Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Enredados por AniBecker

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo XII

Los meses fueron pasando y, después de ir quedando día tras día, Himuro había conseguido que Izuki lo aceptara, aunque no había sido nada fácil. Tuvo que luchar contra las inseguridades del pelinegro, contra su familia que lo obligaba a casarse con el alfa que lo marcó, y encararse precisamente con el chico Hyuga, quién, teniendo a su omega destinado, su orgullo de macho alfa no le permitía dejarle a Izuki al del lunar.

Con su familia no tuvo muchos problemas, Himuro Hiro, su padre, aunque era beta cómo él, lo entendía perfectamente, porque en su juventud, se enamoró de una chica omega, la cual, gracias a su insistencia y al amor que se profesaban, es quién es su esposa y su propia madre.

Incluso aceptaron a Izuki, aunque estuviera marcado. El chico se sinceró con ellos, contándole que no estaba marcado por consentimiento propio, y cómo fue que pasó. Los señores Himuro, lo aceptaron y apoyaron, dándole la bienvenida a la familia, y ahora, que se habían venido de Los Ángeles a vivir en Japón por un puesto en la empresa Kagami que le ofrecieron, el pelinegro vivía con ellos, debido que al enfrentar a su familia debido a la ruptura de ese matrimonio que no quería que se llevara a cabo, rompió todo tipo de contacto.

Lejos de sentir tristeza, se sintió aliviado, porque desde que se enteraron que era omega, lo habían criado metiéndole en la cabeza a que tenía que encontrar a un alfa, casarse, tener hijos y dedicase a su casa.

Con su nueva vida, por fin podía decir que se sentía feliz, se sentía amado y querido, protegido y se veía que para Himuro no había nadie más que él, aunque no quitaba que a veces, el de Yosen se sintiera algo inseguro de que el base lo dejara por su alfa destinado si apareciera.

Pero sus miedos se incrementaron cuando llegó el celo de Izuki, celo que nunca había pasado junto a él, ya que hacía poco que se había ido a vivir con él. Tenía miedo, de que, al ser un beta, no pudiera satisfacerle como un alfa, además, de que sólo el alfa que lo marcó, podría satisfacerlo.

Un aroma a jazmín inundaba todo el apartamento que compartía con el cinco de Seirin, aroma que, aunque fuera beta, podía percibir levemente. Entró a la habitación principal, encontrándoselo en la cama, mientras se estremecía de dolor, con las mejillas sonrojadas.

—Shun, ¿te encuentras bien?

—Tatsuya… —gimoteó, incorporándose en el colchón—… me duele, por favor… —extendió sus manos, incitándolo a que se acercara a él.

—Pero Shun, yo… —el otro lo calló con un dedo sobre sus labios.

—No pienses en eso, sé lo que piensas que no estarás a la altura de darme placer como un alfa, pero eso es una tontería, porque yo sé que no tiene nada que ver con ser alfa o no. Yo te quiero a ti, y quiero estar contigo.

—Pero… y si… —volvió a callarlo, pero esta vez con un beso, a la vez que lo hacía tumbarse en la cama, y él, posicionándose encima.

—Tatsuya, por eso mismo, es porque sé que lo que hagas, lo harás de verdad, porque al no ser un alfa, no te sentirás atraído por mis feromonas, y si me besas, es porque quieres, y si te acuestas conmigo, es porque me quieres hacer el amor.

No respondió, porque lo besó, afianzando sus manos en las caderas ajenas. Se dejó llevar, dejando atrás sus dudas y temores, y le quitó las pocas prendas que portaba. Él, por mucha fama de mujeriego que tuviera, no había estado con nadie en estas circunstancias, y el pelinegro su única vez había sido en aquella ocasión que quiso borrar de su mente, pero sí era la primera vez estando juntos.

No entendía por qué se estaba sintiendo embriagado por el aroma a jazmín, si él era un simple beta, pero pensó que se debía por la atracción que sentía por él, porque lo quería.

Pero cuando justo pensaba que la situación no podía ir en mejor camino, acariciando su cuerpo a la vez que las prendas desaparecían, el pelinegro sintió algo en él, que hizo que actuara en contra de su propia voluntad, dándole un manotazo a la mano contraria.

Los ojos grises de Tatsuya lo miraron sorprendido por ese rechazo, pero los otros orbes grises lo miraron con desesperación y culpa.

—¡Lo siento, lo siento! Yo… no sé por qué he actuado así, ¡de verdad, Tatsuya, lo siento! —se disculpó casi al borde del llanto—. No entiendo por qué yo… no quería rechazarte, lo juro.

—Tranquilo… —murmuró, sin mirarle a la cara—… desde el principio temía que pudieras hacer eso, pero al ver que iba bien la cosa, no pensé que al final me rechazaras.

—¡Pero no fui yo! En serio, yo quiero esto tanto cómo tú, ¡no entiendo a mi cuerpo! —gritó, con desesperación.

—Se debe porque estás marcado —el ojo de águila lo observó atento—, si un omega está marcado y lo toca otra persona que no sea ese alfa, inconscientemente su cuerpo lo rechaza.

—¡Pero a mí no me importa esta maldita marca! ¡Yo quiero hacerlo contigo! Tú sabes que yo no quiero estar con Hyuga, ni que… —el del lunar no le dejó terminar.

—Ya sé que no lo hiciste a propósito, pero hacerlo con otra persona que no sea Hyuga... —apretó con fuerza la sábana, en su puño, con frustración—… te hará sentir mal…

—¡Me da igual! En mi vida quisiera hacerlo con él, sólo quiero hacerlo contigo y, aunque esta estúpida marca te rechace, mi corazón no. Por favor, continúa…

Himuro no contestó, y con una media sonrisa, continuó con lo que estaba haciendo. En esta ocasión, el ex cinco no lo rechazó, pero sí empezó a sentirse mal, hasta el punto de vomitar.

—¿Ves? Te encuentras más, Shun, lo mejor es que paremos. No quiero que te sientas así —dijo con voz triste.

—¡Que no! —volvió a exclamar—. Estoy bien, de verdad, continúa.

—¿No ves que esa marca no quiere que aceptes a nadie más que el alfa que te mordió? —respondió, con los ojos cerrados. Sentía demasiada frustración.

—Por favor, demasiado tengo con estar marcado de por vida, no hagas que también me limite a quién aceptar. Haz que todo esto desaparezca.

—No puedo hacerlo, la marca no va a desaparecer nunca. Es un lazo de por vida.

—¡Eso ya lo sé! Pero haz que lo que siente mi corazón borre ese maldito lazo que no quiero, por favor —suplicó.

El mayor no respondió, sólo empezó a hacer lo que el otro le suplicó. Las caricias empezaron a quemar, e Izuki se sentía cada vez más desesperado porque su cuerpo sintiera todo lo que Himuro pudiera darle.

—Tatsuya, por favor… date prisa… —suplicó.

—Espera un momento, tengo que ir por un…

—No, no te preocupes, no pasará nada.

—Pero Shun, estás en celo, sería jugárnosla demasiado —dijo con sensatez el del lunar. El base desvió su mirada, no quería tampoco herirle por lo que quería responderle.

—Un… un beta no puede embarazar a un omega tan fácilmente, sólo podría ser por inseminación artificial y con un tratamiento previo.

—Ya lo sé… —murmuró, desanimado. No es que quisiera tener hijos a esa edad, ambos estudiando aún, pero también le dolía que ni para eso, cómo beta, sirviera.

—Hey, mírame, no lo dije para herirte, sólo para decirte que no pasará nada. Te repito que es una tontería regirse por las normas alfa-omega, ¿está bien? Sólo quiero que me hagas tuyo.

—Y yo hacerte mío —murmuró sobre los labios ajenos, para seguir con un beso demandante y fogoso, pero, sobre todo, lleno de amor y, entre te amos susurrados, se abandonaron al placer y al verdadero amor.

Cuál fue su sorpresa, semanas después, que le daban la noticia de que iba a ser padre. El pelinegro en frente de él, con los ojos vidriosos y la mirada agachada, le decía con temor que se encontraba embarazado.

—¿Qué…qué es lo que has dicho? —preguntó, por segunda vez.

—Yo… yo… —susurró entrecortadamente, nervioso, pensaba que se pondría a llorar en cualquier momento—. Es que yo… ya sé que la culpa es mía, pero…

—Hey, Shun, no es sólo tu culpa, yo también tengo que ver. No estoy enojado, sólo estoy sorprendido, se supone que es algo muy difícil que pudiera llegar a pasar —lo abrazó, mientras el cinco no pudo evitar llorar.

—Pero yo dije que no pasaría nada… y pasó…

—Ya, tranquilo, ya, todo va a estar bien. Esto es cosa de los dos —se separó, para posar ambas manos en el rostro ajeno—, yo te apoyaré en todo.

—Tus padres, después de la confianza que pusieron en mí, ¿cómo me verán ahora? Pensarán que lo hice a propósito.

—Deja de decir cosas incoherentes, eso no va a pasar, sólo se alegrarán por ser abuelos —sonrió, con tranquilidad.

—¿Y las clases? Oh, Dios, ¿y la universidad? Entramos este año…

—Nos apañaremos. Mira a Kasamatsu y Kise, ellos también están en esta situación y siguen con sus estudios —el ojo de águila sonrió al recordar a sus amigos.

—Es cierto, sólo le quedan dos meses. ¿Estás entonces conmigo en esto?

—Estamos juntos en esto —le besó, y después le abrazó. Se habían aventurado por la senda de la paternidad, y apenas estaban comenzando, les quedaban mucho camino aún por recorrer.

..

Se sentía avergonzado, y muy nervioso. ¿Cómo terminó por aceptar la loca idea de su novio de ser modelo de maternidad? Sólo pensar que tanta cantidad de gente lo vería en su situación y luciendo esas ropas, le hacía plantearse mejor el porqué de aceptar ese comercial.

Todo el camino hasta la agencia dónde trabajaba Kise se le había hecho lo más corto que había imaginado nunca, sin percatarse de que llegaron a su destino hasta que el rubio le indicó que debían bajar del taxi.

Nunca antes había estado en la agencia, y para él era un lugar bastante grande y, por así decirlo, normal. Le daba la impresión de estar en un edificio de oficinas, aunque se veía que era lujosa.

Subieron hasta el décimo piso, y la recepcionista del lugar saludó al siete de Kaijo en cuanto lo vio. Con demasiada alegría, para el gusto de Kasamatsu.

—¡Kise-san! Hoy no tienes ningún comercial agendado, no esperaba verte por aquí —hasta el tono de voz de la mujer le hacía que le pitaran los oídos.

—Así es, hoy es mi día libre, pero no vengo por mí —señaló, con una sonrisa, al pelinegro—, él es mi pareja, Kasamatsu Yukio, él es el que tiene un comercial —la sonrisa de la recepcionista desapareció de repente al ver su vientre.

—Ah… es cierto —trató de disimular su sorpresa—, aquí está agendado, es en el estudio cinco. Y… enhorabuena, ya mismo serás papá.

—Gracias —le dedicó una sonrisa, para después disculparse para ir al lugar indicado. Que el modelo juvenil Kise Ryouta vaya a ser padre, era una noticia que no se esperaba, más porque al ser bastante conocido, no se había aún filtrado la noticia, seguro que hoy mismo, saldría a la luz.

—Kise-kun, te estábamos esperando —habló nada más entrar en ese estudio un hombre de no más de treinta años—, bienvenido, ¿es tu primera vez cómo modelo? —le preguntó a Kasamatsu, quién asintió avergonzado.

—Así es, es su primera vez —afirmó el rubio.

—Bien, tú no te preocupes, no te sientas cohibido ni avergonzado, no vas a mostrar nada que no quieras —empezó a explicar el hombre—. Me imagino que Kise-kun te habrá explicado un poco de qué va el comercial, ¿no? Bien, perfecto, ven por aquí.

Le presentó al resto del equipo, maquilladora, estilista, fotógrafo… y después le indicó qué era lo que tenía qué hacer. Se sorprendió cuándo le dijeron que no tenía que modelar y posar con ropas de maternidad, ya que se trataba de un comercial para una clínica de maternidad.

Sólo debía sentarse en el lugar que le indicaron y cómo tenía qué posar. Aunque no tenía que llevar ropas que él imaginó en su cabeza, le avergonzaba la idea de posar sólo con su ropa interior.

Se tenía que colocar en un banco debajo de una ventana, sentado, apoyado en la pared, exponiendo su vientre con sus manos sobre él, con una mirada tierna puesta sobre éste.

Se sentía nervioso, pero para su suerte, no se tardó mucho el comercial, sólo debía posar algunas veces más de distintas maneras, ya que la clínica de maternidad había contratado varios comerciales para promocionarse.

—¡Y con esto terminamos! —exclamó contento el publicista—. Genial, ha quedado todo genial, ¿en serio era tu primera vez modelando, Kasamatsu-kun? ¡Cualquiera lo diría! Has estado muy desenvuelto.

—Parece que está hecho para esto, igual que Kise-kun —intervino con una risilla la maquilladora.

—Uhm… se me estaba ocurriendo una idea fenomenal. Ya sé que el cliente quería este tipo de imágenes, pero una dónde saliera Kise-kun contigo quedaría mil veces mejor, cómo que con eso transmitiríamos más —miró a su fotógrafo, que asintió—. Está claro que no es tu sesión, nosotros correríamos con los gastos de tu sesión, ¿qué me dices, Kise-kun?

—Aunque es mi trabajo, no pienso cobrar en esta ocasión, porque saldría con Yukiocchi.

—Entonces, ¿eso es un sí? —preguntó, esperanzado—. ¡Fenomenal! Esto va a quedar demasiado bueno. Bien, entonces ve a que te maquillen, y que te cambien de ropa.

Ryouta obedeció y fue a que le maquillaran un poco y le cambiasen la ropa. Después, se colocó cómo le indicaba el publicista y el fotógrafo. En una de ellas, él se agachaba delante del pelinegro, que nuevamente se encontraba sentado en ese banco debajo de la ventana, posando sus manos en el vientre ajeno, a la vez que sonreía con ternura y amor, besando la barriga. Kasamatsu sólo debía sonreír de la misma forma que anteriormente. Y en la otra, Kise lo abrazaba por la espalda, tocando la piel tirante del vientre, y el de ojos zafiro con sus manos sobre las ajenas.

Al ser una pareja de verdad, se veía mucho más natural y real, transmitiendo amor infinito hacia esa nueva vida.

Al salir, se encontraron con una modelo de la agencia, rubia, de cabello rizado y largo, ojos color verdes y buenos atributos que, en cuanto vio a Kise, se abalanzó sobre él. El blondo se la trató de quitar de encima, pero la chica apretó su agarre.

—¡Ry-chan! No sabía que venías hoy, qué alegría de verte.

—Eh… Miyu, me estás ahogando… —fijó su vista en Kasamatsu, quién tenía cara de pocos amigos—… esto… Miyu… te presento a mi pareja, Kasamatsu Yukio.

—Oh —la mirada despectiva de la chica no pasó desapercibida por ninguno de los dos, más aún, cuándo se fijó en su vientre—. ¿Es que vas a ser padre, Ry-chan?

—Así es, será nuestro primer hijo —respondió, con orgullo.

—Pero ¿estás seguro que es tuyo? —esa pregunta le cayó como una patada en el hígado, e iba a responder, pero Ryouta se adelantó.

—Por supuesto que sí es mío, ¿a que soy la persona más afortunada del mundo? —dijo con una sonrisa, consiguiendo soltar el agarre de la modelo y abrazar a su pareja.

—Pues eres demasiado joven para ser padre, si aún estás estudiando…

—Ya lo sé, pero es una bendición y mi mayor alegría, no me importa estar estudiando aún ni tampoco mi edad.

—Kise-san, ya sé que vas de salida pero ¿puedes venir un momento y así agendamos unas citas de la semana que viene?

—Claro, ¿me acompañas? —le preguntó a Yukio, no quería dejarlo solo con la modelo.

—No te preocupes, te espero aquí.

—No tardaré —echó su mirada a Miyu, quién sonreía al ver que se quedaba a solas con él.

—Bueno… así que… atrapaste a Ry-chan con tu embarazo… parece que es algo muy típico de los omega, por lo que se ve.

—Y muy típico de los beta, ser unos envidiosos —se cruzó de brazos, molesto.

—Ser envidiosos… ¿de qué? ¿de ti? No me hagas reír, por favor. No quisiera ser un omega, todos son unas zorras.

—No te hace falta ser omega para ser zorra, porque mírate, para ser beta eres una zorra de las buenas —le sentó tan mal ese comentario, que levantó su mano para golpear a Kasamatsu, que paró con buenos reflejos.

—Hey, ¿qué pretendes, pegar a una persona embarazada? Aparte de zorra, rastrera.

—Sólo has conseguido atar de momento a Ry-chan, hasta que se le pase el momento del padre del año, pero después verá que no merece la pena estar con un omega como tú, y os abandonará por una mujer, porque a Ry-chan siempre le han gustado las mujeres, ¿sabías?

—Pues para gustarles, bien que está conmigo, en vez de contigo —sonrió, con sorna, acercándose a ella para poder hablarle al oído—, y te digo yo que, aunque quisieras tener su pene dentro de ti, te informo que sólo ha entrado dentro de mí. Su primera vez fue conmigo, ¿lo sabías?

La rubia iba a contestar, de lo molesta que le había puesto esa contestación, pero en ese momento llegó Kise.

—¿Todo bien entre los dos?

—Sí, todo bien, ¿regresamos a casa ya? Me siento cansado —posó ambas manos en el rostro ajeno y lo besó, correspondiéndole el rubio, para más molestia de la modelo.

—Claro, vamos —lo tomó de la cintura—, nos vemos, Miyu.

—No cantes victoria tan pronto, no me importa que te haya marcado, o estés esperando un hijo… no me pienso dar por vencida, Kise Ryouta, será mío —murmuró, para después ir hasta el estudio que le tocaba realizar su sesión de fotos.

La clínica cliente del comercial que hicieron, se quedó completamente contenta y satisfecha por ese plus extra en sus comerciales, que por supuesto colocaron. En agradecimiento a esas fotografías tan hermosas, contactaron con ellos para pedirles que todo lo que quedaba de embarazo, y el momento del nacimiento y revisiones posteriores del bebé, fueran a su clínica, claro está, de forma gratuita.

Y, en una de esas visitas a la clínica para su revisión, su mundo se tambaleó. En una de las revistas que se encontraba en la sala de espera, encontró algo que no le gustó para nada. Justo en la portada, encontró una fotografía de Kise junto con una mujer rubia, que reconoció rápidamente. A ambos los habían fotografiado saliendo de un hotel. ¿Qué significaba eso? Además, se atrevían a nombrarlo, diciendo que, el modelo, teniendo a su pareja omega y esperando a un hijo, se atrevía a tener una aventura con esa mujer beta.

Takao, que había acompañado al pelinegro debido que el siete de Kaijo no podía por trabajo, lo miró con preocupación, cuándo se percató cómo soltaba de mala gana dicha revista sobre la mesita de cristal de la sala de espera.

—¿Qué pasa, Kasa-chan? —preguntó, y el nombrado le indicó con la cabeza que la tomara y echara un vistazo—. Espera… esto no tiene por qué significar nada.

—Ah, ¿no? ¿Y entonces, qué se supone que significa?

—Es imposible que Ki-chan haya hecho algo así, tiene que haber una explicación de todo esto, no saques conclusiones sólo por una cochina fotografía. Recuerda, él es modelo, a los periodistas del corazón le encantan este tipo de cotilleos y fotos, para sólo sacar chismorreos falsos sobre famosos —explicó el ojo de halcón.

—De todas maneras, me va a tener que explicar muchas cosas —respondió, molesto.

—Bueno, cálmate, no es bueno ni para ti ni para el bebé. Ahora sólo piensa en la revisión y luego ya hablas con calma con él cuando llegues a casa.

En seguida llamaron al mayor para que entrara a su consulta, olvidándose por lo menos, de esa noticia, disfrutando del momento de ver a su pequeño por el monitor y saber que crecía saludablemente.

Una vez llegó a casa, después de que Takao le acompañara diciéndole que era para quedarse tranquil de que no le pasara nada en el camino de vuelta, se encontró con que Kise aún no había llegado.

Esperó con impaciencia hasta que su pareja llegó y, aunque el otro fue hasta él de lo más feliz, fue recibido por un buen golpe.

—¡Yukiocchi! Pero ¿por qué me pegas? Eso duele —lloriqueó el rubio.

—¿Todavía tienes la decencia de preguntarlo?

—¿Qué quieres decir? No entiendo nada. Si es porque no pude acompañarte a la revisión, te pido mil veces perdón, sabes que no me quería perder por nada la revisión, pero no podía posponer mi sesión para otra hora o día.

—No me refiero a eso, y lo sabes —le estrelló en el pecho la revista—. ¿Qué mierdas es esto? —Kise miró la revista, y soltó un suspiro de resignación.

—Ya me había enterado de esto… ¡Pero puedo explicarlo, Yukiocchi, lo juro! Esto es un robado.

—Un borrado, ¿qué estupidez es esa?

—Eso es cuando los famosos, suelen contratar a un fotógrafo para que los fotografíen de forma que se malinterprete la situación. Sabes que yo no estoy interesado en Miyu ni en nadie más que no seas tú.

—A ver, Ryouta, te conozco a ti, y además sé de qué palo va esa tía, pero es que esta fotografía parece muy natural que me hace dudar.

—Es que salíamos del hotel, de haber tenido una reunión con nuestros representantes y unos clientes. A mí nunca me había caído bien, es una modelo que está obsesionada conmigo, eso ya lo sabes, por lo que utilizó ese momento para hacer creer que salíamos de un hotel de uno de nuestros supuestos encuentros. ¡El fotógrafo fue contratado por ella!

—No sé por qué no te creo. Puedes estar inventándote de que ella lo preparó todo, porque te he descubierto.

—¿No me crees? ¿No confías en mí? ¿Alguna vez te he dado algún motivo para que desconfiaras así de mí? —preguntó, con tono dolido—. Sabiendo como es ella y conociéndome a mí, no me puedo creer que desconfíes así. No me esperaba esto de ti, Yukio.

Yukio… ¿alguna vez lo había llegado a llamar así? ¿Sin agregar su -cchi? Ahí supo que había herido los sentimientos de Kise.  

—Ryouta, espera, yo… —el rubio lo interrumpió.

—¿Puedes… dormir en la otra habitación? Quiero estar solo —para después, cerrarle la puerta justo en la cara al otro.

Había sido muy injusto con él, desconfiando de esa manera, con todo lo que el rubio había hecho por él, y todo lo que le había demostrado. Además, conociendo a esa modelo, y habiendo tenido aquella conversación días atrás con ella, ¿cómo podía desconfiar así de Ryouta por esas supuestas fotografías?

Había sido un imbécil y celoso, no había creído en el amor que le tenía el rubio, y ahora, le había hecho daño.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).