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Lo que amamos de ti por xMaiia

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Notas del capitulo:

Wattpad.

Victor suspiró, tomando en sus manos el calendario. Esa fecha se acercaba y sin más debía tomar sus precauciones.

Su celo pronto comenzaría.

Maldijo por lo bajo, había olvidado el tema del celo debido a la crianza de su hijo, quien justo estaba cumpliendo cinco meses ese día. Admitía que ver a su bebé más activo que cuando recién nació y sus primeros par de meses, le hizo sentir nostálgico.

Yuri enserio estaba creciendo rápido. El tiempo no se detenía para nada.

- ¿Compraste los supresores, cariño? -Preguntó Yuuri, entrando a la habitación con el pequeño Yuri en sus brazos, le había cambiado el pañal. Su hijo, apenas lo vio, comenzó a agitarse en los brazos de su papá, moviendo sus pequeños brazos y sus cortas piernas, haciendo sonidos de felicidad.- ¿Quieres ir con mamá? -Preguntó a su hijo ahora, besando su mejilla mientras se acercaba a la cama, depositándolo con todo el cuidado del mundo.

La pareja se sorprendía como Yuri agarraba fuerza cada día. Si bien aún no era capaz de gatear, era capaz de alzar la parte superior de su cuerpo y sostenerse con sus bracitos.

Justo como en ese momento, mientras de su boca salían sonidos y baba, causando ternura a sus padres, además de algunas risitas.

Amaban cada faceta de su pequeño cachorro.

//

Victor despertó jadeando, su celo había comenzado, lo sentía. Había acordado junto con su esposo que lo pasaría solo hasta que los inhibidores hicieran su efecto, pero ahora no quería mover a su cachorro, quien dormía sobre su pecho, acurrucado. Giró la cabeza y vio a Yuuri, así que comenzó a moverlo con una mano mientras que posaba la otra sobre la espalda del bebé, dándole pequeñas palmaditas, para que no despertara.

Sentía su cuerpo comenzar a casi hervir, los síntomas propios del celo estaban atacándolo con rapidez. El doctor ya le había advertido que el primer celo después de dar a luz sería más agresivo, después se regularía y volvería a la normalidad.

- Yuuri...

- ¿Qué pasa Vitya? -Murmura el alfa, despertando, sintiendo como el aroma del celo de su amado penetraba en su nariz, levantándose con rapidez de la cama.- ¿Me llevo a Yuri? -El peliplateado asintió, así que se apresuró a tomar a su hijo en brazos, dándole un beso en la frente a su amado.- Si necesitas algo, avísame amor. El japonés se dirigió a la puerta y volteó a ver a su esposo por última vez, lanzándole un beso para después salir.

Se dirigió a la sala, donde se recostó en el sofá con su hijo sobre su pecho, sintiendo cómo se removía, casi despertando. Comenzó a palmear su espaldita y a cantarle una canción, para que continuara durmiendo.

Habían hecho un acuerdo en el que tanto su cachorro como él dormirían en la otra habitación, para que Victor estuviera tranquilo con los fuertes síntomas del celo. Él se haría cargo de su hijo en lo que esos días pasaban, hasta que Victor estuviera completamente bien.

También habían acordado que intentarían tener otro bebé. Según el doctor, el primer celo tardaba en llegar pero los demás serían iguales, así que después de este, su esposo lo tendría de nuevo en tres meses más, cuando Yuri cumpliera ocho meses.

Haciendo los cálculos, si lograba embarazarlo, nacería cuando Yuri tuviera un año y cinco meses.

Victor no quería que tuvieran tanto tiempo de diferencia.

//

- Bebé, cálmate, mamá no puede atenderte en estos momentos... -Susurró mientras su hijo no paraba de llorar. Desde que había despertado y notado que Victor no estaba allí, había comenzado a llorar y nada lo podía parar.

Nisiquiera el que Indigo, el perrito, se acercara y le hiciera cariños le ponía contento. Su bebé estaba muy apegado a su esposo. Lo abrazó contra su cuerpo, liberando feromonas para intentar calmarlo.

No quería que Victor pensara que no se podía hacer cargo de Yuri. Pasados alrededor de diez minutos su hijo comenzó a calmarse, apretando la tela de su camiseta entre sus pequeños puños, enterrando también su cabecita en su pecho.

Comenzó a cantarle una canción para bebés, la que más le gustaba a su cachorro, siempre que se la cantaban él comenzaba a balbucear y agitar sus piernas. Lo colocó en el columpio musical, encendiéndolo para que lo meciera, mientras Yuri se quedaba viendo fijamente aquellas figuritas de animalitos que tenía el columpio, haciéndolo reír.

Por si parte, el alfa se acercó a la cocina, comenzando a preparar con rapidez una sencilla cena, su esposo le había dicho que sentía un poco de hambre.

Le había llevado de beber, le había llevado la comida cuando fue la hora, sintiendo como las feromonas dulces escapaban de la habitación cada vez que abrían la puerta.

La pareja se sentía orgullosa de alguna manera, por no dejarse llevar por los impulsos, pensando en su pequeño bebé.

//

Ya era el cuarto y último día del celo de su amado. Estaba desesperado por que ya terminara.

Su hijo seguía irritado, lloraba por largas horas y cuando se lograba calmar, comía de la leche que Victor había dejado preparada y dormía un pequeño lapso, despertando para seguir llorando de nuevo, cuando veía que su madre no estaba con él aún.

- Cariño, mamá pronto estará con nosotros… Yuri, tranquilízate hijo. -Murmuró el alfa, meciendo con cuidado al bebé, caminando por toda la casa. Justo cuando pasaron frente a la habitación que compartía la pareja, el pequeño dejó de llorar. A la nariz del japonés llegaba el olor de su esposo, ya sin el olor a celo.- ¿Te gusta el aroma de mamá…? -Susurró, abriendo lentamente la habitación.

Victor estaba recostado en la cama, la habitación carecía del aroma que impregnaba los días anteriores, lo que avisaba que ya era libre.

- ¿Yuuri…? -Murmuró el omega, recién despertando. Su cabello estaba alborotado y sus ojos entrecerrados. Pero se sentó con rapidez cuando vio a su familia frente a él.- ¡Mi cachorro! -Yuri estiró sus bracitos hacia su madre, haciendo pucheros.

- Creo que ama estar contigo, lloraba cada vez que despertaba y no te veía a su lado. -Relató el nipón, sentándose junto con su familia, acariciando la cabeza de su hijo y dándole un beso en la frente, antes de estirarse y darle un beso en los labios a su esposo.

- Simplemente ama a su madre ¿verdad, cielito? -Respondió el ruso, acomodando a su hijo entre sus brazos para comenzar a darle de comer.- Me gustaría intentar tener un hermanito para Yuri en el siguiente celo…

- Podemos intentarlo, mi amor.

Notas finales:

¡Actualicé! Lo siento tanto.

Espero que les guste el capítulo, Yuri va creciendo cada vez más, me lo imagino y me da ternura jajaja.

¡Nos leemos en el siguiente! 

Saludos.


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