Había tenido una buena vida, no tanto como él hubiera querido, pero fue buena al fin y al cabo, además, no podía esperar mucho cuando eres el hijo rechazado de Estoico el Vasto, prácticamente vivía en las sombras de la sombra de su padre. También que podía esperar cuando se hizo amigo del estúpido de Dagur el desquiciado, el peligro obviamente seguía al pelirojizo, ya saben, como las abejas al polen e igual que podía esperar cuando se hizo amigo de Camicazi, la chica le sobrepasaba casi en todo, podía decir que si no fuera más paciente que ella, seguro no había una comparación racional, o al menos digna entre los dos.
Vivía en la sombra de otros, pero ahora no era tiempo de lamentarse, tuvo sus momentos de gloria alguna vez, digo, tampoco era un idiota e inútil. Tenía su rol, su utilidad dentro de Berk.
Pero ya se había lamentado mucho.
-¡tú!- lo fulmino con sus toques- ¿hiciste qué cosa?- apretó sus manos aún más forzando el agarre. Sus ojos se afiliaron como navajas, no despego su vista del castaño, su mirar estaba cargado de odio, rencor e impotencia.
Su ser chillo del miedo, se sintió pequeño e indefenso bajo el enorme cuerpo de Toothless, no lo lastimaría, ¿o sí? Tampoco quería saber la respuesta.
“CORRE”
Pensó internamente, A l mismo tiempo que su cuerpo se retorcía por el terror.
¿Cómo demonios correría?, ¿cómo lo haría? El morocho lo tenía aprisionado contra el suelo. Por Odín, Freyja, Loki, Thor y todos los demás dioses existentes, ¡que alguien me salve!
-yo…n-no f-fue… mí, mi…-apenas si podía articular palabra alguna, era tanto su miedo que su cerebro no lograba coordinar sus ideas, por lo tanto no lograba completar una sola frase.
Le tenía miedo, en esos momentos dudaba mucho de que el morocho respetaría la tregua Humanos-Dragones que se formaba con el presagio del volcán.
-¡CALLATE!-
Volteo su cara asustado. Tembló y su cuerpo entero se encogió sobre sí mismo. Tenía que sucederle un milagro para salir vivo de esta.
Fijo su mirada sobre el pequeño bolso que había salido volando en cuanto el dragón se lanzó sobre él, y de la nada comenzó a brillar. Un intenso color verde emanaba de la bolsa.
Se quedó paralizado viendo el resplandor.
-¿Me estas escuchando? ¡HIPO!-
“Su tono de voz fue más suave”
La voz interna del castaño resoplo en su ser. Tenía la oportunidad de salvarse.
“Distráelo con los collares, luego escapa, ¡vamos hazlo!”
Volvió a gemir su voz interna.
Realmente no quería resolver un problema con otro, y sería más que idiota decirle eso en ese momento. Solo haría más grande la brecha que ya se estaba formando entre los dos, ¡por Freyja! Para que tenía que abrir la boca, era un completo estúpido.
-¡ME ESTAS ESCUCHANDO!- su tono fue autoritario. Sentía como la anatomía del más grande comenzaba a cambiar, vapor salía de su boca y sus ojos no se despegaban de los suyos. Y luego se transformó en una semibestia.
-t…t… bol…bolsa- su voz se escuchó quebrada.
-¿eh?- levanto sus orejas en señal de duda, movió su cola y miro unos segundos al castaño.
El dragón elevo su cuerpo lo suficiente para que las piernas de Hipo pudieran pasar.
-brilla- comento menos asustado el pecoso.
Cuando ambos miraron el color cambio a un morado intenso, Toothless miro aterrado.
-¡va a explotar!- se escondió mas en el pecho del más grande, le valía lo que había pasado hace unos segundos, si esa cosa explotaba Toothless tenía más oportunidad de sobrevivir que él, así que, lo usaría de escudo, solo esta vez.
Sintió un escalofrió recorrer su cuerpo. En cuanto Hipo lo abrazo, su furia interna desapareció por completo, se tranquilizó de la nada, ¿y por qué?, ¿por un simple abrazo? Si estomago se revolvió, sintió mil mariposas volar dentro de él, se sentía asqueado y fascinado, era algo de su ser que no conocía hasta ese momento.
Su padre le conto algo similar, su padre le dijo que sentirá una sensación similar a mariposas volando cuando encontrara a su alma gemela, y podía jurar que esa era la sensación que le había descrito, entonces, ¿Por qué paso eso cuando Hipo lo abrazo?
Su rostro se tiño de un suave rojo. Se sentía bien y mal al mismo tiempo, y el castaño ni cuenta de nada.
Sacudió su cabeza antes de seguir divagando más en sus pensamientos y miro sus collares yacidos en el suelo, la luz morada no había bajado de intensidad.
Se quedó un momento recordando que podría significar aquello. Hasta que por fin recordó la palabras de su padre.
“-Los diferentes tonos de luz que tomen tus collares, o mejor dicho el tuyo, serán las emociones y sensaciones que este sintiendo tu pareja.
Toothless debes poner mucha atención a lo que digo, es muy importante si tu pareja está en peligro.
La luz amarilla significa felicidad, tranquilidad; la azul tristeza; la blanca lealtad; la roja pasión; la negra odio; la morada miedo e inseguridad y la verde envidia.
Hay muchas más, pero esos son los importantes, si tu joya se llegase a apagar y se vuelve una simple piedra significa que han asesinado a tu pareja, entendiste-“
¿Cómo era posible aquello?
Movió su cabeza a un lado, no entendía lo que pasaba.
Y recordó otra cosa.
“- Es la cuarta vez que te lo digo Toothless, solo tu alma gemela sabrá que es tu alma gemela, solo ella vera la joya, y aunque tú no te des cuenta, desde ese momento estarán conectados, desde el momento en que ella o él las vea-“
Abrió sus ojos tanto que juró que se le saldrían de sus orbitas.
¡Por la barbas de Thor! Ese niñato era su pareja.
-un humano y un dragón- murmuro
El pequeño le tenía miedo.
-¡Hipo!- lo soltó rápidamente y se le quitó de encima
Respiro profundo antes de sentarse sobre el suelo. Su ser se tranquilizó por fin.
“Se ve lindo sonrojado”
Su yo interno habló.
“Ya se dio cuenta”
-si-hablo más para sí mismo.
-eres mi pareja- hablo aún más sonrojado el morocho.
-así parece- ya había tenido el tiempo suficiente para procesar todo eso, Toothless le había contado lo suficiente para darse una idea.
El mayor estaba apenado, hizo temblar a la persona que se suponía que debía proteger, pero en su defensa se lo merecía, lo había dejado sin volar más de dos semanas.
-yo lo lamento-hablo Hipo- estaba jugando con Camicazi y te di-volteo apenado- pero vamos, tus escamas son negras y era de noche, tampoco soy murciélago-
El contrario rio levemente.
No estaba seguro de lo que le estaba pasando, no muy a ciencia a cierta, se supone que odiaba a los humanos, ¿Por qué amar a este? Al menos Hipo le agradaba.
Se acercó de nuevo al nombrado, esta vez con cuidado y lo tomo de su cabeza suavemente. El castaño quedo asombrado, el toque de Toothless era tan suave y gentil, no sabía que el dragón tenía esa faceta.
No iba a mentir, se tensó un poco cuando lo toco, pero los besos suaves sobre su cabello lo relajaban.
“¿Qué está pasando?”
Se preguntó, pero tampoco quería saber la respuesta.
Su interior se calentó, deseaba besar más a Hipo, que día, hace unos minutos quería hacerlo suplicar piedad. No iba a dañarlo, el humano le agradaba y jamás se atrevería a lastimar a alguien, al menos el menor le había querido explicar, solo que él no había querido escuchar.
Tomó al pequeño de sus caderas y lo sentó sobre sus piernas acercándolo aún más a su cuerpo.
“se está propasando… déjalo tocar más”
Si interior gimió gustoso a la demanda del mayor.
-Toothless- sintió la lengua bífida recorrer todo su cuello. Hizo su cabeza hacia atrás dejando vía libre al dragón- ¡ah!-
Se sintió bien, muy bien, su cuerpo comenzó a arder por dentro, sus piernas se enredaron aún más en el morocho. Sintió un líquido bajar por su entrada… ¡MIERDA! Estaba entrando en su “celo”