras que Julieta parezca la gorda de las operas—añadió sonriendo de oreja a oreja mientras el otro le daba la espalda.
Eres un bastardo—murmuró Joseph y el otro lo ciñó de un tirón.
¿Qué dijiste? No te oí—dijo el ojos verdes mientras a Joseph se le salían los ojos de las órbitas.
Joey estaba mas nervioso de lo habitual. De hechos todos lo estaban.
Tranquilo. No va a dejar de venir. Después de todo si Romeo no aparece todos lo notarán y será una mancha en su expediente y todos saben que el señor Perfecto no se permitiría eso—dijo Duke muy tranquilo.
Lo sé—exclamó el rubio pero de hecho no se sentía tranquilo en absoluto aún sabiéndolo.
Esto es espantoso. ¿Cómo puede suceder? Si Kaiba no aparece tendremos que parar la obra—dijo el director todo ofuscado.
Tranquilo profesor—dijo su colega Motou—Aquí nadie es imprescindible. Si Seto Kaiba no aparece tendremos que poner a su sustituto—añadió.
Joseph estaba que pateaba las cosas cuando de pronto cerca de él percibió una presencia, levantó la mirada y luego enarcó su ceja ante la sonrisa macabra--¿Y tú de que te ríes?—
Mi Julieta. ¿Me concede el honor de esta pieza?—preguntó con una inclinación el otro.
De pronto el melado puso cara de sorpresa--¡No me dirás que tú…!—
Después de todo soy el sustituto de Romeo—contestó Devlin sonriente.
¿Tú… no le habrás hecho nada a Kaiba…no?—preguntó el ojos mieles.
La duda ofende, mon chérie—dijo el pelinegro con una sonrisa nada sincera luego de acercarse y tocarle el mentón con su mano.
Entonces una tromba tricolor se acercó a los bastidores y se quedó jadeando en la puerta abierta.
¿Qué pasa Yugi?—dijo el melado a su compañero.
Es… es Kaiba—dijo el agitado muchacho.
¿Qué pasa con Kaiba?—preguntó Wheeler.
Ha…ha llegado… y…y trae a una chica con él—añadió el nieto del profesor Motou.
¿Una chica?—preguntó Devlin algo sorprendido.
Debe ser su prometida. La vimos el otro día por aca—le recordó el rubio.
¡No…no es ella! Es otra chica—dijo el de pequeña estatura.
¡Que descaro engañar a su novia!—dijo el ojos mieles algo enfadado.
No creo que la engañe porque ella está dentro del público. Además esa chica…--dijo el otro interesando a los demás.
¿Qué pasa con la chica?—quiso saber el rubio.
Ella vino en silla de ruedas—contestó su compañero y por un momento Joey se lo quedó viendo hasta que reaccionando corrió hacia el escenario, asomándose luego por un lado del telón. Devlin también lo hizo un poco por encima de él.
Esa chica. ¿La conoces?—preguntó Devlin mientras Joseph procesaba el hecho de que lo que veía era a Seto Kaiba acomodando la silla de su hermana entre la audiencia. No podía ser cierto que eso estuviera pasando.
Seto estaba entrando al detrás de escena cuando cierto rubio le cerró el paso.
¿Qué crees que haces?—preguntó el melado.
¿No es obvio, perro? Hasta un idiota como tú se daría cuenta de que tengo que presentarme para la obra porque si no…--dijo el castaño.
Sabes muy bien de lo que hablo, pendejo. ¿Cómo es que traes a mi hermana aquí?—preguntó el ojos mieles con feroz tono y aura amenazante.
No sabía que necesitaba tu consentimiento para invitar a alguien—dijo el ojos azules sin inmutarse.
¡Si es mi hermana sí, idiota!—le casi escupió el rubio tan fuera de si que sorprendió al ojos azules.
¿Por qué rayos te molesta tanto esto? ¿Es acaso…?—entonces una mirada zorruna con una sonrisa maliciosa apareció en la cara del otro--¿Es que después de esto no podrá respetarte como hermano mayor, no es así? ¡Claro! ¿Qué hermano mayor que se respete anda por ahí con faldas?—preguntó luego.
¡Con que por eso lo hiciste, idiota!—dijo furioso el ojos mieles.
Cerca de ahí una persona los observaba y una siniestra sonrisa acaparó su rostro.