18-Labios enfebrecidos
Los labios de Joseph se liberaron para decirle a Seto--¡Aquí no… van a vern…!—después de un momento mientras disfrutaba la sensación de tocar aquellos del castaño con énfasis nada contenido como si hubiera encontrado la piedra filosofal y se negara a abandonarla para regresarla al mundo.
El aparato aun estaba en su mano cuando el otro se lo quitó para posarlo en el suelo a un lado de ambos—Así que lo que importa es que no nos vean—dijo el ojos azules antes de arrastrar el brazo del melado sin que tuviera tiempo de responder. El ojos mieles fue empujado dentro de una de las duchas. Sus labios no se apartaban en un ósculo sensual, lento y sin fin.
Las manos de Wheeler se enredaron en los cabellos de la nuca que aun conservaban la humedad preciada como parte del cuerpo que estaba frente suyo. Ambos estaban arrodillados en la ducha que de seguro el ojos azules acababa de abandonar pues el piso y las paredes destilaban cristalinas gotas. Los pantalones en la parte bajo la rodilla se mojaron en donde contactaban con el húmedo piso mientras sus caderas eran aprisionadas por dos grandes manos que exigían que se pegara al cuerpo frente a sí.
Una mano de Joey comenzó el largo descenso mientras su boca no abandonaba la otra. La mano descansó primero en los pectorales deslizándose cual serpiente hacia los abdominales, las gotas húmedas se deslizaban por la sedosa piel del cuerpo bien marcado mientras la mano alcanzaba el límite superior de la toalla que permanecía atada en la delineada cintura.
Una de las manos de Seto subió de manera inversa por la espalda del rubio empujando su cuerpo a la altura del omóplato para que sus cuerpos quedaran en contacto permanente a esa altura mientras la mano de Joseph jalaba para soltar la única prenda del ojos azules.
Al recordar la visión del cuerpo solo vistiendo una toalla de momentos antes el cuerpo del rubio se estremeció. Sus ojos habían permanecido cerrados desde que entraran a la ducha. Ahora que sabía que el otro estaba desnudo su imaginación no dejaba de volar mientras su mano bajaba hacia el lugar que permanecía enhiesto y el cual acarició con regocijo y cuidado con un leve movimiento que hizo vibrar el cuerpo del otro cosa que él sintió por el contacto que tenían más arriba.
Seto de pronto lo empujó hasta que Joey cayó hacia atrás sentado contra la pared. Sorprendido el melado miró al otro mientras este solo estiraba su mano hacia el mando de la regadera para abrirla. De fondo pudo oír el sonido de pasos y la voz de alguien preguntando si había alguien ahí, diciendo que debía salir pronto que pronto cerrarían el colegio y al final chasqueando la lengua cuando nadie contestó por lo que se fue al sentirse ignorado.
Mientras las palabras confusas se oian fuera de la ducha dentro azul y miel se miraron directamente unos segundos para después acercarse tanto como se podía para Seto atacar la boca de Joey y viceversa.
El cinturón cayó, el cierre se abrió y luego el pantalón fue bajado directamente con los boxers y el objetivo de Seto fue alcanzado al fin. El beso se fue intensificando mientras los cuerpos se tensaban víctimas del instinto de arquearse que sus dueños a duras penas contenían mientras los labios no se contenían para nada. Las manos libres pasaron a aferrarse en vez de simplemente empujar. La de Joey en el hombro de Seto y la de este en la espalda de aquel rasgando un poco la piel del centro de esta mientras ambos se sentían venir muy pronto. Sus gemidos apagados no eran mas fuertes que la lluvia cayendo en ese lugar pues las cavidades del otro protegían el sonido que estos daban.
Ambos se vinieron al mismo tiempo. Seto al descargarse dejo ir el aire y se apoyó en la pared azulejada detrás de Joey, su barbilla se apoyó en el hombro del ojos azules, su torso agitado descansó sobre el otro agitado torso y sus corazones repiquetearon al mismo son por minutos mientras ambos trataban de recuperar el aire de sus pulmones.