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MEMORIAS DE UN ASESINO por desire nemesis

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Notas del capitulo:

Sabes, lo estuve pensando pero… no lo vale—dijo el ojos mieles mirando a los ojos del pelinegro mientras con su arma apuntaba al tipo tras él—Como antes me llena la indulgencia—

48-Era como tú.

 

Sabes, lo estuve pensando pero… no lo vale—dijo el ojos mieles mirando a los ojos del pelinegro mientras con su arma apuntaba al tipo tras él—Como antes me llena la indulgencia—

 

Seto sintió gran alivio, no lo vería matar más.

 

¿Indulgencia? Sabes que si yo hago que la policía se entere…--dijo Ikabe con media sonrisa pero Joseph no le dejó seguir.

 

¿En serio? No creo que seas tan tonto. Pudiste darme largas con eso antes pero ahora siento decirte que eso no funciona. Ambos sabemos que si yo caigo podría obtener un trato y… ¿Qué les importaría más a ellos? ¿Atrapar a un simple esbirro como yo o a un pez gordo como tú? Sabes que en el momento en que me tengan en sus manos me ofrecerán un trato. Fue divertido hacer que pensaras que aun me tenías con eso pero ya lo doy por terminado, me aburrió—dijo el rubio con cierto aire de cansancio.

 

Ahora me dices que en realidad te gusta acostarte conmigo y por eso no me lo dijiste antes—dijo el ojos grises sabiendo que con ello cabrearía a ambos pero solo vio enojo en los ojos de Kaiba.

 

No, en realidad solo estaba esperando para obtener los datos de tus cuentas bancarias mientras dormías, con ello pude darme perfecta cuenta de tus manejos y de como tomabas dinero de las cuentas que estaban puestas a tu cargo. De seguro en estos momentos tus jefes han recibido lo que les mandé y están algo más que molestos contigo. Me pregunto como disciplinan a un traidor. Estoy seguro que después de descubrir eso no se preocuparán de perseguir lo mío, además me deberán un favor—dijo Wheeler mientras los ojos de Ikabe se agrandaban de desconcierto primero y pánico luego.

 

No es cierto—exclamó el ojos grises.

 

La negación es el primer paso. Ya lo he dicho. He sido demasiado indulgente contigo. Ya son dos veces que te he dejado vivir aunque dudo que esta vez te dure mucho. Aunque de cierto modo me apena como me apenó esa vez. Apenas te dejé magullado y eso que intentaste matarme, pero era el juego en el que nos metimos. ¿Verdad, Ikabe? Tal vez lo hice porque hubiera odiado que Seto me viera haciéndolo—fueron las extrañas palabras que el pelinegro no alcanzó a comprender. Sin decir más el ojos mieles agarró la mano de Seto y se lo llevó ante la atenta mirada del ex mano derecha de Ikabe que ahora miraba a este con ensombrecidos ojos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Qué hacemos aquí?—preguntó el castaño cuando llegaron al lugar—Esta es la casa de campo de mi familia—añadió sorprendido.

 

Era una casa típica japonesa tradicional, con un jardín de rocas tradicional y un jardín interior en el espacio posterior de la U que formaba la construcción. La pregunta de Kaiba no obtuvo respuesta mientras el otro intentaba penetrar a la propiedad después de bajar del auto. Las personas en la sala de seguridad de ese lugar debieron reconocer al propietario por las cámaras por lo que los portones se abrieron pero dos guardias de inmediato aparecieron, alertas y adustos. Seto les indicó que se calmaran y les dejaran solos mientras seguía al rubio que caminaba como en trance.

 

Llegaron al cementerio privado de esa villa, y Joseph se paró frente a una lápida. En ella rezaba “Kaiba Seto”.

 

Los ojos azules miraron la lápida monolítica y dijo con mala cara—Gozaburo dijo que era como una señal que ese tipo y yo compartiéramos nombre, después que me adoptó, que era como una señal—

 

Los ojos mieles no se apartaban de la lápida—En realidad se parecían también en su aspecto físico—

 

¿Qué?—preguntó Seto con cara de incomprensión.

 

Sus rostros son idénticos, sus ojos son del mismo azul—dijo el rubio volteando para verle directamente, luego miró la lápida de nuevo y dijo con tono melancólico—Ni siquiera está su cuerpo ahí—

 

Claro. Murió en la guerra, en Pearl Harbor—contestó el castaño.

 

No es cierto—dijo con certeza el melado.

 

¿De que hablas?—preguntó Seto.

 

Le vi en Nühremberg una vez después de acabada la guerra—contó para sorpresa del castaño que dio un paso hacia atrás.

 

Eso no es posible—afirmó Kaiba confuso y molesto.

 

De verdad tenía tus ojos y imponente personalidad—dijo de pronto el otro mirándolo de nuevo y con sus manos alcanzó la cara del CEO para después besarlo bajo el cielo azul.

Notas finales:

Espero les guste este fic aun

pronto vendra el final

ja ne y gracias Fleir por todo tu apoyo

tu ayudas con esta historia

en parte es gracias a tu ayuda que sigue

y en otra parte a mi musa

jeje

ja ne

n.n


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