11-El comienzo de todo lemon
¡No, no hagas eso!—dijo el joven que estaba sostenido entre la pared y su colega. Éste, que estaba a su espalda, frotaba con su mano el muslo del otro por debajo de la ropa holgada.
Te gusta. No digas que no. Tu cuerpo dice que te gusta—dijo el otro tocando la entrepierna debajo de las faldas.
Joey lanzó un gemido casi involuntario mientras sus manos se aferraban a la pared por encima de su cabeza y la parte baja de su cuerpo se apoyaba por instinto en el otro.
Siempre gimes así en la cama. Sabes como me pone eso—susurró el castaño sobre su oído antes de morder un poco el costado del cuello bajo dicho oído y su mano se movía bajo la cintura del ojos mieles haciendo que este temblara como una hoja.
¡No hagas eso!...¡Aaaaaaaaaah!—gimió fuertemente el melado.
No hagas tanto ruido o los demás van a descubrirnos—dijo el ojos azules en un susurro que hizo que todas las fibras del cuerpo de Joseph vibraran sin parangón.
Si no quieres que haga ruido mejor me ayudas—dijo el melado con rostro angustiado vuelto hacia Seto quien sonrió para voltear el cuerpo indefenso y con sus labios sellar los del ojos mieles. La pierna derecha interponiéndose en ambas de Joey haciendo que las pieles se froten en extremo con la falda levantada lo suficiente.
Los brazos de Joey rodeando el cuello.
Si alguien nos viera—susurró Wheeler en un momento en que los apasionados besos se detuvieron para luego proseguir.
¡No me importa!—dijo el castaño mientras desprendía su cinturón para liberar su hombría. Ambos se quemaban el uno al otro con el calor mutuo de sus cuerpos.
¡No digas eso! Si se enteran—dijo Wheeler empezando a sentir que perdía la razón por los dedos del que se disponía a entrar en su ahora dilatada y sensible entrada.
Quiero que se enteren. Este es mi último año—dijo el ojos azules mientras su mano izquierda bajaba de la mejilla al cuello de su amante—A ti te queda uno. Si lo saben nadie se atreverá a tocarte—dijo mientras penetraba en ese lugar oculto y casi prohibido, sus labios paladearon la clavícula de Joey expuesta tras el escote del vestido. Una pierna del rubio permanecía levantada mientras la otra a duras penas le sostenía—Al menos me hubieras dicho lo de tu hermana—dijo frustrado Seto.
¡Como si tu me hubieras dicho sobre tu familia!
Estaban iguales y eso Kaiba lo sabía.
¿Acaso alguien hubiera adivinado ese romance oculto?
Desde primer año de preparatoria todo había sido así.
Joseph buscó un lugar tranquilo donde nadie lo molestara para echarse una siesta y ahí estaba él.
Oye mas vale que lleves tu trasero a donde no pueda verlo.
El otro lo miró de arriba abajo y sonriendo de forma despectiva volvió a lo que hacía.
Sintiéndose humillado Wheeler se le acercó de pronto y le arrancó la libreta en la que apuntaba y para su asombro descubrió un dibujo pero no cualquier dibujo. ¿Eso era manga? Se preguntó mientras se lo quedaba viendo.