Tragaba saliva en seco cuando se percataba de que miraba fijamente a su amigo y secreto amor, exactamente un punto en su expresión facial al comer, su boca.
Con mayor razón no le era molestia alguna alimentarlo de su mercancía del carrito de Hot dogs que ya empezaban a hacer su fama en ciudad Den además de que eran los favoritos de Yusaku.
Una de las tantas tardes en que Yusaku regresaba de link vrains, casi al borde del colapso por no tratar una “simple gripa” según él, pero gracias a esa pequeña e insignificante gripa no podría combatir a los caballeros de Hanoi por un buen rato hasta mejorar.
-Te dije que debías descansar y tomar medicamento, Yusaku. Arriesgas demasiado.
-Estaré bien, Kusanagi.
Respondía mormado a más no poder, con los ojos llorosos y la nariz escurriéndole, Soichi sólo suspiró pesado, ya conocía bien a su amigo y no podría con su carácter.
-Sólo recuéstate, traeré algo. AI cuida que no regrese a vrains.
-Entendido.
El enfermo soltó una risita, si pensaban que por una orden y por una advertencia no iba a regresar se equivocaban, él tenía el control de todo lo electrónico en su casa y un poco a bordo del carrito de comida de Kusanagi.
Desgraciadamente ya no podía negar su malestar físico así que sólo por esa ocasión se dejó cuidar. Una vez recuperado se dio unas ligeras vacaciones de dos días antes de regresar a los duelos.
-Es bueno tenerte por aquí más tiempo, Yusaku.
Por su parte, el mencionado, se encontraba bastante ocupado en el cotejo de datos que recién había conseguido del último duelo. No se molestó en contestar o devolver un gesto, su expresión no pasó desapercibida por su amigo pues tenía el entrecejo fruncido además de mantener apretados los labios.
-¿Qué haces?
No supo en que momento había tomado el rostro de Yusaku para pasar sus pulgares por sus labios buscando que se destensaran, pero ya era tarde para explicaciones convencionales o excusas.
Sus dedos se adentraron a la cavidad oral de Yusaku, abriéndose paso entre sus dientes y serpenteando con su lengua. Al instante buscó separarse por la impresión pero no contaba con la mano de Kusanagi por detrás de su espalda para evitar precisamente su retroceso.
A los ojos de Kusanagi sólo podía concentrarse en la boca de su contrario ¿Cuántas veces no se imaginó esa y más situaciones en que podría explorarla a voluntad? Su propia lengua ya comenzaba a imitar involuntariamente la de Yusaku, también ya se encontraba en camino directo a transformar su exploración en un beso.
Así al hacer contacto y escuchar un ahogado gemido fue que tomó la confianza para hacerse dueño de su boca mientras exploraba con su lengua sus piezas dentales, desde los incisivos deteniéndose un momento en los caninos presionando su músculo para sentir esa presión como si fuera una mordida, finalmente llegó hasta los molares y tal como en un piano se deslizó hasta el extremo izquierdo. Poco después se separaron en un sonoro “pop” de sus labios.
La cosa no termino relativamente ahí, había mucho ruido a su alrededor pero en su mente sólo podía pensar en tener esos delicados labios rodeando su piel, su cuerpo.