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Esquemas del Corazón por AniBecker

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Notas del capitulo:

¡Hola! Aquí un nuevo capítulo, gracias a las personas que comentan y leen ^^ 

Espero les guste este capítulo, no sé por qué, pero me costó un poco escribirlo xD 

Capítulo III

Durante toda la mañana del día siguiente, Aimi aprovechaba cualquier oportunidad para acercarse a Liam, quién no parecía importarle la cercanía de la chica, queriendo conocer más a su hermana.

—Nijimura-san —habló la pelinegra acercándose después de realizar otro comercial —, ¿qué tal el trabajo, estás acomodándote bien?

—Por favor, puedes decirme Liam —sonrió—, y por supuesto, trabajar con un buen equipo es siempre muy cómodo, al igual de todos tus comerciales.

—Gracias, aunque tu trabajo es fantástico, haces que cada comercial parezca más real —se sonrojó llevándose su cabello a la cara, cubriéndose parte del rostro —. Pero quería pedirte algo.

—Claro, dime —terminó de guardar su cámara y complementos en su funda protectora.

—Supongo que… no conoces Tokio, ¿verdad? —el azabache negó —. ¡Fantástico! Pues si quieres, puedo enseñarte un poco la ciudad, si quieres, claro —primero dudó, pero después aceptó, sería buena oportunidad para conocerla.

—Claro, no lo veo mal. ¿Cuál es el destino? —una vez salieron de la agencia, caminando por las concurridas calles de Tokio.

—Pues tenía pensado empezar por una cafetería-pastelería estupenda, la más famosa del país, hay que conocerla como dé lugar.

—Me gustan los dulces, me encantaría, vamos —le sonrió, dirigiéndose a dicho establecimiento. Era una cafetería coqueta y familiar, dónde podías probar todo tipo de sabores de té, acompañándolos con unos deliciosos dulces caseros.

—Ai-chin, ¿qué tal? —nada más entrar, una chica peli morada la saludó desde detrás del mostrador —. Veo que vienes muy bien acompañada.

—Hola, Sayu-chan, él es un nuevo empleado de la empresa, nunca antes había estado aquí, viene de América, así que le estoy mostrando la ciudad, y qué mejor lugar que empezar por aquí.

—Así me gusta, como buena amiga, dándole publicidad a la cafetería de mi padre. Mucho gusto, soy Murasakibara Sayuri.

—Encantado, me llamo Nijimura Liam —le estrechó la mano a la chica de ojos morados.

—¿Nijimura? —preguntó un hombre alto, saliendo de la cocina al oír tal apellido.

—¡Hola, tío Mura! —saludó sonriente la chica, acercándose a él.

—Hola, preciosa Ai-chin, ¿quién te acompaña? —lo miró de arriba abajo, viendo como su dulce ahijada iba acompañada por un chico que no había visto antes.

—Ah, Nijimura Liam —volvió a presentarse, extendiéndole al titán peli morado la mano, que el  hombre, limpió de harina en su delantal y estrechó.

—¿Eres pariente de Nijimura Shuzou?

—Sí, es mi padre —respondió, haciendo que los ojos morados se abrieran de sorpresa.

—No me digas que Mura-chin sempai está de vuelta aquí.

—Sí, vinimos debido a que encontré aquí trabajo y mi padre quiso acompañarme —explicó brevemente, dándole los menos detalles posibles, ese hombre conocía a su padre y no sabía si Shuzou estaría de acuerdo o no de encontrárselo.

—Eso es fantástico, hace mucho tiempo que no sabíamos de él —sonrió ampliamente —. Él era mi sempai en mi secundaria, al igual que compañero del equipo de básket.

—Ah, ya veo, seguro que le alegrará verle nuevamente.

—Perdón por no presentarme, soy Murasakibara Atsushi, dueño de esta cafetería, y ella es mi hija, que me ayuda en su tiempo libre.

—Él y su esposo son mis padrinos, tío Mura es el mejor amigo de mi padre. Ya verás, prueba sus dulces, te volverás adicto en seguida.

—Ahora os lleva Yuri-chin unos pasteles que acaban de salir del horno, seréis los primeros en probarlos. Por cierto, dile a tu padre que este fin de semana organizamos en casa una fiesta, por el cumpleaños de mi hijo mayor, estaremos todos los antiguos compañeros y ahora que sé que se encuentra aquí, me encantaría que asistierais. Que Ai-chin te diga la dirección y la hora. Encantado, pero tengo que volver a la cocina —les sonrió y se despidió.

—Se lo diré, muchas gracias.

—Al fondo están los chicos con mi hermano —le habló a Aimi—, en seguida os llevo el pedido.

—Gracias, Sayu-chan.

Se fueron al final del local, dónde se encontraba un grupo de jóvenes.

—Aimi, por aquí —gritó un chico pelinegro de ojos verdes con unas gafas, alzando su mano para llamar la atención de su amiga.

—Hola, chicos —saludó a los integrantes de esa mensa; un chico pelirrojo de ojos azules, otro también pelirrojo de heterocromáticos ojos, una chica rubia de ojos azules, Daisuke y uno de cabellos castaños.

—¿Quién es tu amigo? —preguntó la rubia, coquetamente.

—Es un nuevo compañero de trabajo. Liam-san, ellos son mis amigos; Midorima Kazuki, Kagami Kousuke, Murasakibara Seiki, los hermanos Aomine Reiko y Daisuke y Kiyoshi Kei —hizo las presentaciones Aimi.

—Encantado. ¿Os sentáis con nosotros?

—Eh, no chicos, por hoy iremos a otra mesa, nos vemos el sábado, ¿verdad?

—¡No! —se levantó con rapidez Daisuke —. Quiero decir, estamos entre amigos, haz que se integre el chico —dijo con nerviosismo.

—No creo que se sienta cómodo sin conocernos —habló Seiki—, no lo presionéis —Aimi sonrió y se despidió con la mano de sus amigos, dirigiéndose a otra mesa.

—Daisuke, contrólate un poco, se te ha notado mucho —volvió a decir el heterocromático.

—Ese tipo no me cae nada de bien —refunfuñó cruzándose de brazos—. Lo más gracioso es que parece que a Aimi le gusta.

—Pues tiene buen gusto —todos posaron su vista al pelirrojo de ojos celestes—, ¿qué? Es la verdad.

—Claro, ¿cómo se me había ocurrido antes? Lígatelo, lo quitas de en medio y así dejará de rondar a Aimi.

—¿Y yo por qué? 

—Acabas de decir que es guapo. Además, tú no tienes pareja.

—Que sea guapo no quiere decir que me interese —bufó molesto—. Aparte, no me apetece ayudarte, si quieres conseguir a mi prima, ya sabes, cúrratelo tú, a mí no me metas.

—No sabes hacer nada por tu amigo.

—Y tú no sabes hacer nada por ti solo.

—Bueno, ya, chicos —puso orden Kazuki.

Unas mesas más alejados, Aimi y Liam conversaban. El chico le preguntaba sobre su edad, viendo que era tres años más pequeña que él, sus gustos, hobbies…para conocer cosas sobre su hermana, mientras que la chica, pensaba que quería saber sobre ella porque le estaba empezando a interesar.

Después, la acompañó hasta su casa, despidiéndose de ella hasta el día siguiente que se vieran en el trabajo, y él, dirigiéndose a la suya, no sin antes, pasar por la de su padre.

—¿Qué tal la universidad, te vas acostumbrando a dar las clases aquí?

—Sí, bien, las clases bien. ¿Qué tal tu trabajo? ¿Has vuelto a hablar con tu… con Himuro? —preguntó nervioso.

—El trabajo bien, me adapto a los locos comerciales de Aimi. Y no, no he hablado con él, directamente, ni lo he visto —suspiró—. Tranquilo, no voy a hacer nada de lo que no quieras. Estuve con Aimi, conociéndola un poco.

—Sabes que si te acercas demasiado, esa niña va a pensar que buscas algo con ella, ¿verdad?

—Tranquilo, no creo que piense eso —respondió con tranquilidad—, si se nota que quiero conocerla como amigos.

—Tú cuidado con ella, no le des falsas esperanzas por error, por ningún concepto se puede enamorar de ti, es tu hermana.

—Ya sé que no puede pasar nada y que es mi hermana. No va a pasar nada de eso. Por cierto… cambiando de tema… hoy fui a una cafetería que decía Aimi que es muy famosa en la ciudad, y conocí al dueño.

—¿Y quién es? —preguntó con curiosidad.

—Por lo que me dijo, es un antiguo compañero tuyo de la secundaria, se llama Murasakibara, y al enterarse que soy tu hijo y que estás aquí, me pidió que te dijera que el fin de semana realizan él y su esposo una reunión con todos sus antiguos compañeros, y que fueras, que les encantaría volver a verte.

—Yo no… sé si sea buena idea. Me imagino que Himuro irá, ¿verdad?

—Pues mi hermana sé que asistirá, por lo que supongo que él también. Por lo que me dijo Aimi, Murasakibara-san es su padrino, por ser el mejor amigo de su padre —vio como Shuzou agachó la cabeza—. ¿Todo bien?

—Sí, todo bien.

—¿Quieres que asistamos a esa reunión, o no? Si no quieres, no le vería el problema.

—No, está bien, vayamos. Si dices que Murasakibara sabe que estoy aquí y te dijo que asistiéramos, si no vamos quizá piensen mal, y pueda haber sospechas —suspiró mientras se acariciaba la sien.

—Pues como quieras entonces, sólo que si va a ser incómodo, mejor no vayamos.

—Tranquilo, todo estará bien, iremos —le sonrió.

Shuzou, no muy convencido, aceptó ir el sábado a esa reunión dónde vería a todos sus antiguos compañeros de la época de Teiko, sabía que le iban a hacer bastantes preguntas, demasiado obvias, que no quería contestar, pero si no las contestaba él, Liam lo haría, y temía que él terminara diciendo algo inapropiado, más si a esa reunión asistiría Himuro.

.

Llegó el fin de semana, cosa que para Shouzo se le pasó muy rápido el resto de la semana, trayendo demasiado pronto el sábado de la reunión.

Liam pasó por la casa de su padre para recogerlo e irse los dos juntos hacia la mansión Akashi, dónde se realizaría la reunión. Una vez que bajaron del taxi que los llevó hasta allí, se pararon delante de la gran verja metálica.

—No es nada del otro mundo, una casita pequeñita, como cualquier otra —bromeó Liam al ver el tamaño de la casa—. ¿Tu kohai es acaso millonario o qué?

—Sí lo es. ¿Es que no ves el tamaño de la casa? Aunque me supongo que aquí es dónde vive ahora, cuando estábamos en la secundaria y vivía con su padre, era mucho más grande—dijo como si nada Shouzo.

—¿Más grande? Pero ¿para qué quiere una casa tan grande? Yo no sabría con qué ocupar tanta habitación —un hombre vestido de negro se les acerco dándoles la bienvenida e indicándoles que dentro les esperaban—. ¿Estás seguro de querer entrar? Mira que aún podemos volvernos.

—Tarde o temprano hay que afrontar las cosas, venga, entremos antes de que me arrepienta más de haber venido —suspiró antes de empezar a seguir al hombre.

Llegaron hasta el jardín, dónde se figuraron que ellos eran los últimos llegar, ya que todos los presentes se les quedaron mirando. El primero que se percató de su presencia y se acercó a ellos, fue Akashi.

—Nijimura-san, cuanto tiempo, me alegro que hayas venido.

—Akashi… —respondió recibiendo el abrazo del pelirrojo.

—Ya no tengo mi apellido —le sonrió—. ¿Él es tu hijo?

—Oh, cierto, me alegro que estés con Murasakibara, siempre pensé que acabaríais juntos. Sí, es mi hijo, Liam.

—Encantado, gracias por la invitación —habló el nombrado.

—Igualmente, estáis en vuestra casa. Ven, te presentaré a los demás, muchos no los conoces, y después, quisiera hablar contigo.

Seijuro le fue nombrando uno por uno las parejas e hijos de todos sus antiguos compañeros. Primero empezó por sus propios retoños, Seiki quién cumplía ese día los veinte años, y su hija Sayuri de dieciséis.

Prosiguió con los hijos de Aomine y Kise, de quiénes no se extrañaba que acabaran juntos; el mayor tenía también la veintena, y la chica era sólo un año menor que su hermano.

A Shun y a Aimi ya los conocía. La hermana pequeña de su hijo con la misma edad que los primogénitos de Aomine y Akashi, quién nada más ver a Liam, se acercó para integrarlo al grupo, ante la mirada fulminante del mayor de los Aomine.

Señaló con la vista a Kazunari, esposo de Midorima, y a sus tres hijos; Kazuki, el mayor, con diecinueve, y dos chicas tan parecidas entre sí, con el cabello y ojos del mismo color, siendo las pequeñas, con sólo quince años.

Seijuro le presentó ahora a Kagami, pareja de la antigua sombra de Teiko, con su primogénito Kousuke, siendo el mayor de todos los hijos de sus amigos —sin contar a Liam— con veintidós años, y una chica de cabello celeste y preciosos ojos rubí, que lo estaba molestando, de la misma edad que Sayuri.

Se extrañó de ver a una pareja que no conocía, hasta que el pelirrojo les presentó, diciendo que el azabache era uno de sus abogados, Makoto ahora Kiyoshi, junto a su esposo Kiyoshi Teppei y el único hijo de la pareja, un chico castaño de dieciocho años, llamado Kei.

Poco tiempo después, llegaron algunos invitados más, figurándose que serían los antiguos compañeros de equipo de preparatoria de Akashi y Murasakibara, con sus respectivas parejas e hijos.

Una vez hechas las presentaciones, Seijuro se apartó un poco junto con Nijimura, para poder conversar.

—Y bien, ¿qué me cuentas de todo este tiempo sin saber de ti? —empezó el pelirrojo, ofreciéndole una copa de vino.

—Si te soy sincero, no mucho. Aunque siento no haber dado señales de vida últimamente.

—¿Últimamente? ¡Han pasado más de veinte años! —exclamó molesto—. ¿Qué te costaba comunicarte con nosotros? ¿Tiene algo que ver con tu hijo?

—Puede ser —Seijuro suspiró.

—No me digas que es hijo de Himuro Tatsuya.

—¿Cómo demonios sabes eso?

—Bueno, el mismo Tatsuya nos dijo antes que te conocía de vuestra estancia en América, y al verte llegar con tu hijo, creo yo que no hacía mucha falta pensar. Aunque veo que él no sabe nada, ¿no es así?

—Ni quiero que sepa. Liam sí sabe quién es, pero Himuro no quiero que lo sepa.

—¿Por qué? Tiene derecho a saberlo.

—Después de tanto tiempo de ocultarlo, no cambiaría nada. Él tiene su vida, su pareja, su hija, yo tengo al mío —dijo con voz seca—. No necesité que lo supiera cuando Liam nació, no necesito que lo sepa a estas alturas.

—Pero, pero… —por primera vez, Seijuro sabía que no podía hacer nada.

—Liam trabaja con él, estarán juntos, aunque sin que Himuro lo sepa, y Liam, estará cerca de su hermana, que le gusta la idea. Ya está.

—¿Y tú? ¿En dónde quedas tú? —preguntó mirándolo fijamente.

—¿Yo? Estoy bien así cómo estoy.

—¿Seguro?

—Akashi, por favor, ya. En serio —se levantó—. Además, no veo conveniente que estés hablando conmigo de esto sin importancia mientras es la fiesta de tu hijo, ¿no? Venga.

—No me conformo con tu respuesta —se cruzó de brazos delante de él.

—No me interesa si te conformas o no —lo desafió—, y hazme caso, que para algo soy mayor que tú —dicho esto, ambos volvieron con los demás invitados

.

No muy lejos de ahí, Tetsuya se acercó a un solitario Shun, que se encontraba un poco apartado de todos, mientras sentado observaba con la mirada perdida su copa, como si el contenido fuese lo más entretenido del mundo.

—¿Qué te pasa? Te llevo rato notando muy raro —ni se sintió asustado por la aparición del peli celeste.

—¿Eh? Ah, no, nada, todo bien, sólo me siento algo cansado, ha habido mucho trabajo en la empresa —mintió levantando su mirada, hasta posarla en Nijimura y Akashi, ambos hablando alejados.

—Es por él, ¿verdad?

—¿Por quién?

—Por Nijimura-san. He notado que has estado extraño desde que llegó. ¿Lo conoces?

—Bueno, sólo sé quién es. Él… —inspiró antes de suspirar—. Estuvo con Tatsuya en América.

—¿Y qué pasa con eso? Creo que a estas alturas, no afecta eso, ¿o sí?

—¡Si afecta! —exclamó, aunque no muy alto para que el resto de invitados lo pudieran escuchar—. Resulta que su hijo, es de Tatsuya.

—Espera, ¿qué? ¿Cómo sabes eso?

—Lo supe en cuanto lo vi, teniendo en cuenta que ellos estuvieron juntos en el pasado. Además, él mismo me lo confesó sin quererlo.

—¿Tienes miedo que Tatsuya-san lo sepa?

—Que lo sepa no creo… lo que tengo miedo es que siga sintiendo algo por él y que… que después de enterarse de que es su hijo, me deje… —se dejó apoyar los codos en ambas piernas, para sujetarse la cabeza. Tetsuya se agachó a su altura.

—Estás pensando demasiado en cosas que no pasarán. Tatsuya-san está contigo, desde hace mucho tiempo, él te ama, no debes dudar que porque supuestamente haya llegado su ex pareja, con un hijo de él, vaya a cambiar los sentimientos que tiene hacia ti.

—Pero él se casó conmigo por Aimi y ahora que Aimi ya es mayor, y su ex regresó yo… yo…

—¡Shun-san, vale ya! Deja de decir tonterías, sólo haces sentirme mal por cosas que no van a pasar. Tatsuya-san te ama, y eso es lo único en lo que tienes que pensar, ¿de acuerdo? Ya no te digo que creas un poquito más en su amor, sino en ti mismo.

—Está bien… tienes razón, gracias —le sonrió.

—Y ahora, volvamos, vaya que empiecen a buscarnos, tengamos buen día —le devolvió la sonrisa y ambos se levantaron para volver con los demás.

.

Durante toda la reunión, Aimi no se había separado de Liam, quién sólo le sonreía y se alegraba por saber más cosas y pasar más tiempo con ella, sin ni siquiera saber las verdaderas intenciones de su medio hermana.

Cuando llegó la noche, los mayores decidieron dar por terminada la reunión, dejando a los jóvenes seguir divirtiéndose, marchándose dejándolos solos.

—Oye, Aimi-san, creo que estás tomando demasiado —avisó el azabache quitándole la copa que acababa de coger.

—No te preocupes, yo controlo. Pero venga, toma tú también, la noche es joven.

—No quiero más, para mí ya es suficiente —le consiguió quitar por tercera vez, la copa que volvía a coger—, y para ti también. ¿Qué dirán tus padres si te vieran?

—No dirían nada, no te preocupes.

—Aimi-san, vale ya —la sujetó al ver cómo se tambaleaba.

—No me llames así, ni que estuviéramos en el trabajo en este momento. Puedes llamarme Aimi-chan —le dijo cerca de su oído.

—Venga, te llevaré a casa, ya está bien la fiesta por hoy.

—¡De eso nada! Yo quiero divertirme —se quejó la chica. Daisuke, que estaba viendo desde lejos cómo Liam le sujetaba del brazo intentando llevársela y ella se quejaba, se acercó a ellos.

—Te está diciendo que no quiere irse.

—¡Dai-chan! Dile tú que yo me quiero quedar. ¿A que sí? —Aimi se soltó del agarre de su hermano y se colgó del brazo del peli azul.

—Ya la has oído. No se quiere ir contigo a ningún lado.

—Ella se viene ahora mismo conmigo, la llevo a casa —volvió a sujetarla, atrayéndola hacia él.

—¿Qué pasa, te quieres divertir con ella? No te lo permitiré —lo desafió con ojos fieros.

—No digas estupideces, por supuesto que no, pero dejándola contigo algo me dice que es lo que tienes en mente, y eso no lo toleraré.

—¿Quién te crees que eres? Yo soy su amigo de la infancia.

—Y yo soy —se calló de golpe, casi iba a delatarse — su compañero de trabajo. Y Aimi, se viene conmigo a dejarla en casa. Y ahora, mocoso, más te vale desaparecer en este mismo instante.

—¿Crees que me dejaré achantar por ti? Lo llevas claro, chaval. Y de mocoso nada —dijo enfurecido.

—Aprende a respetar a las personas que son mayores que tú. Aimi, venga, vayamos a casa, ¿vale?

—Está bien… —respondió medio dormida.

—Ya lo has oído, adiós, mocoso —pasó un brazo de la peli negra alrededor de su cuello y afianzó el agarre sujetándola de la cintura.

Liam salió de la mansión Akashi con una casi dormida Aimi, por lo que le costaba un poco caminar. Una vez en la puerta, se percató que no sabía dónde vivía su hermana, y al preguntarle, ella no contribuyó mucho, contestándole con un no sé, será por ahí, así que, muy a su pesar, decidió llevarla hasta su apartamento, al día siguiente, se disculparía con su padre y la dejaría en su casa.

Suspiró, no había hecho apenas unos días en conocerla, y ya tenía que lidiar con problemas. Tener hermanos pequeños, a veces es difícil…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer :)


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