10-Obsidiana.
Serenity alzó la cabeza cuando una chica castaña se le acercó.
¡Déjame preguntarte algo! ¿De donde conoces a Seto?—preguntó la chica que tenía ojos un poco menos azules que el amigo de su hermano.
Yo… bueno… mi hermano es amigo suyo—contestó la chica en silla de ruedas.
¿Ah, si? Tengo curiosidad. ¿Cuál es el nombre de tu hermano?—preguntó Tea.
¿Estas segura?—preguntó la chica que era conducida sigilosamente por el back stage de la obra por Tea Gardner.
Estaban por un pasillo entre dos biombos que habían sido uno de los vestidores cuando se encontraron con dos chicos. Uno de ellos las miró sonriente.
¿Oigan y que están haciendo aquí? ¿Son parte de la obra?—preguntó sonriente el chico de ojos verdes con cara amena.
¡No, nosotras…!—trató de explicar la castaña.
¡Bromeaba! ¡En la obra no hay ninguna chica paralítica!—dijo el pelinegro aun sonriendo dejando frias a las chicas.
Tea se sentía tan mal que no podía ni hablar ante la grosería del chico y Serenity se sintió tan humillada y fuera de lugar que extendió una mano hacia su nueva amiga para pedirle silenciosamente que se la llevara de ahí mientras el amigo del pelinegro le decía ¡Oye! a este.
Seto perseguía a Joseph luego que como de costumbre lo dejara con la palabra en la boca. Pronto para demostrarle que él no era ningún idiota que se dejara tratar así siguió sus pasos.
Wheeler por su parte estaba tan molesto. Nadie podría entender lo que eran sus temores, lo que anhelaba su corazón. Ese idiota había puesto en peligro ese delicado equilibrio que el mantenía ferozmente.
Serenity siempre se sentía fuera de lugar. Intimidada por la mirada ajena. Se menospreciaba a si misma por ser una chica frágil y “Dar problemas”.
A él no le importaba para nada que lo viera vestido de mujer. Esa era una idiotez pero el hecho es que él siempre se había asegurado de que estuviera rodeada de gente que comprendiera, que fuera amable, que la quisiera y en ese lugar cabía la posibilidad.
Debía centrarse en la obra o eso planeaba. Por ahora con Sere en el público había una baja chance de que algo malo pasara pero después del acto tendría que llevársela rápidamente de allí.
En eso estaba pensando cuando llegó al biombo número tres, uno de los que usaba utilería tras bastidores. Al llegar a ese lugar escuchó una voz conocida decir “No entiendo que hace una chica como esta aquí. ¿Qué no debiera estar en un hospital o algo? Los demás no se divertirán al verla. Da pena”
Su sangre se heló y sus pulmones dejaron de enviarle oxígeno por un momento.
¡No podía ser! ¡Su peor pesadilla, no!
Pero cuando pasó por el biombo y vio la escena que se desarrollaba ante él con su hermana cubierta de lágrimas de humillación que de pronto se dio cuenta de su presencia y le miró mientras el agua escurría por sus mejillas mientras se agarraba firmemente del brazo de la chica que con furia miraba al chico pronto a replicar y la sonrisa de autosatisfacción de Duke Devlin. Esa sonrisa con que lo miró pareciendo disfrutar de la situación aun mas que ahora estaba ahí. Como si supiera…
¡Maldito!—estalló con todas sus fuerzas yéndolo a golpear pero el otro atrapó sus manos y le susurró con voz grave y sonrisa macabra--¿Acaso piensas iniciar una pelea ahora, Wheeler? ¿Sabes cuanto afectaría a tu nota? ¿Quizás también repitas este año, no? Eso haría sentirse tan mal a tu linda hermanita. ¿Sabes? Ser la culpable de que te expulsen—preguntó el de ojos esmeraldas haciendo sentir todo el peso de sus palabras al chico que sabía que si lo tocaba tal vez repitiera o lo expulsaran y no era que le importara tanto sino que el hecho de que Sere se sintiera culpable.
Nadie lo esperaba.
Joey lo vio en cámara lenta.
Como el puño impactaba contra la mejilla del otro de forma tan catastrófica que voló varios metros hacia su derecha mientras de piedra lo miraba y luego miró la faz justo enfrente de él que de perfil estaba, los ojos azules se habían convertido en oscuras piedras de obsidiana mientras miraba el cuerpo caído de Devlin con su ceño fruncido.