Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Singularidades por Dtzo

[Reviews - 37]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

.w. io sé que llevo mucho sin actualizar este bello bebé pero aquí sigo uwu no lo abandono.

Una de sus partes favoritas del día era cuando se ocultaba el sol y su lugar preferido para verlo era al borde del precipicio, tomaba dos mantas; una con la cual abrigarse una vez caída la noche y otra para sentarse en el piso que tenía algunas partes de tierra y otra de hierba seca, un termo con té y esa costosa cámara digital que se había comprado con sus ahorros de medio tiempo en la única cafetería del lugar.

Tomó un gusto por la fotografía, un hobbie tras mudarse con su abuelito una vez terminado el bachillerato. Decisión que no fue cuestionada por sus padres y con una afirmativa lo dejaron ir con la condición que no fuera un holgazán. El pequeño hobbie de Yugi terminó por volverse un segundo trabajo, las fotografías que tomaba a diestra y siniestra resultaron ser bien apreciadas por los turistas así que las comenzó a vender como postales.   

Así que ahí estaba, sentado de nuevo al borde del risco frente a la inmensidad del viento y el mar, con la mirada en el horizonte esperando por ese brillante y fogoso tono rubí en cuanto el sol se fundiera en la lejanía sobre la línea en que el cielo y el mar se unen. Eran momentos inigualables por la tranquilidad y ansiedad que le afloraban en el pecho cada ocasión, que lo hacían sentir vivo y con la capacidad para hacer todo lo que se propusiera.

Una vez oscurecía y las nubes se cernían densas en el cielo, era momento de regresar a casa no sin antes hacer las compras para la cena.

En los tres años que llevaba de su nueva vida relativamente campestre, el lugar se había poblado un poco más haciéndola un destino turístico que era conocido gracias a la noticia que corrió como pólvora cuando un excéntrico millonario extranjero se instaló en la localidad adquiriendo un terreno en el cual mando construir una bella y modesta edificación de mármol pulido, en donde habitaba y rara vez se le veía paseando con ese fino bastón que usaba para trasladarse en sus paseos al lado de sus sirvientes y de vez en cuando con su mascota de dálmata.

Se rumoraba que era un escritor famoso, un pintor, un artista jubilado, etc., sin embargo nadie sabía realmente nada al respecto, ni su nombre o nacionalidad, ni siquiera su edad, pues las facciones de su rostro eran discretas a las miradas curiosas, más la condición de su cuerpo asemejaba a un hombre de tercera edad con problemas en la rodilla izquierda. Moreno, alto y reservado, todo el misterio que embargaba el dueño y su nuevo hogar era motivo por el cual viajaban principalmente los adolescentes los fines de semana a pasar la noche y averiguar más sobre la celebridad. Sobre todo el rumor de que desde entonces sucedían cosas extrañas en las zonas boscosas del lugar, historias sobrenaturales y de terror. Desde entonces también aprovecharon la oportunidad de abrir locales con el mismo toque retro que tanto atraía a la gente, así que ya eran tres incentivos para viajar a conocer la tranquilidad del lugar, escuchar sobre las historias y, si tenían suerte, conocer aquella figura misteriosa.

Para fortuna y oídos de Yugi durante sus turnos de la noche, cuando más aglomerada se encontraba la cafetería, escuchaba uno que otro relato acerca de la extraña figura o de sombras que deambulaban en el bosque apenas oscurecía. El tono en que lo decían era entre burlesco y serio, se sabía que la mayoría sólo eran mentiras pero a unos cuantos comensales se les escuchaba jurar por su vida que no sólo había sombras sino el retumbar de cascos sobre la tierra, otros también daban testimonio sobre que era un enorme andaluz negro. Ya eran contados quienes inventaban ya cosas descabelladas como que el extranjero era un vampiro o inclusive hasta un hombre lobo y que con él vivía una súcubo.

La versión que más dejaba a Yugi con un ligero cosquilleo en el estómago era la de las sombras en el bosque, peculiarmente por una vieja anécdota que entre más pasaban los días más parecía haber sido un sueño que algo real. Y no sólo eso, toda la cascada de acontecimientos que habían sucedido desde la primera vez en que fue a vivir con su abuelito se desvanecían de su mente como un mal sueño, así como la conciencia de sus habilidades.

- ¿Entonces?

- ¿Eh?

-Sigues soñando despierto ¿eh?

Sacudió enérgicamente la cabeza para centrar bien sus ideas, era cierto que últimamente había estado papando moscas, era ya algo cotidiano el terminar con la vista perdida en algún punto de donde se encontrara y quedarse inexpresivo alrededor de un minuto hasta que algo o alguien le hacía alguna señal para reaccionar, y ese alguien era Ryo. Quien casi a diario le iba a visitar antes de que terminara su turno en la cafetería, cuando Yugi sólo tenía que terminar de pulir la cristalería. Le daba un escalofrío ver a su amigo tan distraído con un vaso de cristal en la mano.

-Lo siento, Ryo. Me he perdido.

-No me digas, no es la primera vez que te veo así ¿Todo bien en casa?

-Sí, todo en orden. Nada fuera de lo ordinario. Excepto tal vez la tanda de rumores circulantes.

-No me vas a decir que te crees todo lo que escuchas ¿Verdad?

Una risilla nerviosa escapó de los labios de Yugi.

-No, para nada. He escuchado tantas cosas que es difícil elegir mi versión favorita.

-Ya nadie sabe realmente a que vienen a pasar el día, después de todo, lo único interesante que pasa aquí es el cambio de menú del café – miró rápidamente a Yugi para añadir – Sin ofender.

Así mismo, Yugi hizo un leve puchero con una mirada amenazadora.

-Bueno, el próximo latte lo pagas tú.

- ¡Lo siento! No fue mi intención, Yugi.

-Pierde cuidado, después de todo tienes razón – suspiró – Ni siquiera es tan bueno el sabor, pero aun así lo consumen.

Tal cual lo decía, la accesoria donde se conseguían los granos para el café no era del todo confiable pero no importaba realmente pues con el paso del tiempo los propios empleados del local tuvieron que vérselas negras para hacer un poco más tolerable el sabor y sobre todo mejorar la presentación. Así era como lograba mantenerse a flote la cafetería. Por lo demás la comida si era buena, uno que otro snack, emparedados, galletas, helados y malteadas.

-Bueno, tal vez les guste por alguna otra razón ¿No te parece?

-Tal vez les gusta lo exótico.

Ryo negó ante la ingenuidad de su amigo.

-Piénsalo un poco más, Yugi.

El tricolor, que le daba la espalda a su amigo por estar terminando de acomodar los vasos sobre la repisa, se volteó con la mirada por los cielos pensando en alguna otra posibilidad. Pero no tenía en mente una mejor.

-No tengo la menor idea.

Dejó la franela con la que limpiaba doblada al lado de la cafetera mientras se deshacía de su mandil negro para dejarlo colgando sobre un gancho al lado de la puerta de servicio.

-Has memoria, por lo general la mayoría de los clientes que consumen ese feo café son chicas ¿no?

-Digamos que es en un 75%, tampoco es para tanto no soy el único chico tras la barra además eso es al menos en mi turno ¿A dónde quieres llegar Ryo?

Ya caminaban hacía la salida bordeando las mesas con las sillas sobre ellas.

El albino picó con su dedo el costado de Yugi.

- ¿Qué?

-Eres un casanova.

Pero antes de que pudiera procesar el por qué lo había dicho, ya se encontraba corriendo por delante de él con un “el último en llegar paga la cuenta”. Así que Yugi no tuvo más que echar a correr para alcanzarlo, no era muy diestro para los deportes así que siempre era un reto alcanzar a su amigo y, por ende, era siempre él quien terminaba invitando sus tazas o lo que fuera que pidiera; además de que el correr le dejaba una sensación de estar siendo observado, pero se decía una y otra vez que sólo era el cansancio y el juego de luces de los postes de luz.

Ryo de vez en cuando se daba unas vueltas a la casa del abuelo Solomon a pasar la noche con Yugi y raras ocasiones Malik se les unía, los muchachos habían adquirido un gusto por la calma del campo al igual que Yugi, durante los fines de semana y en las vacaciones de verano se veían más ocupados de lo normal pero disfrutaban cada día como si fuera el último.

- ¿Entonces? ¿Listo para otra partida de ajedrez?

Ryo era un as en los juegos de tablero y el ajedrez era uno de sus favoritos, que no pensó Yugi compartiera el gusto, pero un día sin más mencionó que quería jugar, desde entonces se volvía una especie de terapia en la que moviendo las piezas, a veces sin una jugada en mente, aflojaba las ideas de Yugi. Así que era más una conversación que un juego.

-Claro, no pienso perder esta vez.

-Ja, díselo a tus 50 derrotas.

Efectivamente Yugi nunca ganaba, no era que fuera malo pero Ryo era mil veces mejor sino es que el campeón nacional de Japón.

-Bueno, al menos hago mi mayor esfuerzo.

Decía Yugi mientras sacaba de su cajón el tablero y las piezas.

- ¿De nuevo usarás las blancas?

-Por supuesto, aún no te dejaré usarlas hasta que mínimo de hagas jaque. Es más, podemos esta vez tener una apuesta de por medio, algo que te incentive a ser un poco más tenaz esta partida.

-Pero siempre apostamos un café, Ryo.

-En ese caso – Decía mientras acomodaba las piezas en el tablero en sus respectivas posiciones – Subamos el tono del reto ¿Te parece?

Yugi tomó asiente frente al chico esperando por la idea que afloraba en su psique. Un ligero escalofrio le recorrió el cuerpo al encontrarse los ojos destellantes de su amigo sobre su persona.

-S-seguro ¿Qué será esta vez?

-Irás a investigar los rumores. Si pierdes. Si ganas iremos juntos.

 

CONTINUARA...

Notas finales:

uwu esperemos que Yugi tenga nervios de acero para pasar solo la noche fuera buscando fantasmas 7u7 ok ya

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).