14-FINAL
Joseph trató de ignorar a Seto el resto de la semana pero este tampoco le hacía caso incluso cuando estaban en clase. Miraba a través de él como si fuera aire y el ego del ojos mieles sufría por ello.
Es por eso que un día cuando quedó a cargo de la limpieza del salón del segundo piso que su clase ocupaba, no pudo sino sucumbir a su instinto al verlo pasar por debajo de la ventana, y sin más, le vació el balde de agua sucia.
Las dos chicas que iban con el castaño se quedaron azoradas mientras que este, después de un momento de mostrar la misma expresión, se quedó con la mirada fija y con ojos afilados, tal vez una pequeña idea del causante de tal incidente se le vino a la mente y despacio hizo para atrás su cabeza buscando el culpable y se topó con los malditos ojos mieles y la sonrisa zorruna que parecía preguntar: “¿Te gustó, bastardo?”
Despacio y sin mucha pompa el ojos azules se dirigió a la salida del colegio.
Joseph conocía el carácter altanero y soberbio del otro por lo que se esperaba una venganza concluyente. Al llegar al colegio revisó con cuidado pupitre y asiento antes de sentarse. Examinó su mochila luego de dejarla para ir a educación física y el almuerzo que tenía dentro ya que prefería comer a solas.
Cuando fue al lugar privado Seto no estaba y con algo de nerviosismo espero su llegada para enfrentarlo a su manera. Pero Kaiba nunca llegó. Cuando abrió el locker para colocar sus zapatos lo hizo con cuidado y parsimonia como si temiera detonar una bomba.
¿Qué? ¿Crees que recibirás un atentado terrorista?—preguntó una voz tras él tomándolo por sorpresa. Rápidamente Wheeler se volteó con los brazos en alto como en el box y se topó con una cara seria y con una ceja levantada.
¿Acaso crees que caeré a tu nivel, perro?—preguntó Seto mirándolo de una forma diferente a la de antes.
Aunque Joey notó eso no pudo evitar recurrir a sus modos casi salvajes de siempre, contestándole--¿Perro? Es cierto siempre he sido un perro para ti. Por eso le pusiste mi nombre a ese perro del manga que haces. ¿No?—
Dos chicos que pasaban miraron a Seto detenidamente al pasar. Al parecer habían oído lo del manga.
Kaiba siempre tan orgulloso se sintió algo humillado pues no quería que nadie se enterara de tal cosa y por tal motivo siempre lo hacía en privado. Además quizás los Gardner se sintieran decepcionados de que hiciera tal cosa.
Furioso miró al otro en silencio mientras los demás pasaban.
Y luego de suspirar simplemente se dio vuelta y se fue.
Eso fue la gota que rebalsó el vaso para el rubio que ya no pudo contenerse. Que lo ignoraran era lo peor que alguien podía hacerle. Tal vez era debido a que su padre por años ignoró a su familia, inclusive a su pequeña hermana enferma. Tal vez era debido a que por semanas él y Kaiba habían establecido una estrecha amistad.
Lo que fuere culminó con él atacando en el hall vacío al ojos azules quien cuando lo escuchó correr volteó para ver a que se debía el ajetreo y tomando su brazo hizo que este se estrellara contra la pared con su brazo siendo sostenido apalancadamente contra la espalda, causándole mucho dolor.
¿Por qué rayos sigues metiéndote conmigo? No quiero verte ni oírte en lo que me queda de vida escolar. ¿Me entiendes Wheeler? Has como si tu y yo jamás nos hubiéramos conocido—le dijo roncamente al oído el castaño.
Por mi perfecto. Como si deseara ser tu amigo de todas formas—dijo el ojos mieles antes de ser soltado.
Volteó y por unos momentos permanecieron allí de pie mirándose retadoramente en soledad.
En ese momento un deseo inaudito se apoderó del rubio y apenas pudo controlarlo antes de que el otro se diera la vuelta y se fuera.
Era el final de una amistad y ambos lo sabían.
Pero lo peor para Joey era la punzada que había sentido en el pecho cuando estuvieron frente a frente.
Porque en su interior habían explotado unas ganas tremendas de probar la boca de Seto. Casi una sed insaciable que ningún chico debía sentir por otro. Mientras Seto cruzaba la puerta del colegio él se apoyaba en la pared para recuperar el aliento.
Y una vez más se preguntó que había sido eso.