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Camino a la perdición por zandaleesol

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Desde su llegada a Hogwarts, Harry había disfrutado Navidades alegres, pero esta que era la última como alumno y la primera como un joven casado y además con un bebé en su vientre de casi cinco meses era algo totalmente novedoso. Su vientre ya comenzaba a expandirse, Hermione había logrado con hechizos muy útiles agrandar su ropa, esto le permitía sentirse más holgado, las túnicas además le permitían ocultar la evidencia de su estado, sin embargo Harry sabiéndolo necesario no se sentía muy feliz de ocultar su gravidez, sentía que de cierta manera estaba negando aquello que era el motivo de mayor dicha en su vida, ocultándolo como si fuese algo vergonzoso.


Ningún alumno se quedaría en la escuela, para muchos era la Navidad más alegre desde que Harry había vencido a Voldemort. Para Harry en especial era la primera con una familia que no era prestada, increíblemente los Malfoy se habían convertido en su familia y con ellos pasaría aquella fecha. Sin embargo, toda la escuela estaba creída que Harry se hospedaría esas semanas con la familia Weasley como sucedía desde su segundo año, el director había pensado que era mejor no mostrar demasiada cercanía con Lucius, aunque se justificaría plenamente siendo Harry “novio” de Draco.


Se había cumplido ya un mes desde que Lucius dejara el Ministerio siendo un hombre libre, el interés que había despertado el acontecimiento ya se había diluido, en esos días previos a Navidad de Lucius sólo se sabía que estaba de vacaciones en algún lugar de Francia; para todos había resultado algo extraño que se marchaba de viaje apenas dos días después de la audiencia, muchos no comprendían por qué se alejaba de los lugares de los cuales había estado apartado por causa de aquella sentencia. Pero aquel distanciamiento sólo había sido aparente durante esas semanas, Lucius no había viajado a Francia, se había refugiado en la casa de Kingsley, la misma en la que viviera aquella breve luna de miel con Harry, aquel había sido el único modo de alejarse de Fudge, Lucius sabía que no era una solución, sólo estaba dilatando algo que inevitablemente debía suceder, Fudge tarde o temprano se enteraría de la gran mentira, a esas alturas con toda seguridad el enojo del Ministro debía ser tremendo, pero todo quienes sabían del asunto le habían aconsejado dejar pasar tiempo, él no veía en ello una solución, pero Dumbledore le había asegurado que por el momento era lo más recomendable.


Faltando tres días para Navidad el baúl de Harry ya estaba preparado, listo para ser enviado a la mansión, Draco le había ayudado a limpiarlo y a poner todo en orden, Harry estaba seguro que era capaz de desarrollar esa tarea sin ayuda, pero el chico rubio había insistido y Harry sospechaba que sólo era excusa para estar en el despacho. Esas últimas cuatro semanas se lo pasaba ahí toda hora, inclusive el chico estaba casi seguro que varias noches en que él se iba a la cama temprano el rubio se escabullía a la habitación privada de Snape, pero claro por la mañana las miradas maliciosas de parte de los compañeros de Draco iban dirigidas a él; todos creían que el chico pasaba las noches con él, cuando en realidad lo hacía con Snape.


Harry se había alegrado sinceramente cuando Draco le contó que él y Snape por fin estaban juntos luego de confesar sus sentimientos, lo único que le incomodaba a Harry era que Lucius aún no se enteraba de esa relación; Snape había deseado hablar con Lucius, no para pedir su aprobación, no la necesitaba porque Draco ya era mayor de edad, pero sí creía que como padre tenía derecho a saber, sin embargo, el chico rubio le había pedido que esperasen hasta las vacaciones Navideñas, quería a su padre más relajado para que aceptara la situación.


&&&&&&&&&&


Harry estaba impactado mientras que Draco lo miraba sonriente, había escuchado mucho hablar de la espectacular que era la mansión, ahora comprendía que no eran infundados los comentarios, el edificio de varios pisos se alzaba majestuoso en medio de la campiña.


─ ¿Y bien qué opinas? ─preguntó el chico rubio

─ Es… es… vaya… es… no sé como decirlo… es algo abrumador…


Draco volvió a sonreír satisfecho.


─ Sí, te comprendo… todos reaccionan igual la primera vez.

─ Jamás imaginé que tu casa…

─ ¿Mi casa?... la casa de mi padre… y tuya ahora.

─ ¿Mía?

─ Sí bobo… tuya… ¿a caso no eres el esposo de mi padre?

─ Pero yo…

─ Eso te convierte es dueño de este lugar.

─ ¿De verdad?

─ Sí… y entremos de una vez que mi padre te debe esperar ansioso ─dijo Draco


Sin necesidad más que de empujar la puerta de entrada esta cedió al toque de los dedos del chico. Harry lo siguió con emoción y un curiosidad que no intentó disimular, le parecía sorprendente conocer finalmente el hogar de Lucius, aquel era el hogar de su esposo la verdad era que el no podía verse a si mismo como propietario de ese lugar tan fastuoso.


Luego de traspasar el vestíbulo Draco guió a Harry hacia la izquierda, luego de bajar tres escalones encontraron en medio de un salón, pero el recorrido no terminó ahí, pasaron a otro salón más amplio que anterior, al chico rubio giró hacia la derecha y Harry vio un espacio amplio con un ventanal en el fondo, desde ahí se podía apreciar parte del jardín. Una puerta se abrió de pronto, Harry sabía que naturalmente era Lucius; el rubio fue al encuentro del chico con precipitación.


─ Mi amor he contado los minutos esperando tu llegada ─dijo mientras lo estrechaba con ternura.

─ Yo también estaba loco por llegar… sólo de pensar que estaremos juntos tres semanas, creo que podríamos tomar esto como una luna de miel.

─ Ah, te refieres a eso que dices viven los recién casados en el mundo muggle.

─ Sí, aunque ya llevamos más de dos meses de casados igual vale… el tiempo que pasamos juntos luego de la boda fue muy breve.

─ Es cierto, pero ahora te tendré para mí durante tres semanas.


Harry sonrió feliz ante la perspectiva de lo que serían esos días, Draco que no quería aún recordarles su presencia también sonreía, él comprendía lo que era estar separado de la persona amada, para él serían tres semanas sin Severus, pero en compensación del sacrificio tendría el resto del curso para tener al profesor junto a él.


&&&&&&&&&&


Había pasado cinco semanas intentando contener su ansiedad, ese mismo periodo de tiempo había esperado que Lucius llegara a su despacho a pesar de que todos decían que había viajado fuera del país, él sabía que no era cierto, Lucius había estado aquellas semanas en la mansión, ni siquiera necesitaba vigilarlo para saber eso. Estaba algo decepcionado por la actitud del rubio, realmente había confiado en que lo buscaría antes, pero lo que él tanto anhelaba no sucedía aún.


Sin embargo, no había querido lanzarse a la persecución de Lucius porque no lo creía prudente, era mucho lo que el rubio le debía, pero tampoco pretendía estropear las cosas poniéndose demasiado exigente, a pesar de todo aún se sentía algo intimidado por esa personalidad de Lucius algo avasalladora y que no inclinaba la cabeza con facilidad. Sabía que el objeto de su pasión prefería los métodos sutiles de persuasión, aquello había constituido siempre una de las características más sobresalientes del hombre rubio, y él respetaba a la vez que admiraba aquello, no deseaba perder a Lucius antes de tenerlo; si bien era cierto que estaba muriendo de deseos de verlo, haría lo posible por controlarse, pero estaba decidido a que sólo pasaría esas vacaciones Navideñas sin Lucius, ahora estaba con su hijo en la mansión, prefería ir hasta allá cuando se encontrara solo otra vez.


El ambiente era uno de los más alegres que recordaba de los últimos tres años, sin duda que la muerte del Innombrable había sido un bálsamo de optimismo para todos en el mundo mágico. Faltaban dos días para Navidad y la actividad en el Ministerio de Magia no paraba a pesar de ello, pero todos se veían contentos y eso lo animaba también a él, con la festividad encima todo trabajo se realizaba con entusiasmo, aquella mañana se quedaría en su oficina. Cuando llegaba a su despacho se topó con Percy Weasley que acababa de dejarle unos documentos con su Secretaria, le agradaba Percy, la verdad era el único miembro de la familia que le agradaba, era un muchacho trabajador, siempre llegaba antes de la hora, pensó que con toda seguridad el Ministerio funcionaria de forma perfecta si todos fuesen tan eficientes como lo era ese muchacho.


El pelirrojo que poseía una naturaleza muy distinta a la de los demás miembros de su familia, se sintió bastante satisfecho de toparse con el Ministro, estaba seguro que una relación cercana con él le ayudaría a mejorar su posición dentro del Ministerio, no perdía ninguna oportunidad de adular a Fudge y como éste era un fatuo, Percy le agradaba visiblemente.


─ Supongo que habrá recibido muchas invitaciones señor Ministro.

─ Así es Weasley… muchas, pero aún no he decidido cual aceptaré en definitiva.

─ Imagino que debe ser difícil para alguien de su importancia.

─ Sí, lo es… quisiera complacer a todo el mundo, pero no es posible.

─ Lo imagino.

─ Y usted Weasley… supongo que pasará estas fiestas con su familia.

─ Sí, así es… inclusive nos visitan los padres de mi cuñada desde Francia.

─ Ah… su casa estará muy concurrida entonces… y el chico Potter que prácticamente pertenece a su familia también pasará estas semanas con ustedes supongo.

─ No… él no se quedará en casa ─dijo Percy con un tono algo despectivo

─ ¿A no?... tenía entendido que nadie quedaría en Hogwarts este año.

─ En casa no está… creo que se fue con los Malfoy… claro ahora tiene un novio muy rico… debe estar bastante enamorado de ese chico presumido como para no querer estar con mi familia.

─ Sí… ese chico Potter es una caja de sorpresas… enamorado del hijo de Lucius… y yo que había pensado que podía…

─ ¿Qué podía que señor Ministro?

─ Nada… nada, no me haga caso… tonterías mías ─dijo Fudge

─ Le dejé unos documentos con su secretaria señor.

─ Ah… bien Weasley… ya debo ir a mi oficina…

─ Por supuesto señor… no le quito más tiempo… por si no lo veo le deseo una feliz Navidad adelantada.

─ Gracias… gracias Weasley… lo mismo para usted.


Percy caminó hacia el ascensor y Fudge entró a su oficina, ahí sentado en su sillón tras el escritorio pensó una vez más en Lucius, lo extrañaba mucho, lamentaba no tener una excusa para visitarlo en la mansión, recordó que años antes de que se descubriera que Lucius pertenecía a las filas del Innombrable era el rubio quien de continuo pasaba en el Ministerio buscándolo, a veces ni siquiera había motivos preciosos para tales visitas, pero Lucius venía a menudo, sin embargo, ahora pese al trato que tenían lo estaba evadiendo.


Recordó su conversación con Percy, hasta el pelirrojo estaba asombrado de que Potter rechazara pasar esas vacaciones con su familia, pensaba Fudge con alegría que la pasión del héroe era bastante intensa. Pero a él no le importaba demasiado, era mejor que el hijo de Lucius hubiese encontrado una entretención, de esa forma no pondría inconvenientes a su relación con Lucius. Sin embargo, este aparente conformismo de Fudge era un poco falso, se sentía algo molesto por la indiferencia de Lucius, ni siquiera le había enviado un saludo Navideño como lo hacía antes, ahí sobre su escritorio se esparcían tarjetas de saludos venidas de todos lados, pero el rubio no había tenido la deferencia de manifestarse ni siquiera a través de un simple saludo, él era un hombre importante no tenía porque soportar ser tratado con tal indiferencia.


Luego de darle miles de vueltas al asunto decidió que sí visitaría la mansión de Lucius, muchas veces lo había echo en el pasado, no tenía nada de extraordinario que lo hiciera otra vez, salió de su oficina decidido a que vería a Lucius como fuera, el rubio le debía un gran servicio, haría valer de una buena vez los derechos que tenía sobre ese hombre.


Cuando se apareció en la mansión ya era casi mediodía, el elfo doméstico que lo recibió le hizo esperar en el salón luego de ofrecerle una taza de té que Fudge prefirió declinar.


En la habitación Harry aún estaba en la cama, Lucius terminaba de vestirse, al escuchar al elfo decir que el Ministro de Magia estaba en la sala, ambos se preocuparon de igual forma, parecía que luego de aquellas cinco semanas de silencio de parte de Lucius no habían hecho mella en las pretensiones de Fudge. Harry se puso bastante intranquilo con la presencia del Ministro, se preguntaba si de algún modo había averiguado que él estaba ahí, quizá ya sospechaba. Lucius lo tranquilizó diciendo que era imposible que sospechara algo, si ya estaba enterado de que él se encontraba ahí no tenía porque dudar de que lo hacía en compañía de Draco que para todos los efectos era su novio oficial.


Dejando a un Harry sumamente preocupado Lucius llegó a la sala, a diferencia de lo que esperaba se encontró a un Cornelius Fudge bastante afable y de buen ánimo, aquello sólo podía significar que no sospechaba la verdad y que estaba excesivamente confiado en que él cumpliría su palabra.


─ Ministro… es una sorpresa ─dijo Lucius con tono algo frío que desanimó un poco a Fudge

─ Lucius no quise venir antes para no incomodarlo.

─ Ninguna incomodidad señor… siempre será un placer recibirlo en mi casa.

─ Gracias… bueno yo sé que la fecha no es de lo más apropiada, pero la verdad es que ya no soportaba un día más sin verlo Lucius.


Lucius guardó un prudente silencio antes estas palabras que el otro dejó escapar con tono excesivamente apasionado.


─ Lucius yo no pretendo presionarlo pero usted y yo… tenemos un trato que...

─ Lo sé… no lo he olvidado.

─ Yo sé que no… usted es un hombre que cumple su palabra… por eso le he dado tiempo, imaginé que necesitaba estar tranquilo… lo que ha tenido que vivir no ha sido fácil… yo deseo que esté bien… tranquilo… relajado… preparado para mí.


A medida que decía esto Fudge avanzaba hacia Lucius mientras éste haciendo acopio de fuerzas no intentó retroceder, le incomodaba la situación, pero tampoco le temía a Fudge. De pronto el hombre estaba tan cerca de él que casi podía sentir su respiración agitada, el rubor que acusaban sus mejillas le decían que Fudge acabaría lanzándosele encima sin importarle que estuvieran a mitad de la sala. Fudge cada vez más cerca, la boca del Ministro a unos centímetros de la suya, levantó la mano para apartar al hombre, en aquel preciso momento escuchó la voz de Draco que lo salvaba de forma providencial.


─ ¿Papá?


Lucius dio gracias por la interrupción, Fudge luego de un sobresalto retrocedió completamente avergonzado sin saber hacia donde mirar.


─ Draco… creía que aún dormías ─dijo Lucius sonriendo al sentir alivio profundo

─ Ya casi es la hora del almuerzo… me levanto temprano eso lo sabes ─dijo el chico rubio con tono molesto que no le pasó inadvertido a Fudge

─ Hijo no has saludado al Ministro.


Draco le lanzó una mirada molesta a Fudge.


─ ¿Cómo está señor? ─preguntó el chico con sequedad

─ Bien… eh muy bien… yo sólo vine a visitar a tu padre… pero ya tengo que irme ─dijo el Ministro incómodo ─Lucius ya sabe que puede visitarme cuando guste en el Ministerio… quiero decir estaré esperando su visita

─ Por supuesto ─dijo Lucius

─ Bien… entonces hasta pronto ─dijo Fudge ─adiós Draco, espero que disfrutes tus vacaciones


Draco no se dignó a contestar, sólo inclinó levemente la cabeza con la misma arrogancia de Lucius, luego de la salida de Fudge, Lucius se dejó caer en el sofá mientras Draco se acercaba con precipitación.


─ Papá… lo que vi… es lo que creo…

─ Sí, es lo que viste, Fudge estaba a punto de besarme.

─ Pero papá… ibas a permitirlo.

─ ¡Claro que no!... jamás… estaba a punto de apartarlo.

─ No fue eso lo que yo vi.

─ ¿Qué insinúas?... ¿Qué estoy loco por Fudge?... ¿Qué muero de deseo por Fudge?

─ No… pero…

─ Por favor Draco… no dejes volar tanto tu imaginación… ¡Por Merlín!... es Fudge… te aseguro que me resulta tan atractivo y excitante como un elfo doméstico.


Draco se fue a sentar junto a su padre.


─ ¿Qué quería? ─preguntó Draco

─ Tú que crees… vino a recordarme nuestro acuerdo.

─ ¿Se lo dirás a Harry?

─ Decirle… Harry no necesita que yo le diga algo para saber que pretende Fudge…

─ ¿Cómo saldrás de esto?

─ No sé… por más que lo pienso no se me ocurre.

─ Papá… porque no hablas con Dumbledore… no sé… tal vez tenga alguna idea.

─ Sí creo que eso haré… pero dejaré pasar las fiestas.

─ Todo sería perfecto si ese Fudge no existiera ─dijo Draco

─ Es cierto, pero existe desgraciadamente… voy a ver a Harry… quedó muy nervioso ─dijo Lucius levantándose


Lucius regresó hacia su habitación, mientras Draco se quedó sentado en el mismo lugar, sentía mucha impotencia por no poder ayudar a su padre y a Harry.


De regreso en su oficina Fudge no podía dejar de pensar en Lucius, la indiferencia del rubio era más que evidente, no puede dejar de pensar en aquel encuentro, la actitud fría y distante del objeto de su deseo le hacía entrever la posibilidad de que sus más dorados sueños no serán posibles, tiene el horrible presentimiento de que jamás tendrá para él ese cuerpo que tanto anhela, no comprende porque Lucius rechaza todo lo que él podría darle, más poder del que jamás soñó, junto a él Lucius podría recuperar el prestigio y poder del pasado, él sabe que son justamente las cosas que Lucius más ama. Pero él no está dispuesto a rendirse tan pronto, hará lo necesario para que ese hombre lo acepte, mientras no reciba una respuesta negativa directa no desistirá, y aunque ocurra lo peor para él está dispuesto a lo que sea por amor.


Harry no quedó totalmente tranquilo después de que Lucius le dijera que Fudge en realidad no se había atrevido a hacerle exigencias explícitas sobre aquel acuerdo, aquello no lo tranquilizaba demasiado, sólo era cuestión de tiempo, muy poco en realidad para que Fudge comprendiera la realidad. Sin embargo pese a su preocupación no dejó por eso de disfrutar cada momento junto a Lucius, hizo todo lo posible por olvidar al Ministro y vivir esa primera Navidad junto a su nueva familia con alegría.


Por su parte Lucius y Draco hicieron todo lo posible por distraerlo, pero sobretodo que Harry se sintiera feliz, jamás en su vida el chico de ojos esmeraldas había recibido tantos mimos y atenciones como en esa Navidad, sin duda que llevar en su vientre a la siguiente generación de los Malfoy’s le hacía tener un lugar privilegiado en aquella familia. Los regalos se multiplicaron en cantidades, la familia Weasley, Hermione, Remus, Dumbledore, la profesora McGonagall, hasta Snape recordó enviarle un regalo, Harry estaba impactado por eso, pero sin duda el regalo que más lo emocionó fue el de Lucius. Un cuaderno en blanco con una hermosa pluma de oro, en el que dijo Lucius que escribirían las historia de sus vidas paso a paso, desde el mismo primer instante en que se habían amado, para dejar un testimonio escrito del amor que sentían él uno por el otro.


Aquella misma noche Harry comenzó a escribir para su hijo que nacería en poco más de cuatro meses, deseaba plasmar en esas páginas todas sus ilusiones y felicidad, porque a pesar de la amenaza que era Fudge, él se sentía dichoso cada segundo que vivía.


&&&&&&&&&&


Después del año nuevo las dos semanas siguientes para Harry pasaron en forma de pincelada, las vacaciones finalizaron y debió regresar a Hogwarts, sólo una gran fuerza de la voluntad de su parte permitió que el valor no lo abandonará al momento de tener que despedirse de Lucius, no quería dejarlo, aquellos días maravillosos no volverían a repetirse, por lo menos no hasta que él terminará la escuela, pero intentó no pensar demasiado en aquello Lucius le había dicho que hablaría con Dumbledore y él confiaba en que el director pudiese ayudarlos de alguna forma.


Usando la aparición él y Draco regresaron a la escuela, para Draco el regreso era feliz pues volvía a estar con Severus, en cambio para Harry el regreso lo separaba de Lucius, una situación totalmente opuesta a la del rubio que lo hizo sentirse muy triste, esa noche no se presentó en el Gran Comedor, a la hora de la cena, Dobby se encargó de llevarle la comida a su habitación aduciendo que estaba cansado se retiró muy temprano; Draco y Severus comprendían que estaba deprimido así que se abstuvieron de hacer manifestaciones amorosas frente al chico imaginaron que estaría sensible respecto a ese tipo de cosas.


Draco a la siguiente mañana llegó temprano para ver a Harry, le preocupaba el desanimo del chico, le había prometido a Lucius que estaría pendiente de Harry y lo cumpliría.


Pero Harry estaba conciente de que deprimirse no era una solución al asunto, las cosas no eran fáciles, pero debía confiar en que de algún modo saldrían adelante, así es que se fue con Draco a desayunar y aunque para todos ya era común verlo continuamente en compañía del rubio igual fueron el centro de todas las miradas al entrar Gran Comedor. Fue una alegría para Harry encontrarse con Ron y Hermione aquello acabó por animarlo.


Lucius aquella misma tarde visitó a Dumbledore, el asunto de Fudge se volvía insostenible para él, confiaba en que el director pudiese ayudarlo de alguna forma.


─ Dumbledore… dejé pasar estas semanas de vacaciones… quise olvidar aunque fuese por breve tiempo este asunto de Fudge, pero sé que pronto lo tendré otra vez en la mansión exigiendo lo que yo le prometí.

─ Yo mejor que nadie comprendo lo obstinado que puede ser ese hombre con sus ideas ─dijo Dumbledore

─ Así es no desistirá… eso es un hecho.

─ No creas que no he pensado en este asunto… lo tengo siempre presente… lo que más deseo es que Harry y tú puedan vivir como la familia que son sin tener que ocultarse.

─ Eso es mi mayor deseo también, tengo miedo que esta situación… que esta ansiedad constante pueda afectar a Harry y al bebé.

─ Comprendo… Lucius por eso estuve haciendo averiguaciones con algunos miembros del Wizengamot y estoy seguro que no afectará en nada la decisión del Tribunal de liberarte, el hecho de que Harry diera testimonio a tu favor cuando ya estaban casados.

─ ¿De verdad?

─ Sí… Harry habló en tu favor aún antes de saber que esperaba un hijo tuyo, inclusive estando seguro de que tú no lo amabas.

─ Es cierto.

─ Por ese motivo su testimonio no pierde valor, en la segunda audiencia sólo ratificó lo dicho la primera vez, con más detalles, pero en el fondo era lo mismo, por lo tanto, nadie podría decir que habló en tu favor porque te amaba.

─ Sí tiene sentido, pero en que nos ayuda eso.

─ Será importante al momento en que sea pública la noticia de su matrimonio.

─ No le entiendo Dumbledore…

─ Lucius… le he dado muchas vueltas a este asunto y he llegado a la conclusión de que la única forma de poner fin a esas exigencias de Fudge será que Harry y tú digan a todo el mundo que se han casado y que esperan un hijo.


Lucius se quedó pensando un instante.


─ Realmente cree eso… usted piensa que Fudge desistirá cuando sepa qué estoy casado con Harry.

─ Lucius… conozco bien a Cornelius Fudge, puede que tenga muchos sentimientos por ti, pero no creo que sus deseos sean más importantes que su puesto de Ministro.

─ Entonces usted piensa que Fudge al saber la verdad se resignará… que renunciara a mí.

─ Lo hará… jamás haría alguna tontería que pudiese ponerlo en ridículo o que hiciera peligrar ese cargo que tanto ama.

─ No lo sé Dumbledore… la verdad me cuesta creer que renunciaría así nada más… yo lo engañé después de todo… le prometí algo que no cumpliría… él uso sus influencias para lograr que el Tribunal oyera otra vez a Harry y gracias a eso puedo vivir entre magos otra vez.

─ Sí pero créeme cuando digo que conozco al Ministro… no será capaz de hacer nada… por más que le pese Harry es considerado por muchos un héroe… la mayoría piensa que es un mago con poderes extraordinarios por acabar con Voldemort de aquella forma tan asombrosa.

─ La verdad no sé…

─ Creo que deberías hablarlo con Harry… yo lo veo como una forma de sacar a Fudge de en medio de ustedes… Lucius debes pensar en que Harry esta por cumplir seis meses… dentro de poco ya no podrá ocultar su embarazo… y cuando el bebé deba nacer naturalmente tu desearás estar a su lado.

─ Sí… tiene razón… para Harry esta resultando muy difícil el tener que esconderse… es demasiado para él… lo mejor es que todo el mundo mágico sepa que estamos casados… esta angustia constante puede acabar haciéndole daño… no es justo… él no lo merece.

─ ¿Entonces hablarás con él? ─preguntó Dumbledore

─ Sí… vendré esta noche… si él está de acuerdo entonces haremos público nuestro enlace.

─ Me alegra que te decidas… lo mejor es terminar con el engaño.

─ ¿Qué dirá Fudge cuándo se entere por El Profeta?… quizá sea para él peor que si yo se lo dijera personalmente.

─ Sin duda que luego de leerlo te pedirá explicaciones… pero el asunto ya estará hecho.


Lucius se limitó a asentir, aquella idea de Dumbledore era una salida para el asunto, no la que él le hubiese gustado, pero era una salida, hablaría el asunto con Harry esa noche, si el chico estaba de acuerdo harían lo que Dumbledore sugería.

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