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Singularidades por Dtzo

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Notas del capitulo:

:v ya se me pasó el berrinche... 

(Anix: jajajaja) 7m7 bueno, no. Pero 7u7 me he sentido inspirada ultimamente por razones misticas del destino y decidi usar toda esa energía postiva para esta historia <3 por qué ya le era usto y necesario.

 

-¿Crees que ha estado bien el no decirle nada al respecto?

“¿Ahora te quieres arrepentir?”

-No es eso, pero no me parece correcto ¿Qué pasará cuando se entere?

“No lo hará y lo sabes. Al menos no sin ayuda”

-Esto fue idea tuya, no quería involucrarme.

 

Malik miraba a Ryo como a un bicho raro y es que tras la partida de Yugi el albino solía divagar la mayor parte del tiempo, cosa que jamás había hecho hasta entonces. Susurraba para sí, y cuando le interrumpía atinaba a hacerse el desentendido y excusarse diciendo que sólo pensaba en voz alta o que repasaba datos importantes para sus exámenes de fin de curso.

Por un tiempo ignoró su actitud pues realmente pensaba que olvidaba algunas cosas y para memorizarlas debía susurrar para sí, pero desde que escuchó mencionar a Yugi en sus diálogos ya no le parecía tan normal.

-¿De nuevo hablándole a la nada, Ryo?

-Ya te lo dije, Malik. Repasaba unas líneas – no le volteó a ver.

Malik rodó los ojos – Seguro, líneas en las cuales también mencionan a Yugi.

Hasta entonces el albino se volteó a verle, no podía creer que hubiera mencionado tan fuerte el nombre de su amigo, por lo general procuraba ser lo más discreto en cuanto a sus monólogos en presencia de Malik.

-Sí – el no negarlo significaba una cosa, era cierto pero no le diría la verdadera razón – Pensaba en como lo podríamos ayudar cuando lo volvamos a ver, ya sabes que ese tipo de situaciones no suelen ser normales a menos que padeciera amm no sé, pensaba en esquizofrenia.

-Con que era eso – eso convenció a Malik – Yo pensaba en cambio de personalidad – Ryo le preguntó con la mirada el cómo había concluido con ello, a lo que Malik prosiguió – De la nada era como si hablase con alguien más.

Ambos pensaban mucho al respecto y si hubieran tenido la confianza necesaria para expresar sus diferentes puntos de vista, hubieran elaborado una sola conclusión. Pero cada quien vio una versión diferente.

Ryo: Yugi tenía la mirada perdida mientras balbuceaba palabras, además de incoherentes, incomprensibles.

Malik: Yugi miraba en todas direcciones como si hubiera gente a su alrededor mientras les gritaba que guardaran silencio.

Por lo tanto, ambos seguían creyendo que presenciaron la misma escena.

La mañana que Yugi partió, los chicos pasaron temprano para despedirlo y grande fue su sorpresa al verlo más fresco que nunca. Como si la tarde anterior no hubiera pasado, y cuando le preguntaron al respecto sólo atinó a decir que odiaba admitir que era pésimo en el ajedrez a diferencia de Ryo. Los chicos se miraron entre sí y no contradijeron su explicación.

 

 

-¿Te encuentras bien?

El ver los cerezos, a pesar de no estar aún en flor, se volvió hipnótico en algún momento en que volteo a la ventana para distraerse con lo primero que encontrara.

-¿Eh? Si, Joey ¿Por qué?

-Últimamente has estado bastante distraído y ya no has acompañado a Mokuba a visitar a Kaiba.

No había pasado mucho de su regreso pero de un momento a otro, la sola idea de tener que hacer el camino a la escuela y después a la mansión Kaiba terminó por resultarle casi un martirio. Joey había asistido en el tiempo que estuvo fuera de Domino pero ahora que había regresado dejo de hacerlo. No lo iba a negar, el hermano de su compañero era adorable y temible si decías algún mínimo aspecto negativo de Seto, eso al rubio le pareció divertido, así que cada que veía a Mokuba decaído, hacía un comentario gracioso para distraerlo y que recordara lo genial que era su hermano.

-He estado ocupado, Joey ¿Podrías acompañar un par de semanas a Mokuba? En verdad no me agrada la idea de no acompañarlo.

Pequeña mentirita piadosa, quizá no en su totalidad pero si le causaba pesar no cumplir su cometido. Además seguía en busca de posibles soluciones para sacar a Seto de ese callejón sin salida al cual lo llevo sin intención.

-Seguro – acepto un poco a regañadientes, Seto seguía siendo un personaje sin protagonismo en su memoria y Yugi lo sabía, no le era fácil.

-Gracias, Joey.

 

Estar en casa era lo mismo de siempre.

La casa vacía hasta las tres y silenciosa hasta las seis, cena a las siete y oscuridad parcial a partir de las nueve.

¿Cuándo se volvió a acostumbrar a la rutina de la que tanto se quejaba? Algo estaba inerte dentro de él, algo que gritaba por la ayuda que él no solicitaba. Sus emociones lo habían conducido a un punto en el cual ya nada tenía sentido para él, punto en el que todo volvía a ser igual de aburrido que antes de conocer a su abuelito.

Alguien llamó a su habitación.

-Yugi, te buscan.

Era Tea.

Para él recibir visitas era algo que lo hacía feliz, más por saber siempre de quien se trataba, Joey.

Al abrir la puerta encontró nada más y nada menos que una pequeña mota de pelo oscuro bien vestido.

-¿Mokuba? ¿Sucede algo?

-Hola, Yugi. No es nada, sólo quería darte esto.

Era una pequeña caja envuelta en una frazada azul con puntos blancos.

-¿Qué es esto?

-Es para ti.

Yugi percibió un poco de calor a través del paquete, imaginó que sería algo como un obento, lo abrió y para su sorpresa era un panqué.

-Yo lo hice – dijo algo apenado el pequeño – Es en agradecimiento por lo que has hecho hasta ahora por mí y mi hermano.

-Pero sólo te he acompañado a sus visitas, no siento como si hubiera hecho algo útil.

Ante su respuesta, Mokuba hizo un puchero y lo miró recriminatoriamente.

-Créeme que eso ha sido más de lo que pudiera haber pedido, Yugi. En verdad estoy agradecido contigo, Joey me contó que has estado ocupado. Espero puedas seguir acompañándome cuando tengas algo de espacio – Sus palabras eran tan sinceras que Yugi sintió que el piso desaparecía, que le faltaba el aire y un bochorno se apoderaba de él.

Pasó saliva en seco y difícilmente pudo responder.

-Gr-gracias, Mokuba. Ire.

En cuanto Mokuba regresó a la limosina que lo había llevado, Yugi descubrió por completo el recipiente, entró a la cocina, tomó un tenedor y lo probó. Un sabor entre chocolate, cerezas y humo le confirmo que Mokuba no lo había comprado o mandado a hacer. 

 

CONTINUARA...

Notas finales:

ewe ... ya notaron que quiero hacer, no pude evitarlo, vi imagenes y ... no me resistí.

Un enorme beso y abrazo mis lindas lectoras (es?) pervertidos.

 


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