24 de Diciembre.
Victor salió de bañarse, envolviendo su cuerpo en una suave toalla para caminar hacia la habitación, donde había colocado su ropa en la cama. Esa noche irían sus amigos más cercanos a cenar para festejar Noche Buena. Por otro lado, estaba feliz de que al día siguiente era su cumpleaños y tenía cita para poder ver a su bebé.
Al tener ese pensamiento presente, se acaricia con suavidad su abultado vientre, para disponer a colocarse su ropa interior. Se acerca a su buró de dónde saca la crema corporal, aquella casi tan mágica a la que le agradecía que no tuviera ni una sola estría en su piel, manteniéndola lisa y tersa.
- Vitya, ¿estás listo? -El platinado se gira, volteando a ver a su esposo mientras niega con una sonrisa.
- Solo me visto y ya. -El nipón se acerca al ruso, colocando una mano en la pancita, mientras besa la mejilla ajena.
- Te esperaré abajo, estaré monitoreando el pavo en el horno. -El ruso asiente, besando sus labios de forma rápida.
- Yuuri... -Llama a su amado cuando ve que está a punto de pasar el marco de la puerta.- Te ves muy guapo.
- Y puedo asegurar que tú te verás mejor que yo. -Ríe el japonés y lanza un beso al aire, prosiguiendo a salir, dejándolo solo.
Victor se acerca a la cama donde comienza a vestirse lentamente. Su vientre le impedía hacer varias cosas, aunque aún no fuera tan grande. Estaba terminando su segundo trimestre, ya casi daba paso al trayecto final y estaba más que ansioso de tener a su hijo o hija en brazos.
Una vez vestido y listo, tomó su celular, el cual desbloquea al ver una notificación de whatsapp, del Dr. Pavel. Lo lee rápido y baja para reunirse con su pareja, revisando los últimos detalles de la cena.
- Mañana debemos ir para ver al bebé, ¿verdad?
- Sí, aunque el doctor me mandó un mensaje donde me informó que mañana no nos atenderá él, si no, una doctora.
- ¿Una doctora? -El ruso asiente, apegándose al pecho de su esposo.
- Me puso que ella también es especialista en embarazos omegas, supongo que confía en ella...
El nipón asiente, fijando su vista en el árbol de navidad, lleno de luces brillantes y coloridas, adornos, esferas y al final, muchos regalos para ellos y para repartir. Indigo se sube al sofá y se recuesta en el abultado vientre de su dueño, dispuesto a tomar una siesta. El ruso sonríe, acariciando al pequeño cachorro, escuchando el timbre de la puerta sonar.
Voltea a ver al menor para que él atienda la puerta, mientras que alza entre sus brazos al can para dejarlo en su pequeña camita.
- ¡Phichit! -Saluda con energía a su amigo, agachándose para saludar al pequeño Minami, quien sonreía mostrando sus pequeños dientes. Detrás de ellos iba SeungGil, quien hizo una pequeña reverencia en modo de saludo.
- Bienvenidos, están en su casa. -Dice el peliplateado, parado a un lado del pino de navidad.
- ¡Hola Victor, Yuuri! -Saluda el tailandés de regreso, dándole unas bolsas a su pequeño hijo.- Acomoda los regalos debajo del pinito del tío Victor. -El pequeño asiente y con pasos torpes se acerca al ruso embarazado, entregándole los regalos a él.- Debajo del pinito, Minami... Hey, Minami... -El niño voltea a ver a su padre, regresando hacia él para abrazar sus piernas.
- Déjalo, no te preocupes. Es una ternurita -Murmura Victor, dejando las bolsas debajo del árbol.
- Tu vientre se ve cada vez más y más. -Ríe el coreano, sentándose en el sofá donde Yuuri les había invitado.
- Estoy empezando el tercer trimestre, mañana tengo control para ver cómo está nuestro bebé. -Informa el mayor con una sonrisa en los labios, acariciando su vientre con amor.- Estoy ansioso.
- Estamos ansiosos, yo también ya quiero a mi hijo o hija.
- ¿Aún no saben qué será? -El tailandés abrió sus ojos sorprendido.- Desde los cuatro meses se puede saber el sexo del bebé...
- Sí, pero nuestro bebé no se deja ver, es pudoroso hasta con sus padres. -Bromea el ruso, sentándose a un lado de su esposo. Se quedan charlando un buen rato hasta que se escucha el timbre de la puerta, levantándose ahora el ruso para abrirla, viendo a su amigo suizo con su hijo de un mes de nacido en brazos, junto a ellos se encontraba su pareja.
- Hola Victor, lamentamos el retraso, Hong regresó la leche que tomó y ensució toda su ropa. -Ríe Cristophe, arrullando a su cachorro, dormido profundamente.
- No hay problema, pasen. Ya casi esta la cena. -Entra el suizo y detrás de él su pareja, quien iba cargado con tantos regalos que casi no podía ver su trayecto, siento ayudado por Victor.
- No debes cargar nada en tu estado, es peligroso. -Reclama Emil, apresurándose a la sala para dejar los regalos en el pino y regresar a ayudar a Victor. Una vez que todos estaban juntos, pasan al comedor, la mesa ya estaba arreglada, Yuuri y Victor comienzan a poner en el centro la cena, para que cada quien se sirviera lo que deseara.
La cena fue tranquila, mirando todos encantados cuando Minami intentó sostener su cucharita de plástico, llevándosela a la boca. Por otro lado, Hong se despertó en medio de la cena, estirándose en su portabebé y quedándosele viendo a Minami, estirando sus labios en una sonrisita.
- Papi, ¡hermanito! -Pide Hong mirando a ambos padres, quienes se voltean a ver entre ellos y ríen bajito.
- Después tendrás un hermanito, cariño. -Habla el tailandés mientras acaricia la mano de su esposo.
- ¡Noooo! -Dice Chris después de unos momentos de silencio.- ¿Tendrán otro bebé? -Todos voltean a verlos emocionados, mientras que Minami no entendía nada.
- Tiene tres semanas de embarazo. -Habla finalmente el coreano.
- ¡Felicidades! -Gritan todos, haciendo un brindis, aunque los dos embarazados presentes solo tomaban jugo.
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- Estoy cansado... -Murmura Victor una vez que todos se fueron, mirando el desastre de los papeles de regalo en toda la alfombra de la sala. Eran pasadas de las tres se la mañana, sus amigos se habían quedado para celebrar su cumpleaños, habían comprado pastel.
- Vamos cariño, en la mañana yo limpio todo. -Yuuri extendió su mano para tomar la de su esposo, besando su sien.- Feliz cumpleaños. -Murmuró cerca de su oído, mientras Victor sentía a su bebé moverse en su interior.
- Gracias a los dos... -Rio mientras se acariciaba el vientre.
Llevó una mano a su boca y bostezó, caminando con su esposo hacia la habitación. Lo que el ruso no sabía era que el japonés no tenía pensado dormir en ese rato.
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Estaban en el consultorio donde la doctora suplente le haría la ecografía mensual, para saber el desarrollo de su cachorro.
Esperaban que saliera la pareja que antes había entrado, mientras Victor leía una revista de maternidad que había en el consultorio, Yuuri jugaba Candy Crush en su celular. No se dieron cuenta de la hora, solo vieron que la pareja salió y la doctora les habló.
- Buenos días, el doctor Pavel me dejó encargado su control por esta ocasión, mientras él está de vacaciones con su familia. Ya sabe todo el procedimiento para la revisión, le pido que por favor suba a la camilla mientras preparo la pantalla. -Pidió amablemente la chica, haciendo que Victor subiera con ayuda de su esposo, subiéndose la camiseta y bajando un poco sus pantalones, dejando su vientre expuesto.Principio del formulario
La mujer se acerca y coloca el gel sobre el vientre, esparciéndolo con cuidado mientras buscaba en la pantalla la imagen del bebé, encontrándola casi al instante.
- Ahí está su pequeño, justamente se está moviendo. -Comenta mientras el mayor siente, efectivamente, los movimientos del bebé en su interior. La chica continúa revisando, marcando varias cosas en la pantalla.- De peso está bien, de medida también, pero… -Murmura bajito, llamando la atención del padre.
- ¿Algo anda mal con el bebé? -Pregunta Yuuri, tomando la mano de Victor.
- ¿El doctor siempre les ha dicho que el bebé está bien? -Ambos asienten, mientras la doctora niega con la cabeza.- Creo que su bebé tiene una discapacidad.
- ¿¡Cómo!? -Casi grita el peliplateado.- ¡Pero siempre han dicho que es un bebé sano!
- Muchas veces no se detecta hasta cierto mes y esto… -La chica se vio interrumpida por Yuuri, que la miraba enojado.
- ¿Cree? ¿Está segura de lo que dice? Porque todo esto que dice es muy serio. -Victor solamente miraba la pantalla, se sentía mal, se sentía engañado.
Siempre su bebé estaba sano.
¿Cómo de un mes para otro podrían decir algo como tal?
- Puede venir la siguiente semana con el doctor para que le revise él. -La doctora al verse de cierta manera amenazada, decide terminar con la consulta, imprimiendo las fotos de la ecografía y entregándole las fotos a Yuuri, mientras que a Victor le extendía el papel para limpiarse el vientre.
- Lo más pronto posible, por favor. -Habla el nipón, ayudando a su esposo a acomodarse la ropa y salir del consultorio.
Victor se mantenía en silencio y era algo que el japonés sabía que no era bueno. O estaba a punto de estallar en llanto o estaba molesto…
- Este es el peor cumpleaños de mi vida. -Comenzó el ruso, mientras se sentaba en una banca, no quería llegar a su casa. Necesitaba hacer otras cosas para no pensar en todo lo que esa doctora había dicho.
- Cariño, dudo que nuestro bebé tenga un problema, si así fuera, hubiera dicho el doctor desde hace mucho, en los ecos que te hacen se ve todo… Nuestro hijo está bien. -El pelinegro besó su sien, rogándole a todos los santos y a todo el mundo que sus palabras fueran correctas.- Vamos a celebrar tu cumpleaños a tu cafetería favorita.
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- Señores Katsuki, quiero ofrecerles una gran disculpa por lo que la doctora les dijo en la consulta pasada. -El doctor Pavel juntó sus manos, casi rogándoles a los contrarios.- Su bebé está completamente sano, se los puedo asegurar. Aún así, pasen para revisarle yo mismo…
El japonés solo quería denunciar a la doctora por la mala semana que le había causado a su esposo. Y esperaba que todos esos momentos negativos no le afectaran a su hijo.
- La voy a matar… -Susurró Yuuri, viendo como realizaban la ecografía y constataban que su hijo estaba bien.- La voy a matar…