Dicen que los colores y el olfato estimulan el apetito, pero Yusaku Fuiki piensa que también la textura y el gusto pero sobre todo el visual. Si algo no tiene buena pinta termina mandando al carajo el hambre.
No es cocinero y no está nada cerca de serlo pues no le interesa, tiene alguien que puede hacer manjares para él, aun así a veces le gusta pensar que puede ser un pastel. Sí, un pastel. Cuando llega a casa y la despensa está por echarse a perder él sabe cómo aprovecharla, busca una receta simple y sencilla para un pastel de fresas.
Harina, azúcar, mantequilla, huevos, extracto de vainilla, crema batida. Tiene casi todo lo necesario para hacer su pastel.
Pero antes debe usar algo para no manchar su uniforme escolar, se desviste por completo y busca un mandil para atar a su cintura y comenzar a seguir la receta. Junta todos los ingredientes e instrumentos necesarios en un círculo en el piso donde se sienta a preparar la mezcla en un bowl de vidrio.
Abre la bolsa de harina con fuerza de más y el polvo blanco sale volando en todas direcciones dejándole un espectro polvoso a su piel, vacía un poco de harina sobre sus hombros y pectorales y otro poco en el recipiente, rompe los cascarones de huevo y deja uno resbalar desde su cabello hasta el piso, otro lo deja en la mezcla; no es necesario derretir a fuego la mantequilla, el calor que emanan sus manos y su cuerpo sirve para derretirla al paso por sus brazos y piernas.
Ya no importa en qué orden van los ingredientes, toma las fresas y las presiona hasta batirlas en sus manos luego las unta en su cuerpo y come uno que otro trozo.
Toma las tazas, las llena con leche para dejarse bañar en el contenido, está frio por la refrigeración y eso hace que un bulto se haga notorio bajo el mandil, toma otra taza pero esta la deja calentar un poco al microondas para sentir un cambio de temperatura al momento de dejarla escurrir pero esta vez ya comienza a estimular su pene y a jugar con su entrada humedeciendo sus dedos en la leche tibia.
Busca la crema batida y no puede evitar el impulso de dejar una nube esponjosa alrededor de sus pezones erectos, dibujando la línea de su clavícula y luego rellenando su boca de la crema, el aroma es dulzón y entonces se pregunta si la azúcar no será demasiado dulce para él.
Entonces suena su teléfono de casa y deja a la contestadora recibir el mensaje, proveniente de Kusanagi quien ya retorna a la casa de Yusaku para llevarle el almuerzo.
El hacker había fingido sentirse mal, recalibró la pantalla del termómetro y así su mentira fue bien ejecutada, pero su amigo ya estaba preocupado por él y no quería verse sucio cuando llegara, en el mejor de los casos él hubiera servido la mesa, siendo el plato sobre el cual su amigo pudiera comer alguno de sus platillos.