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Camino a la perdición por zandaleesol

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Aquella tarde Harry la había pasado junto a Ron y Hermione en la biblioteca, los profesores les habían sobrecargado con trabajo, aquello sirvió para que el chico de ojos esmeraldas dejara de pensar en sus problemas a lo menos por unas horas, un poco antes de la cena se unió Draco al grupo. La mayoría de los alumnos ya se habían acostumbrado a verlos juntos, el antiguo trío ahora era un cuarteto que llamaba tanto la atención ahora como en el pasado.


Después de abandonar la biblioteca se fueron al Gran Comedor, pese a sus intentos los amigos de Harry no pudieron hacer mucho para animarlo, después de la cena el chico se excusó diciendo que estaba cansado y enseguida se fue a dormir, Draco lo acompañó hasta las mazmorras, pero no como una excusa para ver a Severus, sino porque veía a Harry triste y le preocupaba muchísimo. Cuando llegaron al lugar encontraron la puerta del despacho abierta, le pareció extraño pues habían visto a Severus en la mesa de profesores cuando ellos salieron, Draco empujó con suavidad la puerta, dio una rápida mirada y vio que su padre se encontraba de pie junto a la chimenea.


—¿Papá, tú aquí?


Al oírlo Harry, con prisa se asomó tras Draco y al ver que Lucius le sonreía, su rostro recobró la alegría que había sido esquiva durante esa jornada, se apresuró a llegar junto al rubio y lo abrazó con intensidad.


—Te extrañé tanto —dijo el chico mientras abrazaba al mayor.

—Lo sé mi amor… yo también te extrañé.

—¿Por qué has venido? ¿Sucede algo?

—Todo está bien… no te preocupes… sólo quería verte y hablar contigo.


Draco que permanecía cerca de la puerta sonrió al ver a Harry alegre otra vez.


—Bueno yo me voy… espero verte seguido por aquí papá.


Lucius le sonrió a su hijo y asintió con la cabeza mientras Draco salía del despacho, cuando la puerta se cerró, buscó los labios de Harry y lo besó con pasión hasta quedar sin aire.


—De verdad que me extrañaste —dijo Harry cuando finalmente recuperó el aire

—¿Es que a caso lo dudabas? Esta mañana cuando desperté y no estabas a mi lado me sentía fatal.

─ Yo también me sentía igual —dijo Harry mientras apoyaba su frente en el hombro de Lucius

—Harry esta mañana estuve hablando con el director sobre el asunto de Fudge.

—¿Viniste a la escuela esta mañana?

—Sí, necesitaba un consejo sobre el tema.

—Entiendo… ¿Y qué te dijo Dumbledore?

—Me dio una idea que… bueno quizá sea la única forma de quitarme a Fudge de encima…

—¿Qué idea? ¿Matarlo?

—Harry… no hables así.

—Lo siento… es que lo odio… bueno la verdad es que nunca me agradó, bueno un poco, cuando recién lo conocí en tercero creía que era un buen hombre… fue cuando Sirius había escapado de Azkaban y todos creían que vendría a Hogwarts por mí… pero no era así… aquella vez escapé de casa de mis tíos —dijo Harry mientras su mirada se perdía en las llamas de la chimenea como si recordara sucesos que habían ocurrido hacía demasiado tiempo.


Lucius lo miró con tristeza, comprendía todas las cosas difíciles que Harry había tenido que vivir en sus apenas diecisiete años, eran demasiadas cosas para alguien tan joven.


—Mi amor has tenido que vivir tantas cosas tristes… no te imaginas como deseo que seas feliz.

—Soy feliz… te tengo a ti… que me amas, además está nuestro bebé… él me ha dado la mayor felicidad de mi vida.


Lucius besó al chico en la frente y le acarició la mejilla.


—Quiero hablarte de la idea que me ha dado Dumbledore.

—¿Qué idea es esa?

—Harry… ¿Qué te parecería que hiciéramos público nuestro matrimonio?

—¿Cómo dices? —preguntó Harry creyendo haber oído mal

—Eso… Dumbledore me ha dicho que esa sería una forma de terminar con el acoso de Fudge, si todo el mundo mágico se entera que nos hemos casado Fudge ya no podrá seguir exigiendo que yo sea suyo.

—Se volverá loco de furia…

—Pero ya no podrá hacer nada… ya soy libre, ya no puede chantajearme con su ayuda para que regrese a la comunidad mágica, Dumbledore me aseguró que el Wizengamot ya no puede invalidar su fallo, ni siquiera porque tú eras mi esposo al momento de atestiguar… ya lo habías hecho antes, la segunda vez sólo ratificaste tu primer testimonio y lo hiciste más explicito, pero en el fondo era la misma historia, o sea la verdad.

—Si el director lo asegura yo le creo… pero no es eso lo que me preocupa, sino lo que pudiera hacer Fudge cuando comprenda que lo hemos engañado.

—Harry ese hombre sólo está encaprichado, cuando vea que jamás podrá tenerme se resignará… estoy seguro que no haría nada que pusiera en riesgo su cargo, Dumbledore piensa igual.


Harry guardó silencio un momento, él sabía que Fudge había sido capaz de hacer un trato con Voldemort, se preguntaba si eso no era llegar bastante lejos, pero luego pensó que había sido justamente esa información que sólo él conocía la que le había permitido obligar al Ministro a que le permitiera hablar a favor de Lucius la primera vez. Quizá aún esa información resultara valiosa y le ponía a cubierto como la vez anterior, si Fudge luego de enterarse de la verdad pretendía hacer alguna amenaza él simplemente le recordaría que conocía del trato que había hecho con Voldemort, en el fondo el Ministro era cobarde y no se atrevería a hacer algo que arriesgara su posición en el mundo mágico o quizá ganarse una condena en Azkaban.


—Tal vez Dumbledore tiene razón… Fudge ama su poder tanto como se ama a sí mismo… puede dar resultado el plan.


Lucius sonrió animado al ver que Harry se entusiasmaba con la idea.


—¿Entonces estás de acuerdo mi amor?

—¿Y cómo haríamos esto público?

—Creo que la idea de Dumbledore está bien… a través del “El Profeta”

¡¿El Profeta?!

—Sí amor. Piénsalo, todo el mundo se enteraría.

—Eso lo sé.

—Cuando todos en el mundo mágico se enteren de la noticia Fudge ya no podrá hacer nada.


Harry guardó silencio, no podía negar que la idea de no tener que continuar mintiendo lo emocionaba.


—¿Qué sucede Harry? ¿Crees que no es una buena idea?

—No. Quiero decir sí, es una buena idea, deseo que todos sepan la verdad, no quiero seguir escondiéndome, nuestro bebé nacerá dentro de poco más de tres meses y quiero que estemos juntos cuando eso suceda.

—Bien… hablaré con la gente del Profeta desde la segunda audiencia que han querido hacerme una entrevista, creo que llegó el momento de darla.

—¿Lo haremos juntos?

—Sí mi amor, pero creo que Draco también debería estar presente, muchos querrán saber lo que opina de esto luego de que se ha hecho pasar por tu novio durante todo este tiempo.

—Es cierto —dijo Harry, mientras abrazaba a Lucius

—Creo que ya debería irme, tú debes descansar y…

—No, quédate un poco más, extraño tanto dormir a tu lado.

—Yo también lo extraño a decir verdad —dijo Lucius, besando las mejillas del chico —,tú cuerpo, tu aroma, tus ojos, tu sonrisa… te amo tanto.

—Y yo a ti.


Se besaron con dulzura primero, luego con pasión, Harry se apartó un poco para mirar al rubio.


—Hazme el amor —pidió en un gemido.

—Mi amor debes descansar, ha sido un día…

—Por favor. —dijo el chico mientras besaba el cuello del rubio.


Lucius sonrió, Harry sabía perfectamente lo débil que era ante ese tipo de estímulos.


—¿Crees que Severus llegue pronto? —preguntó con voz apasionada

—No creo, estoy seguro de que Dumbledore lo entretendrá un buen rato.

—Entonces aprovechemos el tiempo —dijo el rubio, cargando a Harry en sus brazos


Entraron a la habitación, la chimenea que ardía mantenía el lugar cálido y levemente iluminado, con cuidado Lucius puso a Harry en la cama, se despojó del abrigo con rapidez, mientras el chico comenzaba a quitarse el uniforme no sin algo de dificultad.


—No te preocupes, yo lo haré —dijo Lucius mientras se acomodaba junto a Harry


Harry siguió con atención cada movimiento de las manos de Lucius, impaciente, deseoso de que su piel hiciera contacto con aquellos dedos suaves y cálidos. Cuando por fin las sintió recorrer su piel se estremeció y en sus ojos brilló el placer, después de sentirse algo deprimido durante el transcurso de ese día ahora experimentaba la felicidad total, cerró los ojos para concentrarse en el disfrute de esas caricias; pronto sintió unos labios que rozaban los suyos, pese a que no quiso abrir los ojos igual respondió con pasión.


El momento resultaba maravilloso para Harry, el que Lucius le hiciera el amor con tanta delicadeza le hacía amarlo más, puesto que se sentía más amado y protegido que nunca, no podía hacer otra cosa que celebrar su suerte por tener a su lado a alguien que lo amara tanto. Cada beso y caricia recibida lo enloquecía por completo, a pesar de su estado de gravidez el rubio no dejaba de ser apasionado, se sentía totalmente deseado, parecía que su esposo lo deseaba cada vez más, la pasión entre ellos no disminuía, todo lo contrario, parecía que a pesar de amarse intensamente cada vez, el fuego de esa pasión no se atenuaba, sino que crecía.


Lucius se preguntaba en ese momento si alguna vez ese quemante deseo que le desertaba Harry encontraría calma, si llegaría el momento de sentirse completamente satisfecho, quizá los años de convivencia diaria trajeran el sosiego a esa pasión, pero por el momento sentía que su deseo por el chico de ojos esmeraldas era inextinguible, aún sabiendo y sintiéndolo completamente suyo, no podía evitar desear siempre algo más.


Harry tendido de costado sobre la cama, gimió de placer cuando sintió la cálida mano de su esposo envolver su erección, mientras que el miembro a punto del rubio se abría camino lentamente, pronto sintió el roce en aquel punto estratégico donde su placer explotaba, se sintió que era embestido varias veces y en cada una de ellas volvía a ser tocado en ese punto sensible, por lo que no tardó demasiado en llegar al orgasmo final. Aquel encuentro lo dejaba totalmente feliz, aunque cansado, ni siquiera el hecho de que Lucius debería marcharse aminoró su felicidad, tenía sobrados motivos para sentirse dichoso y lo sería pese a las dificultades.


&&&&&&&&&&&


Durante toda la semana Cornelius Fudge esperó en vano ver llegar a Lucius hasta su oficina, en Navidad le había dicho que lo visitaría, pero eso aún no sucedía y ya comenzaba a presentir que lo que él tanto añoraba jamás sería posible, por la sencilla razón de que Lucius no estaba interesado en lo que él podía darle. Todo parecía indicar que el rubio jamás había tenido ni la más mínima intención de aceptarlo como pareja, sólo le había dado falsas esperanzas mientras sacaba provecho de él; se sentía herido, molesto, pero sobretodo triste, pues eran muchas las ilusiones que había forjado con respecto a ese hombre, sin embargo todo parecía indicar que no le quedaba más remedio que resignarse a la idea de que jamás tendría a Lucius.


Hubo momentos en los que Fudge se sintió tentado a ir en su busca otra vez, pero estaba seguro que exigirle algo no serviría de nada, un acuerdo de palabra no bastaba, ahora lo comprendía, además de saber mejor que nadie que Lucius no era el tipo de hombre que se preocupara por el honor y demás, Lucius siempre hacía lo que le resultaba más conveniente y si tenía que olvidar la palabra empeñada lo hacía sin ningún tipo de remordimiento.


La desilusión era bastante grande y dolorosa, pero no podía hacer más que aceptarlo, durante toda la semana estuvo muy deprimido así es que cuando llegó el sábado decidió visitar Hogsmeade, necesitaba un poco de distracción para a lo menos intentar sacar a Lucius de sus pensamientos.


Por la tarde estuvo en la taberna Las Tres Escobas conversando con algunas personas, aquello lo distrajo por espacio de dos horas, pero finalmente se hartó de la conversación y decidió dejar el lugar. Una vez en la calle otra vez se topó con personas conocidas y se detuvo varias veces por una necesaria cortesía, de pronto a lo lejos creyó divisar a un chico rubio, miró con más atención y reconoció al hijo de Lucius, era tan idéntico a su padre que simplemente no podía dejar de prestarle atención; además no se encontraba solo, unos pasos más atrás venía Potter con sus dos inseparables amigos, el pelirrojo Weasley y la chica castaña hija de muggles que también era muy apegada al muchacho. Los observó mientras fingía ponerle atención a su interlocutor, vio a los dos amigos de Potter entrar a una tienda mientras que éste y el hijo de Lucius seguían calle arriba.


Fudge se despidió de la persona con la que hablaba con cierta prisa, adujo que debía encontrarse con alguien, cuando se vio liberado de compañía se encaminó hacia la parte alta de la calle tal cual había visto hacer a Potter y a Draco Malfoy. A poco andar divisó a los dos muchachos, los estuvo observando un rato y cuando había decidido que era estúpido y poco digno de su parte ir tras los pasos del hijo de Lucius, aquello no haría que el padre apareciera, sorpresivamente los vio doblar por una calle estrecha con forma de pendiente que llevaba hacia las afueras del pueblo, esto le pareció demasiado extraño, conservando cierta distancia los siguió, caminaban sin prisa alguna, charlando y riendo, se preguntó a donde se dirigirían, aunque el día estaba levemente soleado igual el frío era implacable, de pronto los vio detenerse en un espacio abierto, Potter se sentó en una piedra, parecía cansado, mientras que Draco le observaba.


Fudge volvió a recriminarse por su tontería ¿Qué hacía él ahí? En medio de la nada espiando a dos adolescentes, aunque uno de ellos fuera el hijo de Lucius no dejaba de ser ridículo su actuar, sin embargo cuando ya había decidido dejar el lugar notó que algo se movía entre los árboles, puesto que fijó su vista en la misma dirección en que lo hacían Potter y el chico rubio, de pronto vio que una figura salía de en medio de los árboles, su estómago se contrajo cuando vio que se trataba de Lucius, el hombre rubio se acercó a su hijo y lo abrazó brevemente, luego tanto el padre como el hijo se acercaron a Potter que seguía sentado sobre la piedra y les sonreía.


El Ministro debió parpadear en repetidas ocasiones para estar seguro de que lo que veía era lo que realmente estaba ocurriendo, vio como Lucius se inclinaba un poco y unía sus labios con los de Potter, impactado no podía comprender como el hombre besaba al novio de su hijo y frente a éste mismo, estaba perplejo, sin embargo, ese asombro pronto se transformó en una horrible sensación de celos cuando vio que Potter se levantaba de su improvisado asiento y le echaba los brazos al cuello a Lucius. Y no sólo eso, sino que además lo besaba apasionadamente, con esta escena el estómago de Fudge se recogió otra vez, invadido por un torbellino de sensaciones confusas; ese Potter besaba los labios del hombre que se suponía debía ser suyo y con el que soñaba desde hacía mucho tiempo, con qué derecho se preguntaba, la sensación de confusión era tal que experimentó un repentino mareo, cerró los ojos por un instante para tranquilizarse, no podía comprender, luego volvió a centrarse en la escena que se producía a unos metros de donde él se ocultaba, la confusión inicial fue trocándose en ira, lo que veía ahora le destrozaba por dentro, aún sin comprender del todo una furia incontenible crecía a cada segundo; Lucius se había inclinado para luego posar su rodillas en el suelo, mientras Potter permanecía de pie y le acariciaba el cabello, para Fudge esta escena tenía claramente una connotación sexual, se preguntó como era posible, el hijo de Lucius estaba a unos metros de ellos dándoles la espalda, pero no sucedió lo que él había imaginado, vio que el rubio acariciaba extrañamente el estómago de Potter para luego recostar su cabeza en ese mismo lugar, mientras el muchacho le sonreía visiblemente complacido, no podía comprender, no aún.


Ya sin preocuparse de que podía ser descubierto se fue acercando un poco más, pero esta vez rodeando la escena, su visión mejoró y desde ese otro ángulo y con esa visión más cercana pudo finalmente comprender lo que veía, una espantosa desazón lo invadió, una mezcla de celos, decepción y mucho odio le pasaban por el cerebro a medida que todo se aclaraba para él, Lucius en ese momento repartía besos en el abultado estómago de Potter, la evidencia era demasiado contundente, el héroe del mundo mágico esperaba un hijo y por la ternura con que Lucius le acariciaba en ese momento quedaba de manifiesto que el padre de ese bebé que crecía dentro de Potter no podía ser otro que Lucius.


Aquella verdad era demasiado abrumadora para Fudge, la realidad caía sobre él como una enorme mole de piedra que lo aplastaba destrozándolo, oculto tras los árboles se fue derrumbando poco a poco hasta quedar con las rodillas hundidas en la nieve, apretó los dientes con amargura. Recién comenzaba a comprender, analizaba los hechos, ataba cabos, la aplastaste verdad surgía recién. Había sido engañado no sólo por Lucius, sino por muchos, el estado de Potter era avanzado, debía tener cinco o seis meses por lo menos, se detuvo un instante a pensarlo, los magos que optaban por ser fértiles por medio de una poción podían sólo hacerlo tras cumplir su mayoría de edad; Fudge no comprendía en que momento podía haber sucedido aquello, cómo Potter podía estar esperando un hijo de Lucius si luego de la batalla final éste había sido llevado a Azkaban y además a él le constaba que Potter había estado enfermo luego de su enfrentamiento con el Innombrable, era imposible contacto alguno, pero luego vino a su mente ese encuentro que él había sorprendido entre ellos en días previos al inicio del curso en Hogwarts, Lucius ya había sido expulsado esa era la única ocasión en que se habían visto.


El cerebro de Fudge era un caos de ideas y recuerdos confusos, nada estaba demasiado claro, pero sí había comprendido lo primordial, Lucius se había burlado de él, no podía cuantificar la magnitud y el alcance de todo lo que había sucedido, pero lo principal ya estaba claro, Lucius jamás cumpliría lo que había prometido y el motivo de ello tenía nombre y apellido, Harry Potter.


&&&&&&&&&&


Cornelius Fudge finalmente desapareció de las inmediaciones de Hogsmeade para regresar a su propia casa, ahí en la soledad de su hogar poco a poco fue tomando forma toda esa rabia contenida y que crecía peligrosamente a medida que repasaba en su mente toda la escena que había presenciado. No se perdonaba el haber sido tan confiado, siempre había sospechado que ese mocoso idiota estaba enamorado de Lucius, su instinto no había estado equivocado, pero sí se había equivocado en todo lo demás, había sido engañado por Lucius, por el mismo Potter que había fingido llevar un noviazgo con Draco, el chico rubio también se prestaba para la farsa, de pronto recordó a Dumbledore, ya no tenía dudas de que el director estaba enterado de toda la verdad, a él mejor que nadie le constaba que siempre Dumbledore había actuado como tapadera de Potter, siempre lo había protegido ocultándole cosas al Ministerio en relación al muchacho.


Por fin comprendía porque se había mostrado tan entusiasta a la hora de defender a Lucius; nunca le había agradado el rubio, después de todo por causa de éste se había visto obligado a dejar su cargo cuando una extraña criatura que atacaba a los hijos de muggles había sembrado el pánico en la escuela y en la comunidad. Sin embargo, pese a la situación del pasado Dumbledore había puesto todo su empeño para conseguir que la primera condena de Lucius fuera cambiada, ahora tenía la respuesta a ese interés, Potter, una vez más Dumbledore había movido sus influencias por y para su alumno favorito. Muchas cosas ahora tenían explicación, por eso Potter había dejado la torre de Gryffindor y se había trasladado a la mazmorra junto al profesor de Pociones, para ocultar su estado, eso significaba que todo el profesorado de la escuela estaba al tanto de la situación.


Naturalmente que los amigos de Potter también lo sabían, muchos lo sabían, inclusive Kingsley debía saberlo, no podía ser que como guardián de Lucius no lo supiera, no era fácil engañar a un Auror como Kingsley Shacklebolt, aunque si Dumbledore estaba detrás de todo eso, era posible que el Auror fuera engañado, Dumbledore era un experto en la manipulación y el engaño. De pronto le vino a Fudge una ida súbita, sin saber porque su cerebro se iluminó al pensar en los Weasley, Potter era muy apegado a la familia de pelirrojos, podía ser que estuvieran enterados de la verdad, era muy probable, como también lo era el que conocieran en forma detallada todos los pormenores de aquel asunto. Fudge recordó en ese momento a Percy Weasley, el único integrante de esa familia que le agradaba realmente, se preguntó si estaría enterado de toda la verdad del asunto, quizá no, pero todo podía ser, de pronto le vino el recuerdo del encuentro que había tenido con el muchacho sólo dos días antes de Navidad, el muchacho había dicho que Potter no pasaba sus vacaciones con los suyos, sí, era muy probable que la familia no confiara en él y le ocultaran la verdad sobre el estado de Potter y la relación que llevaba con Lucius.


Fudge se pasó horas pensando en todo lo que había descubierto, su amor propio herido por semejante burla reclamaba una satisfacción, ya todos se habían burlado de él lo suficiente, sobretodo Lucius, pero las cosas no quedarían de esa forma, él buscaría venganza, Potter pagaría muy caro por haber puesto los ojos en lo que era suyo, sin embargo sabiendo que todo eso por el momento sólo eran conjeturas, conclusiones que no tenían como base sólida el total conocimiento de cómo se había fraguado todo eso, antes de tomar decisiones debía buscar la verdad, debía saber todo con detalle, por más que le doliera.


Entonces concibió la idea de que el único modo de develar aquel asunto en su totalidad y con todos los detalles era con una fuente confiable, y esa fuente no podía ser otro que Percy Weasley, si el muchacho conocía la historia con un poco de oro y la promesa de mejores oportunidades dentro del Ministerio serían un buen aliciente para hablar, si por el contrario desconocía el asunto, tentado por la misma oferta podía buscar el medio de que algún integrante de su familia le revelara en su totalidad todo lo que le ocultaban. No encontraba otro medio más viable para averiguar la verdad, antes de tomar una decisión con respecto a todo el asunto quería conocer hasta el último detalle, era necesario conocer la magnitud del engaño de Lucius, de esa manera a la hora de la venganza no quedaría en su corazón ni el más mínimo rastro de amor por aquel rubio que lo había traicionado y que se había burlado de él como jamás nadie lo había hecho. Todos aquellos que se habían reído de él sufrirían, sobretodo Potter, ese chico arrogante que se había atrevido a amenazarlo, también pagaría junto con Lucius, quería verlo padecer, sólo así podría sentirse resarcido de tanta burla.


Sin perder un minuto más se dispuso a escribir una carta, quería entrevistarse con Percy a la mañana siguiente, los días de felicidad de Lucius junto a su amor estaban llegando a su fin, sería el rubio quien debería suplicar ahora, no tenía muy claro como llevaría a cabo su venganza pero sin duda le resultaría muy placentera, todos los involucrados en aquella mentira comprenderían que Cornelius Fudge no era alguien de quien podían burlarse y salir indemnes luego, pagarían el precio y sería muy alto.

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