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Singularidades por Dtzo

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Hubo un tiempo en que Yugi mostraba hábitos extraños que parecía no recordar después de hacerlos, Tea o Tristán lo dejaban pasar como si la explicación más lógica y normal fuera “la pubertad”. Tenía insomnio la mayor parte del tiempo y las bolsas bajo sus ojos evidenciaban su falta de sueño y una palidez digna de competir con la de un vampiro; inclusive realmente tomaron en cuenta que tal vez uno lo hubiera mordido pues por si el encierro no era suficiente, prefería no abrir las persianas de su habitación, había ocasiones en que bajaba a la sala en donde tenían un piano ¾ de cola donde se sentaba, a oscuras, y tocaba piezas cortas para después regresar a su habitación y salir listo para el día de escuela. Sonambulismo, debatía Tristán. Para asegurarse de que todo marchaba bien con la vida de su hermanito, ambos se atrevieron a espiar en su alcoba mientras él se encontraba en clases; todo parecía normal, algo desordenado, pero era normal en un adolescente. Tea no quería pasar de ese nivel de intimidad como a revisar los cajones en busca de “no sé qué”. Para su suerte no tuvo que esculcar, en el piso habían unas cuantas hojas de papel con garabatos y … letras, o más bien eran símbolos que no parecían tener algún significado que al menos ellos pudieran descifrar ¿Ruso? No, era una combinación de formas rectas y de vez en cuando curvas. No tenía sentido.

Después de aquel episodio “creepy” no regresaron a su habitación y aun así sus pláticas regulares eran como siempre, no había un cambio tan marcado en su personalidad a con ellos o sus padres.

Eso era lo único que presentía, la sensación de ser observado con una curiosidad temerosa por su familia y a veces por su único amigo, y es que desde que Kaiba había despertado todo se volvió patas para arriba en su mente. Al menos ya no sentía la carga de culpabilidad, se sentía tan liviano que podría jurar que en cualquier momento sus pies abandonarían el suelo y se iría flotando hasta perderse en el espacio.

-¿Seguro que todo está bien en casa, viejo?

No era la primera vez que de la nada perdía el hilo de sus conversaciones y la vista en algún punto muerto, pero se repetía con más frecuencia de lo que se podía considerar “comportamiento normal”.

-De hecho he pensado que quiero irme.

-¿A dónde?

-Con mi abuelito.

-Apenas has estado en dos ocasiones con él y no parecía que la vida campestre te fuera muy bien ¿Qué te hace considerarlo? ¿Ya no te agrada Domino?

No lo había pensado de ese modo sino que quería despejarse por completo de toda la preocupación que ocasionó hacía un par de meses y el corazón roto que dejó al menor de los Kaiba. Había incluido a quienes menos quería en sus arranques de impulsividad y en sus nuevas habilidades desconocidas. Con Mokuba sentía que ahora debía un favor a la familia Kaiba, a Seto por su egoísmo y a Mokuba por la misma razón. Ni siquiera tuvo la delicadeza de despedirse de el pequeño, tan sólo un día nunca regresó a la mansión Kaiba o al edificio de la corporación dejándolo con la incertidumbre y un sentimiento muerto que no le pertenecía. Con Joey ni se diga, estaba más que arrepentido el haber inhibido lo que fuese que le fuera a contar sobre su repentino interés por el presidente de KC, ahora tal vez nunca lo sabría. Así no podía vivir tranquilo.

-Extraño la calma. Y lo extraño a él.

Le asaltaban constantemente pesadillas que lo mantenían despierto y con el terrible miedo de volver a cerrar los ojos, por ello buscaba mantenerse despierto siendo autodidacta para aprender a tocar el abandonado piano que tenían en su hogar, los símbolos que escribía en las hojas eran reflejo de mensajes que de vez en cuando nublaban sus sueños. Pero no tenía la menor idea de que era o porqué aparecía sin más. Fingía que todo estaba bien, pero realmente estaba atormentado, preocupado y triste. Ni siquiera Yami estaba para aconsejarlo como su mentor, se arrepentía de no haberlo llamado cuando aún podía hacerlo; ahora parecía que el mismo destino le jugaba su karma. Tanto entusiasmo por dominar su segundo plano y su habilidad de buscar pensamientos superficiales lo llenaron de soberbia, soberbia que lo consumía de a poco.

-¿Qué hay del instituto?

-En cuanto nos graduemos me iré Joey. No me dejarán escaparme así de buenas a primeras.

Por su parte Joey no quería decir más, si realmente Yugi pensaba en mudarse, nada lo detendría. Lo iba a extrañar a montones, era su único amigo y las cosas con su familia se complicaban de a poco con el paso de los días. No se dijo más después de aquello, cambiaron el tema como si la charla nunca hubiera ocurrido; al final del tercer año escolar, lo dicho por Yugi se cumplió. Dejó Domino y se mudó a vivir con su abuelo. Se había despedido de Joey con la promesa de llamar al menos una vez al mes los domingos haciéndole jurar que lo contactaría si necesitaba ayuda. Le debía eso y más.

Evitó llevarse pertenencias que le recordaran la ciudad, tan sólo unas mudas de ropa y nada más. Quería empezar un nuevo estilo de vida.

No negaría que el cambio lo mantuvo tenso por un par de meses, acostumbrado desde la cuna a tener todo a la mano sin tener que trabajar mucho para conseguirlo conseguían sus episodios de frustración que lograba controlar con ayuda de su abuelito, quien para su sorpresa ya había regulado su horario de sueño, ya no era el búho nocturno. La opresión de su pecho que le impedía respirar con normalidad y gusto menguó para brindarle momentos gratos a su lado escuchando sus historias de joven, permitiendo que le mostrara su colección de libros viejos de todo tipo, desde su diccionario de Francés que usaba al visitar a Mai, hasta pergaminos supuestamente rescatados de la antigua biblioteca de Alexandria. Le mostró algunas viejas fotografías de sus viajes por el Himalaya, China y Egipto; narraba efusivamente cada detalle que recordaba y cuando habló del como viajar leyendo las estrellas fue que sacó a relucir su primer catalejo comparándolo con el sofisticado telescopio que Mai le obsequió.

Cuando sus amigos, Ryo y Malik regresaron en vacaciones tuvo una extensa y amena charla con ellos, los invitaba a quedarse por noches en su nuevo hogar compartiendo más de cada quien forjando lazos cada vez más estrechos. Inclusive Ryo les confesó que de vez en cuando una voz en su cabeza le hablaba, como si fuera su conciencia, eso explicaba sus lapsos de “monólogo”, Malik confesó que tenía un gemelo con el cual no se llevaba precisamente bien debido a su pesada personalidad. Yugi no dijo mucho, la promesa que había hecho a Yami la mantenía.

Al mismo tiempo que los chicos se mudaron, al igual que Yugi, fue que el extraño extranjero llegó casi al mismo tiempo, ni siquiera nadie advirtió en que momento la ostentosa choza se había construido. Sólo apareció un día como si nada, al igual que auge por los turistas con su curiosidad ilímitada.

 

 

Hacía mucho que no tenía regresiones tan extensas y menos de sus últimos tres años y de los motivos que lo llevaron a su nuevo estilo, tantos recuerdos saturaron su mente, aunque permanecía ligeramente dormido, pues unos constantes ladridos siendo, inútilmente silenciados por alguien, ya lo despertaban de su ensoñación.

-¿Te encuentras bien?

La voz sonaba algo distante y opaca además de que los constantes ladridos no cesaban por más que la voz diera la orden de silencio.

-¿Dónde?

Fue lo primero que quiso saber antes que cualquier otra cosa en cuanto sus ojos se encontraron con el ambiente iluminado y su cuerpo sobre una superficie blanda, ya comenzaba a incorporarse con sus brazos apoyados en lo que parecía ser una moqueta. Los bíceps y antebrazos dolían como si hubiera terminado recién una rutina de pesas, pero estaba más que seguro que no había hecho pesas en su vida. Pero aquella molestia creció al sentir el enorme cuerpo de lo que era un can olfateándolo de pies a cabeza.

-¡Chronos, abajo! L-lo lamento mucho – se apresuró a mantener al perro lejos de Yugi, era difícil por su tamaño y él tan sólo era un niño –¿Necesitas algo? ¿Puedo hacer algo por ti?

No podía pensar con claridad, sentía la cabeza tan pesada que podría jurar sostener en ella un enorme yunque.

-¿Quién eres?

-Soy Leon, Leon Von Schroeder.

 

CONTINUARA...

Notas finales:

Creo esto hacía falta, retomar algunos puntos que en su momento no aclaré y seguramente me faltaron más. Pero por lo mientras lo más importate ya quedó en este capítulo de recopilación (al menos a mi me hacía falta) Igual para mantener el concepto base.

Ya estoy reorganizando las ideas y poniendolas a disposición de una sola línea que ya viene más sólida que antes x3 disculpen mi improvisación.

Igualmente cualquier duda no duden en preguntar, a mi me sirve para encontrar las lagunas que aún han de quedar y de seguro no noto. 

<3 Gracias por seguir el fic hasta ahora con todo lo que ha conllevado, entre pausas prolongadas y sin rumbo. 


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