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Pan con Limón por arcasdrea

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Notas del capitulo:

No demoré mucho en actualizar... Hurraaaa por mi... este fic me tiene muy entusiasmada.

Este capi quedó mas largo que el anterior, aunque contiene más diálogo, así que espero que no les aburra.

Además quiero que me propongan ideas para las proximas clases de sexualidad de Hanamichi... jujujujujuju...

 

Pan con Limón

Capitulo Dos

-Ahora ¿Quién desea mostrar su dibujo?

Varias manitos se alzaron. Ya muchos habian pasado a mostrar y comentar el dibujo de su familia, que Sakuragi les habia encargado.

- Pasa Hanako. Es tu turno.

Hanamichi se fue a ubicar al final del salón, apoyándose de brazos cruzados en un mueble gabetero que le llegaba a la cadera.

- Este es mi dibujo. En ellos estan mis dos papás y yo. Los de atrás es mi casa y en la ventana esta mi perro que se llama Neko – a todos les resfalo una gotita estilo anime al escuchar que un perro se llamara Gato. Pero Hanamichi que observaba el dibujo con detenimiento cayó en la cuenta de que en el dibujo habian “DOS PAPÁS”... uno pelinegro y otro ¡pelirrojo!.

Desde hace varias semanas, y desde que tuvieran ese encuentro en la cafetería, que a Hanako se le habia metido entre ceja y ceja que él debia ser esposo de su papá.

- Hanako deja tu dibujo en mi escritorio y vuelve a tu puesto – se apresuró a decir antes de que el resto de los niños comenzará a hacer preguntas.

- Por qué si aun no termino?

- Van a tocar el timbre para salir a recreo – contesto apurado mientras volvia hasta la tarima en donde estaba la niña.

- Es mentira, aun faltan diez minutos – contesto mientras consultaba el reloj que tenia a su espalda.

- Entonces debemos darle la oportunidad a alguien mas – ya estaba frente a ella, extendiendo su mano pidiendole el bendito dibujo.

- Aun no termino – ella lo aferró con sus manitas contra su pecho.

- No me hagas repetirlo dos veces, entregámelo – ya la voz de Hana se estaba alterando.

- Pero nadie se lo ha entregado... ¿Por qué yo si?

- Eh...eh... – está niña si que era problematica cuando le daba la gana – pues por que quiero mostrarselo a la profesora Hikawa... el tuyo y el de Yamazaki, Tahoe, Kodama... – y hablando a los niños mencionados – niños, dejenme tambien sus trabajos sobre la mesa. Los del resto del curso los expondremos en el pasillo.

- Siiiiiii – exclamaron todos contentos, haciendo que Hanako, llevada por el entusiasmo olvidara el asunto con su profesor, para alivio de éste.

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Desde el día que tuvieran esa “disque” cita en la cafeteria, Hanamichi le evitaba como a la peste. Y todo por el comentario de su hijita (Léase con sárcasmo). Aunque no era una mala idea, reia embobado ante la posibilidad, por ahora no era seguro intentar nada con Hanamichi, no hasta averiguar de qué lado de la acera era.

Habia decido ir a dejar y buscar a Hanako al colegio todos los santos dias, tuviera o no algun compromiso, solo para verle y asi entablar alguna conversación. Pero el pelirrojo le respondia con cortesia y distancia, como a uno más de los padres de sus alumnos. Todo lo avanzado en la “disque” cita se fue por la borda por la brillante mente de su niña. “Le quitaré la tele y el play por mala persona” decidio su mente de enamorado frustrado por sobre la de padre abnegado.

Pero su semblante cambio a uno de pesadumbre. Pues se reprocho el hecharle la culpa a su hija de su mala suerte con Hanamichi cuando no habia intentado nada concreto mas que reanudar su amistad, y siendo honestos era en realidad empezar una amistad.

Hasta finales del instituto siempre se llevaron como perro y gato, aunque Haruko rechazara a Hanamichi, éste no cambio su actitud con él, es más, ya para finales de tercero ni siquiera le hablaba. Y Rukawa como se sabia enamorado de Hanamichi, actuó aun peor a como lo venia haciendo, por miedo. En resumen todo mal entre los dos. Y ya nadie deseaba hacer algo para ayudar, pues ya se habian rendido antes de arriar la bandera, como se dice. Aunque eso era fuera de la cancha. Desde el partido de Sannoh, fueron una de las parejas invencibles en el basquetball colegial, pero fuera de ella no habia nada. Era como un acuerdo tácito. Dentro de la cancha buenos compañeros, afuera de ella te quiero lejos de mi. Ellos sin acordarlo formalmente establecieron una distancia abismante.

Se echó en la mesa derrotado, escondiendo su cara en sus brazos cruzados. Y a pesar de sonar dos golpes en la puerta de su oficina, no se levanto de allí.

- Señor Rukawa, ¿está bien?.

- Un poco cansado – musito sin levantar la cabeza. Su secretaria Hika le era de su total confianza, por lo que no tenia miedo de mostrarse tal como era con ella.

- Quiere un café o un té?

- No gracias – se incorporo lento, refregándose los ojos y luego revolviéndose el pelo – tráeme la carpeta con las facturas de la pregira de Five Minut, plis. (Talla interna, la que sabe, sabe)

- No! – Kaede la miro interrogativo – No hasta que me digas qué pasa.

- Nada, ya te dije – su cara se desvio a la pantalla del computador, pero una mano en su mentón le obligo a levantar el rostro.

- Esta carita no me gusta – señalo taladrándole con la mirada. Rukawa se sintió como una radiografía en manos de un cirujano – ya sé... estás enamorado.

Aunque trató de no mostrarse afectado, el sonrojo y la desviada de mirada le dio la confirmación a su secretaria y amiga. Que sonrió de oreja a oreja mientras se sentaba frente a su jefe.

- Esta si que es noticia, hombre... Dime quién es?

- Tráeme lo que te pedí – ordeno parándose y dirigiéndose rápido a un estante donde simulo buscar algo con sumo interes.

- Oh! Vamos men... que la chica tiene que ser muy interesante para tenerte así.... y no quiero perderme detalle... cuenta, cuenta - apremió.

Rukawa dejo de urgetear en el estante, para bajar los hombros y agachar la cabeza, en actitud totalmente derrotada.

- A ti no te puedo engañar – murmuro muy bajo, casi inaudible, al tiempo que miraba de soslayo a su secretaria.

- Ya entiendo – su agudeza era tal que basto ver la cara de su jefe para entender todo a la perfección. Le conocia demasiado bien, no por algo habia sido la única en aguantar el genio que se gastaba, por tantos años. Antes de ella, las secretarias de Kaede no duraban mas de una semana – ahora entiendo todo.

- No te impresiona? – pregunto después de un rato de ver como la mujer de brazos cruzados y con la mirada baja se perdía en sus pensamientos.

- Cada quien con sus gustos – respondio fijando su mirada en él. Rukawa pudo ver que era sincera – además que estoy entendiendo varias cosas. Los años sin ninguna relación, que no le hicieras caso ni a media oficina, que me rechazaras a mi... mmmmm... ¿dime quién es?

- Mi primer gran amor de Juventud...

- Vaya... tanto te ha durado?... yo que tú me hago ver.

- No entiendes mujer – protestó enojado ante la insinuación de que debia ver un especialista - me lo volví a encontrar después de siete años, y me dí cuenta que le quiero más que como en la preparatoria.

- Uyyyy... si que te dio fuerte... – señalo con mirada picara que hizo sonrojar levemente al pelinegro – cuándo lo volviste a ver y dónde? Qué ha pasado? Se han visto más?

- ¡Ahhhhh!, ¡Demasiadas preguntas! – se agarró la cabeza drámatico como quien desespera – ten compasion del medio cerebro que me funciona a esta hora.

- Majadero... responde ya! – le criticó alzando una ceja y haciéndole un gesto con la mano de que era un exajerado.

- Hace un mes que le veo, todos los días... en el cole de mi hija... es su profesor – cuando ya llegó a la última parte su tono de voz habia bajado considerablemente.

- ¡Es el profesor de Hanako! – la mujer abrio los ojos como platos – y qué ha pasado entre ustedes – se arrimó al escritorio, obligando a Rukawa a retroceder con miedo.

- Na... nada aun... hace unas semanas le invite un café... Hanako fue con nosotros, conversamos de varias cosas, incluso de cosas muy personales para cada uno, Hanako se habia ido a jugar, por lo que estabamos solos... de repente algo especial se dio entre los dos, nos miramos y sentí que eramos solo los dos en el mundo, pero llego Hanako y lo arruino todo con una de sus frases de oro.

- Qué dijo “Terremoto”? – así llamaba “cariñosamente” a la niña.

- Le pregunto a él si queria ser su nuevo papá, que ambos nos gustabamos y que nos casaramos.

- Terremoto tenia que meter la cuchara. Y que contestaron ustedes dos?

- Ambos lo negamos y tratamos de hacerla entender que lo que decia eran sandeces, pero arremetió con que hoy en día los hombres tambien son novios y que eramos unos viejos cerrados.

- Ajajajajajajajajaajajajajajajajajaja.... Hanako es única.

- Sí, pero por ese comentario retrocedí tres pasos cuando habia avanzado uno... Hanamichi me esquiva, me trata como a uno más de los padres de sus alumnos.

- Así que se llama Hanamichi... me asemeja a Hanako...

- Es coincidencia, cuando la adopte ya venia con él – señalo gruñendo.

- Ay hombre! Calmate... solo era un decir – se acomodó en su silla cruzándose de brazos otra vez – es complicado todo... ahora entiendo porque andas como cachorro abandonado... y tambien entiendo porque todas las mañanas llegas tan alegre y cuando falta unas horas para ir a la escuela por Hanako, te pones como león enjaulado.

- Tanto se me nota? – alzo una ceja no creyendo que actuara así.

- Todos en la oficina me han preguntado qué te sucede – contesto con un gesto de “responde eso a tu pregunta”

- He perdido el toque – se refregó la cara con desespero.

- Nahhh... no te preocupes... don’t worry be huggies... aun eres el temible Señor Hielo.

- Ice King – musito ido en sus pensamientos.

- Qué dijiste? No escuche bien.

- Dije “Ice King”... así me decian en el instituto.

- Vaya apodo... te pega bien – y le guiño un ojo complice.

- JA JA JA – rió con sarcasmo - pero a mi más me gustaba Kitsune – acotó después, sonriendo como bobo al recordar al pelirrojo enfadado diciendole así.

- Así te decia él verdad? – Hika entendio a la perfección esa sonrisa de enamorado y esa mirada de añoranza.

- Y yo le trataba de Do’aho – su mente viajó al momento exacto en que le conocio. En la terraza del instituto.

- Ustedes no tenian una buena relación verdad?

- Esa es una historia muy larga de contar... y tú tienes que irte a trabajar para mi... – señalo él al tiempo que se fregaba el tabique nasal con cansancio.

- Mira, haremos esto... te traeré un buen café sin azucar, como te gustan y me traeré el laptop y mientras seguimos trabajando me cuentas todo...ok?. Bueno, por lo menos hasta las doce, cuando empiezas con el desespero de ir a buscar a Hanako... y de pasadita verle a él.

- Vete ya mujer... – amenazó con tirarle un lápiz por la cabeza, a lo que la mujer huyó sonriente de la oficina.

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Hanamichi entraba a la Sala de Profesores con una gran contingente de trabajos escolares y pruebas para revisar y calificar. Era receso, y muchas de las profesoras del colegio estaban en el salón. Hanamichi y otro profesor (que era mas viejo que él) eran los unicos hombres del plantel, por lo mismo eran los regalones de sus feminas colegas. Pero como eran muy dadas las habladurías con malas intensiones, el pelirrojo prefería mantener la distancia, se comportaba afable con todas, pero cuando habian insinuaciones (por lo menos de las solteras) las paraba en seco.

- Hola Sakuragi – le saludo su vecina de escritorio y muy buena amiga.

- Buenas Liho –contesto dejando caer estruendoso su pesada carga en su escritorio.

- Muchas cosas – comentó admirando el desorden que se armó - le estas sacando el jugo a tus niños.

- Son capaces de grandes cosas... ademas no soy un profesor mediocre... jajajajajaj!

Muchas colegas se voltearon a verles, les encantaba la risa del pelirrojo.

- Ehy Sakuragi – se les acerco una profesora de mediana edad y moño alto – hay un padre tuyo que está como quiere... quién es?

Hana ya sentado en su silla, le miro con cara de no saber a qué se referia.

- Ahh si – saltó una pelinegra desde detrás de su colega – es uno casi tan alto como tú, de cabello negro y su hija es una castañita preciosa, pero bastante huraña... siempre viene solo a dejarla o buscarla... ¿es casado?

El pelirrojo sintió cierta molestia por ese interes tan inusitado en Rukawa, pero no supo identificarlo bien, no sabia si era molestia por lo trepadoras que podian ser sus colegas o envidia de que después de tantos años el Kitsune le ganará en popularidad con las mujeres. Sin embargo, no se le paso por la mente pensar que fueran celos. (Pelirrojo despistado)

- No, no está casado – su tono era serio y mordaz – se llama Kaede Rukawa, ¿algo más desean saber de él? Fuimos compañeros en el instituto – pregunto con ironia evidente en la voz.

- Ay Sakuragi... – exclamó la pelinegra abrazandole por los hombros – no te sientas celoso... tú eres nuestro hombre favorito.

Hanamichi se paró en un dos por tres, obligando a la mujer a soltarlo.

- Acompañame Liho a la biblioteca, necesito que me ayudes a buscar unos libros.

- Está bien – murmuro sorprendida, pero apurando el tranco para seguir al pelirrojo que ya iba en el pasillo. Las dos profesoras elevaron los hombros en gesto de no entender nada, para volver después cada una a su quehacer.

- Qué te paso? Sé que detestas que se te insinuen, pero nunca fuiste tan descortés.

- Me pillo de mal humor – contesto sin mirarla, caminando rápido y a largas zancadas, por lo que la mujer tenía dificultades de seguirle el paso, más si consideramos que solo le llegaba a medio brazo.

- Puedes caminar más lento... tienes las piernas muy largas – se quejó haciendo morros – ten consideración de esta pequeñita.

- Ahhh – suspiro cansino – lo siento Liho... siempre lo olvido.

- No pasa nada – le dio de palmaditas en el hombro – ahora cuentame por qué andas de tan mal humor.

- Por nada... – la mujer le miro amenazante – ahhhh está bien... es por Rukawa.

- Tu apoderado – Hana asintió – qué sucede con él?.

- Como eramos compañeros de Instituto y no nos veiamos hace años, le acepte una invitacion a tomar café... conversamos de varias cosas y fue bastante agradable... pensando que en el instituto ya para tercero con suerte nos dirigiamos la palabra. Pero Hanako, su hija, nos interrumpio pidiendome a mi que fuera su nuevo papá, por que se nos notaba que nos gustabamos... incluso dijo que nos casaramos.

- Vaya niña....jajajjajajajaja... que graciosa debio ser tu cara y la de él.

- Nos complico bastante... tratamos de explicarle, pero nos dejó peor cuando salió con que los hombres ahora tambien pueden ser novios y que eramos unos viejos cerrados.

- Jajajajajajajjajajajaajaja... me encanta esa niña... sabias que el otro día organizo a tu curso para atacar a los mios y así quedarse con el espacio de patio que usaban para jugar futbol. Fue como un ataque de los mongoles.

- Hanako hizo eso? Por qué no me dijiste para tomar medidas?

- Se me olvido... lo siento ... es que lo encontré tan gracioso.

- Mmm... esa niña es de temer... por eso ando de mal humor... desde ese día anda con las indirectas de que sea su papá... incluso hoy cuando les pedí que me dibujaran a su familia, ella dibujo a Rukawa y a mi tomados de la mano.

- Jajajajajajajaajajajajajajajaajajajajajajajajajaj – Liho tuvo que afirmarse a la pared para no caer de la carcajada.

- No te rias que no es gracioso – la espetó bastante enojado.

- Perdón, pero es que esa niña es todo un caso. Ya hombre, cambia la cara... te invito un helado a la salida.

- Con cubierta de chocolate, sino no te perdono...

- Ok, está bien, y tambien con crema y una cereza... ¿contento?

- Muy contento – y sonriendo como en sus mejores días de preparatoria emprendió rumbo a la biblioteca, seguido por su tambien sonriente amiga.

oooooooooooooooooooooooooooooooooo

Liho se habia despedido temprano dejándole solo en el centro comercial, después de recibir una llamada de su futuro esposo. Así que se dedico a visitar algunas tiendas y aprovechar de comprar algunas cosas que necesitaba.

Estaba mirando ropa para él, cuando desde un costado una vocecita que conocia demasiado bien, le sobresalto.

- Hola Profesor Sakuragi.

- Hola Hanako... ¿qué haces aquí sola? – con la mirada busco a Rukawa, pero no le vio por ningun lado.

- Ando con mi papá, pero como es despistado se me perdió – se cruzo de brazos en un gesto muy adulto. La escena era bastante tierna según el pelirrojo.

- Cómo así que se te perdió. No serás tú la que te perdiste?

- Por supuesto que no. Yo le ví a usted y le seguí, pero mi papá se quedó atrás mirando no sé que cosa, así que él fue el tonto que se perdió.

A Hana le resfalo una gota por la sien, era más que notorio que fue la niña la que se perdió.

- Te ayudaré a buscarlo.

- Wiiiiiiiii... – alzo los brazos emocionada, para después tomarle la mano e indicar por dónde debería andar su papá.

No muy lejos de ahí se podía observar a un pelinegro con cara de preocupado y que se movia por todos lados como buscando a alguien con desespero. Toda la gente le miraba extraño. Pregunto a varias dependientas, pero nadie dio luces de la pequeña. Estaba pensando seriamente implantarle un chip GPS, pues no era primera vez que se la hacia, cuando por los parlantes de centro comercial se escucha una voz femina diciendo: “Informamos al Señor Kaede Rukawa que su hija se encuenta en informaciones... repetimos... Informamos al Señor Kaede Rukawa que su hija se encuenta en informaciones”.

Casi corriendo se dirigió al mesón que se ubicaba en el hall central de la tienda comercial. Iba con todas las de regañar a la pequeña, sin embargo, todo su enfado se disipó cuando ve a la niña sentada sobre el mesón, meciendo sus piernitas y conversando tranquilamente con su pelirrojo profesor.

- Hanako Rukawa! – de todas maneras hablo duro para que la niña supiera que estaba enojado.

- Papí – ésta abrió los brazitos, poniendo cara de gatito inocente(Sinica!), pues sabia que la aura negra que rodeaba a su padre no era nada buena.

- Papi ni que ocho cuartos... quinta vez en el año que me la haces... mañana mismo te pondré un chip GPS... escuchaste?!

- Lo siento – mas teatrera que una ganadora del Oscar, puso cara de quien esta a punto de llorar y se aferro al cuello del pelirrojo, que hasta ahora miraba la escena atónito, escondiendo su carita tras él.

- Gracias Sakuragi. Tú la trajiste aquí? – pregunto algo incomodo, al darse cuenta que la respuesta era bastante obvia.

- Así es... se me acerco a saludarme y me contó que te habia perdido... te buscamos... pero al final pensamos que está era una mejor solución para dar contigo – contó al tiempo que acariciaba los cabellos castaños de la pequeña que finjia llorar escondida en su hombro.

Hanako ni loca asomaba su cara de ahí, sabiendo que su padre en ese mismo instante la estaba apuñalando con la mirada.

- Hanako vamos... no molestemos a tu profesor – indico con la voz mas calmada Rukawa.

- Quiero que venga con nosotros – y casi estrangula al pelirrojo de tan fuerte que apretó el abrazo en su cuello.

- Hanako sueltalo, tu profesor debe tener otras cosas que hacer. Ya le has hecho perder mucho tiempo – una imperceptible venita de rabia latia en su sien.

- Profesor... quiero que nos acompañe... diga que sí – con esa carita quien podía negarse, aunque Hana tenia una verdadera batalla campal en su interior.

- Hanako no insistas... le estas incomodando – trató de hacer consciente a su hija, pero mas por educación que por otra cosa, por que interiormente rogaba que su hija logrará que les acompañara.

- Está bien, Hanako... les acompañare... pero solo un rato... está bien? – contesto resignado el pelirrojo.

- Siiiiii – de un saltito se bajo del mesón y tomó la mano de Sakuragi, obligándolo a iniciar el paseo. Rukawa les siguió el paso sonriendo como tonto, pero tambien molesto por que su hija hiciera con tanta naturalidad lo que él deseaba y no se atrevía hacer. Tomar de la mano al pelirrojo.

Pasearon por varias tiendas y la mayoria de las compras fueron para la niña. Hana trató de retirarse varias veces, pero Hanako lanzaba todas sus armas de actriz para convencerle de quedarse.

Realmente era agradable ver a Kaede en una actitud tan hogareña, sobre todo cuando concensuaba con su hija el tipo de ropa que debia comprar, era algo sencillo, pero hasta el verle buscándole la talla adecuada de pantalones a Hanako, para Sakuragi era todo un descubrimiento.

Rukawa lo estaba pasando aun mejor, en su mente imaginaba que paseaban y elegian cosas como una verdadera familia. Que llevaban varios años de casados y que Hanako era producto de su amor. (Suspiremos todas ahhhhhhh!!!)

Alucinaba en sus fantasias, cuando Hanamichi le hizo ver que Hanako habia desaparecido de nuevo. No demoraron nada en hallarla. La pequeña estaba mirando toda una torre de cajas del muñeco de acción Max Steel. Cuando llegaron hasta ella y antes de decirle nada, la pequeña señalo que quería uno.

- Para que quieres un Max Steel... eso es juguete de hombres – comento su padre extrañado por el gusto tan repentino de su hija.

- Lo quiero para que sea el novio de mi Ken.

Ambos adultos quedaron de una pieza.

La niña internamente sonreia por su jugada maestra. Pero antes de poder comentar algo más, su padre la cargo bajo el brazo, al tiempo que Hanamichi cargaba todas las bolsas, y raudos como en sus mejores tiempos de basquetball, salieron de la tienda.

oooooooooooooooooooooooooooooooo

Otra vez estaba sentado en su antiguo salón número diez, con el viejo uniforme según constato viendose en el reflejo de la ventana.

- Hoy alumnos veremos ¿cómo hacer del preámbulo al coito un poco más interesante? Hoy veremos las Fantasias Sexuales –Hanamichi nuevamente impartia la clase, pero esta vez no era solo Rukawa el unico alumno, otros alumnos, sin rostro, ocupaban los pupitres.

- Especificamente hablaremos de los disfraces. Aquellos disfraces que ocupan los amantes para asumir un personaje que calienta y cumpla la fantasia sexual de su pareja. Señor Rukawa...- le llamó a lo que el pelinegro le miro muy asustado – digame cuál sería su mayor fantasia.

- Eh... eh... eh... eh... – no sabia que contestar ante semejante pregunta.

- No me gustan los alumnos que no estudian para preparar mi clase, le daré un castigo, venga acá adelante – Rukawa se paró con automata, pero retrocedio un paso en su avance cuando ve que Hanamichi saca una fusta de quién sabe donde – apúrese que no tengo todo el día – obedecio rápidamente, algo sobre natural movia su cuerpo – recárguese sobre el escritorio, le daré unas nalgadas con esto.

- Ah! Ah! Ah! – fueron como diez, pero en vez de emitir quejidos de dolor, su boca emitio gemidos de placer.

- Bien, con eso es suficiente... – señalo sensual el pelirrojo mientras le daba un lametazo en el cuello a modo de disculpa por castigarle de ese modo –y digame señor Rukawa, cómo quiere que me disfrace? – lo junto mas hacia si, sujetándolo posesivo de la cintura, el espacio era mínimo entre las espalda del pelinegro y el pecho del pelirrojo.

- De policia – respondió totalmente extasiado, cerrando los ojos por la sensacion.

- Muy bien – le volteó intespestivamente, pero no le dio sanche de alejamiento, pues nuevamente le apego a si, esta vez sus miembros fueron los que chocharon salvajemente. Rukawa abrió los ojos sorprendido, le abrazaba un pelirrojo vestido perfectamente de policia, incluso con las gafas estilo aviador.

- Satisfecho señor Rukawa – le susurro pervertidamente al oido – o prefiere la versión del policia motorista – en un dos por tres, Hana era la perfecta imagen de Erick Estrada en Chips, desde el casco, pasando por los pantalones ultra ajustados, hasta las botas altas.

- Como sea se ve bien... – musito en un ronroneo, su mano vagaba circular en el terso trasero que se le marcaba al pelirrojo con ese bendito traje (De solo imaginarlo babeo).

- Es cierto – contesto conforme para acto seguido darle un beso apasionado, pero con el pasar de los minutos se volvio posesivo, Kaede no pudo aguantar el gemir por tan deliciosa caricia, lo que aprovecho el profesor para meter su lengua; cuando ya el aire se hizo escaso se separaron, no sin sacar de la boca del pelinegro un sugerente hilillo de saliva. Kaede estaba atontado, su respiracion era fuerte, estaba muy excitado con un solo beso, un Don beso – aunque a mi me gusta el cliche de los disfraces... – Rukawa le miro expectante – el de obrero – al acto el casco de policia cambio por uno estilo ingeniero y a medida que el pelirrojo fue nombrando las prendas, éstas iban apareciendo en su anatomia – sin camisa, solo el chaleco de protección para que se vea mi perfecto torso, jeans rasgados en las partes precisas – rió coqueto, la mirada de Rukawa bajo inmediatamente y dio gracias al cielo por lo que esos rasgones dejaban ver – unos bototos negros y el cinturón de herramientas – de un empujón lo acostó en la mesa de profesor, no sin antes botar todo lo que habia allí de un solo zarpaso.

- Siiiiiiiii!!!!!! – gritaron todos los compañeros de salon, Rukawa les miro espantado, todos eran un Hanamichi de la época de instituto. Pero la mano fuerte del profesor tomándole del mentón le obligo a mirarle.

- No me gusta que se distraiga señor Rukawa... cuando le explico algo importante.

- Lo si...ehs! lo sien... ah! to – no pudo disculparse muy bien, pues las manos del pelirrojo se estaban metiendo bajo su camisa, llegando hasta sus tetillas donde las pellisco con alevosia.

Acto seguido... y como una bestia deseosa de sexo, de un solo jalon arrancó la camisa del pelinegro, dejándola hecha jirones. Su boca fue directa al encuentro de sus erectas tetillas, Rukawa arqueó la espalda, ese pelirrojo le volvia loco. Sus manos blancas se introdujeron bajo el chaleco de proteccion para aferrarse a esa espalda morena y sudada, sintiendo a la perfección cada músculo que se marcaban por los movimientos del pelirrojo sobre él.

Rukawa hecho la cabeza hacia atrás, atraído por los gritos lujurioso del extraño público, pero un jalón en su miembro le hizo volver hacia su torturador. Hana tenia todo su pene en la boca. En qué momento le sacó los pantalones y el boxer.

Lametadas y succiones, un arriba-abajo certero, hicieron que su miembro se viniera en la boca experta del profesor. Cuando abrió los ojos, ya mas recuperado de ese orgamo de ensueño, vio a Hanamichi ante si, delinearse los labios con la lengua sensualmente, era la vision mas hermosamente pervertida y lujuriosa que podia tener hasta el momento de su pelirrojo amor.

- Esto no termina señor Rukawa... ahora queda el último disfraz... - Rukawa por instinto se aferró a la mesa – un disfraz que sé que le gustara mucho...

- Hágalo ya profesor – solicito con desespero, ante lo cual el pelirrojo sonrio picaro, mientras que como un felino subió rosando levemente la piel del pelinegro para murmurar al oido.

- El de... Max Steel – era la misma voz de Hanako

Kaede se incorporo de golpe en su cama, horrorizado por la vision de su sueño. Inmediatamente miro alrededor de toda su habitación no viendo ningun indicio de su pequeña. Estaba solo. Suspiro aliviado.

Se pasó una mano por los cabellos peinándolos hacia atrás, al tiempo que trataba de calmar su respiración, pero cual sería su sorpresa al sentir una tirantes en su entrepierna.

- Rayos! – maldijo golpeando ambos puños en el colchón, cuando cayó en cuenta que su miembro otra vez se alzaba imponente debajo de la sábana, la cual estaba manchada tambien.

Notas finales:

Muchas Gracias a todas las que han dejado su review aqui, traté de contestarle a todas, pero no cargan las respuestas...

lo siento, aunque la culpa no sea mia...

adios.


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