Seto Kaiba miró en su derredor, el lugar no le atraía especialmente pero tenía que divertir a su futuro socio. Como aun era joven las bebidas alcoholicas estaban fuera de lugar por lo que miraba el lugar con vago interés.
El dueño del local, un veinteañero con obvias conexiones con los yakuzas los saludó y ofreció algo de beber como siempre lo hacía antes de sentarse con ellos pues allí no se discutirían negocios sino que se trataba de entretener al viejo que venía con Seto por lo que dos hermosas señoritas se sentaron también a la mesa y el dueño como habían quedado con Seto funcionaba como un anfitrión pues la conversación del castaño no era muy amena que digamos.
“No me digas todo lo que piensas
No lo digas no
Solo dime cuanto me deseas
Arde corazón
Del amor tu no conoces nada
Y ese es mi dolor
Ojalá estuviera equivocada
Pero sé que no
Por eso nene
No me des falsas esperanzas
No me digas no
No me digas cuanto es que me amas
No te creo, no”
Las palabras no tanto como la voz algo rasposa pero con una potencia que el ojos azules no había conocido en una chica llamaron la atención del CEO y vio a la cantante que usaba una musculosa de fino tul blanco con tirantes de volantes que quedaban en los brazos y no en los hombros y una minifalda azul celeste también con volados que se movían con la cadencia de sus caderas, pero lo que atrajo la atención del castaño fue la fuerza de su mirada melada junto con su melena larga rubia y enrulada. La forma en que ella se movía pero más aun como disfrutaba dar el espectáculo sintiendo de verdad la canción que cantaba eran el faro que hacía que todas las miradas se fijaran en ella. Sus gestos que denotaban a una chica experimentada, sexy y pícara tenía embobados a todos.
Pensar que la conocí cuando hacía su espectáculo en un lugar de mala muerte—dijo el dueño con genuino orgullo de su descubrimiento mientras Seto lo escuchaba solo con medio oído atraído por los movimientos y sobretodo por la voz de la chica. Nunca había prestado atención a la letra de la música que oía. Solía estar pensando en otra cosa si es que iba a un lugar con música pues él jamás ponía música para si—La mejor Drag Queen—añadió complacido de su logro el dueño.
De pronto mientras la miraba cantar la información llega al cerebro del ojos azules y pregunta sorprendido--¿Drag queen? ¿Eso no es…?—
Así es. ¿Parece imposible de creer que no se trata de una chica, verdad?—dijo el dueño con cara de felicidad.
Al día siguiente Seto volvió a ese lugar sin que el mismo supiera como explicarse lo que le pasaba porque aunque sabía que esa cantante era un chico seguía acudiendo a verla como si se tratara de una ella. Tenía una mezcla de emociones. Primero furia consigo mismo por ser tan ambiguo y luego la incesante necesidad que demostraba su psiquis de verla.
Se había sentado en el penumbroso lugar cuando de pronto antes de que tomara su vaso de jugo de tomate el medio del escenario se iluminó y su voz le llegó ronca, con una pena y una furia inusitadas con la primera frase.
“Está gritando ya sé que no se entera
Sus ojos se alzaron y vieron su rostro de lado con los párpados apretados mientras su mano elevada parecía expresar el fastidio por una situación frustrante.
El corazón escucha a tu cabeza
Sus ojos mieles miraron a Seto sin verlo mientras su mano se extendía entre ambos en medio de la audiencia como pidiendo explicaciones.
¿Pero a dónde vas?
¿Me estas escuchando?
¿Qué hay de tu orgullo?
¿En qué habíamos quedado?
Luego un cabeceo y la mano que se hunde en el pelo sobre su cabeza mientras su perfil de labios pintados esboza la siguiente frase.
La noche empieza y con ella mi camino
Te busco a solas con mi mejor vestido
¿Pero adonde estas?
¿Qué es lo que ha pasado?
¿Qué es lo que queda después de tantos años?
¿Acaso estaba teniendo una erección al verla? Pero era un chico. Nuevamente no se comprendía a si mismo. Entonces “ella” lo mira con una profunda y amarga tristeza en sus melados ojos que transmiten el sentimiento de la canción a la perfección.
Miro sus ojos que un día me miraron
Busco tu boca, tus manos, tus abrazos
Pero tú no sientes nada y te disfrazas de cordialidad
Un giro dramático y “ella” alejándose de espaldas para luego pararse frustrada. Luego otro giro y los ojos tristes de nuevo fijándose en los suyos sin en verdad verlos.
Ni una sola palabra
Ni gestos ni miradas apasionadas
Ni rastros de los besos que antes me dabas hasta el amanecer
Ni una de las sonrisas por las que cada noche y todos los días sollozan estos ojos en los que ahora te ves
De pronto lo señala con enojo.
Como un juguete que choca con tu muro
Salgo a encontrarte
Y me pierdo en cuanto busco
Un milagro un hechizo
Volverme guapa y tú guapo conmigo
Su mano libre se abre estirada y luego se cierra con aparente dolor mientras se acerca a su pecho.
Frente a los ojos que un día me miraron
Pongo mi espalda y algunos cuantos pasos
Y me apunto otra derrota
Mientras mi boca dice nunca más
Luego el perfil de su cara mientras su pose de piernas abiertas y firmes sobre el escenario en un gesto de protesta hacen pensar en una mujer dolida que tuvo suficiente y que enfrenta el dolor de perder a un ser querido sigue labrando su camino en la mente del ojos azules.
Ni una sola palabra
Ni gestos ni miradas apasionadas
Ni rastros de los besos que antes me dabas hasta el amanecer
Ni una de las sonrisas por las que cada noche y todos los días sollozan estos ojos en los que ahora te ves
“Ella” se inclina para que no se vea su rostro, su mano, un puño contra su pecho.
No puede ser
No soy yo
Me pesa tanto el corazón
Por no ser de hierro cuando el cielo me pide paciencia
Y luego eleva su cara al techo con cara de pena y resignación pero sin derrota.
Ni una sola palabra
Ni gestos ni miradas apasionadas
Ni rastros de los besos que antes me dabas hasta el amanecer
Ni una de las sonrisas por las que cada noche y todos los días sollozan estos ojos en los que ahora te ves
Palabras”
La ovación del público fue unánime, solo un espectador se quedó tieso en su asiento esperando que la magia terminara pero esta no terminó.