Aquella noche Sebastián no podía dormir por las palabras que había dicho el castaño además de el gesto tan sorpresivo que le había dado simplemente dormir no podía por las ansias de que aquel momento se repitiera por lo cual decidió levantarse de la cama para quitarse aquel pensamiento con una lavada en la cara para luego dirigirse a la cama y dormir otro rato más .
— Sebastián... ~ — llamo una voz dulce a el azabache quien despertaba de su sueño que al encontrarse despierto pudo visualizar la cara pecosa pero hermosa de marlo— por fin te levantaste, eso es muy bueno
— Marlo…¿Qué haces en mi cuarto? —pregunto el azabache incorporándose en la cama que al verle mejor marlo se veía de una forma diferente un forma…lasciva.
— Vamos no te hagas el tonto debo recompensarte por lo que hiciste el día de hoy —murmuro marlo acercándose de manera peligrosa hacia Sebastián quien observaba la escena de manera perpleja además de retroceder a espaldas estando en la cama.
— M-marlo no creo que esto esté bien que hagas es—fue interrumpido por el repentino beso de marlo quien tocaba la cara del alfa sin ninguna pena o remordimiento alguno saboreando su cabida bucal con sumo deseo o talvez picardía quien se apartó dejando excitado .
— Yo creo que si está bien…—murmuro.
Sebastián no sabía que hacer en aquel momento se sentía intrigado, excitado, ansioso de poder tocar su cuerpo y devorarlo de diferentes maneras que el solo podría hacer, marlo besaba los labios del alfa con suma lujuria haciéndolo sentir satisfecho de una manera que prendía a Sebastián quien no se lo pensó dos veces tomo las caderas de marlos acariciando con ternura con su pulgar la área desnuda del omega para luego separase de los labios de marlo y mirarle directamente a los ojos.
— Parece una fantasía...—murmuro Sebastián besando su cuello con ternura.
— oh y claro que lo es…— se burlo de forma extraña el omega quien se desapego del alfa.— no deberías ser tonto para saber que todo es una simple fantasía
¿¡QUE?!
Como si se tratara de una pesadilla despertó de forma nerviosa Sebastián empapado en sudor que el se acomodó en la cama aun perplejo además de sentirse como un tonto por aquel sueño tan turbio que acababa de tener como si su mente se lo indicara levanto las sabanas para comprobar que tenía una erección en ese momento simplemente se sentía asqueado por ello, el alfa fue al baño a darse una ducha fría para bajar el libido que le había provocado el omega que seguía pensando en cómo se sentiría si de verdad aquello pudiera pasar en alguna etapa nocturna a futuro pues ganas no se les quitaban con querer devorar a marlo con deseo eh ansias.
A la mañana siguiente Sebastián no tenía una buena pinta porque había pasado toda la noche tratando de que aquellas fantasías impuras se alejaran de su mente y cuerpo.-cosa que no logro.- el llego al comedor a comer con el patrón para hablar sobre los gastos de las últimas semanas mientras trataba en no dormirse en la mesa a medida que hablaba con el jefe cuando llego marlo con dos platos que contenían unos chilaquiles la cara del alfa no evito colorarse por el repentino beso .-y fantasía.- que llego a sus pensamientos en aquel instante pero no quería dirigirle la mirada a aquel omega por la vergüenza que guardaba en ese momento contra el.
Marlo por su parte dándose cuenta de su sonrojo no evito reírse un poco y entregar los platos que acción siguiente se retiró para dejarlos a solas para discutir los negocios, el omega hallándose en la cocina decidió que por el tiempo libre que tenía podía llevar a camelia al pueblo a entretenerse que luego de un rato arreglándola partieron hacia el pueblo y esta vez marlo llevo algo más masculino adecuado a su cuerpo ya que aquel día no quería impresionar a nadie si no a su hija llevándola a juegos para divertirse juntos además de comprar algunas cosas.
El día de hoy el mercado además del parque de diversiones que quedaba cerca estaba plagado de gente pero eso no importaba al omega mientras estuviera al lado de su retoño nada podría arruinar su día o al menos eso pensaba que al pasar tres horas en parques y comprando juguetes para su hija como comida había tropezado con un alfa de gran tamaño que no deparo en mirarle con rabia.
— ¡hey cabeza hueca fíjate por donde andas! — dijo marlo levantándose del suelo con sus cosas para dirigirle una mirada furiosa al alfa quien al omega le dio una sorpresa.
— ¡¿marlo eres tu?! — pregunto el alfa que parecía conocerle. — ¡dios mío hermano cuanto tiempo que te hemos buscado!
— A-Anthony…—murmuro agarrando con fuerza la mano de su hija quien se quejaba por el agarre de su padre— ¿Qué haces aquí?
— Nos dirigimos al pueblo para entretenernos por tu ida ya que es lo único que nos mantiene alegre después de tu partida….¡pero ahora no importa ya que te encontré! ¡debemos avisarle a papa y a mama que estas devuelta! –anthony agarro la mano de marlo para guiarlo a sus padres pero este zafó su agarre de el mayor.
— No puedo ir contigo tengo cosas que hacer…—dijo bajando la mirada avergonzado.
— ¿Qué tiene que ser importante para que no vengas conmigo? — sin percatarse observo que la mano de marlo agarraba a una niña que a la vista era hermosa según el alfa.— tu…
— Lo siento….diles que los quiero de parte mía y de camelia…— antes de que Anthony reaccionara el castaño hecho a correr con su hija en manos llegando a que el alfa lo persiguiera por todo el mercado.
— ¡marlo espera! — grito el mayor persiguiéndolo quien perdía la fuerza en sus pies ya que marlo era un buen corredor en la secundaria.
En el otro lado del mercado se encontraba Sebastián paseando mientras comía una piruleta acaramelada quien observaba el ajetreo del mercado pero no importaba mucho para el porqué sin compañía no le veía caso estar viendo cosas solo pero frente suyo que cuando estaba por marcharse observo una cara familiar quien llegaba con apuro no se molestó en saludarle pero la expresión en la cara del conocido no era muy buena de tal manera que fue a preguntar sin inmiscuirse tanto en los problemas.
— ¡hola marlo! — saludo el alfa quien al ver a marlo cansado pregunto el porque de su estado tan agotado— ¿Qué te pasa?
— N-necesito que me lleves a c-casa…— agrego cansado al igual que su hija quien observaba a Sebastián con su misma expresión…confusa.
…
El alfa decidió no hacer pregunta alguna luego de que condujo en su auto .-es una carcacha como le dice camelia por el mal estado en que lo ve aunque no lo esta.- además de conducir el estaba observando con detalle a marlo que se encontraba pensativo en el asiento del copiloto mientras en la parte trasera camelia se entretenía comiendo un helado que le regalo Sebastián para mantenerla ocupada en aquel instante sin percatarse tomo la mano de marlo para aunque sea consolarlo que este le dirigió una mirada furiosa apartando la mano de manera abrupta a lo que Sebastián sin vacilar dijo de manera ofendida.
— ¿acaso te hice algo? Puedes decírmelo de todas maneras no me molesta…— el seguía conduciendo algo ofendido aunque luego de pensarlo comprendió que no era el momento para hacer un comentario luego del viaje tan silencioso en el que estaban que señalando también tampoco debía tomarle la mano si estaba en aquel estado.
— No hiciste nada…yo —suspiro agarrando con la yema de sus dedos su sien— en verdad perdona si hice eso…se que tratabas de apoyarme a tu manera pero de verdad solo quiero ir a casa — marlo quien estaba tenso ante todo agarro con nervios a flor de piel la mano de Sebastián con una timidez oculta que solo se visualizaba en el temblor de sus manos al tomarla pero esta accion la hizo para no ofender o molestar a sebastian ya que despues de todo le ayudaba.
— Entiendo, perdón si fui de esa manera — el se percató de la mano temblorosa de marlo quien el no dudo en agarrarla con cariño eh entrelazar sus dedos con los del omega.
— M-me vale gorro — hablo de forma precipitada ganándose una risa estruendosa de Sebastián pero eso no le molesto más bien parecía agradarle su risa que le producía algo extraño y quisquilloso en su cuerpo que sin notarlo se ruborizo ante los ojos de Sebastián que decidió no hacer comentario alguno.
— A veces eres un poco divertido cuando quieres rodríguez…—comento Sebastián quien seguía conduciendo el auto.
— Cállate y sigue conduciendo tu nave — contesto ruborizado siguiendo apretando de manera suave la mano de Sebastián.
— ¡Como no! —el seguía conduciendo algo feliz un poco alegre de que al fin saco..
Las ansias de marlo