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Mi dulce señor por zandaleesol

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Título: Mi dulce señor”

Pareja: Harry/Lucius

Disclaimer: Los personajes de esta historia pertenecen a J.K. Rowling, yo sólo los tomo prestados para divertirme y espero que también para entretener a los lectores, no percibo ningún beneficio económico por este trabajo.

Advertencias: AU. Mpreg. Violación



Capitulo 19. Aceptando sentimientos


La seguridad de Draco luego de escuchar la declaración de Sirius se esfumó. Se sintió cohibido, pues el hombre que estaba sentado frente a él poseía esa prestancia innata de los Black. El chico rubio nunca imaginó que Sirius tuviera aquellos sentimientos por él, por lo menos no de esa índole; aunque desde hace rato venía sospechando que el hombre mayor sentía atracción. Pero había estado seguro que sólo era causa de sus atributos de bailarín sensual y desinhibido, nunca fue ingenuo en ese punto, pero que ahora dijera sin más que estaba enamorado, sin duda que era toda una sorpresa.


Por otra parte a Draco le resultaba también extraño sentirse de ese modo, ahora estaba nervioso. Estaba seguro de que tenía experiencia suficiente pese a su juventud y eso le ayudaba siempre a actuar con aplomo. Era cierto lo que acababa de comentar Sirius, no le cohibía para nada bailar casi desnudo, pero sí estaba impresionado y cortado con la declaración de amor de Sirius, ¿cómo era posible? Se preguntaba asombrado.


-¿Por qué es la última noche que vienes al club te has animado a decir que estás enamorado de mí? -preguntó Draco con tono más frio del que en realidad pretendía.

-Sí, sólo por eso -respondió Sirius con el mismo tono.

-¿Por qué? -preguntó.


Hubo un breve silencio.


-La verdad no lo sé, nunca tuve la intención de confesar lo que sentía -dijo Sirius finalmente.

-¿Por qué? -insistió Draco.

-¡Demonios! Pareces un crio preguntando «por qué» -refunfuñó Sirius.


Draco no pudo reprimir una sonrisa.


-Crio o no igual estás loco por mí -respondió el muchacho rubio con cierto aire arrogante.


Sirius guardó silencio, bebió de golpe lo que le restaba a su vaso y se levantó de la mesa.


-Bien, ya debo irme. Te deseo suerte con tu vida entre estos muggles depravados.


Draco se sintió atacado por sorpresa y también se levantó de golpe.


-¿Te vas?

-Ya dije que esta fue la última vez, y ya se me hizo tarde, no puedo dejar a Harry tanto rato solo en casa.

-No puedes irte y dejarme así -dijo Draco con tono ofendido.

-Me parece que no te comprendo.

-Acabas de confesar que me amas -respondió Draco con tono incrédulo.

-¿Y eso qué? No debí decirlo, a ti no te importa, no sientes nada por mí eso lo tengo muy claro. Además te agrada este modo de vida, te ofrecí ayuda para que salieras de esto y la rechazaste, no tengo nada más que hacer aquí, ahora debo asumir mi responsabilidad de padrino de una vez y ocuparme de Harry.


Draco sintió por vez primera que el alma se le iba a los pies. Su orgullo le hizo mirar con rabia a Sirius y tuvo de deseos de insultarlo, pero algo doloroso le subió a la garganta y llenó sus ojos de lágrimas, agradeció que el local mantuviera las luces bajas, pues nadie vería su rostro.


Estaba a punto de decirle a Sirius que podía largarse de una vez, pero no supo porque en ese preciso momento vino a su mente aquel recuerdo de la noche en que ayudó a Harry y a Neville a escapar. Recordó la sensación extraña que se había apoderado de él en el momento en que había visto a Sirius llorar tras saber lo sucedido a Harry. Esa imagen inolvidable aplacó su rabia y por fin comprendió que amaba a Sirius desde aquella noche.


Antes de que Sirius pudiera siquiera darse cuenta de lo que sucedía Draco con un movimiento brusco tomó el rostro del hombre y lo besó en la boca, dejando con este acto impulsivo a Sirius completamente paralizado.


Los clientes del bar, que no eran pocos, se les quedaron viendo con asombro y envidia, pues hacían una pareja completamente atractiva. El que servía los tragos en la barra le habló a uno de los clientes habituales.


-Siempre supe que esa historia de que eran tío y sobrino no era más que un embuste.


Pasados unos segundos de besarse olvidados de todo, Draco se apartó de Sirius y le regaló una sonrisa radiante.


-¿Aún quieres marcharte para siempre?

-¿Qué significó ese beso?

-¿No fui lo suficientemente claro? Te amo, es lo que quise decir.


Sirius se quedó sin palabras, pues la declaración le asombró tanto como él mismo había sorprendido al muchacho rubio.


-Supongo que te quedarás, porque aún tenemos cosas pendientes. Termino a las tres -dijo Draco.

-Voy a asegurarme de que Harry esté bien y regreso para cuando termines.

-Te estaré esperando a esa hora, no me falles, te prometo una noche muy especial -susurró Draco con tono sensual, luego de eso volvió a besar al hombre mayor brevemente y abandonó la mesa.


Sirius lo vio alejarse con el corazón latiéndole a mil por hora.


Era medianoche cuando Sirius llegó a la casa. De inmediato se dirigió a la habitación de Harry para asegurarse de que dormía. Un pequeño sentimiento de culpa se alojó en su corazón por no haber rechazado la propuesta del chico rubio, pero qué podía hacerlo cuando deseaba con locura a Draco. Su parte sensata le decía que estaba actuando muy mal, en realidad lo venía haciendo desde hacía rato al reunirse con el muchacho, sabiendo que era un prófugo de la justicia.

Pero tampoco la prudencia era su mejor característica y la cobardía no era uno de sus peores defectos, así que esa noche se dejaría llevar por el corazón.


*~*~*~*~*~*


Remus se sentía tranquilo al saber que Harry ya no habitaba la casa. Haría todo lo necesario para hacer que Lucius se olvidara del muchacho de ojos esmeraldas, pero presentía que no sería nada fácil, pues conocía perfectamente el carácter del hombre rubio. Le propondría a Lucius que se fueran de viaje, de esa forma lo alejaría definitivamente de Harry y le haría olvidar los sentimientos confesados en esa carta.


Era muy tarde cuando entró en la habitación de Lucius, se acercó sigiloso a la cama y se escabulló suavemente, Lucius estaba profundamente dormido, se acercó con suavidad para no interrumpir el sueño de su amado, le susurró al oído.


-Amor, nunca nadie podrá apartarte de mí, eres mío y lo serás siempre.


Luego de estas palabras suavemente enlazó la cintura del rubio y cerró los ojos para entregarse al más placentero de los sueños.


Lucius abrió los ojos, se fingió dormido, la frase pronunciada por Remus le llenó de inquietud y por primera vez le rondó la idea de que tal vez la repentina partida de Harry había sido influenciada por Remus. La duda se instaló en su corazón al instante, necesitaba hablar con Harry, era cierto que se había hecho ya a la idea de no buscar al chico para pedirle explicaciones, pero ahora al oír esa frase tan extraña en los labios del hombre que dormía a su lado no podía evitar desconfiar.


*~*~*~*~*~*


Habían pasado varias horas y aún no conciliaba el sueño. No podía dejar de pensar en Harry. Especialmente en la noche compartida, fue tan hermosa, tan apasionada, llena de ternura. Se preguntaba cómo haría para borrar todo aquello; cómo haría para no recordar los besos de esos labios dulces y cálidos, la suavidad de esa piel, ese aroma. Sintió angustia y le resultaba muy difícil soportarla. Se deslizó fuera de la cama haciendo todo lo posible por no despertar a Remus.


Entró con sigilo a la habitación que ocupó Harry. Sin pensarlo siquiera se escurrió entre las sábanas, estaban frías como era lógico, sin embargo estaba seguro de que aún conservaban el aroma del chico. Pensando en todas las noches que esas sabanas habían envuelto el cuerpo cálido del muchacho se estremeció de deseo, en susurros pronunció el nombre de Harry una y otra vez hasta que sin saber cómo se durmió por fin.


*~*~*~*~*~*


Remus despertó pese a que parecía dormir profundamente cuando Lucius abandonó la cama. Una alarma se disparó y fue en busca del hombre que amaba, salió de la habitación presintiendo donde lo encontraría. No se equivocó, al abrir la puerta y escabullirse silenciosamente al cuarto vio a Lucius profundamente dormido en esa cama que había ocupado Harry.


Sintió un dolor en el pecho. Los celos y la pena se mezclaban otra vez, pero no se daría por vencido, buscaría la forma de alejar a Lucius de la mansión, comprendía que ya no bastaba con la marcha de Harry, su presencia aún era muy intensa. Necesitaba sacar a Lucius de ese círculo, había llegado el momento de llevar a cabo ese viaje que se habían prometido para cuando acabara la guerra.


*~*~*~*~*~*


Sirius después de cerciorarse de que Harry estaba bien con un gran sentimiento de culpa lo dejó dormido. Sabía que no hacía bien dejando a su ahijado solo, pero confiaba en que nada ocurriera, además esperaba volver pronto, aunque sabía que las horas se le harían demasiado cortas estando con el chico rubio que le había robado el corazón.


Al filo de las tres se Apareció frente al local donde Draco bailaba, esperaba verlo salir pronto por esa puerta, ya no soportaba más el no tenerlo en sus brazos como deseaba que ocurriera desde hacía meses. Para su felicidad Draco no tardó en salir del local silbando alegremente una melodía, aquello era una prueba de que realmente lo amaba, nunca antes le había visto tan alegre.


Se acercaron en completo silencio y sólo unieron sus labios en un beso apasionado, que era el preámbulo de lo que vivirían lo que le restaba de tiempo antes de que amaneciera.


-¿A dónde iremos? -preguntó Sirius luego de romper el beso.

-A mi apartamento por supuesto -respondió Draco con tono resuelto.

-Entonces vamos ya, nos quedan pocas horas antes de que amanezca.


Draco sólo asintió y tomando la mano del hombre mayor desaparecieron del estacionamiento.


*~*~*~*~*~*


Draco abrió la puerta del apartamento. En cuanto transpusieron la entrada comenzaron a besarse como si no hubiera mañana. Fue el rubio quien sin dejar de besar a Sirius le fue guiando en la oscuridad. Finalmente llegaron al cuarto del muchacho que estaba iluminado. Draco tenía por costumbre dejar siempre la lámpara de la mesa de noche encendida.


Sirius celebró aquello, pues le daría la oportunidad de admirar al chico rubio en toda su plenitud. Ya no le observaría bailar en una tarima, ahora podía verlo y tocarlo como había deseado tantas veces. La ropa muggle que vestía el muchacho le resultaba más fácil de quitar que aquellas complicadas túnicas de mago.


Draco se sentía totalmente dominado por el hombre mayor y la sensación le resultaba arrebatadoramente exquisita. Sirius era realmente atractivo, pero en ese momento parecía no tener conciencia de aquello.


-¡Por Merlín Draco! No te imaginas cuanto te he deseado todo este tiempo, una y mil veces soñé con algo así.

-¿De verdad fantaseabas conmigo? -preguntó el muchacho con asombro.

-Oh claro que sí, cada vez que bailabas era como si me transportaras a otra dimensión… Eres tan hermoso, tan sensual, me enloqueces por completo.

-Al principio bailaba sólo pensando en el dinero, pero cuando tú llegaste esa noche al club… Y luego regresaste una vez más y luego otra. Ya no lo hacía por el dinero, valía la pena hacerlo por una mirada tuya.

-Muchas veces me pareció que cuando notabas mi presencia bailabas con más ímpetu.

-Es cierto lo hacía, muchas veces imaginé que tú eras mi único espectador, apartaba mi mirada de todos los demás.


Sirius sintió orgullo al oír aquello, besó al rubio con una fogosidad de la que se asombraba pues desde hacía tiempo que sus ímpetus se habían apagado a causa de tanta tristeza.


Draco estaba desnudo frente a Sirius, y aunque estaba acostumbrado a mostrarse así cada noche en frente de un público que no conocía, ahora era diferente, la mirada de Sirius le hacía estremecer y sentir algo que no conocía, pudor.


-Eres hermoso, tan perfecto -dijo Sirius mientras rodeaba la cintura estrecha del chico y le apegaba a su cuerpo.


Draco deslizó sus manos por la espalda del hombre que estaba completamente vestido.


-¿Quieres que te ayude a quitar esto? -preguntó

-Es lo que más deseo.


El chico rubio sonrió de forma sagaz, lentamente comenzó a desabotonar la túnica de Sirius, sin prisa, sintiéndolo como se estremecía de ansiedad ante su arbitraria demora. Pero el hombre mayor conocía el juego y, no se mostraría desesperado aunque en realidad lo estaba. Cuando finalmente estuvo desnudo frente al chico no se abalanzó sobre él, tenía la experiencia como para saber controlarse, sus manos acariciaron el cuerpo albo y juvenil con una sutileza que a Draco le arrancó gemidos, comprendió que había caído en su propia trampa, era él quien ahora desesperaba por más contacto.


-¿Quieres probar mi cama ahora? -preguntó el chico en un susurro cargado de erotismo.

-No aún no, me gusta estar así.


Draco besó el cuello de Sirius con gentileza.


-Eso se siente genial.

-¡Demonios Sirius, estoy loco por ti! -gimió Draco besando con más frenesí el cuello del hombre.

-Y yo por ti mocoso engreído.

-Esto es un sueño, jamás creí posible que tú pudieras fijarte en mí, he visto como te miran esos muggles cuando llegas al club, te devoran con los ojos.

-Pero yo he tenido ojos sólo para ti desde el primer día -respondió Sirius mientras mordía el hombro del chico rubio.


Sirius con lentitud fue empujando al muchacho hasta el lecho. Draco se dejó caer de espaldas mientras el hombre con la rodilla gentilmente le separó las piernas. Draco enlazó sus brazos alrededor del cuello y de ese modo atrajo a Sirius hasta que sus labios se unieron en un beso lento y lleno de pasión. Se besaron largamente, saboreando cada rincón de sus bocas, enredando sus lenguas en una danza lenta y sublime.


El deseo crecía a cada segundo, pero Sirius esperó, sabiamente dejó que el momento fuera creciendo en intensidad. Sus labios recorrieron el cuerpo joven y ardiente que estaba bajo él, presto, entregado, impaciente. Separó las piernas del rubio y se acomodó en aquel espació perfecto, no tenía a la mano lubricante así que utilizó su propia saliva para mojar sus dedos que no demoró en llevar hacia la estrechez del rubio, masajeó con una delicada caricia que hizo gemir al muchacho.


Draco cerró los ojos y apretó los labios, esperando. Gimió suavemente cuando el contacto íntimo se produjo, habían pasado meses desde la última que había tenido sexo con alguien, un compañero en las filas de los mortífagos cuyo nombre y rostro no recordaba y tampoco quería hacerlo, el pasado no existía.


Sirius de forma sabia logró llevar al muchacho rubio hasta la cúspide del placer físico. Así lo sintió Draco, pero además experimentó algo que antes no había conocido, el amor. Por su nívea piel se deslizaban las manos del hombre moreno, de forma cálida, devota, nunca antes alguien se había dado el tiempo para acariciarlo de ese modo y dio las gracias por haber seguido vivo, sólo para vivir aquella experiencia maravillosa.


En brazos de Sirius, el muchacho rubio esa madrugada conoció el amor, ese sentimiento que trasciende los sentidos, la unión perfecta de los sueños y la realidad. Se sintió otro, como vuelto a nacer, el amor que Sirius le entregaba esa noche purificaba su alma y su cuerpo; en aquel instante cerró la puerta a su pasado, sin importar a donde lo llevara ese amor, si es que le llevaba a algún sitio, lo agradecía y lo atesoraría en su corazón por siempre.


*~*~*~*~*~*


Cuando Remus llegó al comedor hizo todo lo posible por aplacar cualquier sentimiento de frustración, a pesar de sentir un vacío en el pecho. Había despertado y no encontró al hombre rubio a su lado.


-Buenos días amor, ¿dormiste bien? No me di cuenta cuando te levantaste -dijo Remus con tono normal.


Lucius levantó la mirada, no había oído entrar a Remus.


-Ah, sí buenos días… Eh yo… desperté temprano -respondió volviendo en sí, mientras Remus se acercaba a su boca y lo besaba suavemente.


Después de un momento de silencio fue Remus quien inició la conversación, ya sabía lo que haría.


-Estaba recordando ese viaje que nos habíamos prometido para cuando terminará la guerra -dijo Remus mientras se servía café.


Lucius continuó silencioso.


-Tal vez deberíamos hacerlo ahora que ya te has recuperado de tu pierna.


Lucius sabía que en realidad lo que Remus estaba diciendo era que tendrían más tiempo para ellos ahora que Harry había dejado la mansión y esto no le hizo sentir nada bien.


-¿Te parece una buena idea? -preguntó Remus, viendo que Lucius guardaba silencio.

-La verdad me gustaría antes de emprender ese viaje intentar buscar a Draco.

-Me parece extraño que de pronto recuerdes a Draco, hace tiempo que no pensabas en él.

-¿Qué es lo que quieres decir? -preguntó Lucius algo violento, aunque entendía perfectamente el significado de ese comentario.

-No quise decir nada, sólo pensé que te habías resignado a la idea de que jamás volverás a ver a Draco.


Lucius miró al hombre con asombro, apenas creía lo que había escuchado.


-Pues estás equivocado, es bastante difícil resignarse a la idea de perder a quienes amamos -respondió el hombre con aire bastante ofendido, arrojó la servilleta y se levantó de la mesa.


Remus le escuchó desde el comedor cerrar la puerta de su despacho con un portazo. Apretó los puños con frustración y tristeza, sabía que la respuesta de Lucius no había sido pensando precisamente en su hijo, sino en Harry. Pero él nada podía decir, pues había decidido fingir que ignoraba por completo los verdaderos sentimientos del hombre rubio hacia el chico que fuera hijo de sus mejores amigos.


*~*~*~*~*~*


Lucius sentía enojo contra Remus en ese instante. La tranquilidad con la que el hombre de ojos dorados hablaba de la pérdida le molestaba; era cierto, había perdido a su hijo y ahora a Harry. Se preguntó si Remus sospechaba de sus sentimientos y por eso hablaba así, pensando en realidad en Harry y no en Draco. Tal vez estaba siendo demasiado obvio mostrando la tristeza y la añoranza que sentía, por más que lo intentaba no podía ser el mismo de antes. Se preguntaba qué debía hacer con ese sentimiento de amor que le había inspirado Harry, guardarlo en su corazón y vivir con la amargura de saberlo imposible. A pesar de ser un hombre práctico en todos los aspectos de su vida, no conseguía dar por cerrado ese capítulo con Harry, fue demasiado importante, el chico de ojos esmeraldas le hizo conocer el amor y con eso se había arraigado en su corazón para siempre.


De pronto se encontró evocando el momento vivido en su despacho, cuando Harry había dicho que se marchaba. Cuando sin mirarlo a los ojos dijo extrañar a su padrino. El chico de ojos esmeraldas no le había mirado de frente, ni hizo mención de la carta que él escribiera ¿Por qué siendo tan sensible y honesto no fue capaz de manifestar algún sentimiento? ¿No había querido lastimarlo y prefirió marcharse a tener que decir que nunca podría amarlo? Por primera vez pensó que tal vez había sido egoísta al confesar su amor, quizá sólo se trataba de que después de aquella horrible experiencia vivida Harry sentía que su corazón jamás podría amar a nadie, ni siquiera a él.


Quizá, después de todo Remus tenía razón, debía resignarse y de una vez por todas entender que jamás recuperaría a su hijo y tampoco podría tener el amor de Harry.


*~*~*~*~*~*


Sirius cerró la puerta con suavidad, hizo todo lo posible por no delatarse, eran casi las ocho de la mañana. Una vaga sensación de culpa le acuciaba, aunque estaba seguro de haber vivido la noche más maravillosa de toda su vida con Draco; había dejado a Harry solo.


De inmediato se dirigió a la habitación del muchacho, empujó la puerta intentando no hacer ruido por si Harry estaba dormido, era lo más probable. Sin embargo, su ahijado no estaba en la cama, se había acomodado sobre un sillón y arrebujado con una manta, tenía la mirada clavada en la ventana, por sus mejillas resbalaban gruesas lágrimas. Sintió un dolor en el pecho, de seguro Harry había descubierto que estaba solo y por eso lloraba.


-Harry… -llamó con voz suave para no asustarlo.


El chico volvió el rostro y con precipitación se pasó la manga del pijama sobre los ojos para secar sus lágrimas.


-Sirius, te levantaste temprano.


Con esas palabras el hombre comprendió que las lágrimas de su ahijado no se debían a que descubriera su ausencia durante la noche. Harry estaba triste por otro motivo.


-Sí, sí me levanté más temprano de lo habitual -dijo el hombre sintiéndose culpable por mentir -. ¿Qué sucede Harry? ¿A qué se deben esas lágrimas?

-No es nada importante Sirius, el sanador dijo que estaría más sensible, sólo es eso.

-Harry, a veces hablar de lo que sentimos hace bien, alivia nuestro corazón, confía en mí por favor -pidió Sirius mientras se acercaba al sillón donde se encontraba arrebujado el chico con una manta.


Harry lo miró y otra vez las lágrimas corrieron por sus mejillas sin que pudiera detenerlas.


-¿Esta tristeza que sientes tiene que ver con el hecho de que regresaras tan repentinamente a casa?


El chico movió afirmativamente la cabeza.


-Dijiste que no hubo ningún problema con Lucius, que todo había ido bien.

-Y es verdad.

-¿Qué sucedió, qué te hace tan infeliz Harry?


Sirius hizo aquella pregunta a pesar de que la respuesta la sabía desde hacía mucho tiempo atrás.


-Sucedió que me enamoré de Lucius -respondió el chico dejando correr sus lágrimas.


El hombre mayor guardó silencio por unos segundos, debía escoger las palabras correctas para confortar a su ahijado.


-Harry, no te sientas culpable por ese sentimiento, es más natural de lo que te imaginas. Después de pasar la noche con Lucius es casi lógico que tú…

-Lo amo desde mucho antes.

-¿Cuándo supiste que estabas enamorado?

-Creo que fue desde el primer día que lo vi, cuando Remus me llevó a su habitación en San Mungo, claro que en ese momento yo era otro y no me di cuenta de lo que él me había despertado.

-Siendo totalmente honesto Harry, supe desde el primer día que algo así podía sucederte, me hubiese gustado haberte evitado todo esto, pero yo no puedo manejar tu vida, ya eres un adulto.

-No debes sentirte culpable por nada Sirius. Todas las decisiones equivocadas o no han sido mías y, para ser honesto no me arrepiento de nada porque todo lo que viví con Lucius fue maravilloso.

-Puedo comprenderte Harry, a veces caminamos con los ojos cerrados hacia un precipicio y aunque entendemos el peligro no podemos evitarlo.


Harry se quedó muy asombrado al escuchar a Sirius, era la primera vez que su padrino hablaba de ese modo y no dejaba de causarle extrañeza porque siempre había sido un hombre sensato, se preguntó si a Sirius le sucedía lo mismo que a él, ¿se habría enamorado de un imposible?



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