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Mi Fantasía. por 691396

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Cap. VII

 

 

He cuidado de Naruto desde que era un bebe, desde que nuestros padres murieron, yo le di su primer dulce, su primer beso, yo le enseñé a masturbarse, le enseñé a sumar, restar, multiplicar, dividir, le enseñé a como complacerme con su boca, le enseñé geografía, historia… le enseñé todo lo que sabe, me partí el lomo para poder darle educación, alimentos, para cumplir sus caprichos, le di mi amor de todas las formas que pude, pero… ¿Por qué tenía que cambiar? Durante toda su vida yo era el único en sus ojos, al único al que prestaba atención ¿Por qué tuvo que aparecer él? ¿Por qué lo tuvo que alejar de mí?

Durante los dieciocho años de vida de mi amor salí con mujeres, lo admito, pero pasaban como el agua por mis dedos, las dejaba al darme cuenta que mi hermanito se sentía solo, más era otra historia la que le contaba a él, quería que me consolara, que me diera su calor y lo hice hacerlo, lo obligué a que me lo diera, pero sé que a él le gustaba, disfrutaba de mis golpes y flagelaciones, al principio lloraba demasiado, luego me mostraba esa sonrisa tan vacía que me hacía enloquecer.

Cuando él tenía siete años me cansé de verlo sonreírme, lo llevé al cuarto de castigo y lo grabé todo, lo tomé con fuerza entre mis brazos mientras calentaba un cuchillo, iba a hacerle una verdadera sonrisa, pero me arrepentí, miré su rostro por un momento, el no luchaba, desgarré su ropa viendo con detalle su cuerpo, dándome una idea de lo que haría, tome el cuchillo y lo pase por su rostro, lo clave en sus mejillas haciéndole unos bigotitos como un zorro, como en lo que me encargaría de convertirlo, me deleite al máximo cuando su sonrisa desapareció y comenzó a gritar, a retorcerse, mi entrepierna reaccionó, estoy seguro que él la sintió chocar en su trasero, me encargué de eso.

Luego de hacerle las marcas levanté su cadera, quería desgarrarlo, quería meterme en lo profundo, pero aun no era el tiempo, si lo hacía ahora, interrumpiría su desarrollo, simplemente saqué mi pene y lo metí entre sus muslos obligándolo a apretar para comenzar a embestir, imaginaba que ese era su interior, que los sollozos eran gemidos, que las lágrimas de dolor y humillación eran de placer y que la sangre que cubría su rostro era mi semen de una vez anterior, seguí con la sumata hasta venirme, le volteé y le besé para guardar mi miembro, no podía dejar de sonreír, ver a mi hermoso ángel aún más divino me hacía querer hacérselo de verdad pero de nuevo me reprendí, solo once años más me dije, solo once años más y será mío.

Después de ese día tuvimos muchos encuentros de ese tipo y en todos me reprimía para no penetrarlo, quería que estuviera virgen hasta la mayoría de edad, pero solo faltando un mes para que mi sueño se hiciera realidad lo conoció, conoció a Uchiha Sasuke, un mocoso que ni le llegaba a los talones a mi amor; después de su primer día en la universidad cambió, llegaba tarde y estaba feliz, de verdad feliz, lo que me enfureció, estaba seguro que el pelinegro me había robado lo que guarde por tantos años, en el primer día traté de ser suave, igual en el segundo y el tercero, pero después no aguanté, soy débil, terminé llorando en sus brazos, como excusa puse que mi novia me había dejado, una vil mentira que solo él con su inocencia se creería, por que lloraba de miedo, miedo de que le apartaran de mi lado y rabia hacia quien me había robado su corazón.

Al día siguiente se fue solo, no me despertó, me levanté furioso viendo el desayuno servido con el amor y belleza que solo él puede hacer con una nota escrita con su horrible letra que para mí siempre será bella, más mi furia hizo que tirara el plato al suelo, tomará mi bolso y saliera, le vigilaría, sabía que aprovecharía el tiempo para estar con el mocoso, y fue así, lo observé, como ambos coqueteaban frente a mis ojos, como Naruto sonreía como si no fuera gran cosa, como se tocaban… no pude ver más, me fui a casa, tomé una silla y me senté frente a la puerta viendo constantemente el reloj.

Pasaron tres horas de la hora de salida de Naruto cuando escuché la puerta abrirse, tomé la silla en la que estaba y apenas vi su rostro sonriente, la partí en su cabeza viendo como caía inconsciente, sonreí, mis planes tendrían que adelantarse, ya era la hora, lo tomé de la camisa y lo arrastré hasta el cuarto de castigo, rasgué su ropa sin el menor cuidado para colgarlo con las cadenas; le tomaría un tiempo despertar, por lo que tomé el látigo después de una hora y comencé a golpearlo, solo unas horas después de hacerlo vi como sus ojos se abrían, seguí por un rato más reclamándole su engaño, el me juró que no era así, que me equivocaba, pero yo lo sabía, no creí nada de lo que me decía, de hecho, sus palabras me hacían enfadar aún más, solté el látigo para tomar sus piernas con fuerza, mi corazón latía como loco, estaba emocionado, deseoso de sentirle, así que, sin más preparación me introduje en él, su grito rebasó mis expectativas, fue más delicioso de lo que esperaba y su interior… ni siquiera sé que palabra usar para describirle, ya sé, era indescriptible.

Pasaron algunas horas desde que había comenzado, sus gritos no cesaban, mi erección tampoco, lo que nos hacía más que compatibles, pero no es que yo sea malo ni nada, él me dijo que tenía un examen importante en unas horas, sabía que era mentira, sé todos sus horarios, fechas de exámenes, trabajos a entregar, lo sé absolutamente todo sobre él, pero mi corazón de hermano me dijo que confiara, con renuencia me salí de su interior y le solté de las cadenas escuchando como caía, viendo como intentaba levantarse sin lograrlo, le llamé mostrándole lo que tenía que limpiar, él ya sabía qué hacer, se quedó de rodillas chupándome como le enseñé que lo hiciera, de manera sensual la sangre que me demostró que era su primera vez y mi semen que por las múltiples corridas en su interior se pegaron a mi piel desapareció en su boca, igual que el nuevo semen que salía, cuando terminó guarde mi pene para acariciar su cabeza y decirle un “Buen chico” solo con esas palabras su rostro se iluminó como nunca antes, si hubiera sabido que solo eso se necesitaba para ver esa expresión, nunca lo hubiera dicho.

Cargué su cuerpo hasta el baño para comenzar a lavarlo, lo hice con delicadeza, mientras comenzaba otra vez, estaba tranquilo por lo que lo hice suave asegurándome de tocar sus puntos erógenos, de que en verdad salieran gemidos, luego le dejé ir.

Pasó algún tiempo desde que cruzó la puerta, no lo pensé más y salí no sin antes llevar mi navaja, nunca se sabe que puede pasar; vería que hacía y vaya que lo vi, observé como era golpeado y caía inconsciente en medio del campus, me apresuré a levantarlo más no lo llevé a la enfermería, se me había ocurrido una nueva idea; lo llevé al sótano del edificio de arte comenzando a maquillarlo, al terminar salí por un momento para comprar una cerveza y otra cosa, al regresar lo vi mirándose al espejo con expresión incrédula, le hablé, hice que se tomara la pastilla con la cerveza, no sin antes decirle que era mi amante, que le daba solo una oportunidad para estar con el Uchiha, si lo pienso, que buena persona soy; salí de allí yendo para las clases, mas no me pude concentrar, la ansiedad me mataba, de solo pensar que otras manos tocarían lo que es mío me hacía hervir la sangre, sentía ganas de vomitar, estaba mareado; no pude más y salí de la universidad, me dirigí al primer bar que vi y tomé como si no hubiera mañana manteniendo una de mis manos en el bolsillo, agarrando con fuerza la navaja, mis pensamientos se volvían turbios cuando pensaba en mi hermanito y en el otro, seguí tomando hasta la hora del cierre del bar, salí tambaleante chocándome con alguien que me llevó a algún lugar, recuerdo algunas cosas de esa noche de sexo ilícito, pero cuando abrí los ojos me encontré con su rostro, con el rostro de Sasuke, mi rabia fue demasiada, busqué la navaja en mi ropa hundiendo la hoja todo lo que podía en su estómago, escuché sus gritos, más no me detuve, una y otra vez hundí la hoja en su cuerpo hasta que dejó de moverse, solté la navaja exhausto viendo mis manos y las sabanas llenas de sangre, me levanté sintiendo una pequeña molestia al hacerlo, fui al baño, me lavé, borré toda evidencia de que estuve allí, incluso eliminé los condones utilizados, estaba a punto de irme, no podía disimular mi sonrisa cuando se me ocurrió ver de nuevo el rostro pálido y muerto, borrando la anterior expresión, ese no era Sasuke, era el director de la escuela, suspiré por la confusión para volver a poner mi sonrisa, viendo el lado bueno ahora menos Uchiha están contaminando la tierra con su respiración, viendo el lado malo, era guapo, las ojeras y el cabello largo le hacían ver sexi.

Salí de ese lugar con mucho dolor de cabeza, la resaca me estaba matando, metí mí mano de nuevo en el bolsillo, tocando mí recién higienizada navaja, me tranquilizaba sentirla en mis manos, respiré profundo sintiendo la bruma de la atmosfera inundar mis pulmones, apenas comenzaban a asomarse los rayos del sol, ya era hora de regresar a casa.

Mis pasos eran rápidos, por algún motivo quería llegar rápido y tomar a Naruto en mis brazos, besarlo, acurrucarlo en mi pecho, hacerlo perder en el éxtasis del sexo; llegué más rápido de lo que pensé, abrí la puerta borrando por completo mi sonrisa, allí frente a mi estaba Sasuke, hundido por completo en mi ángel, sangre, semen y cabello era lo que se veía desperdigado por toda la entrada, apreté con fuerza la navaja de mi bolsillo, ahora otro Uchiha dejaría de contaminar el planeta.

 


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