49-Un agridulce final
Los labios de Seto sintieron el cálido tacto de los de Joseph mientras las bocas se abrían más para profundizar el contacto, las lenguas salían a saciar su curiosidad y se abrazaban después de mucho tiempo de no tocarse.
Una mano de Seto acudió a la nuca de Joey y la otra presta a su cintura para hacer sus cuerpos inseparables y sus mentes se fundieron en la sensaciones del momento.
El castaño no estaba preparado cuando el rubio lo empujó contra la pila de piedras que tras él formaba un altar y una de las piernas del melado abrazó las suyas. Las entrepiernas de ambos se rozaron mutuamente mientras el talón de Joseph se apoyaba en la contracara de la rodilla del ojos azules para que las mentadas partes se apretaran más.
Un gruñido gutural salió de la boca de Kaiba mientras sus partes intimas rozaban con atroz fuerza las de Joseph, ni siquiera el dolor que sintió en la espalda cuando esta golpeó contra las duras piedras importaba ahora, incluso el comportamiento poco usual del Joseph que tenía ahora en sus brazos o las palabras sobre desconocidas cosas que había pronunciado antes importaban, solo la sensación de tenerlo de nuevo con él importaba mientras sus manos se movían, primero, para deshacerse de su propia corbata y luego para voltear al rubio y ponerse sobre él. El otro murmuraba palabras que no entendía, cosas como ma leve* o algo así pero lo que importaba es que estaba en sus brazos nuevamente y que lo haría suyo.
Abrió su camisa con dedos ágiles para encontrar las delicadas tetillas del ojos mieles las cuales lamió con fruición mientras sus manos recorrían los costados del melado provocando estremecimientos por sus manos heladas y por como poco a poco estas bajaban hasta su cintura, de pronto el castaño tironeó de la cintura del pantalón y después de unos movimientos bajó este y el bóxer que usaba el rubio.
Ni bien sintió su miembro expuesto Joseph se sintió más desesperado por contacto y a la vez mas expuesto y de pronto los labios de Kaiba abandonaron sus tetillas.
Con los ojos entrecerrados por las sensaciones que de pronto le recorrían de nuevo al tener intimidad con el ojos azules, Joseph miró hacia su barriga para averiguar que había pasado con el otro y atrapó la visión de Kaiba engullendo su prepucio y moviendo sus labios de arriba abajo del aparato masculino mientras lo acaparaba.
El aire escapó de los pulmones de Joey mientras un jadeo se escuchaba y después un…
No… no hagas esto… Seto… no—peticiones que no fueron escuchadas por el CEO que se concentró en darle placer con su boca mientras Wheeler se retorcía de placer bajo su toque.
Deja… ya no…--decía mientras las palabras se atascaban en su garganta gracias a esas increíbles sensaciones que solo con Seto podía sentir.
Por su lado el ojos azules disfrutaba provocando todo eso en Wheeler, el cuerpo que se retorcía bajo él era tan cálido y suave, su piel desnuda era terciopelo para sus manos. De pronto uno de sus hombros fue empujado.
Yo… aléjate… me ven… me vengo—decía desesperado Joseph pero el otro no le hizo caso y cuando se dejó ir Joey vertió su semilla en la boca del castaño, después de un momento que tomó para poder recuperar la respiración el melado fue dado vuelta antes de que siquiera mirara al ojos azules pero mientras era volteado se fijó en esa mirada penetrante suya que lo miraba con evidente lascivia pero había algo más en esos oscuros ojos… ¿…era alguna especie de tristeza? Se preguntó de pronto preocupado mientras Seto con las manos en las caderas de el y de rodillas se preparaba para ingresar dentro muy dentro.
Cuando sus cuerpos se unieron el melado torció el gesto debido a la brusca intrusión pero en seguida su rostro buscó el de Seto y volteó la cara para dar un beso apasionado al que estaba a sus espaldas, pero este beso fue distinto, fue mas lento, con sabor a reencuentro y algo triste, fue pausado, varias veces sus labios se alejaron para luego volver a tocarse, fue decisivo porque el corazón del rubio se paró con cada toque y fue envolvente porque lo sumió en una paz no concebida.
Cada embestida llegó directo a su cabeza poniendo su cerebro en blanco mientras el placer sumía su cuerpo en una deliciosa esclavitud.
Entonces su miembro de nuevo erguido empezó a palpitar como enfebrecido con cada pujante vaivén y cuando ya ninguno pudo más, mientras las manos de Joey no se separaban de uno de los brazos del otro para que sus bocas tampoco se alejaran, ambos se vinieron dejando salir todo de sí, uno sobre el piso y el otro dentro de Joseph.
Ambos se acabaron de vestir, el rubio se sentía mas calmado pero por alguna extraña razón, sus manos temblaban en exceso, tanto que le era difícil trabar el primer botón de su chaqueta.
De pronto unos largos dedos se tornaron sobre los suyos y una voz casi en su oído dijo—Déjamelo a mí—
Cuando Seto vio como el otro le miraba, con esa mirada inquisitiva y a la vez asustada, añadió—No sé que habrá pasado con la gente que mencionas pero lo único que importa es lo que haremos ambos y eso… ya lo tengo decidido—
¿Ah si? ¿Y qué crees tú que haremos?—preguntó el melado sin una pisca de reto como se hubiera pensado por la frase.
Kaiba contestó con la misma tranquilidad—Estar juntos y no dejar que nada nos separe de nuevo—