Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una sombra entre nosotros... por Kitana

[Reviews - 101]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todo el mundo!!!

 

bue, pues este es el capi final de esta historia, gracias a todas las personas que la siguieron desde el principio, gracias por su apoyo y su paciencia, a veces me tardaba años en actualizar, y otros tantos para responder los amables comentarios que me hicieron el honor de dejarme en este espacio, ami@s, de verdad gracias, esta historia no hubiera sido lomismo sin sus comentarios, gracias por todo, y espero encontrarles de nuevo en otras historias.

 

Un saludo especial a mi amiga Goddesniquel, a la siempre fiel Torres de Cristal, a Shun_el_más_bello, gracias por todo chicos, nos vemos en otras historias, bye!!!


Dos semanas se pasan tremendamente rápido, o al menos eso es lo que yo creo, en unas horas voy a casarme con Milo. Se suponía que la boda seria un evento sencillo y completamente familiar, pero Milo, Kanon y aún Afrodita, se han encargado de que esta boda sea fastuosa y llena de invitados. Simplemente no tuve modo de librarme de que mi boda se convirtiera en la monstruosa celebración que es ahora. No entiendo como es posible que Milo y mi hermana hayan conseguido reunir a quinientos invitados.

Milo me convenció de que fuera así, en cierta forma me alegra su entusiasmo, y aún si no quiero hacerlo, me sorprendo a mí mismo comparándola con mi primera boda, un evento gris y deslucido al lado de esta segunda boda.

No podría estar más enamorado, no podría ser más feliz, ni aunque quisiera. Milo es el ser más maravilloso del planeta, y yo, simple y sencillamente soy feliz junto a él.

Estoy casi listo, dispuesto a pasar el resto de mi vida al lado de ese hombre que ha sabido llenar mis días de sonrisas y sembrar mi futuro de esperanzas, lo amo. Me miro al espejo, no sé si me veo bien o mal, solo sé que nunca había visto en mis labios una sonrisa tan grande como la que tengo justo ahora. Cierro el último botón de mi camisa, me faltan las mancuernillas...

Hurgo en el cajón, mi hermana me obsequió un precioso par de mancuernillas de oro blanco especialmente para esta ocasión. Al fin he dado con ellas... me quedo estático al reconocer en el fondo del cajón mi anillo de bodas, el que usaba mientras estuve casado con Hyoga. Lo tomo entre mis dedos y observo el grabado en el interior... "Para siempre" no sé de quien fue la idea de grabar esa leyenda, o si acaso fue pensando en mí que lo hicieron, pero, solo hoy cobra sentido, ese para siempre es el que estoy decidido a pasar junto a Milo, el hombre al que amo profundamente...

Definitivamente tengo que dejar el pasado atrás, no hay lugar para nada de eso en mi vida ahora, estoy decidido a que este sea el primer día de una vida maravillosa.

Quizá lo único que me  falta es tener a mi padre hoy aquí, pero no vendrá, esta furioso conmigo, por mí nueva relación con Ikky, porque le he ofrecido mi casa a Saori ahora que se separará de su esposo. Pareciera que no quiere que sus hijos seamos felices...me duele, pero sé que Milo tiene razón al decirme que es cuestión de tiempo para que mi padre rectifique y volvamos a estar juntos.

-¿Estás listo hermanito? - dice Saori entrando en la habitación con una enorme sonrisa, trae a Emmanuel en brazos, mi bebé se ve tan hermoso.

- Casi, dioses, estoy tan nervioso.

- Claro, no todos los días se casa uno con un hombre tan guapo y adorable como Milo.

- Es verdad. - digo sonriendo, tomo a Emmanuel en brazos. --- Él es sencillamente maravilloso.

- Sí que lo es, mamá no se equivocaba. --- dice mi hermana con una sonrisa nostálgica. -- Te felicito hermanito, este bebé es tan hermoso y calladito que se me antoja tener otro.

- ¿Tú?

- Sí, yo, ahora que me estoy divorciando, y que Julián y yo decidimos darnos una segunda oportunidad, ¡estoy feliz hermanito!  - dice ella sonriendo feliz. - Por cierto, me tomé la libertad de invitarlo, espero que no te moleste, después del asunto de Ikky...

- Por supuesto que no, él es bienvenido.  - vaya que lo es, con esa sonrisa en los labios de mi hermana, ese hombre se merece el cielo.

- ¿Crees que Ikky venga? Me gustaría conocerlo al menos.

- No lo sé, la última vez que nos vimos, todo parecía estar mejor, pero, en realidad, no se puede saber, es un poco... diferente.

-  Entiendo... si hubiéramos sabido de su existencia antes...

- Te entiendo, la verdad es que me siento un poco culpable con él, Ikky no tuvo nada de lo que nosotros recibimos, nuestro padre fue cruel con él.

- Como con todos sus hijos... a los tres nos dio la espalda cuando más le necesitábamos. A él, abandonándolo a su suerte, a mi obligándome a casarme con un hombre al que detestaba, solo porque le convenía, y a ti, negándote su ayuda cuando la necesitaste, suerte que Milo volvió a cruzarse en tu camino.

- Sí...me siento afortunado de tenerlo... si no hubiera sido por él, tal vez estaría de nuevo con Hyoga, a pesar de todo.

- Ese nunca se ha merecido que lo ames, mucho menos que llores por él. Suerte que al fin abriste los ojos hermanito. --- dice Saori sonriéndome. - Creo que ya te están esperando. - me dice al ver el reloj. La hora llego.

- Sí, eso creo.  Me muero de nervios. - le digo intentando serenarme. Es una mezcla extraña entre nerviosismo y una profunda alegría.

- Dame a mi hermoso sobrinito. - dice tomando a Emmanuel de mis brazos. Lo besa en las mejillas y acaricia su cabecita.

- Es tan hermoso. Es idéntico a ti, una pequeña réplica tuya.

- Sí, y Milo lo adora.

- ¿Quién podría no adorar a este chiquitín? - dice mirando a mi hijo - Vamos, no querrás llegar tarde a tu propia boda.. - dice ella y salimos de la habitación. Estoy tan nervioso, , es algo difícil de describir lo que siento justo ahora.

- Vamos. - murmuro mientras salimos de mi habitación, Afrodita esta aquí, con su bebé y mi hijo.

- Te ves hermoso. - dice sonriéndome - De seguro Milo se pondrá más despistado que de costumbre. Los tres reímos. Darien me abraza.

- Mami, te ves muy bonito.

- Gracias peque, tu también estás muy bonito.

- ¿Dónde está papá?

- Nos está esperando en la iglesia para que podamos casarnos. - le explico. Mi hijo me abraza y sonríe, él está tan feliz como yo.

Bajamos al estacionamiento, el auto nos espera. Mi corazón parece latir mucho más a prisa conforme el auto se acerca a nuestro destino. Estaremos muy pronto en la iglesia. Milo debe estar esperándonos. Estoy tan emocionado. No me imagino en otro momento más feliz que ahora, salvo por los nacimientos de mis hijos.

El auto da vuelta para llegar a la iglesia y lo que veo no es para nada la escena que me había imaginado de esta boda. En efecto, ahí esta Milo, pero no esperándome sino discutiendo con Hyoga. Bajo del auto y echo a correr para llegar hasta ellos.

- ¡Cómo no te largues de aquí ahora mismo te voy a romper esa cara de simio con muchísimo placer! No tienes nada que hacer aquí, esta es una celebración privada. - le grita Milo, por lo que veo esta a punto de estallar. Detrás de él se encuentran Shaina, su esposo  y  Saga intentando hacerlo entrar en razón. Incluso su amigo Aldebarán se ha acercado al ver que está muy alterado.

- Vine porque me dio la gana, no voy a dejar que las cosas te salgan tan bien esta vez. -  le responde Hyoga igualmente furioso. No entiendo que se propone, ¿qué es lo que busca? Él no tiene nada que ver en esta nueva etapa de mi vida, de las vidas de mis hijos. No puedo dejar que las cosas sigan así, Milo está furioso, no sé si va a poder controlarse, tal vez ni siquiera yo.

- Milo, basta, ¿qué pasa aquí? - digo poniéndome en medio de ellos. Milo me mira, apenas si puede contenerse. Su mandíbula tremendamente apretada me indica que esta al borde del colapso.

- Cariño, entra a la iglesia, yo te alcanzo en un momento, voy a ajustar algunas cuentas con este cretino, te prometo que no voy a causar más problemas. - dice haciendo un esfuerzo por mantener la calma.

- No,  no quiero que te metas en más problemas.

- No me meto en problemas, es este quien se ha metido en problemas. - dice señalando a Hyoga.

- De verdad Milo, este es nuestro día, no podemos simplemente permitir que  nos lo arruinen.

- Shun, precioso, no quiero que nada empañe este día, solo le  aclaro unas cositas y comenzamos la ceremonia. - dice Milo mucho más calmado.

- Al que tienen que aclararle las cosas es a ti, imbécil. - dice Hyoga furioso.

- ¿Ah sí? ¿Y quien va a ser el valiente? No me digas que tú... sabes perfectamente que estaré encantado de partirte esa horrorosa cara que tienes maldito cínico, he querido hacerlo desde el funeral de Camus. - dice Milo, esto esta saliéndose de control.

- Milo, cálmate, yo me haré cargo de esto. - dice Saga aproximándose. - Tú entra a la iglesia y no te preocupes más.

- No es necesario, yo puedo manejarlo perfectamente, no tienes que intervenir Saga, de verdad. - dice aparentando calmarse.

- Vete de una vez, no es conveniente que estés aquí. - le digo a Hyoga. - Ya suficiente daño has causado.

- No, no me voy.

- Sí no te vas por tu voluntad, tendré que echarte. - dice Milo encarándolo nuevamente. - Créeme, me harás muy feliz si no te largas ahora...

- En la única cosa en la que eres superior a mí es en golpear a diestra y siniestra, pero en lo demás... por supuesto que no lo eres.

- Déjame pensar... ¿crees que eres mejor padre que yo? No, no lo creo, ¿mejor esposo? No, eso tampoco. ¿Mejor hombre? Claro que no, ni siquiera deberías ser llamado hombre. - es obvio que Milo no va a contenerse más.

- Sí de verdad fueras tan bueno en todo, Camus jamás te habría engañado conmigo. - dice Hyoga en un afán de hacer que Milo se sienta mal. Milo no va a dominarse más..

- Eso es precisamente lo que quería escuchar... - susurra, sin que yo pueda impedirlo, se lanza sobre Hyoga y estrella su puño derecho en el rostro de mi ex marido. Veo como Hyoga cae al suelo. - Da gracias a los dioses que tengo cosas más importantes que hacer que partirte la cara, que si no, tú ibas a dar al hospital y yo a la delegación de policía por matarte a golpes... lárgate de una vez si no quieres que me olvide de que Shun está aquí. - dice furioso. - Vamos, tú y yo tenemos que casarnos. - dice y me sujeta de la mano para llevarme al interior de la iglesia.

- Vamos, te ayudo a largarte. - dice Saga jalando a Hyoga

- Te apoyo. - dice Aldebarán, los veo llevarse a Hyoga mientras Milo me jala al interior de la iglesia.

- ¿Estás bien? - le pregunto al notar lo alterado que esta. Nunca lo había visto así de enfadado.

- Perfectamente. - responde - Lamento que esto haya pasado... simplemente no pude controlarme... lo siento, apuesto a que esta no era la boda que querías...

- Esa parte no, pero aún falta lo mejor, ¿no crees?

- Es verdad... - dice abrazándome. - Bien, vamos a formalizar esto o mi hermana y mi madre van a querer colgarme por arruinar nuestra boda. Sin mencionar a Kanon...

- Dioses Milo.- le digo riendo.

Pronto el mal rato queda atrás, lo miro a mi lado frente al altar y siento ganas de llorar de lo feliz que me siento. Al fin soy su esposo.

- Te amo. - dice y me besa en los labios, soy tan feliz...

- Yo también te amo Milo. - él sonríe, me abraza, salimos de la iglesia en medio de las felicitaciones de nuestros amigos y parientes, Milo sonríe como nunca, se siente tan bien verlo así de feliz...

Después del fastuoso banquete que Kanon y mi suegra han organizado personalmente, nos dirigimos al aeropuerto, nuestra luna de miel será en Hawai, los niños van a quedarse con Kanon y Saga,  serán solo unos días pero sé que serán maravillosos, tal como el resto de nuestra vida juntos.

- No puedo creerlo, ya estamos casados. - dice abrazándome en el taxi que nos llevara al aeropuerto.

- Es maravilloso.

- Sí que lo es, ahora tengo todo eso que siempre quise, y me alegra que sea al lado de alguien tan especial como tú. - dice y me da un beso.

- Tú eres perfecto.

- Solo estoy un poco loco, es todo. Pero ten por seguro que te amo como a nadie, y que te haré tan feliz que no querrás despegarte de  mí ni un instante. - dice antes de besarme.

 

Lo miro a los ojos y siento que ya nada puede dañarme, que mi futuro no es gris sino luminoso, lleno de color, un color que solo podría darle él.

 

- ¿Sabes? Tal vez no sea el principe azul... solo soy alguien bastante torpe, pero te prometo que seremos felices para siempre. - dice y vuelve a besarme.

- Estoy seguro de que así será... tú eres lo que siempre quise... eres un sueño vuelto realidad.

- Te amo. - esas dos palabras saliendo de sus labios me bastan para saber que no hay más lágrimas en el futuro, no más dolor, solo felicidad...

Horas más tarde, nuestro avión aterriza, Milo se ve de lo más relajado, feliz, y yo, no puedo ni describir con palabras lo que siento. Luego de instalarnos en nuestra suite, Milo me lleva a pasear por la playa.

- ¿Sabes por qué insistí tanto en venir aquí de luna de miel? - lo miró y niego con la cabeza, el me mira y esboza una sonrisa - Sé lo que piensas, lo que temes, que también te haya escogido solo por el recuerdo de Camus, pero te puedo jurar que no es así... quise venir aquí porque, de niño, cuando le dije a mi padre que quería conocer el mar, fue a esta playa a la que me trajo. Como sabes, lo perdí siendo muy pequeño. Quise traerte aquí porque es un lugar especial, un lugar al que no traería a nadie más. - dice y me abraza.

- Te amo.

- Eso ya lo sé...pero me encanta escucharlo de tus labios.

- Quiero ser feliz a tu lado Milo, quiero florecer...

- Florecerás mi pequeño, me encargaré de que así sea. - dice besando mi frente. - Vamos a descansar un poco, ¿quieres?

- Si, también tengo hambre.

- Se me antoja algo ligero... tal vez un helado de chocolate. - no puedo evitar reírme, a veces actúa como un niño pequeño.

Volvemos a nuestra habitación, cenamos algo ligero ahí mismo, Milo me ha dicho que quiere que esta noche sea solo nuestra. Me siento nervioso, no sé porque, él siempre ha sido un perfecto caballero, no es mi primera vez, pero me siento como si lo fuera.

Ha llegado el momento de ir a la cama, Milo me mira, puedo notar el amor en sus ojos.

- Sí no estás listo... podemos omitir esa parte y simplemente ir a dormir. - dice tomando mis manos entre las suyas.

- Yo quiero, estoy listo...

- Pero...

- Pero no sé si tú...

- Sí yo...

- Sí tú te sientas cómodo...

- ¿Por qué no habría de estarlo?

- Tú sabes yo...

- ¿Ya no eres virgen? Pues yo tampoco.- dice sonriendo. - Iremos paso a paso, tenemos toda la vida para amarnos querido, una noche más una noche menos, no hace gran diferencia, lo importante es que vas a estar conmigo en la mañana, y al día siguiente, y todos los días después de ese...

- Te amo tanto, eres... tan diferente al resto del mundo.

- Supongo que en este contexto debo tomarlo como un halago, ¿verdad?

- Por supuesto. - lo beso, es tan dulce, no puedo creer que este sea solo el principio de un brillante futuro.

Lo beso, él no sabe como reaccionar, sigo besándolo y lentamente se abandona a mis caricias.

- Dioses... si sientes que algo no va bien, detenme. - dice y él también comienza a acariciarme. Sus labios buscan los míos, mis manos recorren su tostado torso, nunca me había sentido de esta manera.

Pronto nos vemos envueltos en un intercambio de caricias plagadas de amor y de pasión inaudita. Él es atento, delicado, cuida de mi a cada paso de este nuevo camino que descubro de su mano.

Me entrego a él, somos uno ahora, me toma con pasión y delicadeza, con amor... un amor que nunca me había sido expresado de esta manera.

- Te amo... - susurró cuando siento que estoy a punto de llegar al clímax... Milo me besa y le siento derramar su esencia en mi interior... lo amo tanto.

Nos abrazamos, él me besa con ternura, con amor.

- Gracias... por todo, no sé como pude existir sin ti todos estos años. - me dice aún agitado.

- Al menos ahora sé que todo el dolor del pasado ha valido la pena solo por estar contigo.

- Gracias por escogerme a mi para compartir tu vida, de verdad, gracias...

- No tienes nada que agradecer, sabes que te amo, sabes que haré todo lo necesario para que seas feliz y aún más... mi prioridad eres tú, nuestros hijos, eso es lo importante.

- Te amo.

- También te amo Shunny, ya verás, te haré tan feliz... tanto que tal vez merezca que me regales otro pedacito de alegría como Darien y  Emmanuel, cuando llegue el momento.

Lo miro, y no puedo evitar sonreír, él es perfecto para mí, perfecto para una vida perfecta. Ya nada podrá destruir mi felicidad, sé que ambos la defenderemos con uñas y dientes, no solo por nosotros, también por nuestros hijos.

FIN.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).