Victor y Yuuri estaban nerviosos. El ruso había estado llorando por un largo rato, sin saber realmente que iba a pasar.
Agradecían enormemente la visita que Christophe y Emil, junto con el pequeño HongJi, habían hecho a su casa unas semanas antes, si no, no sabrían que hubiera pasado de no ser así.
HongJi, de ahora siete meses, había comenzado a llorar porque necesitaba un cambio de pañal, al igual que Yuri, que ahora tenía tres meses. Victor y Chris se levantaron y tomaron a sus respectivos cachorros, dirigiéndose a la habitación del ruso, acostando a ambos bebés en la cama y proceder a cambiarles el pañal.
Victor había desvestido a Yuri, que ya había parado de llorar, mientras él se acercaba a la cómoda y sacaba el pañal nuevo, las toallitas y el talco, regresando para comenzar a quitarle el pañal sucio. Christophe estaba acariciando la cabecita de Yuri con una mano mientras que con la otra daba suaves palmadas en la pancita de su propio hijo.
- Vic… -Chris le habló, quien ya había terminado de cambiar el pañal de HongJi.- ¿Ya notaste que Yuri tiene la pancita un poco ladeada? -Victor lo miró sin entender, dirigiendo la mirada a su bebé.
- No veo nada…
- Mira. -El de ojos verdes desabrochó de nuevo la ropa de HongJi, dejando expuesta su pancita.- Si la comparas con la de Yuri, Yuri la tiene un poco ladeada.
Victor se asustó, era verdad, no era muy visible a simple vista, pero comparándola con la del hijo de su amigo, se apreciaba más. Le cambió el pañal con rapidez, mientras Yuri hacía gestos de volver a llorar.
- ¿Le hablaré al pediatra? -Preguntó inseguro. Su suegra ya había regresado a Japón, así que ahora se las apañaban Yuuri y él solos.
- Creo que es lo mejor. También… Noté que Yuri llora y se calma rápido, se pone un poco morado cuando continúa llorando… -Chris le volvió a contar.- Es como si se cansara de llorar.
Con todo eso, Victor ya era una bola de nervios. Tenía miedo de que algo le pudiera pasar a su pequeño cachorro.
- Le hablaré en este instante. ¿Puedes llamar a Yuuri? -El alto asintió, saliendo de la habitación para llamar al de lentes, que llegó unos segundos después.
- ¿Qué pasa Victor? -Se acercó a su esposo, quien ya estaba un poco temblorino mientras sostenía el teléfono contra su oreja.
- Necesito contactar al dr. Clark, es urgente. -Yuuri se asustó cuando su esposo dijo que era urgente, dirigiendo rápidamente la mirada a su hijo, quien jugaba con sus pequeñas manos.
- ¿Qué pasa? -Se desesperó un poco, volteando a ver a Chris.
- Parece que Yuri tiene problemas de salud…
- ¿Problemas de salud? Pero si siempre dicen que es un niño muy sano. -Se acercó a la cama y tomó en brazos a su hijo, que se movió un poco.
- Notamos que tiene el estómago un poco ladeado, además se pone un poco morado cuando llora mucho. -Chris tomó a HongJi, quien miraba muy atento a Yuri.
Victor salió de la habitación para contarle los problemas al pediatra de su hijo, sacando una cita para ese mismo día.
- Yuuri, prepara el auto, tenemos que llevar a Yuri al hospital con el pediatra. -El nombrado asintió, pasándole el bebé a su esposo, dirigiéndose a hacer lo que le había pedido.
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El diagnóstico ya estaba hecho, Yuri tenía problemas en su pulmón izquierdo. Una parte del órgano no se desarrollaba como debía, provocándole problemas respiratorios, su corazón se había volteado y sus demás órganos estaban movidos de lugar por la inflamación del pulmón. Lo tenían que operar con urgencia o la vida de su cachorro corría peligro.
Yuuri y Victor rápidamente aceptaron, preocupados por el hecho de que algo malo pudiera ocurrirle a su bebé, más al escuchar que involucraba su pequeño corazón.
Y ahora se encontraban en la sala de espera, Yuuri caminaba de un lado a otro mientras que Victor mantenía los ojos cerrados. Ya tenían horas desde que habían metido a cirugía a su hijo y nadie salía a decirles nada.
El alfa percibía la preocupación de su omega, así que se acercaba a él para abrazarlo y reconfortarlo, liberando feromonas para lograr lo que deseaba. Pero sólo servían unos cuantos minutos.
Después de un par de horas más, el doctor salió a buscarlos, quitándose los guantes.
- La operación fue exitosa, pudimos extraer la parte dañada de su pulmón, la parte sana se extendió, pero eso no quiere decir que vaya a tener la misma capacidad que el derecho. Lo grapamos, así que Yuri no podrá hacerse estudios que impliquen resonancia magnética, puesto que esto podría arrancarle las grapas y provocar una hemorragia interna. Su corazón se enderezó y sus órganos volvieron a su lugar. -Los dos escuchaban al doctor, mientras Victor soltaba algunas lágrimas, su bebé había salido bien de la cirugía y eso era lo que más le hacía feliz.- Necesitamos que encuentren gente para transfusión de sangre, perdió un poco durante la operación, lo mantendremos en su habitación bajo estrictos cuidados intensivos.
Los dos asentían ante cada cosa que el doctor decía.
- ¿Cuándo van a regresar a Yuri a su habitación? -Yuuri preguntó, quería ver ya a su cachorro.
- En una media hora lo subirán. Señores Katsuki, lo que verán no será fácil, el bebé estará conectado a muchas máquinas, además… La herida de la operación puede que sea muy fuerte para ustedes, ya que abarca desde el pezón izquierdo hasta la mitad de su espalda. -Advirtió el doctor, haciendo que ambos asintieran de nuevo.
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Ambos ya estaban en la habitación de su hijo cuando lo llevaron. Una vez solos los tres, Victor soltó un sollozo, su pequeño cachorro tenía su pechito lleno de cables que estaban conectados a máquinas, sólo estaba vestido con su pañal y en sus manos tenía sus guantes, estaba dormido, se veía tan tranquilo.
- Tranquilo Vitya, Yuri es fuerte y va a luchar para mantenerse con nosotros porque nos ama y sabe que nosotros lo amamos más que a todo… -Yuuri se acercó a su pareja, abrazándolo con cuidado por la espalda, haciéndolo girar después para darle un beso en la frente y que llorara abrazado a él.
- Me duele verlo así… -Murmuró contra el cuello de su esposo, sintiendo como su amado asentía.
- También me duele verlo así, cariño…
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Unos días después de que trasladaron a Yuri a su habitación, tuvo un pequeño ataque, donde los doctores tuvieron que sacarlos de la habitación para atender al bebé, pero había salido bien y todo había sido un susto nada más.
Yuuri había salido por ropa para Victor, su omega no se había querido separar del cachorro ni para ducharse, alegando que mejor lo haría en el baño de la habitación para estar al pendiente del bebé.
Así que ahora estaba de regreso, con la ropa para su esposo y unos regalitos para su hijo. Entró y vio a su esposo dormido en el sofá, así que sin hacer ruido dejó la mochila y se acercó a su hijo, que estaba despierto, mirando fijamente el techo, hasta que se acercó él. Llevaba un globo, el cual amarró a la cuna, provocando unas pequeñas risitas en su bebé, haciéndolo sonreír a él. Con cuidado, colocó un suave peluche de tigre entre las manitas de Yuri.
- ¿Te gusta, cariñito? -Preguntó después de escuchar los sonidos que él hacía, tomándolo como un sí.
- ¿Yuuri…? -Susurró Victor, enderezándose en el sofá para ver a su esposo, notando el globo que flotaba en el aire y como Yuri estaba entretenido con un peluche entre sus manos.- ¿Trajiste regalos para Yuri? -El japonés asintió, ganándose una sonrisa.
- Parece que hicieron feliz a nuestro hijo, está muy entretenido.
Ambos asintieron.
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- Yuri podrá irse a casa ya, la operación le dejará una enorme cicatriz. En cuanto a llevar una vida normal, podrá hacerlo, podrá hacer ejercicio, eso ayudará a fortalecerse. -Todas las indicaciones que el pediatra les daba, los dos asentían, atentos.
- Muchas gracias dr. Clark. Nos vemos en las citas mensuales para que revise a Yuri.
Se despidieron y salieron del hospital, dirigiéndose a su hogar.
La cicatriz siempre les recordaría lo que habían tenido que pasar, cuando su hijo se había debatido entre la vida y la muerte.
Y, de nuevo, siempre estarían agradecidos con Chris y Emil.