35-No creo
La cama de Seto ahora lucía un edredón como la nieve pura. Joseph se la quedó mirando un momento antes de que los brazos de Seto lo hicieran voltear y uniera sus labios con los del rubio.
¡No hagas eso más!—le ordenó el castaño.
¿Hacer?—preguntó confundido el otro.
Me miraste de una forma en el pasillo que apenas pude contenerme—le dijo el ojos azules con mirada franca antes de empezar a desvestirlo.
¡Oye yo puedo…!—replicó el otro pero fue callado con unas palabras vehementes.
Si, pero no tan rápido como yo—dijo Seto con sus manos desabotonando su camisa. Sus labios recorrieron el arco del hombro de Wheeler mientras lo llevaba a la cama y sacaba la camisa del otro, tirándola al piso antes de llegar al mueble.
En la cama los cuerpos estaban juntos a más no poder y las manos de Seto una en cada nalga, apretaba, uniendo agónicamente ambas pelvis, las piernas de Joey a cada lado de las suyas mientras se besaban y los brazos del rubio rodeaban su cuello mientras los cuerpos de ambos se frotaban intensamente. Seto arriba, Joey abajo. El calor de la habitación se volvió muy alto, mientras las lenguas de ambos danzaban dentro de sus bocas, los labios machucándose entre si para obtener más presión y después de tanto frenesí el tan ansiado éxtasis.
Seto quería mas, sentía la necesidad de hacer de Wheeler algo suyo y era tan fuerte esa necesidad que lo asustó y queriendo respetar lo decidido por ambos días antes abrió la cama para meter al melado y a él mismo entre las sábanas y viendo al agotado rubio delante suyo, dentro de la suave cama de hilo y plumas sintió deseos de besarlo de nuevo, pero no de una manera apasionada, sino con un beso suave y delicado, lento y no por ello menos amoroso que los anteriores.
Joey sonrió adormiladamente y puso su cabeza contra el pecho del otro que estaba de frente a el pues ambos estaban de costado en la cama. Kaiba lo rodeó con sus brazos y así se durmieron.
La forma de masticar la tostada era francamente ruidosa, los ojos azules le miraban feroces. Joey sentía mucha incomodidad. Seto trataba de ignorar a su hermanito.
¡Me voy al colegio!—dijo en voz alta, levantándose de su asiento con ímpetu mientras agarraba su mochila y la colocaba en un solo hombro. Algo bastante raro en el educado chico.
Que te vaya bien—dijo su hermano mientras miraba la tostada a la que embadurnaba un poco de queso untable y luego levantaba su vista hacia su hermano como si nada estuviera pasando mientras este le devolvía una mirada llena de orgullo herido y pucheros. Sin más que decir el otro se dio la vuelta y se fue.
¿Esto? ¿Esta bien?—preguntó el rubio bajito mientras miraba la puerta por donde había salido el pelinegro momentos antes.
Esto le hará bien. Tiene que aprender que no todo puede ir como él desea—dijo el mayor de los Kaiba con tono maduro.
Joey se lo quedó viendo un momento y luego preguntó--¿Tienes fiebre, cierto?—
El otro lo miró sin volver el rostro ya que estaban desayunando lado a lado--¿En verdad me crees tan idiota?—
¿En verdad quieres que te conteste?—preguntó Wheeler ya que había un variopinto grupo de memorias de discusiones de ambos.
Yo nunca dije que todo tiene que ir como deseo, pero no me rendiré hasta conseguir lo que deseo—respondió el castaño mirando los ojos mieles.
Joey se puso rojo después de mirar unos momentos.
…y en la capital Edo…--decía el profesor.
Joseph no podía concentrarse en la lección.
¿La causa?
Dos orbes azules clavadas en su figura desde dos filas a la izquierda.
Ni bien terminó la lección Joseph se paró y se dirigió al otro y parándose al lado del asiento le preguntó--¿Puedes dejar de mirarme así?—
No—fue la tajante respuesta de Kaiba.
El rubio pestañeó dos veces.
Seto chasqueó la lengua y parándose le agarró la mano y lo arrastró fuera del salón, rumbo al baño.
Se…to—salió de su boca antes de un pequeño gemido, las manos sobre la puerta del cubículo, sobre su hombro la boca de Kaiba mientras una de sus manos acariciaba su desnuda cadera y la otra acariciaba su miembro viril que se erguía ansioso por el contacto, sus nalgas acariciaban sin vergüenza el miembro erecto del castaño que jugaba una danza peligrosa con ellas.
Te pusiste ropa interior de mujer—dijo el ojos azules.
Creo que esperaba que esto pasara y recuerdo… que te gustaba—dijo el algo pícaro pelidorado.
Seto decidió ser sincero y volteó al otro para hablarle con una mano en la cara de este mientras sus cuerpos se tocaban en la parte más delicada, apretaba la cara del otro mientras le decía—No me gustaba, quería humillarte, pero ahora…--después de eso el beso que se dieron fue intenso, los brazos de Seto se arrastraron para abrazar a Joey de manera que no tuviera escapatoria mientras una de las piernas del melado rodeaba la cadera del ojos azules. Sus labios, sus lenguas se abrasaban mutuamente mientras sus pelvis se movían frenéticas buscando el placer máximo.
Ha Jin miraba con una sonrisa la situación que alcanzaba su vista. Por algunas razones había estado ocupado por lo que no había visto antes como había progresado la situación de estos dos. Se veía que algo había entre ellos, era claramente una relación romántica ahora… lo que pensaba ahora es que podía complicar mucho las cosas de ahora en adelante.
“Sólo tú sabes bien quien soy
Y por eso es tuyo mí corazón
Sólo tú doblas mi razón
Y por eso a donde tú quieras voy
No creo que el mar algún día
Pierda el sabor a sal
No creo en mi todavía
No creo en el azar
Sólo creo en tu sonrisa azul
En tu mirada de cristal”
Seto y Joey se sonrieron.
“En los besos que me das
Y en todo lo que digas
Sólo tú sabes bien quien soy
Y por eso es tuyo mi corazón
Sólo tú doblas mi razón
Y por eso a donde tú quieras voy
Si hablo demasiado
No dejes de lado
Que nadie más te amará así
Como lo hago yo
No creo en Venus ni en Marte
No creo en Carlos Marx
No creo en Jean Paul Sartre
No creo en Brian Weiss
Sólo creo en tu sonrisa azul
En tu mirada de cristal”
La forma en que se miraban era intensa, tanto que todos los del lugar podían ver en la mirada de la cantante que le cantaba esa canción a alguien especial.
“En los besos que me das
Y hablen lo que hablen
Sólo tú sabes bien quién soy
Y por eso es tuyo mi corazón
Sólo tú doblas mi razón
Y por eso a donde tú quieras voy
Si hablo demasiado
No dejes de lado
Que nadie más te amará así
Como lo hago
Quiero ser tu firmamento
De tu boca una canción
De tus alas siempre ser el viento
Tu terrón de sal
Un rayo de sol
Que a donde digas que tú
Quieras que yo vaya voy
Eres mi desliz, mi país feliz
Mi primavera
Mi escalera al cielo si
Por eso sigo aquí y camino
Contigo a tí nunca podría decirte que no
Sólo tú sabes bien quien soy
Y por eso es tuyo mi corazón
Sólo tú doblas mi razón
Y por eso a donde tú quieras voy
Tu terrón de sal
Un rayo de sol
Que a donde digas que tú quieres
Que yo vaya voy
Eres mi desliz, mi país feliz
Mi primavera
Mi escalera al cielo
Si hablo demasiado
No dejes de lado
Que nadie más te amará así
Como lo hago yo”