Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lost past por Kitana

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos!!!

bue, este capi es el final de esta historia, espero que haya sido de su agrado y que el final les satisfaga, mil gracias a todas las personas que se han pasado por aquí a leer mis locuras, y doble agradecimiento a todos los que se han tomado la molestia de dejar review, gracias!!! ha sido un placer traerles esta historia, y ya nos estaremos encontrando en alguna otra je je, bye bye 

Kanon se lo tomaba con calma, no quería forzar las cosas, a los ojos de Emmanuel, él no era más que una figura borrosa, alguien que de diversas maneras no encajaba en su vida ni en la familia a la que siempre había pertenecido.


Poco a poco, las cosas comenzaron a mejorar. Kanon descubrió algo que le permitió acercarse a él. Emmanuel era un apasionado de los deportes, como en su tiempo él lo había sido.


Comenzaron jugando fútbol los fines de semana, pronto, Kanon se convirtió en el héroe deportivo de su hijo al superar con creces a los padres de sus compañeros de escuela en los eventos deportivos. El chico comenzaba a sentirse orgulloso del hombre al que podía llamar padre.


A pesar de que Milo no veía con buenos ojos la excesiva competitividad de Kanon en todo lo que emprendía, estaba satisfecho de que eso les hubiera ayudado a acercarse. Él nunca había sido del tipo atlético, pero disfrutaba de poder pasar tiempo en familia.


Dohko había tenido que aceptar a Kanon, Shion se había encargado de darle buenas razones para aceptar a Kanon en la familia pese al pasado. En el fondo, Dohko se alegraba de que Milo hubiera vuelto a sonreír como solía hacerlo.

El oriental había tenido una seria conversación con Kanon asegurándole que le despellejaría vivo si se atrevía a repetir lo ocurrido en el pasado. Kanon había jurado que se comportaría, ni por un segundo dudo de la palabra del "perro de presa".


Camus terminó por aceptar que la felicidad de Milo estaba al lado de Kanon y no de él, así que deseándoles lo mejor optó por volver a Francia, donde al cabo de unos meses, conoció al joven ruso que se convertiría en su esposo.


Había pasado un año, Milo y Kanon estaban juntos, amándose, todo era perfecto entre ellos. Estaban solos en casa, Emmanuel había sido invitado por Dohko y Shion a un viaje por el Caribe y faltaban aún semanas para que volvieran.


Los esposos descansaban en un sofá luego de ver una película, solían pasar la mayor parte de su tiempo libre juntos, a veces Kanon iba a buscara Milo a su oficina y simplemente lo sacaba de ahí para ver el atardecer desde la azotea o compartir un helado en el mismo parque que había visto florecer su amor de adolescentes.


Milo era feliz, aunque aún quedaban latentes algunos de sus miedos. No se decidía a terminar con la incertidumbre de Kanon. Por su parte, Kanon esperaba pacientemente la decisión de Milo para poder llevar una vida juntos como en el pasado. Anhelaba los perfectos despertares al lado de su esposo, cuando eran casi unos niños sumergidos en la mayor aventura de sus vidas.


Lo amaba, lo amaba de una manera en la que no creía podía existir.


Milo se giró a mirar el anguloso rostro de su esposo, era tan apuesto como se había imaginado que sería de mayor. En unas horas sería su cumpleaños, y había preparado algo especial.


El índice de Milo repasó la fuertemente marcada línea de la mandíbula de Kanon, el mayor notó un brillo travieso aparecer en aquellos ojos que eran su adoración.


- ¿Qué sucede? - preguntó curioso. Milo se limitó a sonreír mientras sus dedos se engarzaban en los largos cabellos azul oscuro de su esposo. - Vamos, dímelo.

- No sucede nada... es solo que... estaba pensando que nunca tuvimos luna de miel.

- E cierto, en aquel entonces no teníamos casi ni para comer.

- Me hacía tanta ilusión...

- ¿De verdad? Nunca me lo dijiste.

- Porque te conozco, sabía que harías hasta lo imposible por hacerlo posible, y no estábamos como para gastar en eso.

- A mi también me hubiera gustado una luna de miel.

- ¿Y a donde te hubiera gustado ir?

- A donde fuera, pero contigo.

- Entonces ¿no te opondrías a que la tuviéramos ahora? - dijo Milo con esa sonrisa traviesa que hacía años no mostraba.

- Por supuesto que no pero...

- ¿Pero?

- Si, tu trabajo, Emmanuel, mi trabajo...

- Eso esta resuelto, solo quiero que digas si o no.

- Milo... por supuesto que sí. - dijo Kanon sonriendo, Milo lo besó en los labios sintiéndose feliz


Esa misma noche, partieron con rumbo a Brasil, sería su primer viaje juntos, ambos se veían sonrientes, enamorados, felices...


Arribaron por la noche a Río de Janeiro. Kanon no quería recordar la última vez que estuviera en esa ciudad. No entendía como había sido capaz de privarse de la compañía de Milo.


Aquella noche se amaron, tendidos en la oscura playa, bajo el manto de las estrellas se amaron, sintiendo que nada les faltaba, que todo era perfecto si estaban juntos.


Kanon besó los labios de su esposo con pasión. El menor se dejó hacer presa de la excitación, ¿cuánto tiempo había pasado desde la última vez que se habían amado así? mucho tiempo, más del que quería siquiera recordar.


Sus cuerpos desnudos se agitaban febrilmente, amándose con toda la ansiedad de esos diez años de separación. Kanon apresuró la copa del placer internándose en el cálido y amoroso cuerpo de Milo, sintiendo que la felicidad era simple y sencillamente estar a su lado.


- Te amo... - susurró el menor sumergiéndose en el intenso placer de hacer el amor con su esposo. Lo abrazo con fuerza luego de alcanzar el clímax, sentía que no había pasado ni un solo día, se sentía como si siempre hubieran estado así...

- Yo también te amo... - dijo Kanon con la respiración entre cortada. Milo le llenó el rostro de besos como cuando solo eran un par de muchachos, Kanon sintió deseos de llorar, ¿cómo había podido siquiera pensar en no tenerlo nuevamente? Maldijo el momento en que se apartó de él, lamento de corazón no haber estado presente mientras Milo gestaba al hijo de ambos.

- ¿En que piensas? - preguntó Milo al ver que el gesto de Kanon se ensombrecía.

- En todo lo que me perdí... tu embarazo, entre otras cosas... - susurró posando su palma sobre el plano vientre de su esposo.

- Habrá tiempo para cosas como esa, te lo aseguro. - dijo Milo con una sonrisa.

- ¿Tienes planeado que tengamos más hijos? - preguntó Kanon medio en broma, medio en serio.

- ¿Por qué no? Emmanuel me ha acosado durante años pidiéndome tener un hermano... - dijo el oji azul con picardía. Kanon lo miró un momento para luego abrazarlo.

- Eso me haría muy feliz... cumpliría tus caprichos, aunque fueran absurdos. - le dijo rozando con el índice la punta de su nariz, como hacía años.

- Dioses Kanon, cuando haces eso me haces sentir de 16 otra vez. - dijo Milo riendo.

- Ya no tienes dieciséis, pero eres tan bello como entonces, tan limpio y puro como solías ser, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, lo mejor de todo mi universo. De no ser por ti, por tu amor, no se donde habría parado... gracias Milo, gracias por rescatarme de mi soledad, de mi mismo...

- Podría decir lo mismo de ti. Ese año que vivimos juntos, fue el mejor de mi vida... quizá solo lo supere este ultimo... nunca espere que alguien me hiciera tan feliz como tú lo has hecho. Sé que no teníamos nada en común cuando nos conocimos, quizá solo el que ninguno de los dos era lo que parecía, pero tú, simplemente tocaste mi corazón y me llenaste de un amor que no creí posible más que en las novelas.

- Y tú me mostraste que el amor era lo único que nos hacía falta, ese amor que nos permitió seguir juntos a pesar de todo, a pesar de que no teníamos ni un centavo... lamento de verdad haberlo arruinado. - dijo Kanon estrechándolo con fuerza. - Desearía poder volver atrás y reparar mis errores, nunca he sido bueno para estas cosas Milo, sin embargo... quisiera pedirte que me dejes amarte, que me dejes compartir cada detalle, así sea ínfimo, a tu lado.

- Kanon... mi corazón siempre ha sido tuyo, cada segundo de mi existencia te pertenece, aún si no lo deseo. Sé que te arrepientes, y que a tu modo, sufriste tanto como yo... no deje de amarte ni un solo día, estaba contigo, aún si te habías salido de mi vida, siempre quise que fueras feliz, pero ahora, ahora se que podré verte sonreír de nuevo, que tendremos esa familia de la que tanto hablamos. Te amo Kanon...

- Y yo a ti, te amo como nunca me imagine amar a nadie, eres lo más valioso de mí existir. Te juro, que a partir de hoy, haré todo lo que se deba hacer para que esta felicidad nos dure por siempre, para que este amor que sentimos sea eterno.


Se besaron, estaba amaneciendo, abrazados contemplaron al sol salir por el horizonte, convencidos de que el sufrimiento había terminado, convencidos de que el futuro era prometedor, de que sería brillante y no habría ni una sola nube en el horizonte por la sencilla razón de que estaban juntos, y así seguirían hasta que el final llegara.


FIN.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).