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Enredados por AniBecker

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Notas del capitulo:

Holiwis ^^ 

Me entró la inspiración, así que actualicé en apenas dos días xD

Espero les guste el cap. 

Capítulo VI

Para Kagami Tora le era imposible poder articular palabra, ya que tenía un nudo en la garganta que le impedía dejar salir la voz para preguntarle al hombre que tenía en frente de qué clase de broma se trataba.

Taiga miraba de reojo a su progenitor, y de vez en cuando al padre de su amigo. ¿Qué quería decir con que él era su padre? ¿Akashi era su hermano? No había entendido bien, si ese hombre le estaba diciendo en la cara que Akashi era el hijo de su padre y que él se lo robó cuando nació o… ¿entonces significaba que los dos adultos ahí presentes eran los padres de Seijuro?

—Espera, espera, ¿me estás diciendo que tu hijo, es también mi hijo? —el otro asintió, sin mirarle a la cara. Kagami seguía sin entender nada, hasta dónde sabía, el padre de su amigo, era alfa—. Pero…

—Fue en la fiesta de graduación de la universidad —habló. El pelirrojo mayor empezó a recordar, hasta terminar por atar cabos.

—Un momento aquí —interrumpió Taiga—. Akashi es unos meses menor que yo, así que eso quiere decir que le fuiste infiel a mi madre —lo miró con ojos acusadores.

—Hijo, yo… no es momento de hablar de eso. ¿Qué tenemos qué hacer para ayudar a Seijuro?

—Las pruebas para ver si sois compatibles para poder hacer la donación de médula ósea, por favor, yo no soy compatible —dijo con desesperación.

—Tranquilo, nos las hacemos sin problemas, ¿verdad? —preguntó a Taiga, quién asintió—. Y tú y yo creo que tendremos una conversación pendiente.

.

Takao y Midorima llegaron hasta la casa del primero, mañana tenían un examen importante y, después de volver del hospital, debían estudiar para aprobar. A la habitación entró llamando antes la madre del pelinegro, un hombre con el mismo tono de piel y cabello que el chico, que se encontraba embarazado de siete meses. Sonriente, les dejó una bandeja con algo de beber y comer y, dándole ánimos, se marchó.

—¿No se te hace extraño tener dentro de poco un hermanito diecisiete años menor que tú? —preguntó con curiosidad.

—Hermanita —corrigió con una sonrisa—. Y bueno, quizá un poco extraño es, pero después de ser tanto tiempo hijo único, me gusta la idea —respondió con una sonrisa—. Aunque más que mi hermanita, parecerá nuestra hija, ¿verdad?

—¿Qué dices, Takao? No digas tonterías, para eso queda todavía mucho tiempo —dijo colocándose mejor las gafas, algo ruborizado.

—Shin-chan —lo llamó—, yo quiero que tengamos un bebé —el mencionado, se atragantó con lo que estaba bebiendo.

—¿Qué? Takao, no seas idiota, ¿de dónde sacas eso?

—Es que mi madre está embarazado y que también, un chico del club de fútbol también lo está, también quiero yo. Llevamos ya casi un año juntos.

—Takao, estamos en preparatoria aún, somos adolescentes, y aunque nuestros padres estén de acuerdo con nuestra relación y tengan pensado que nos casemos cuando terminemos la preparatoria, nos dejaron muy claro que ni te podía marcar ni embarazar hasta que no nos graduemos.

—Pero no es justo, yo quiero un bebé —protestó inflando sus mofletes. 

—De justo o no nada, sabes muy bien que esas eran las condiciones que nos pusieron. ¿Qué pasaría entonces con los estudios, y el club? No eres consciente de eso, ¿verdad? —suspiró—. Todo a su tiempo, Takao.

El ojo de halcón se cruzó de brazos, esa respuesta no era la que quería oír, y a él no le quitarían de la cabeza tan fácilmente la idea de tener un bebé. Algo tenía que hacer, convenciera a Midorima, o no.

Oyó desde la planta baja que su madre saldría a comprar algunas cosas que le hacían falta para la cena, por lo que encontró el momento perfecto. Cerró sus libros de texto, llamando la atención del otro.

—¿Ya has terminado de estudiar? Pienso que le has dedicado poco tiempo. 

—Es que se me ocurre otra manera mejor para estudiar anatomía —comentó levantándose de su lugar y acercándose a su pareja.

—No vayas por ahí, Takao, respeta que acordamos que sólo sería cuando estuvieras en celo.

—Pero de celo en celo es mucho tiempo. Venga, Shin-chan, aprovechemos que estamos solos en mi casa.

—Takao, te he dicho que no —respondió sacando toda su fuerza de voluntad para no echársele encima en cualquier momento—, tu madre regresará en cualquier momento, y sería una falta de respeto que nos viera en esa situación.

—Eres demasiado serio, Shin-chan, no es justo, mi madre seguro lo entiende, somos adolescentes —el peli verde  hizo un gesto de desaprobación, por lo que tuvo que resignarse.

Si tanto decía Midorima que sólo sería cuando fuera su celo, en su celo había una alta probabilidad de embarazo, así que no lo iba a desaprovechar, sólo tenía que no tomarse después la pastilla y listo.

Cogió su libro, abriéndolo nuevamente y se cubrió el rostro para no mostrar su sonrisa malévola.

.

Las pruebas fueron satisfactorias y positivas para la compatibilidad de Taiga, él era compatible para la donación de médula para Akashi. Masaomi rebosaba felicidad, el trasplante sería justamente al día siguiente, ya que no necesitaba de cirugía alguna.

Kagami no se opuso a ser el donador, justamente antes de saber toda la verdad, él tenía intención de someterse a las pruebas necesarias para poder ayudar a su amigo, pero ahora, no sólo era la vida de su amigo la que estaba en juego, si no la de su hermano. Hermano de sangre, porque lo era.

Fue un procedimiento un poco molesto, pero al poco tiempo, se encontraba bien. Le hicieron la transfusión de células madre a través del torrente sanguíneo, y ahora sólo tenían que esperar que el trasplante no fuera rechazado por el cuerpo de Akashi, y fuera un completo éxito.

Al día siguiente, Seijuro descansaba plácidamente en la cama. Se movió algo molesto, abriendo los ojos lentamente para poder enfocar. Vio que dentro de la habitación se encontraban a su lado, como siempre, sin separarse de él, Atsushi, quién no había probado ningún dulce desde que él había estado internado, y que también estaba su padre y por más extraño que le pareciera, Kagami y un hombre muy parecido a él que, aunque no lo conocía, por el parecido se figuró que era el padre de su amigo.

Cuando le dijeron rápidamente que al final no le hacían el procedimiento de la quimioterapia y que le realizarían un trasplante de médula, se sorprendió, pero más extraño le resultó, que el compatible con él fuera el tigre de Seirin, en vez de su propio padre.

—¿Qué tal te encuentras? —preguntó Masaomi al verlo despertar.

—Uhm… algo cansado, y tengo sed —rápidamente, el peli morado le ofreció un vaso de agua que se encontraba junto con una jarra en la mesita al lado de la cama—. Gracias.

—Me alegro de que estés bien —le sonrió tiernamente, algo no muy común en él—. Tenemos que hablar.

—Sí, ya sé —desvió su vista hacia su pelirrojo amigo—. Gracias por todo, Kagami.

—No es nada, todos teníamos planeado realizarnos las pruebas, pero no hizo falta, porque yo tenía más probabilidades de ser compatible contigo.

—¿Y eso por qué? —preguntó extrañado.

—De eso mismo es de lo que quiero hablar contigo —medio sonrió, nervioso—. Kagami tenía más probabilidades de ser compatible contigo porque es tu hermano —tanto Seijuro como Atsushi abrieron los ojos de sorpresa.

—Ahora es un hijo ilegítimo, ¿o qué?

—Él no es mi hijo.

—Entonces no entiendo nada. O no te estás explicando bien, o yo estoy aún atontado.

—Lo que Masaomi quiere decir es que… —un momento, ¿ese hombre acababa de llamar a su padre por su nombre? — tú eres mi hijo.

—Espera, ¿qué? A ver, no, ¿de qué están hablando? —empezó a ponerse nervioso—, ¿es que soy adoptado o qué?

—Mejor lo digo yo, porque entre uno y otro, están mareando la verdad —suspiró algo irritado Kagami—. No eres adoptado, lo que pasa que ambos son tus padres.

Ahora sí estaba completamente sacado de órbita. Aunque seguía confundido y sorprendido, parecía que por fin su mente estaba empezando a procesar tal información revelada, pero le parecía completamente absurdo, ese hombre, por su aroma, sabía que era alfa, y hasta dónde sabía, su padre también… ¿no?

—Tú… tú… ¿eres omega? —él asintió, bajando su mirada.

Masaomi empezó a explicar su historia. A Akashi no le costó trabajo entender la situación en la que su padre, por haber sido omega, tenía que ser obligado a vivir y hacer creer a toda la alta sociedad, que era un alfa. Ocultaba su aroma con inhibidores y tomaba unos supresores potentes para evitar que su celo apareciera y se notara en público.

Parecía que funcionaba, porque nadie se dio cuenta de ello, excepto Kagami Tora, su mejor amigo. Por aquel entonces, estaba enamorado de él, por lo que, en el último día de universidad, en la fiesta de graduación, ambos compartieron un momento pasional.

Estaba mal, porque él sabía que por ese entonces, Tora estaba enlazado con una alfa, que tenía además cuatro meses de embarazo, pero los instintos de ambos pudieron más en ese momento.

Después de aquella vez, no se volvieron a ver, debido a que se cambiaron de distrito, y en cuanto se empezó a sentar mal, todo salió a la luz. Su padre, un hombre incluso más estricto de lo que él era ahora, le prohibió tener a ese hijo, porque entonces su condición de omega saldría a la luz, pero Masaomi se negó.

Exiliado en su propia casa, aprovechó que la hija de una de las sirvientas, Shiori, se quedó también en estado y, aunque ese embarazo no llegó al término debido a un aborto, hicieron pasar a Seijuro por hijo engendrado por ella.

A partir de ese momento, ella sería la madre a los ojos del mundo externo, sin ni siquiera compartir genes con él. Cuando el niño estaba en su infancia, ella murió, quedando así bajo la tutela de su padre.

Por aquel tiempo, incluso después de haber pasado unos años ya, quiso contarle la verdad a Tora, pero fue demasiado tarde porque supo que se marchó a América junto esposa e hijo. Sólo le quedaba seguir actuando como había hecho durante ese tiempo.

Pero, por azares del destino, ahora se veía obligado a contar la verdad, todo en un intento desesperado porque a su hijo no le ocurriera nada.

Akashi intentó pasar saliva por su garganta, que la sentía incluso más seca que cuando despertó. Ahora entendía por qué su abuelo nunca lo quiso y siempre lo trataba de manera despectiva. Sabía que su madre era hija de una sirviente, por lo que pensó que podría venir de ahí el trato, debido a la escala social de la familia Akashi, pero ahora entendía que se debía a que él era un hijo ilegítimo.

Su padre, quién lo crio y cuidó cómo tal, en verdad fue quién lo engendró, y la mujer de la que tenía cómo una figura materna, ni siquiera tenía nada que ver con él.

Taiga se sentía molesto, debido a la confesión de infidelidad de su padre hacia su madre. El divorcio de ambos se debió a que su padre seguía enamorado de su antiguo amor, pero nunca pensó que se tratara de un hombre omega, y menos de quién se trataba.

Y Tora se sentía entre molesto y feliz. Molesto por haber desconocido la existencia de un hijo, y haber estado siempre separado de él, y feliz, por saber que lo tenía con la persona que aún quería y nunca había podido olvidar.

—No… esto… esto es demasiada información para mí en este momento —murmuró el pelirrojo de menor estatura.

—Tranquilo, Aka-chin, respira y mantente tranquilo, puede hacerte sentir mal y que rechaces el trasplante —intentó tranquilizar a su pareja, completamente sorprendido por toda aquella información. Él también se encontraba sorprendido.

—Llamaré a una enfermera para que le suministre un tranquilizante, le hará mal —dijo Tora saliendo en busca de una.

—Demasiada información para la situación en la que se encuentra —habló desde la puerta el doctor Midorima, acercándose al joven y suministrándole un calmante para que descansara.

—Midorima… —murmuró Masaomi—. ¿Cuándo sabremos si no rechaza el trasplante?

—El rechazo es algo que puede ocurrir en unas horas, o incluso en algún tiempo. Hay que esperar al menos unas semanas.

—Pero no lo va a rechazar, ¿verdad? —preguntó Kagami.

—Eso es algo que esperamos que no suceda, y que el trasplante sea satisfactorio. Ahora, sería bueno dejarlo descansar, y que haya la menor cantidad de gente en la habitación.

Los presentes asintieron. El señor Akashi le dijo a Murasakibara que se marchara a su casa a descansar y a asistir por la mañana a clases. Le costó convencerlo, pero el titán aceptó a regañadientes, diciendo que todas las tardes sin falta, él se quedaría con Seijuro.

Taiga se despidió y se marchó dirección a la Academia Too, debía informarle a su entrenadora que había tenido un contratiempo y no había podido asistir al entrenamiento, y se iba ahora, aún los encontraría terminando.

Tora en cambio, se quedó un poco más, sentía aún un cúmulo de emociones y sentimientos en su pecho. Se sentó en el sillón de color negro junto a Masaomi, abrazándolo.

.

Kagami corrió todo lo que pudo para llegar al término del entrenamiento. Nada más aparecer en el gimnasio, se llevó una gran reprimenda de su entrenadora. No quiso dar detalles de la situación, ya que la revelación que había tenido, era un tema de familia, pero sí le dijo sobre la situación de Akashi y la donación y posterior trasplante.

—¿Tú fuiste el donante entonces? —preguntó Kuroko, apareciendo detrás de él, asustándolo.

—¡Ah! No aparezcas así. Sí, me hice las pruebas y fui yo compatible, así que por eso hoy falté a clases y vengo ahora.

—¿Y por qué tú?

—Bueno… una larga historia… —al peli celeste sabía que podía contarle todo, era amigo de Akashi desde la secundaria y sabía que no comentaría nada de ese secreto revelado.

—¿Se encuentra bien Akashi-kun ya? ¿Todo fue un éxito?

—Todo salió bien, aunque hay que esperar por si hubiera rechazo.

—¿Podemos ir a visitarle?

—Claro, aunque el doctor dijo que le evitáramos las emociones fuertes, después de la de hoy, y que hubiera poca gente en la habitación. Pero podéis ir a visitarlo.

—¿Cómo te encuentras tú sobre todo esto, Kagami-kun? —el nombrado lo miró atentamente.

—Bueno… me siento extraño, han sido varias emociones por hoy… enterarme que mi padre en su época de universidad le fue infiel a mi madre embarazada de mí, que el padre de Akashi resultara estar enredado con el mío, y de ahí que Akashi sea mi medio hermano… —suspiró—. No sé, es extraño. Pero me alegro que Akashi esté bien.

—Me alegro que Akashi-kun se encuentre bien, mañana iré a visitarlo, ya es algo tarde.

—Sí, ahora se encuentra sedado, enterarse de todo hizo que se pusiera nervioso —el chico fantasma tomó sus cosas, saliendo del gimnasio junto con el pelirrojo.

—Nos vemos mañana, Kagami-kun —el otro le devolvió la despedida y se dispuso a caminar fuera de a preparatoria, pero sin saber por qué, terminó dirigiéndose hacia el gimnasio principal de Too, dónde estarían, se suponía, entrenando o terminando de entrenar el equipo.

Vio que las puertas del gimnasio estaban abiertas, por lo que sabía que alguien aún se encontraba ahí. Entró anunciando su llegada, haciendo que un chico castaño que estaba metiendo sus pertenencias en su bolsa de deporte, se sobresaltara. 

—Esto… ¿está Aomine? —el pobre castaño, ante la presencia del alfa, se encontraba nervioso, quedándose enfrente de él sin responder—. ¿Hola?

—Eh… sí, ¡lo siento, lo siento! Está en los vestuarios, ¡lo siento! —se exasperó por la cantidad de veces que ese chico se disculpó.

—Vale, vale, no tienes por qué pedir perdón todo el rato.

—Sí, lo siento, lo siento. Ha… hasta mañana —nervioso, salió del gimnasio.

Kagami suspiró, ante la actitud del asustadizo chico, y fue hasta los vestuarios, encontrándose con Aomine cambiándose de ropa, quedándose por unos instantes deleitándose de su torso desnudo.

No pudo resistirse y, aprovechando que aún el otro no se había puesto su camiseta, se acercó por detrás, abrazándole, haciendo que el chico se sobresaltara por el tacto y separándose al momento.

—¡Maldito, me has asustado! —gritó separándose de él, manteniendo una distancia—. ¿Qué haces aquí?

—Vine para ver si estabas aquí aún.

—¿Para qué? —volvió a preguntar.

—Bueno… supongo que podríamos pasar un buen rato… —se acercó de manera sensual, pero Aomine puso ambas manos en su torso evitando que se acercara.

—Hey, ¿de qué vas? Si eso es lo que buscabas, ya puedes irte. Que sea omega no significa que vaya a sucumbir cada vez que a ti te parezca.

—Vaya, te las das de digno, cuando ayer bien que me pedías que estuviera contigo.

—Fue por tu culpa, por la maldita marca, pero ya no estoy en celo, mala suerte, fuiste a morderme justamente el último día de mi celo, así que, esta marca —se señaló su clavícula—, no sirve de nada.

—Vale, vale, reconozco que lo hice con malicia —levantó ambas manos como en son de paz—, me disculpo por eso. Pero en serio, podríamos pasar un buen momento —volvió a insinuarse, acorralándolo entre su cuerpo y las taquillas.

—Te he dicho que no voy a estar para cuándo tú quieras —susurró con cierto rubor en sus mejillas.

—Pero, por ejemplo, yo ayer estuve cuándo tú querías, prácticamente es lo mismo, ¿no? —dijo olfateando el cuello ajeno antes de dejarle algunos besos.

—Pero yo no quiero…

—Para no querer, no estás rechazándome —la poca cordura que tenía el moreno, se fue a pique en el momento en el que el pelirrojo acarició su erección sobre el pantalón sin dejar de besar y lamer su cuello.

Ya las palabras no sirvieron y la fuerza de voluntad se fue a paseo, porque Aomine se dejó acariciar, dejando que el otro hiciera lo que quisiera con su miembro y con el suyo propio, ahora fuera de su prisión del pantalón.

Cuando quiso pasar de ese cuello moreno hacia sus labios, Aomine evitó el contacto, dándole a entender que no había nada entre los dos, ni él le pertenecía ni viceversa. El pelirrojo lo miró a los ojos, buscando una respuesta a esa acción, y Daiki habló.

—Ah, ¿no me permites besarte?

—Aquí las normas las pongo yo —respondió con tajante el peli azul. Kagami sonrió, estaba claro que su omega no se dejaba dominar, y eso, lo excitaba bastante, por lo que siguió entonces a lo suyo, hasta que ambos, llegaran al orgasmo. Pero su momento fue interrumpido por el sonido de unos golpecitos en la puerta de los vestidores.

—¿Dai-chan, estás ahí? Si tardas mucho me marcho yo, no tengo más ganas de seguir aquí —se oyó al otro lado la voz de Momoi.

—Sí, sí, ya voy —trató de que su voz sonara lo más normal posible—, no te vayas sin mí, en seguida salgo —apartó al pelirrojo de él, y empezó a limpiarse un poco antes de terminar de colocarse bien la ropa.

—Entonces Momoi está viviendo en tu casa —sonó con un tono molesto.

—Así es, es mi mejor amiga, y su madre se ha ido con su destinado, dejándola completamente sola, por eso, se ha venido a mi casa.

—¿Te gusta? —espetó cruzándose de brazos delante de él.

—¿Qué tonterías dices? Claro que no me gusta, Satsuki es cómo mi hermana pequeña, nunca la he visto de otro modo —mantuvo su vista zafiro sola la rubí, sonriendo ladino—, ¿no me digas que estás celoso?

—Pues mira, sí, lo estoy. La cosa es, ¿me das motivos para estarlo o me confirmas que no habría motivos?

—No los hay porque no la veo de esa forma, no te hagas ilusiones, por favor —respondió con aires orgullosos. Terminó de coger sus pertenencias y se acercó a él, mientras le daba un fogoso beso que, en cuanto el otro correspondió, se separó—, lo siento tigre, no soy tu presa, aquí las normas las pongo yo. Nos vemos.

Dicho esto, se marchó, dejando al pobre pelirrojo entre molesto y excitado. Se notaba que era de armas tomar, y que le iba a costar mucho trabajo que sucumbiera a él, pero conseguiría a ese omega, le costase lo que le costase, o dejaba de llamarse Kagami Taiga.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer :)


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